Edición original: Marvel Comics – julio 1991
Edición España: Comics Forum – abril 1992
Guión: Al Milgrom, James Brock, Len Kaminski
Dibujo: Al Milgrom, James Brock, Christopher Ivy
Entintado: Al Milgrom, Jeff Albrecht, Tim Dzon
Color: Renee Witterstaetter, Kevin Tinsley, Suzanne Dell’Orto
Portada: Al Milgrom
Precio: 300 pesetas
Una de las historias más importantes de la dilatada trayectoria de la franquicia de los Vengadores es, sin ningún género de dudas, la saga de Korvac. El relato del enfrentamiento de toda la membresía del grupo –incluidos adendas circunstancias como los Guardianes de la Galaxia- combinaba episodios épicos, pasajes de inquietante misterio y anécdotas jocosas. Los héroes más poderosos de la Tierra marveliana estaban indefensos ante un ser humano dotado de poderes divinos que, además, contaba con el apoyo de una pareja cuyas cualidades la situaban en un nivel de naturaleza cósmica. La aventura ha sido reeditada varias veces, tanto en Estados Unidos como en España, y es mencionada siempre que toca seleccionar un decálogo de las mejores historias del grupo. Otro tanto cabría decir de la presencia de Michael Korvac en la lista de mejores oponentes, así que no resulta extraño que, pocos años después de su caída, la casa de las ideas se planteara su recuperación.
Pongámonos en situación: en el año 1991 Marvel continúa agrupando sus números anuales especiales en sagas más cortas de cuatro o cinco entregas. Durante el año anterior, ha empezado a publicarse una colección protagonizada por los Guardianes de la Galaxia, con Jim Valentino como guionista y dibujante. Los héroes estelares, bien populares en los setenta, tenían una nueva oportunidad, que se vería recompensada con su primer anual, en el marco de una historia de la que serían protagonistas indiscutibles. Los empijamados del S. XXXI volverían a viajar en el tiempo para dar caza a su mayor enemigo, en un relato que compilaría también los especiales de ese año de las colecciones dedicadas a los Cuatro Fantásticos, Thor y Estela Plateada.
La primera parte del relato lleva a la necesaria revisita a la saga original. En la misma, Korvac se dejaba vencer, al sentir que el amor de Carina, su esposa, se había trocado en temor. Los Vengadores se habían salvado por el canto de un duro, pero las cosas no eran lo que parecían. El pretendido suicidio había sido la añagaza para poder escapar, no de unos adversarios que no estaban a la altura, sino de la ira de aquel cuyos dones había hurtado. Michael había sido un ser mecánico que había asaltado los dominios de Galactus y había trocado su condición de ciborg por otra de naturaleza divina. El devorador de mundos había detectado la intrusión y había tomado medidas expeditivas para imponer la oportuna sanción, trascendiendo tiempo y espacio. Ante la inminente llegada de la punición, Korvac decidió que era mejor esconderse y dejar que el cosmos le diera por muerto. Este giro de los acontecimientos –narrado en este especial de primavera de los Cuatro Fantásticos- venía a convertir al personaje en un ser de maldad más próxima a su época mecánica que a su período como ser superior. En su primera encarnación, no era más que un esclavo de los Badoon –la raza extraterrestre que había sojuzgado la Tierra y contra la que luchaban los Guardianes-; como tal, era malvado y cruel. Sin embargo, al haber trascendido a otro plano de existencia y conocimiento, se había sacudido las miserias de su mezquina condición precedente. Michael es un dios que aspira a controlar el cosmos con fines benevolentes, de ahí que la batalla final tuviera un desenlace trágico y dejara un regusto muy amargo a aquellos vengadores que llegaron a comprender lo que auténticamente había sucedido. Un Korvac que renunciaba a su sueño al creer que su amada le había abandonado no coincidía con este giro de tuerca, en el que demostraba tener unos intereses más mundanos. Para intentar conciliar los componentes de esta aparente contradicción, la reedición de la historia original –realizada para que las nuevas generaciones conocieran y entendieran la nueva aventura- se añadió un epílogo elaborado por Mark Gruenwald y Tom Morgan, en el que el primero usaba a su personaje favorito –el Capitán América- para cuestionar las aparentemente elevadas intenciones de Michael y abrir un camino hacia una continuación en la que este volviera a ser el Enemigo.
Una vez que Korvac ha dado gato por liebre a los Vengadores y a Galactus, vemos cómo los efectos de su maniobra se perciben mil años en el futuro. Halcón Estelar –un personaje enigmático, de motivaciones opacas y actitud distante- pierde su habitual apariencia de frialdad al comprobar que ya no es exactamente «aquel que sabe». La línea temporal que conoce está en peligro y tiene claro que su viejo oponente tiene mucho que ver. Conscientes de la gravedad de la situación, sus camaradas deciden volver a la época en la que habían combatido a Michael, buscando en esta ocasión el apoyo de los Cuatro Fantásticos. En la Torre de las Cuatro Libertades, Reed Richards coincide en su análisis de la situación con Halcón Estelar y ambos equipos parten a la caza de la esencia y el inconmensurable poder de Korvac, el cual aparece en una de sus antepasadas de la época, una adolescente australiana.
Este primer capítulo presenta una historia que funciona bastante bien, tanto para el cuarteto fantástico como para los guardianes futuristas. Es un ejemplo de tebeo realizado con oficio, conocimiento del medio y claridad de ideas en cuanto a los objetivos. Para empezar, su autor principal –Allen Milgrom- es consciente de que tiene entre manos a una decena de personajes, así que decide dar el peso de la acción a dos de ellos. Concretamente, serán Stakar Ogord y Reed Richards los que planeen la estrategia para buscar, encontrar y capturar la esencia de Korvac. El relato muestra la capacidad de Míster Fantástico como estratega y la aplicación de la regla de que más vale maña que fuerza. Allá donde el poder crudo de los Vengadores fue insuficiente, la astucia de un equipo de científicos y exploradores puede imponerse. Milgrom desarrolla un buen trabajo como guionista y da lo que cabe esperar de él como ilustrador.
El número se completa con tres historias cortas que complementan a la principal. Para empezar, tenemos –también por cortesía de don Al- una recapitulación en dos páginas del origen de los Cuatro Fantásticos. En ese año, la encarnación vigente de Marvel cumplía treinta años y no era mala cosa que se actualizaran unos relatos que ya empezaban a resultar sumamente anacrónicos. Para seguir, tenemos una historia protagonizada por Marsha Rosenberg –Volcana- la antigua pareja del Hombre Molécula, en la que se recupera a este último tras los acontecimientos de Secret Wars III. Para concluir, contamos con una historia dedicada al Super-Skrull en la que queda patente su condición de héroe venerado y honorable para su pueblo. Se trata de historias cortas bien narradas y dibujadas, que vienen a atar pequeños cabos sueltos en el gran tapiz de la continuidad. Por su parte, el relato principal continuaría en el anual dedicado a Thor, y allí nos dirigiremos en la siguiente entrega de esta serie de reseñas.