Una heroína entre las ruinas.
«Pero los rusos son nuestros aliados, ¿no?»
Poco a poco, Cartem Cómics se está confirmando como una de las editoriales de referencia para los amantes del cómic europeo de género, gracias a un catálogo muy cuidado en el que mezclan referencias de todo tipo, pero siempre marcadas por la calidad de la edición. Un catálogo en el que nos encontramos obras tan interesantes como Caatinga, El despertar del tigre o El exiliado, por citar tres de las obras más destacadas que ha publicado procedentes del mercado francófono. En los últimos meses ha apostado de manera decidida por obras históricas relacionadas con la guerra como Vientos de Libertad o El guardaespaldas de Masoud. Este último álbum nos contaba la historia de Nikolai Bystrov, un soldado soviético que fue hecho prisionero por los muyahidines en 1983 en plena guerra entre Afganistán y la URSS y que acabaría convertido en el guardaespaldas del comandante Masud. Se trataba del primer cómic que la editorial publicaba de la colección de Delcourt Histoire & destin en las que el guionista Jean-Pierre Pécau rescata historias poco conocidas de personas reales que se vieron envueltas en un conflicto bélico. A esa misma colección pertenece La insurgente de Varsovia dibujada por Dragan Paunovic, un cómic publicado en España a principios de verano que nos presenta la historia de la polaca Maria Sabina Devrim, una joven de 21 años que lucho entre las ruinas de Varsovia en el año 1944 durante el levantamiento contra los nazis protagonizado por la resistencia polaca. Un conflicto que comenzó el 1 de agosto cuando el ejército soviético estaba a las puertas de la capital de Polonia y finalizo casi dos meses después dejando una ciudad en ruinas y a la resistencia realmente mermada con más de 200.000 muertos. Ese desastre fue producto del contraataque nazi y, sobre todo, de la pasividad del ejército rojo cuyos dirigentes preferían que los nazis mataran al mayor número posible de miembros de la resistencia para favorecer su posterior ocupación del país tras la finalización de la guerra.
Pécau y Paunovic firma una obra que tiene la solvencia habitual que nos encontramos en los cómics históricos más convencionales procedentes del mercado francófono, con un buen trabajo de documentación y una historia que se lee muy fácil y permite conocer los sucesos que relata, además de un dibujo muy cuidado en los detalles y los fondos. Así que tras finalizar su lectura conocemos el difícil trance por el que paso la ciudad y su protagonista, pero nos queda la sensación de estar ante una historia, y una protagonista, que daba para construir una obra mucho más intensa y, de contar con más páginas, de hacer un retrato mucho más profundo, complejo y realista del horror que vivieron los rebeldes en Varsovia. Un problema que ya es endémico en muchas obras procedentes del mercado francobelga que siguen encorsetadas en unos formatos y estructuras narrativas que no dejan que las historias fluyan como su propia naturaleza requiere y que como en el caso de esta obra provoca que el resultado, aunque no se puede calificar como malo, sí que nos deja una sensación de cierta decepción por la constante premura que sentimos durante el desarrollo de la trama.
Además de la excelente labor de documentación que se puede ver en la obra, lo más destacado de La insurgente de Varsovia es la propia Maria Sabina que es eje central de la obra y el personaje mejor retratado ya que vemos cómo va afrontando y sobreponiéndose a todas las penurias y desgracias de esos días y cómo va forjando una personalidad que la lleva a convertirse en una heroína sin buscarlo ni pretenderlo. Ella es el principal vinculo que establecemos con los rebeldes, puesto que el resto de los personajes de la obra, apenas están esbozados, al igual que sucede con la actitud de los rusos durante la rebelión de la que apenas tenemos información o explicaciones, lo que hace que alguien no familiarizado con la historia no acabe de comprender del todo lo que sucede. Un problema nuevamente derivado del formato imperante en la BD.
Como ya hemos comentado Paunovic hace un excelente trabajo de documentación y nos muestra con una veracidad escalofriante la Varsovia arrasada por las bombas, una sensación de destrucción potenciada gracias a una paleta de colores que refleja en cierta manera la desesperanza de los habitantes de la capital de Polonia. Su estilo, limpio y claro, nos remite al de Julliard, el gran referente en las últimas décadas del cómic histórico en el país vecino. También hay que destacar la expresividad de las caras de sus personajes que nos posibilitan sentir su desesperanza. En el aspecto negativo cabría comentar que esos personajes resultan bastante estáticos, lo que hace que las escenas de acción no estén del todo bien resueltas a no conseguir transmitir esa sensación de movimiento.
La edición cuenta con la calidad habitual en las obras publicadas por Cartem Cómics con un interesantísimo artículo de Lasha Otkhmezuri sobre la rebelión que sirve como un perfecto complemento para las partes menos tratadas de la historia en el cómic.
Con La insurgente de Varsovia Cartem añade un cómic muy interesante a su catálogo que nos habla sobre una figura y un momento no muy conocido de la Segunda Guerra Mundial. Una obra solida que presenta algún problema en su ejecución pero que se lee con enorme interés y emoción.
Lo mejor
• Maria Sabina Devrim.
• La documentación que se puede ver en el trabajo.
Lo peor
• Como pasa en muchos álbumes francobelgas la escasez de páginas no permiten un desarrollo más profundo de la historia.
• El estatismo de los personajes.
Guión - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7
Solido
Pécau y Paunovic firman una obra que nos relata la rebelión de Varsovia a traves de Maria Sabina Devrim que resulta bastante interesante, pero que nos deja una sensación agridulce al tener potencial para construir una obra mejor.