Nueva vida para un clásico.
«Nadie imaginaba que este mundo estaba siendo vigilado estrechamente por inteligencias superiores y, sin embargo, también mortales.»
Esta versión en cómic de
Esta no es la primera vez que la obra de Wells ha sido adaptada a otros medios ya que, desde su aparición hace casi 125 años, hemos podido ver como la reinterpretaban en diversos medios dando lugar a visiones de la historia tan interesantes como el programa radiofónico de 1938 de Orson Wells, una ópera rock de 1978 compuesta por el músico Jeff Wayn, la película de 2005 de Steven Spielberg, la versión de la novela ilustrada por Edward Gorey o, centrándonos en el cómic, la continuación que hizo Marvel de la novela en 1973 por la que pasaron autores de la talla de Roy Thomas, Neal Adams, Don McGregor o P. Craig Russell. Sin embargo, en muy pocas ocasiones los responsables le han sabido sacar tanto partido al texto como en esta versión.
En esta nueva aproximación los autores optan por hacer un cambio radical en el argumento. En lugar de encontrarnos con una Tierra invadida por los marcianos los acontecimientos suceden al revés de manera que vemos como la pacifica vida que llevan los habitantes de un Marte se ve alterada por la llegada de los humanos que no llegan precisamente en son de paz. Una civilización marciana que nos remite a la época victoriana de la novela original. El resultado de este cambio es una fascinante obra de un marcado carácter distópico y con una visión bastante misantrópica de la humanidad. El cómic está dividido en cuatro episodios, cada uno de ellos centrado en un miembro de una familia marciana. Resulta increíble todo lo que los autores son capaces de contar en una obra tan breve, ya que apenas son cuarenta y dos páginas de historieta, pero en ellas cabe una obra absorbente que se cuestiona sobre algunos de los problemas más acuciantes que afronta la humanidad.
El primer capítulo de obra está protagonizado por el padre ý se centra en la invasión de Marte. Sin duda, es el que más recuerda a la obra original de Wells, aunque con las diferencias que ya hemos explicado previamente. Hay que señalar que cada uno de los episodios que componen el cómic tiene un color principal que sirve tanto para diferéncialos del resto como para resaltar elementos y sucesos importantes del mismo. El segundo capítulo está centrado en la madre de la familia y en él vemos como es la vida en los campos de refugiados y la inhumanidad con la que son tratados los marcianos, con la trama alejándose de la novela original. Estos dos primeros capítulos nos muestran los horrores de todas las guerras enseñándonos el coste que las guerras tienen para las víctimas civiles que las sufren, algo que nos despierta inevitables ecos del actual conflicto en Ucrania. Pero sobre todo lo que vemos es una crítica al imperialismo y al colonialismo, en concreto, a la conquista de América por parte de los europeos. En la actitud de los humanos con los marcianos vemos algunas de las practicas más terribles que se cometieron en América contra sus pobladores originales.
Los dos siguientes capítulos se alejan radicalmente de la novela de Wells, aunque no pierden de vista obras que surgieron de la novela como el Killraven de Marvel que la continuaba, una visión que sobre todo cobra importancia en el tercer capítulo protagonizado por el hijo de la familia marciana. En el que vemos las dificultades que afrontan los marcianos una vez conquistados y como quedan relegados a las tareas más ingratas y deben sufrir el racismo y desprecio de quienes los consideran inferiores. El último capítulo cuenta con el punto de vista de la hija y se centra en los problemas que debe afrontar pese a ser adoptada por a una influyente familia humana y estar totalmente integrada en la nueva sociedad terrestre. Sin embargo, una buena parte de la sociedad siguen sin considerarla una ciudadana de primera. Es el episodio con más carga política de la obra y el más cercano a la actualidad, lo que lo convierte en el más escalofriante. Estos dos capítulos tienen una clara inspiración en lo que ha sucedido en EE. UU., país donde reside actualmente Santiago García, durante el gobierno de Trump. Un gobierno de extrema derecha que ha supuesto un enorme retroceso en las libertades del país y que, pese a vender un discurso antisistema, ha tratado de reforzar la posición de los poderosos con la ayuda de la gente de a pie que ha comprado su discurso rancio, machista y xenófobo. En las vivencias de los dos hijos de la familia marciana vemos la actual situación de muchos dreamers, los hijos de inmigrantes latinos nacidos en EE.UU., a los que han tratado de deportar cercenado sus derechos y los han situado en el punto de mira de los más radicales, esos mismos que asaltaron el Capitolio. Una escena que se también tiene su reflejo en el cómic y por los mismos motivos absurdos forjados por un discurso de odio en contra del diferente.
El apartado gráfico es soberbio como es habitual en las obras de la pareja con una medida mezcla entre la espectacularidad de la invasión y la capacidad para expresar las emociones de los protagonistas. Hay que destacar el diseño que hacen de los marcianos y de la tecnología terrestre, en particular de los míticos trípodes que casi nunca se han visto tan amenazadores como en esta ocasión. De la misma manera que sucede en todos los trabajos de la pareja estamos ante una obra muy bien construida y con gran ritmo de lectura, en la que el color juega un papel narrativo no solo descriptivo. Con una base de verde, rojo y blanco común para todos los episodios, introducen otro color principal distinto en cada uno de ellos que sirve para enfatizar lo que nos están contando. Un trabajo soberbio que es una nueva prueba de la enorme capacidad de Olivares, un autor ha dado sobradas pruebas de ser uno de los dibujantes de más talento en la actualidad.
Astiberri hace una edición excelente que permite recrearse con el trabajo de los autores con un diseño precioso desde la impactante portada. Como extras el libro cuenta con ocho páginas en la que además de ver todo tipo de bocetos previos de la obra los autores nos explican la concepción de la obra.
Javier Olivares y Santiago García toman como base la novela de H.G. Wells para reflexionar sobre la actualidad, en particular, sobre la guerra, el racismo, el auge de la ultraderecha o las políticas de inmigración. Un trabajo espectacular pese a su brevedad que gana con cada relectura y que tiene alguna de las mejores representaciones visuales que se han hecho de los marcianos.
Lo mejor
• La capacidad para hacer algo mucho más que una mera adaptación.
• La invitación que la obra nos hace a reflexionar sobre la actualidad.
• El apartado gráfico en su totalidad, tanto a nivel de diseño como de narrativa.
Lo peor
• La espera hasta el próximo trabajo de la pareja.
Guión - 9
Dibujo - 9.5
Interés - 10
9.5
Reflexiva.
Olivares y García demuestran es posible hacer una adaptación de un clásico que aporte algo novedoso gracias a una visión tan arriesgada como estiulante.
Tiene una pinta muy a lo Samurai Jack en lo visual.
Desde luego, llama la atención, pinta muy chulo y muy especial. Me lo apunto en mi lista de cómics futuros.