La Familia Zidrou: el cómic europeo que no esperabas

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No voy a engañar a nadie, la bande dessinée no es mi terreno. De hecho, mis referentes del cómic franco-belga son probablemente los mismos que cualquiera que haya leído los típicos y tópicos cómics de la infancia, y quizás hay que sumarle a Moebius y poco más. Es por ello que cuando recibí la invitación para asistir al evento que organizó Norma Editorial con el guionista belga Zidrou y sus dibujantes españoles, la reacción fue “¿quién, yo?” Pero después de este encuentro, debo decir que descubrir a Zidrou ha sido una de esas agradables sorpresas que tienes muy de vez en cuando.

Para no ir al encuentro totalmente desarmado, me puse a leer todo lo que ha publicado Norma Editorial de Zidrou hasta el momento, con dibujantes españoles, y así me di cuenta de que se trataba del guionista de dos cómics que, por un motivo u otro, me habían llamada la atención: el primero, La Piel del Oso, obra dibujada por Oriol Hernández que se llevó el 3er Premio Internacional de Manga (y el del XXXI Saló del Còmic de Barcelona a autor revelación), y después, ¿Quién le zurcía los calcetines al rey de Prusia mientras estaba en la guerra? con Roger Ibáñez a los lápices. A estos dos había que añadir la recopilación de La anciana que jugaba al tenis y otros relatos que sientan bien, Lydie, El Folies Bergère, El Cliente, y La Mondaine; todas ellas obras muy distintas a nivel gráfico y de guión, pero todas ellas con este toque Zidrou tan particular.

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¿Pero quién es Zidrou? Seudónimo de Benoît Drousie, es un guionista belga nacido en 1962, y actualmente afincado en Málaga. En el mercado franco-belga es conocido por sus trabajos en el cómic infantil, más concretamente por L’Élève Ducobu, que empezó a publicarse en la revista Tremplin en 1992. Dicho personaje fue llevado al cine en dos ocasiones, dando cuenta de la popularidad del mismo. La bendición de realizar un álbum infantil de éxito puede convertirse también en maldición, al menos para un autor inquieto como es Zidrou. Y es que según nos cuenta él mismo, en el mercado franco-belga es habitual que te encasillen, y hacer cualquier cosa que se salga del terreno en el cual te has dado a conocer parece imposible. En Francia, si eres un actor cómico, nadie querrá verte interpretar un drama, y si eres un guionista de cómics infantiles, nadie se va a tomar en serio un guión de un cómic para adultos. Y esto es lo que le ocurría a Zidrou, que tenía suficientes ideas y ganas como para empezar a publicar historias adultas, pero nadie quería dibujárselas o publicárselas porque pensaban que estaba fuera de su elemento. Y en buena parte, ese es el motivo por el cual, muchas de sus obras adultos han acabado siendo dibujadas por varios artistas de la península.

Lo que hizo Norma Editorial ese día fue reunir a prensa y distribuidores en un encuentro con Zidrou y todos esos dibujantes que han dado vida a sus historias, para que nos explicaran quién es, pero también cómo es trabajar con él. Así pues, los distintos dibujantes tomaron la palabra para ir desgranando su historia con el belga. Y el primero en hablar fue Jordi Lafebre, autor que además ha hecho de alcahueta entre el guionista y otros dibujantes salidos de la cantera de la Escola Joso Cómic. La primera colaboración entre ellos dos la encontraremos en La anciana que nunca jugó al tenis y otros relatos que sientan bien, que es una buena forma de empezar a conocer el autor, y ver como sus historias se cuentan a través de estilos de dibujo muy dispares. Ahí dentro también encontraremos a Homs, otro de los dibujantes presentes en el evento, y que lleva ya algunos años preparando una obra relacionada con Japón con Zidrou. Pero volviendo a Lafebre, podríamos decir que su primera gran colaboración es Lydie, uno de esos álbumes que son capaces de maravillar a cualquiera con una historia que lleva la marca de su guionista, capaz de darte una bofetada en una página y un beso en la siguiente (así es como lo describía otro de sus dibujantes, Francis Porcel). Lydie nos cuenta la historia de una niña muerta al nacer, pero que todo un barrio es capaz de “mantener viva” para hacer feliz a la desdichada madre. Una historia capaz de hacerte emocionar como pocos cómics son capaces, y además con ese dibujo de Lafebre tan expresivo. Los propios autores reconocen que difícilmente podrán hacer otra vez una historia tan preciosa como esta, y parece que la cantidad de premios recibidos les dan al menos parte de razón.

