La fortaleza de papel, de TEZUKA Osamu

El camino del Dios del Manga

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1939

Edición original: Kami no Toride (Shōnen Gahosha, 1977)
Edición nacional/España: La fortaleza de papel (Planeta Cómic, 2023)
Guion: TEZUKA Osamu
Dibujo: TEZUKA Osamu
Traducción: Marc Bernabé
Formato: Tapa dura. 192 páginas
Precio: 15,95€

La vida del Dios del Manga

«En este mundillo impera la ley de la jungla»

TEZUKA Osamu ha sido el autor más importante del cómic japonés. De sobra es conocido el papel fundamental que jugó a la hora de popularizar el manga como la principal forma de entretenimiento en Japón tras la II Guerra Mundial, el hecho de ser un referente ineludible para generaciones posteriores de mangakas y la inmortal galería de personajes que creó, así como la excelente calidad de las obras que estos protagonizaron (y siguen haciéndolo, a manos de otros autores). Sin embargo, hasta la fecha en nuestro país no habíamos podido acceder a las historias autobiográficas de este autor, una serie de trabajos de gran relevancia que Planeta Cómic incorporó el mes pasado a su imprescindible Biblioteca Tezuka.

La fortaleza de papel reúne seis relatos cortos publicados originalmente entre 1970 y 1975, los cuales tienen en común su naturaleza autobiográfica, aunque contienen numerosos elementos de ficción, como declaró el propio autor. Además, se incluyen extractos del manga inconcluso titulado Dotsuitare, debido a que en ellos aparece el propio Tezuka a partir del final de la II Guerra Mundial, mostrando cómo se convirtió en autor de manga, remontando las páginas para que tenga la función de relato corto, entroncando a la perfección con el resto de historias de este volumen. El orden de las historias de este volumen no responde a un criterio de orden cronológico en la vida del autor, por lo que se producen saltos hacia detrás y hacia delante en el tiempo. Tampoco se sigue un orden de publicación, ya que el segundo y tercer relato deberían encontrarse al final del tomo. En cualquier caso, el orden de las historias no es un factor clave en la lectura, por lo que puede seguirse cualquier criterio para la misma.

La primera historia que encontramos se titula Diario de un patán (1970), la cual comienza en Osaka en septiembre de 1945, con un joven Tezuka que conoce a una representación del dios del manga, quien pasaría a dirigir las acciones del autor para convertirlo en un gran mangaka, entrando en conflicto con sus estudios de medicina en la universidad de esta ciudad. En este relato somos testigos de los primeros pasos profesionales de Tezuka, las dificultades y los miedos a los que tuvo que hacer frente para alcanzar su sueño y la consolidación artística de otras grandes figuras del manga, como Ishinomori, Matsumoto o los Fujiko Fujio. A lo largo del relato, realiza un fantástico uso de la elipsis para transportarnos a los diferentes estadios profesionales de su carrera, concluyendo con la creación de su estudio de animación, la realización de la adaptación animada de Astroboy y su éxito en Estados Unidos.

La fortaleza de papel (1974), es el relato que da título al volumen recopilatorio y una excelente muestra de las virtudes narrativas de este grandísimo autor, quien consigue transmitir conceptos clave que revelan el clima social del momento a través de pequeños detalles que incluye en sus viñetas, como la represión social de las relaciones entre hombres y mujeres en espacios públicos, el apresurado estilo de vida de los trabajadores, la consciente futilidad de los entrenamientos a los que el ejército sometía a los estudiantes japoneses o la omnipresencia del hambre en la castigada población. En sus páginas, Tezuka se remonta a los últimos momentos de la II Guerra Mundial, rememorando cómo los vivió, recibiendo instrucción militar en el instituto y pasando a trabajar en una fábrica de suministros militares, en una época en la que su sueño de convertirse en mangaka chocaba frontalmente contra la férrea disciplina a la que estaba sometido y la dura realidad de la guerra, además de desarrollar una historia de amor con final agridulce.

El blues del hambre (1975) es un relato en el que Tezuka da muestras de las penurias experimentadas por la población japonesa durante la II Guerra Mundial y el período posterior a la misma, así como de la relación de los soldados estadounidenses con los civiles durante la ocupación americana, realizada con el objetivo de mantener la paz y construir un sistema político y económico afín a sus intereses, en el que, además, somos testigos de alguna de las primeras oportunidades de Tezuka como dibujante y de una fallida relación amorosa, a la que antepuso necesidades vitales.

La historia del Tokiwa-sō (1970) es un interesante relato contado desde el punto de vista de estos legendarios apartamentos. La narración arranca en 1953, año de construcción del edificio, el cual relata el contexto social de esa época, enumera a los grandes artistas que cobijó durante su época de esplendor, entre los que se encontraba el propio Tezuka y cómo los aspirantes a mangaka se acercaban a visitarlo gracias a su mística naturaleza, para finalizar con la aceptación del final de su vida útil y su inevitable derribo, toda vez que ya había cumplido su propósito, destacando la personalización con la que el autor consigue dotar a este espacio inerte.

Y llegó una carta (1971) es un relato corto de carácter cómico, en el que destaca el estilo de dibujo más despreocupado que utiliza Tezuka y la narración mediante viñetas más pequeñas y casi carentes de diálogo (atención al divertido detalle de a quienes dirige sus cartas un enojado Tezuka en la última viñeta).

