PUERTA MÁGICA
«Encuentra a quienes están en su peor momento, los que no tienen a dónde acudir, y los trae aquí.»
Mutante, Vengadora, (ex)esposa, madre y Bruja Escarlata, Wanda Maximoff tiene una rica historia dentro de Marvel Comics pero aunque su papel en el universo es sin duda influyente y fundamental no es común encontrarse con su nombre al frente de una serie. En 2023, La Casa de las Ideas decidió darle una nueva oportunidad a esta cabecera, una decisión que no debería sorprender dado el éxito de Wandavisión pero que aún así se sintió que llegaba algo tarde para aprovechar ese empujón, estrenándose dos años después de la serie y uno después de la secuela cinematográfico de Dr. Extraño. De todas formas, aquí visitamos los primeros cinco números de la serie en los que se nos presenta un nuevo status quo para Wanda.
La premisa de la serie se cuida de no excederse en ambición, la trama gira en torno a Wanda edificando una especie de tienda esotérica o sobrenatural que hará a su vez de consulta. Para ayudarla en la tarea de llevar la tienda Wanda contará con Darcy Lewis, que hace su debut en las páginas de un cómic saltando directamente de la pantalla en Wandavisión, aunque puede que la recordéis mejor por sus apariciones en las dos primeras películas de Thor, el personaje sin embargo poco comparte con su contrapartida audiovisual más allá de padecer miopía. Aquí Darcy es una reportera, que llega a Wanda a través de la última puerta huyendo de conflictos que prometen convertirse en problemas para la Bruja Escarlata en el futuro. La última puerta, además de dar título al tomo, es la idea que hace de motor narrativo, se trata de una puerta encantada que atrae hacia Wanda a todo aquel desamparado que no tenga adonde acudir.
A cargo del guion encontramos a Steve Orlando (Merodeadores), su obra es sencilla y con una estructura episódica en la que se van presentando nuevas amenazas y conflictos, a raíz de la última puerta, y que son resueltos en el mismo número o en el siguiente. La premisa sirve para que pasen por la tienda de Wanda distintos personajes de su pasado, pero los intentos de Orlando de llevar al personaje a la introspección no llegan demasiado lejos. La serie sufre también por no ser capaz de establecer un plantel de secundarios para Wanda, todos los personajes, salvo Darcy, parecen estar de paso y eso resulta en que la falta de páginas sustituya las dinámicas interpersonales por conversaciones llenas de exposición. El guion no es malo, no se me malinterprete, pero creo que no aprovecha sus oportunidades para asentar al personaje principal en su propia serie, en definitiva, para convertir la serie en un imprescindible del personaje.
Encargada del arte tenemos a Sara Pichelli (Miles Morales: Spider-man) para los primeros cuatro números. Asistida por Elisabetta D’Amico en el entintado, la italiana ofrece un trabajo notable, con expresiones naturalistas y páginas impresionantes y que, junto a la hermosa paleta de colores de Mathew Wilson, presentan la historia y la magia que tiene lugar en sus viñetas de una manera muy atractiva para la vista. Para el quinto número tenemos a Russell Dauterman a cargo de lápices y entintado. Su trabajo no desentona, algo a lo que ayuda que Mathew Wilson se mantenga encargado del color, y cumple a la perfección en un número repleto de acción.
El arranque de la serie resulta entretenido, y el arte es atractivo. Sin embargo, la trama no ofrece mucho más, no se expande sobre el personaje de Wanda, su entorno y sus relaciones, sino que más bien se nos recuerda el estado en el que se encuentran. Una de esas series que parece desaprovechar la oportunidad de hacer más con su personaje principal y se queda a medias, pero que aún cuenta con números para hacer más.
Este tomo está ya a la venta en España de mano de panini cómics.
Lo mejor
• Los colores de Wilson.
Lo peor
• No se profundiza mucho en la protagonista.
Entretenido
Guión - 7
Dibujo - 8
Interés - 6.5
7.2
Una de esas series que parece desaprovechar la oportunidad de hacer más con su personaje principal y se queda a medias, pero que aún cuenta con números para hacer más.
Esta colección no le llega ni a la suela del zapato a la de James Robinson, ni de lejos.
Muy prescindible.