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A partir de aquí empezamos a descubrir la forma de trabajar de Zidrou, que sin duda dista mucho de lo que pueden hacer muchos otros guionistas de renombre. En lugar de partir de un guión ya escrito, y buscar a un dibujante que lo convierta en una realidad, a Zidrou le gusta conocer al dibujante primero, entender qué es lo que le interesa, para acabar pasándole una historia que encaje con él. El principal motivo por el que lo hace así, es porque mientras que él ha podido pasar unos pocos días escribiendo esa historia, el dibujante probablemente se pasará todo un año dibujándola, y siempre es mejor que lo haga con una historia que realmente es de su interés. Así pues, el dibujante tiene mucho qué decir, de hecho, los guiones de Zidrou dan una libertad considerable a la hora de dibujar las escenas. Él mismo considera que en estas obras el dibujante es como el director de la película, y por lo tanto, deben ser ellos los encargados de coger el guión original, y trasladar su visión personal del mismo al papel. Esto no significa que este guionista no vea nunca las páginas ni pueda decir nada al respecto (a través de largas conversaciones telefónicas), pero Lafebre reconoció que antes de mostrarle nada de lo que había hecho con Lydie, pasaron varios meses y unas cuantas páginas.

Pero de la misma manera que Zidrou se amolda al dibujante, algunos dibujantes reconocen haber cambiado ligeramente su estilo en favor de la historia. Francis Porcel, que llegó a él a través de las recomendaciones de Lafebre. En este caso, Francis quería alguna historia de guerra, y comentaba su extraña fascinación por el armamento militar, reconociendo que le encanta toda esa parafernalia, aunque aborrece todo lo que realmente representa y provoca. El resultado de todo ello fue El Folies Bergère, una historia situada en las trincheras de la I Guerra Mundial, donde los soldados procuran levantar la moral con sus historias sobre cabarets parisinos. Porcel explicó que en esta ocasión quiso centrarse más en transmitir las nada agradables sensaciones de la trinchera y todo el plano emocional de la historia, más que en hacer un dibujo más preciso. El resultado es excelente, muy crudo, se podría llegar a decir sucio (aunque se puede malinterpretar), y así es capaz de transmitir hasta cierto punto la incomodidad del contexto en el que se desarrolla la historia. Hay humor, hay historias increíbles, pero si te alejas un poco, ves que todos sus protagonistas están rodeados de fango y muerte.

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Zidrou saca sus ideas de cualquier sitio, y parece que tiene una facilidad pasmosa para inspirarse, y al poco rato tener montada una historia. Parte de ello se debe a su naturaleza curiosa. Como nos contaba uno de sus dibujantes, puedes estar hablando de algo con él, y a la que te despistas te encuentras hablando solo, ya que el guionista hace unos minutos que te ha abandonado para ir a preguntarle cosas al florero de la esquina. No se cierra a temáticas concretas, y quizás por ello no le resultó difícil acceder a las peticiones de Oriol Hernández de escribir una historia sobre mafiosos italio-americanos. De ahí salió La Piel del Oso, que como ya os decíamos antes, va por el camino de Lydie en cuanto a premios recibidos. Una vez más, nos encontramos con un estilo de dibujo totalmente diferente, con una historia que nada tiene que ver con las demás, pero cuya mezcla sigue funcionando perfectamente.

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Y de una obra que ha ganado un premio internacional de “manga”, pasamos a una obra con un dibujante cuyo pasado manga ha quedado ya totalmente olvidado (han pasado 20 años desde ese premio del primer concurso manga de Norma), gracias a sus obras para el mercado franco-belga. A Roger Ibáñez ahora se le conoce sobretodo por su trabajo en Jazz Maynard, género negro, lleno de puñetazos, disparos y, en definitiva, mucha acción. Así que lo que le pidió a Zidrou fue una historia que se centrase más en los sentimientos, que fuese una historia más realista y tierna. Para satisfacerle, el guionista tiró de una historia muy cercana, algo que le ocurrió a uno de sus familiares, y que aquí se ha publicado con el interminable título ¿Quién le zurcía los calcetines al Rey de Prusia mientras estaba en la guerra? Sí, puede llevar a equívocos, pero la historia no tiene nada que ver con guerras, Prusia o calcetines, sinó con el drama de una mujer ya mayor, que tiene que cuidar de un hijo que después de un accidente de coche no puede valerse por si mismo. Ganador del premio a mejor obra extranjera en el Expocómic de 2013, sin duda es uno de esos títulos del que se ha oído hablar durante un tiempo en los círculos comiqueros, y es que la humanidad de esta historia es capaz de pulsarte algunos botones. Lo mejor, es que sigue ese estilo Zidrou, que te permite adentrarte en este tipo de dramas de una forma nada traumática, aunque después sea capaz de sacarte una lágrima, una sonrisa, o como decía Porcel, darte una bofetada.

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La documentación es importante, y no todo el proceso va a recaer exclusivamente en la figura del guionista. De hecho, teniendo en cuenta el estilo de Zidrou, es lógica que sus dibujantes tengan que informarse igual o más que él, ya sea en cuanto a fusiles de la I Guerra Mundial, como en lo que respecta a los puticlubs. De hecho, esto es lo que le pasó a Man, dibujante que asociamos al cómic erótico, y que se encargó de dar vida a la historia de El Cliente. Para ello, Zidrou aconsejó a Man que visitase algunos burdeles de verdad, y así lo hizo. Después Zidrou bromeó con mandarle a una morgue la próxima vez. En El Cliente nos encontramos con una obra con menos concesiones, un thriller con un antihéroe poco probable que intenta rescatar a una chica de la prostitución. Quizás sea el Zidrou menos reconocible, incluso el dibujo parece algo alejado de lo habitual, pero no deja de ser una prueba más de la versatilidad y gusto del autor, que se atreve con quién sea y para contar lo que sea.