A continuación encontramos dos relatos titulados Ensayos ociosos sobre animales (1973/1974), realizados con un estilo cercano a la tira de prensa japonesa (con más viñetas de lo habitual tras el inicio) y alejados del enfoque sobre el devenir profesional del autor, aunque sí están basados en sus propias vivencias, ya que en ellos rememora a un caballo y unos mapaches que había en el pueblo en el que se crió. Aunque resulten una mera anécdota en el contexto de este volumen, son una lectura interesante por el tono irónico que imprime Tezuka, por tener un dibujo rápido de trazos sencillos y por la expresividad y capacidad de síntesis que muestra en las tres páginas que ocupa cada uno de ellos.

El tomo concluye con una curiosidad de las que los lectores saben apreciar. Tezuka dejó inconcluso Dotsuitare (Acaba con él) (1979-1980), un manga del que se llegaron a publicar dos volúmenes recopilatorios, en el que narraba la historia de un comerciante de Osaka, desde los últimos episodios de la Guerra del Pacífico hasta los días del milagro económico japonés. Aunque la consideraba fallida y aburrida, el propio autor participaba como un personaje de esta historia, por lo que se aprovechó la publicación de este volumen para remontar las páginas en las que aparecía, de forma que sirvieran como una muestra más de sus relatos autobiográficos.

Los relatos de este tomo son una buena muestra del nuevo estado de madurez que Tezuka alcanzó desde finales de los 60. Con su estilo cartoon muy depurado tras más de dos décadas como profesional, en estas páginas podemos comprobar su capacidad para abordar temas muy complejos y transmitir una gran intensidad emocional, despertando en sus lectores un involuntario ejercicio de empatía, sintiendo compasión por las penurias vividas por la población japonesa, alegrándonos por los éxitos del propio autor o sintiendo cariño por la explosión del manga como medio artístico y el florecimiento de las primeras generaciones de autores. Una vez más, Tezuka se revela como un excelente narrador, destacando su dominio del tempo, el amplio abanico de recursos gráficos que utiliza o su capacidad para entretener a los lectores, y gracias a ello, estas historias conservan intacto todo su valor artístico y la posibilidad de ser plenamente disfrutadas hoy en día.

La fortaleza de papel se ha publicado manteniendo el formato establecido por la editorial para la Biblioteca Tezuka, con el mismo diseño de cubiertas que el resto de volúmenes. Por tanto, se trata de un tomo de tamaño superior al estándar A5, con unas dimensiones de 150×230 mm, en tapa dura sin sobrecubiertas y con un total de 192 páginas, que recopilan los siete relatos y un breve epílogo firmado por el propio autor, en el que reflexiona sobre los motivos para aparecer como personaje en algunos de sus mangas o para realizar historias de corte autobiográfico, además de hacer un breve repaso a los diferentes relatos del tomo. Así, Planeta Cómic continúa ampliando esta imprescindible colección, que en los próximos meses recibirá nuevas reediciones y títulos inéditos hasta la fecha.

Lo mejor

• Ofrece la posibilidad de conocer el camino que siguió Tezuka para llegar a ser el Dios del Manga a través de sus propios ojos.
• El dibujo y la narrativa, que se mantienen frescos más de 40 años después.
• Su precio lo convierte en el volumen más asequible de la Biblioteca Tezuka.

Lo peor

• El orden en el que se presentan las historias, que no responde a un criterio cronológico de publicación ni de la vida del autor.
• Que la perspectiva sea demasiado egocéntrica y no se reconozca la labor de los asistentes, imprescindibles para mantener el ingente nivel de producción que Tezuka mantuvo durante décadas.

Edición original: Kami no Toride (Shōnen Gahosha, 1977) Edición nacional/España: La fortaleza de papel (Planeta Cómic, 2023) Guion: TEZUKA Osamu Dibujo: TEZUKA Osamu Traducción: Marc Bernabé Formato: Tapa dura. 192 páginas Precio: 15,95€ La vida del Dios del Manga "En este mundillo impera la ley de la jungla" TEZUKA Osamu…
Guión - 9
Dibujo - 9.2
Interés - 9.6

9.3

Colosal

La fortaleza de papel es una excelente oportunidad para conocer mejor la figura de este gran autor y visitar el camino que siguió para convertirse en el referente del resto de autores del cómic japonés. Es un tomo imprescindible para los fans de Tezuka, pero también una perfecta puerta de acceso para quienes deseen acceder a sus obras por primera vez.

Vosotros puntuáis: 9.14 ( 9 votos)
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Fer García
Abandoné la Logia Negra y llegué a la ciudad de Málaga en 1984. Mis primeras lecturas fueron los clásicos francobelgas y los cómics de un ratón y unos patos que, años más tarde, gobernarían un vasto imperio. Devoré tiras de prensa, hasta que un niño con cola de mono apareció en mi televisor buscando unas bolas mágicas y el manga me atrapó. Pasé años en blanco y negro, pero los superhéroes llenaron mi vida de mallas y capas de colores. Sobreviví a la Era Hiboria en compañía de un bárbaro y su espada salvaje. A finales de los 90 sentí vértigo, el arenero me llevó al mundo de los sueños y caí en los oscuros abismos del underground. Viajé en el tiempo a través de la banda de Moebius, desde el salvaje Oeste al Largo Mañana. Un mago de Northampton me contó grandes historias y su hijo calvo me dio setas alucinógenas. En Italia probé el fumetto y un marinero maltés me llevó hasta la Pampa argentina, donde tuve mi último recreo antes de conocer al hombre eterno. He estado en Camelot en los días del Rey Arturo, en el planeta Mongo y en las letras del Oceáno Atlántico. En mis aventuras siempre estuve acompañado por un asombroso grupo de profesionales españoles. Los escritos del maestro Eisner me revelaron los secretos de un nuevo lenguaje y ahora solo veo el mundo en viñetas... Cómic camina conmigo.
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