Odio dar malas noticias. Pero a veces te toca.
Hoy, a la edad de 52 años, un problema cardíaco ha acabado con la vida de Christopher Reeve, el hombre que llevó a Superman a las pantallas de todo el mundo, que nos hizo creer que un hombre podía volar.
Christopher Reeve protagonizó las tres películas del Último Hijo de Krypton y cuando una caída desde su caballo truncó su vida dejándole tetrapléjico y apenas capaz de mover los dedos; decició seguir adelante en vez de rendirse, aportando su esfuerzo y dedicación a la lucha por la curación de los problemas derivados de la pérdida de funcionalidad en la médula espinal, potenciando la investigación en transplantes y rehabilitaciones. Concienció a buena parte de la sociedad y aportó esperanza a decenas de personas con problemas de médula, que esperaban que un día la ciencia diese son la cura que les pemitiese volver a caminar.
Supongo que será vacuo decir que fue tan héroe en la realidad como en la ficción, porque no significará nada. Pero lo recordaremos siempre.
Descanse en paz.