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De hecho, el próximo trabajo de Zidrou cuenta con el arte de una ilustradora en su primera incursión dentro del mundo del cómic. Es también la primera obra que Norma Editorial le publicará al guionista sin que se haya publicado antes en el mercado franco-belga. La responsable de dar forma a El paseo de los sueños es Mai Egurza, que reconoció lo difícil que fue al principio lo de adaptarse a un nuevo medio (por si a “alguien” no le ha quedado claro, la ilustración y el cómic no son lo mismo). Pero, el sufrimiento de esas primeras páginas parece que dio su fruto, y tanto autores como editores están encantados con el resultado final. Este álbum nos cuenta la curiosa historia de un sonámbulo que se despierta cada noche en la cama de la misma chica, a quien no conoce, a pesar de estar encerrada a cal y canto en su habitación. Es una historia quizás menos profunda a lo que nos tiene acostumbrado el autor, pero no deja de ser una bonita y divertida historia que encaja perfectamente con el estilo de Egurza, cuya estética nos lleva a pensar en películas de dibujos animados al estilo Disney/Pixar.

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Finalmente, vale la pena mencionar que la charla coincidía con la salida al mercado de la segunda y definitiva entrega de La Mondaine, otra de las colaboraciones de Zidrou con Jordi Lafebre, que nos lleva al París immediatamente anterior a la II Guerra Mundial, donde se retrata “la mondaine”, la división de la policía encargada de perseguir la prostitución, con unos métodos más que cuestionables, y una ética poco profesional. Obra que se aleja muchísimo de la ternura de Lydie, y que quizás lo tendrá más difícil para cautivar al mismo público, pero sigue ofreciendo un interesante relato policíaco, con esa vuelta de tuerca propia del guionista belga.

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La sesión con la prensa terminó al mediodía, pero al grupo de artistas aún les quedaba una cita con sus lectores por la tarde. A pesar de que parece que el público del álbum europeo se mueve entre los comiqueros más veteranos y los lectores de novela gráfica que se han despistado por un momento, la sala de La Casa del Llibre de Barcelona estaba a rebosar de juventud. Muy probablemente, la mayoría de ellos estudiantes de la Escola Joso que tanto le ha servido a Zidrou para encontrar jóvenes talentos. En ese ambiente, se notó tanto a Zidrou como a los dibujantes mucho más relajados, y eso se hizo aflorar varias anécdotas a lo largo de la charla. Por ejemplo, la tradición que tiene Zidrou de mandar sus guiones, en francés y a mano, en cartas decoradas con pegatinas de la colección de cromos de La Liga 2004-2005, y que siempre deja totalmente descolocados a aquellos que trabajan con él por primera vez. Y es que a Zidrou le gusta sorprender, incluso a sus dibujantes.

Es probable que a día de hoy siga siendo un completo ignorante en todo a lo que se refiere al cómic franco-belga. Pero tengo claro que, a partir de ahora, antes de desviar la mirada de la portada de uno de esos álbumes europeos, miraré antes quien es el guionista, si es Zidrou, no me hará falta ni siquiera abrirlo, estoy convencido de que será una apuesta segura. Y si aún no os he convencido, dadle una oportunidad a Lydie (podéis leer las cinco primeras páginas aquí), El Folies Bergère o a La piel del oso, porque seguro que os van a sorprender.

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TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
26 noviembre, 2014 5:15

Pues Mr.Estrada, para no ser lo suyo, ni estar muy puesto en BD, como yo poco más o menos, veo que lo que ha escogido para escribir su magnífico artículo/reseña no es cualquier cosa, eh. Buen gusto, desde luego, tiene usted, si. 😉
He enlazado esas 5 páginas de «Lydie», y la verdad es que son de las que te tocan la fibra y nada más comenzar la obra! Y esta, la vedad es que promete mucho y bueno.
Yo le había echado el ojo a «La Mondaine» por haber estado ojeando los comics en mi tienda habitual y, logicamente, por la premisa. De la misma forma pero, en este caso, por lo que escribe usted,
me interesan bastante «El Folies Bergère», «La Piel del Oso» y, ahora, esta «Lidye» que, repito, me ha «pillado»
con su inicio y su arte.
Así que no me queda más que darle las gracias por descubrirme a unos cuantos artistas más y sus obras correspondientes, comenzando por este magnífico Zidrou, para añadir a mi lista de compras que, ya le digo ahora que pequeña, pequeña, va a ser que no es.
😉
Rockeros Saludos

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
26 noviembre, 2014 10:03

A mí este tío me tiene enganchado. No es que me parezca tampoco el mejor guionista del mundo, pero sus historias tienen «algo». Al menos lo que le he leído, con la excepción de ‘El Cliente’, que sí me ha parecido muy flojo (él mismo dijo en el Viñetas que era su peor guión).