La inevitable ceguera de Billie Scott, de Zoe Thorogood

Edición original: The Impending Blindness of Billie Scott (Avery Hill Publishing, 2020)
Edición nacional/España: La inevitable ceguera de Billie Scott (Reservoir Books, 2023)
Guion: Zoe Thorogood
Dibujo: Zoe Thorogood
Color: Zoe Thorogood
Traducción: Juan Naranjo
Formato: Rústica. 168 páginas. 22,90 €.

PREFACIO

Te voy a contar un secreto: a veces hay artículos que me da miedo escribir.

Seguramente, este “miedo” al que me refiero se podría entender mejor por el nombre de “respeto”; respeto ante artículos de apariencia imponente y la carga de responsabilidad intrínseca a ellos. Sin embargo, lo llamo “miedo” porque, en esencia, eso es lo que diría que he sentido muchas veces durante el tiempo que llevo escribiendo para Zona Negativa. Una sensación de pánico silencioso que te paraliza al son de tus inseguridades.

“¿Cómo voy a cubrir yo un lanzamiento tan importante?”, “¿de esta exclusiva no debería encargarse alguien con más experiencia?”, “¿qué pensarán los lectores?” (sí, tú). Puede que suene exagerado, pero he rehuido muchos más textos de los que me gustaría reconocer por estos motivos.

Porque a veces hay artículos que me da miedo escribir. Y este es uno de ellos.

LEYENDA EN CIERNES

Pongámonos en contexto: una jovencísima autora británica irrumpe en el mundillo del cómic con una obra que sorprende a propios y extraños. Mezcla recursos rompedores, una sensibilidad narrativa desbordante y una solidez formal difícil de explicar a esa edad. Su trabajo empieza a correr como la pólvora. Los lectores responden con entusiasmo y la crítica no se queda atrás. Este camino la conduce hasta los nominados de los premios Eisner de 2023, nada menos. Cada día que pasa, más personas se suman a la opinión de que estamos ante una leyenda del cómic en ciernes. La autora de una de mis obras artísticas favoritas de todos los tiempos.

Esta reseña no va sobre esa obra.

Pero sí sobre otra sin la cual no podría haber existido.

Publicada originalmente en 2020 por la editorial inglesa Avery Hill, La inevitable ceguera de Billie Scott es la primera obra de Zoe Thorogood que tenemos la fortuna de recibir en el mercado español. Aterriza de la mano de Reservoir Books, el sello de Penguin Random House y, aunque no sea el cómic más celebrado de la autora (ese honor lo ostenta por ahora su magistral It’s Lonely at the Centre of the Earth, que Norma Editorial planea publicar en 2024), hay motivos de sobra para concederle un poco de nuestra atención.

LO BASTANTE BUENA

En La inevitable ceguera de Billie Scott, seguiremos la historia de la susodicha Billie, una joven pintora que ha dedicado la mitad de su vida a perfeccionar su arte. Por el camino ha prescindido de familia, amigos, educación y hasta salud mental, pero Billie está convencida de que todo valdrá la pena cuando llegue a ser “lo bastante buena”. Cuando recibe una carta de una galería de arte de Londres en la que se le informa de que quieren que cree y exponga diez cuadros, todo parece apuntar a que ese momento al fin ha llegado, a que su plan prácticamente suicida, de algún modo, puede acabar saliendo bien.

Sin embargo, es entonces cuando Billie Scott sufre un accidente. Un accidente por el que solo tiene dos semanas antes de quedarse completamente ciega. De un momento a otro, todos sus sacrificios y sus sueños parecen evaporarse. Ante sí se hallan dos opciones: rendirse o crear esos diez cuadros en tan solo dos semanas. El primer y último éxito de una carrera artística en la que lo había apostado todo.

UN INNOVADOR VACÍO

Si ya parece que esta premisa empieza bien fuerte, la ejecución no hace más que potenciarla. Como resulta característico en sus obras, Throgood someterá a la protagonista a situaciones verdaderamente devastadoras. Con ellas, la autora no solo pretende desarrollar la ficción presentada, sino también explorar muchos de los rincones más oscuros de su propia psique. De hecho, aunque esta obra no se pueda considerar autobiográfica, sí que se pueden reconocer en ella muchos elementos inspirados en su propia vida.

