La vida en la vejez.
«- ¿Sabes? Es como si me hubieras recogido en plena caída.
– ¿Te estabas cayendo?
– Es lo único que he hecho desde que llegue aquí… Caer.»
En los últimos años el mundo se ha acelerado y todo transcurre a una velocidad de vértigo, en menos de un suspiro el hoy pasa a ser el ayer. Todo sucede demasiado rápido, nada parece ser lo suficientemente moderno y todo enseguida se queda obsoleto. Por desgracia, no es algo que suceda únicamente con el ultimo gadget tecnológico, ya que también sucede con las personas, en particular con las más mayores que, en los últimos tiempos, se están encontrando con enormes dificultadas para realizan algunas gestiones que se están digitalizando, tanto con empresas privadas como con servicios públicos, sin tener en cuenta que miles de personas no tienen la posibilidad de realizarlos, ya sea por carecer de los conocimientos o de la conexión. Así que los abocamos a convertirse en ciudadanos de segunda, para acabar por internarles en residencias donde van viendo como sus días se consumen como si su obsolescencia programada marcara ya su final. Pero son personas que todavía están muy vivas y pueden aportar mucho a la sociedad. Ellos son los protagonistas de
Como sucede en cómics recientes como Arrugas (Astiberri), Los viejos Hornos (Norma), Jamás (Harriet) o Carta Blanca (Norma), en La inmersión el protagonismo absoluto de la obra recae en una persona mayor, en concreto, en Yvonne, una señora viuda de ochenta años que debe abandonar la casa en la que ha vivido cuarenta años para ingresar en una residencia. Allí tiene problemas para adaptarse a una vida tan pautada, pero al final logra establecer una amistad con un grupo de residentes bastante divertido con los que pasar sus días de manera más amena posible. Por desgracia comienza a experimentar algunos problemas en su memoria lo que la lleva a buscar sumergirse en una última aventura…
La inmersión es una obra optimista y enternecedora, ya que, aunque nos cuenta como su protagonista va perdiendo parte de sus facultades y las dificultades que encuentra en su nueva vida en la residencia, ella sigue estando llena de vitalidad lo que la lleva a beberse los días que le quedan con una pasión que le permite comenzar nuevas amistades e iniciar una nueva relación sentimental plena. Algo que permite tratar a los autores un tema casi tabú como es el sexo entre personas mayores, por suerte lo hacen con una delicadeza maravillosa. La obra traslada un mensaje lleno de esperanza con unos necesarios toques de humor, pero que también nos muestra la dura realidad de muchas personas que como Yvonne descubren que están comenzando a perder la memoria, algo terrible y traumático que solo pueden comprender quienes han vivido una situación cercana similar, pero que los autores consiguen reflejar con gran realismo y sensibilidad sin evitar la desoladora tristeza ese momento.
Aunque la obra nos muestra un mensaje crítico con la situación de abandono que experimentan las personas que viven en las residencias no es el tema primordial que los autores quieren abordar, ya que se centran más en las realidades individuales de los personajes principales, que son un buen muestrario de quienes habitan en esas residencias y los diferentes estados de salud en los que se encuentran. Ellos forman un maravilloso y muy realista ejemplo, cada uno con su problemas y personalidades bien diferenciadas, de lo que podemos encontrar entre sus paredes, gracias al gran trabajo de caracterización que acabas sintiendo un gran afecto por cada uno de ellos. Es verdad que hubiera sido interesante tratar de desarrollar más el personaje del enfermero que aparece en la obra, que nos permitiría ver otro punto de vista de la historia y hacer una crítica más profunda de las condiciones en las residencias, tanto de los usuarios como de los trabajadores.
Gráficamente Pinel hace un buen trabajo con una narrativa sencilla y clara, muy propia de los álbumes francobelgas más comerciales. Donde más destaca es a la hora de reflejar las emociones de los personajes, que gracias a sus acertados diseños resulta muy expresivos, algo vital en una obra llena de silencios y miradas que dicen muchos más que las palabras y que hace inevitable que sientas sus pesares como propios. El único debe que se le puede achacar al dibujo es lo poco detallados de algunos fondos, algo que es una de las principales características de la BD, pero que en esta ocasión al transcurrir en un entorno bastante cerrado no tiene una gran importancia. Sin embargo, el uso metafórico de algunos elementos es soberbio y le sirven para reflejar algunos de los problemas que afronta Yvonne de manera muy sutil como en la secuencia con su perro. En definitiva, estamos ante una obra que sirve para que Pinel consolide un estilo propio que le permita emerger como una figura relevante en el saturado mercado vecino.
Como es habitual Nuevo Nueve hace una buena edición en su línea, hay que destacar el fantástico, ecléctico y variado catalogo que han construido en unos pocos años.
La inmersión es una obra que nos recuerda que pese a los deterioros físicos y mentales que trae aparejada la vejez se puede disfrutar de la vida mientras se tenga ilusión y se esté rodeado por gente que te quiere. También nos muestra que revivir los recuerdos de los momentos felices no es necesariamente malo, salvo si nos quedamos colgados de ellos regodeándonos en una soledad no elegida. Un trabajo que consolidad a Séverine Vidal y a Víctor L. Pinel como una de las mejores parejas artísticas de la BD actual.
Lo mejor
• El veraz reflejo de los problemas que afrontan nuestros mayores.
• La ternura de la secuencia final.
• Lo bien que refleja Pinel las emociones de los personajes.
Lo peor
• Que sigan siendo necesarias obras como esta.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 8
8
Esperanza
Un retrato emotivo, duro y veraz de la vida de las personas mayores en las residencias de ancianos del país vecino que es extrapolable a las de aquí. .