Construyendo la bomba definitiva que dominará el mundo
«… tratar con civiles es agotador ¡Se pierde mucho el tiempo discutiendo! ¡Lo bueno de los militares es que acatan las órdenes!»
Evidentemente, el título de esta obra se refiere a la bomba atómica ya que nos encontramos ante una suerte de reportaje gráfico que pretende documentar los aspectos más relevantes que condujeron a la creación de las armas nucleares y su posterior utilización durante la Segunda Guerra Mundial.
El narrador principal de esta inmensa crónica es, literalmente, el mismo uranio que con su discurso nos conduce desde la creación del universo hasta las primeras décadas del siglo XX cuando el proyecto de crear un arma definitiva empezó tomar cuerpo. Este recurso narrativo es una de las pocas licencias de ficción que se permiten los autores que se ciñen en todo momento a la realidad histórica, de una manera fiel y perfectamente documentada, al menos en todo lo que hasta el momento ha trascendido a la opinión pública. En cambio, el protagonismo de la trama es coral. Leyendo La bomba conoceremos a casi todos los científicos, políticos y militares que participaron en el decisivo Proyecto Manhattan, pero también a sus rivales alemanes, rusos o japoneses, sin olvidar a los soldados que participaron en la Segunda Guerra Mundial, a las víctimas del mortífero artefacto representadas por los habitantes de la ciudad de Hiroshima ni a los trabajadores anónimos, los prisioneros y los esclavos de la guerra que con su sufrimiento y, demasiado a menudo, con su vida propiciaron la creación y la expansión del arsenal nuclear.
Quizás sea este el aspecto más interesante y emotivo de la obra; los autores denuncian de manera nítida y valiente las continuas violaciones de los derechos humanos que este proyecto acarreó. A parte de las víctimas de las dos deflagraciones y de las radiaciones posteriores, el proceso de fabricar las bombas estuvo plagado de vergonzosos episodios de crímenes contra la humanidad como la utilización de mano de obra esclava o los terribles experimentos médicos que se llevaron a cabo con cobayas humanas, que sin su conocimiento ni su consentimiento, probaron los efectos radioactivos del uranio enriquecido. Además, los científicos y trabajadores del Proyecto Manhattan fueron confinados, espiados y purgados sin miramientos a la menor sospecha, muchas veces infundadas. Y sin embargo toda esta paranoia no impidió que el bloque soviético estuviera perfectamente informado del proceso norteamericano de construcción de la Bomba H.
Otra faceta interesante de este exhaustivo informe gráfico en viñetas es la atención que le presta al dominio de las materias primas que forman el núcleo del proyecto. La lucha por acaparar el uranio necesario para la construcción del artefacto explosivo es casi tan cruenta como la propia guerra y está sometida a enormes intereses económicos, políticos y sociales. Al final, deviene un factor básico para el resultado final que acabará favoreciendo a los Estados Unidos frente a otras potencias como Alemania, en un primer momento, y Rusia tras la guerra.
La bomba explora de una manera caleidoscópica y hasta el último detalle la creación de la bomba atómica y consigue que sea un relato esclarecedor, palpitante y estremecedor.
Gráficamente, La bomba se queda a medio camino entre la asombrosa espectacularidad del arte de un François Boucq o la rocosa eficacia del trabajo de Francis Vallès. El artista de Quebec, Denis Rodier, divide sus páginas en un esquema de tres tiras con dos viñetas irregulares cada una, una plantilla que suele abandonar para realizar composiciones más osadas, llegando a utilizar las splash pages y las double splash pages bastante a menudo. Su definición de los personajes es correcta y maneja la documentación histórica de manera impecable. Sus figuras humanas resultan algo rígidas pero compensa esta limitación con una buena descripción de las expresiones faciales y con un trabajo de composición competente. Las secuencias de acción están bien resueltas, así como las más alegóricas, sin embargo las escenas más pausadas y discursivas están tratadas de una manera algo más rutinaria. Su narrativa es seca, clara y sencilla, sin demasiados alardes, pero consiguiendo en todo momento reflejar sobre el papel todas las intenciones de los guionistas. Rodier es siempre muy eficaz, sólido y en algunos momentos vistoso, pero su trabajo no acaba de tomar la suficiente altura por lo que acaba convirtiéndose en algo demasiado discreto, lastrando así el resultado final del conjunto. En cambio, la decisión de que el arte sea en blanco y negro es absolutamente acertada ya que refuerza el aspecto documental de la obra.
La concepción física y técnica del álbum, a cargo de Norma Editorial, es bastante buena. El libro es en cartoné, tiene un buen papel y está bien impreso. El tamaño es algo limitado aunque permite una lectura cómoda. El precio es algo elevado para una obra en blanco y negro, pero se entiende por la cantidad de páginas que ofrece. Y es que el álbum es completamente en blanco y negro, como fue concebido en su país de origen, aunque en el catálogo de la web de Norma ponga erróneamente que es a color. Son cosas que no se entienden de las editoriales…
La bomba de Alcante, Bollée y Rodier es una obra indispensable para cualquier lector inquieto que quiera conocer todos los aspectos de uno de los episodios más terribles y significativos de la historia reciente. Tras el estallido de las dos bombas atómicas en tierras japonesas la humanidad entró en una era diferente, terrible y global de la que no ha salido del todo en la actualidad.
La devastadora potencia de los artefactos explosivos creados por científicos, militares y políticos de todo el mundo al servicio del estado norteamericano ha condicionado la vida de los habitantes de este planeta durante las décadas posteriores. Es de justicia que los ciudadanos sepamos como se gestó todo este proyecto y las consecuencias que ha acabado teniendo su realización. Con La bomba tenemos las principales claves conocidas de esta génesis y solo por esto le debemos estar agradecidos a sus autores. Este tebeo debería ser obligatorio en muchas escuelas e institutos. Lo que cuenta forma parte de nuestra historia y no la más edificante.
Salut!
Lo mejor
• La panorámica global que ofrece de unos de los hechos históricos más terribles y decisivos del siglo XX.
• La valiente denuncia de los crímenes contra la Humanidad que trajo consigo el nacimiento de esta arma definitiva.
• El excelente trabajo de recopilación e investigación histórica.
Lo peor
• Un dibujo demasiado contenido.
• El aspecto discursivo de algunas secuencias.
Guion - 9
Dibujo - 7
Interés - 8.5
8.2
Devastadora
Una obra muy instructiva y, a ratos, apasionante que no acaba de sobresalir a causa de un dibujo muy eficaz pero con poca garra