Para esta exploración, la artista ya hace gala aquí de los recursos rompedores que tanto la caracterizan. Recursos de composición de página, de uso del color, de cambio repentino de tono o de cualquier otro tipo. Tratar de innovar a través de herramientas de este tipo es algo que muchos artistas intentan, ya sea de forma más o menos inspirada. Sin embargo, muchas veces, se adopta un enfoque más centrado en la innovación por sí misma que en la innovación al servicio de algún otro propósito.

Es precisamente aquí donde Thorogood brilla con luz propia. Cierto es que, para empezar, sus recursos tienden con claridad a formar parte del grupo de los más inspirados. Sin embargo, estos recursos, lejos de existir en un innovador vacío, se utilizan siempre para enfatizar algún aspecto de la narrativa con precisión cirujana. Ese es el motivo por el que cuesta tanto desligar la figura de la autora de la originalidad que irradia, porque esa originalidad no es accesoria, sino la base misma sobre la que se construyen muchas de sus obras.

TRAS LOS OJOS DEL ARTE

De este modo, Thorogood compone una historia que trata, en última instancia, sobre la vida, el arte y cómo se relacionan. Cómo el arte canaliza la vida y cómo la vida se transforma tras los ojos del arte.

Volviendo a los recursos rompedores, la autora británica no tiene miedo a sumir a sus personajes en el fango más profundo, con momentos absolutamente devastadores que sobrepasan la raya de lo que uno ya podría esperar para convertirse, por momentos, en escenas que coquetean con lo onírico y hasta con el terror.

Eso sí, lejos de presentar obras inevitablemente depresivas, Thorogood siempre consigue remontar hasta el más bajo de los descensos con reflexiones y momentos capaces de tocarnos el corazón. Pequeños respiros de alegría melancólica en medio de las profundidades del océano. Y aun así, de algún modo, consigue que estos “pequeños respiros” se saboreen con más intensidad que las alegrías más triunfantes de la mayoría de historias.

En esa relación simbiótica que establece entre vida y arte, Thorogood también nos habla de la obsesión del artista por «mejorar», tan poco definible como a veces lo es ese término. Nos habla también de cómo esa obsesión, al igual que la mayoría, puede llegar a tener efectos negativos de lo más variados. Pérdida de amistades, aumento de estrés y, por supuesto, inseguridades. Son solo algunos de los muchos ejemplos. Los fantasmas del artista, que lo persiguen, lo atormentan y llegan a hacerle olvidar por qué le gustaba ser artista en primer lugar.

En su obsesión por mejorar, Billie Scott acaba por olvidarse de por qué empezó a hacer lo que hace y, con ello, pierde una parte de sí misma. Olvida que su objetivo inicial nunca fue el de crear una obra formalmente impecable e incontestable, sino simplemente expresar algo que había dentro de ella, y disfrutar con el proceso.

Volviendo a la reflexión del prefacio, es aquí donde debo admitir que la obra sobre la que versa esta reseña me ha llegado más personalmente. Me siento identificado con ese ánimo insaciable de mejora, con la idea de que todavía no soy «lo bastante bueno» y la promesa mesiánica de que algún día sí. Con las inseguridades que te invaden durante el largo proceso que hay hasta la llegada de ese día divino. Con cómo pueden llegar a condicionarte, hasta el punto de que te dé miedo escribir un simple artículo.

LO QUE QUEREMOS EXPRESAR

Porque sí, a veces hay artículos que me da miedo escribir. Y sí, este es uno de ellos. Pero siento que no atreverme a hacerlo, rehuir de la responsabilidad una vez más, volver a dudar… sería como mancillar todo lo que aseguro que la obra de esta autora me ha transmitido.

Por eso este texto existe y puedes leerlo ahora mismo (sí, tú). Porque quizás no necesita ser impecable, apoteósico y epifánico. Quizás lo único que necesita es que alguien (sí, yo) quiera expresar algo. Y yo, hoy, desde luego que tengo algo que expresar: que La inevitable ceguera de Billie Scott es una obra que no te puedes perder, y no supone más que la presentación de una autora extremadamente especial, una artista con un potencial sin techo.

Lo mejor

• Los recursos rompedores.
• Rebosa corazón y personalidad.
• El debut español de una artistaza.

Lo peor

• Es notablemente más contenida en su experimentación que obras posteriores de la autora.
• También algo más tímida a la hora de expresar su propia personalidad.