La Legión de Super-Héroes ha escrito el futuro del universo DC desde su pasado, es historia e intrahistoria de la editorial y ha disfrutado de un plantel de autores exquisito. Desde los últimos vestigios de la Edad de Oro, los pilares de la de Plata, hasta los renovadores de la Edad de Bronce de los comics, todos los artistas implicados volcaron su creatividad en hacer grande a la Legión. Entre ellos, un dibujante hecho así mismo, un guionista por instinto, un creador de tramas y escenas para el recuerdo, el inigualable Keith Giffen. Entendamos a través de este artesano una de las mejores épocas del grupo y su transición a una de las más controvertidas, en consonancia con la edad oscura que le tocó. De los 80 a los 90, repasemos la Legión a través de Giffen.
La Legión de Super-Héroes es uno de los supergrupos más antiguos de la editorial DC, nacidos en 1958 en las páginas de Adventure Comics (#247) para amenizar una de las aventuras de Superboy (en ocasión del 60 aniversario de dicha aparición, zona negativa le dedicó este entretenido homenaje). Lo que en un principio era un número, se convirtió en apariciones constantes, después acompañaron a Superboy en su cabecera (Superboy and the Legion of Super-Heroes) para terminar robándole su propio título. Llegaron a convertirse en uno de los equipos más queridos de DC y disfrutan, para bien y para mal, de un eclético y acérrimo club de fans. Representa el cómic más perfecto de la edad de plata, en palabras de Matt Fraction (en el prólogo del maravilloso libro de Callahan que podéis encontrar en la bibliografía), que remata con definirlo como la ultra-esencia nerd.
Lo primero, aparte de haber nacido en aquella época maravillosa, se confirma con esos poderes alucinantes, los trajes bañados en ácido y las reglas absurdas. Por poner algunos ejemplos bizarros, tenemos a Chico Piedra (cuyo poder es transformarse en una roca inerte) y el Comemateria (que, aunque no lo parezca, resultó poseer un poder muy útil e incluso protagonizó una trama secundaria de lo más impactante). Y por supuesto, el más famoso y duradero Bouncing Boy, que bota, vaya, y sin embargo es todo un clásico. Capaz de formar el primer matrimonio intra-legionario (con su querida triplicada, aunque por entonces ya era duplicada… en fin, eso es otra historia) y hasta ha dirigido la Legión de los Superhéroes Substitutos (que sí, existe, pero eso también es otra historia). Lo de los trajes es opinable, hay para todos los gustos y, nunca mejor dicho, colores. Me limitaré a ilustrar el texto con uno de mis favoritos, el de Duplicate Boy (que no pertenece exactamente a la Legión sino a un supergrupo creado dentro de la serie, los héroes de Lallor, pero eso…). Por último, la Legión disfruta de todo un complicado reglamento. Este indica desde cómo elegir al líder (un cargo rotativo y absolutamente democrático, en el que siempre han participado los propios fans) hasta la prohibición de quitar una vida. Pasando por no repetir poderes (dos miembros activos no pueden compartir súper-habilidades) o la imposibilidad de ser miembro y estar casado.
Lo segundo, el frikismo exacerbado, se debe, por la parte buena, a esa ciencia ficción que inunda sus páginas y algunas de sus innovaciones más características. La ScFi tiene un encanto especial, entre las naves espaciales, la ciencia imposible y los miles de posibles culturas, especies y mundos perdidos, y aún más dentro de un universo súper-heroico. Los fans del universo DC le debemos a la Legión algunas de las razas extraterrestres más conocidas, entre otras Khunds y Dominadores, además de llevar a la fama a Durlanianos y Daxamitas. Y también máquinas como la Burbuja del tiempo, el anillo de vuelo (deseado por todos los aficionados) o la, adorada por Grant Morrison, Máquina Milagro. Respecto a las innovaciones, al estar localizados en el futuro, permite a sus autores una mayor libertad creativa. Esto ha supuesto una evolución narrativa en la que se incluye el cambio (bodas, bautizos y entierros) y envejecimiento (más de uno cambió su nombre de súper-chico a superhombre) de los miembros de la Legión. Y también la inclusión de temas de género, raza y orientación sexual demasiado candentes para la realidad “actual”. Las mujeres (bueno, las chicas, que casi siempre han sido un grupo de adolescentes) han estado presentes desde su fundación y siempre han sido tratadas como iguales sin dudar de sus capacidades de liderazgo (recordemos que lo primero que hizo Wonder-Woman en la Sociedad de la Justicia fue de, ejem, ¡secretaria!). Aunque de otras razas (terrestres) y otras orientaciones sexuales (humanas) no hubo nada antes de los 70 o especialmente los 90, todo sea dicho. Mientras que, por la parte mala, tenemos un desorden editorial que obliga a sus fans a un conocimiento enciclopédico de volúmenes (el primero es en realidad el segundo, el tercero lo es por un cambio editorial pero no de nombre, y así…), reboots y crisis finales. Pese ha ser uno de los pocos cómics en pasar las Crisis sin reinicio, si que sufrió un importante cambio por retrocontinuidad debido a los problemas generados por John Byrne en su relanzamiento de Superman. Muy resumidamente, la Legión se creó inspirada por la figura de Superboy, pero en el Superman postcrisis no existía esta versión joven del mismo. Esto generaría un pequeño problema que se fue complicando con el tiempo, como una gigantesca bola de nieve. Posteriormente, en constante búsqueda de facilitar a los aficionados el enciclopédico conocimiento del grupo, se reinició la Legión no una, ni dos, ni tres… sino ¡cuatro veces! Creando, sin embargo (aunque en parte, lógicamente), un embrollo cada vez mayor.
Tratar por tanto de presentaros a todo el grupo en este artículo sería tan ridículo como resumir todo el argumento de Lost en una frase… multiplicando el número de protagonistas por cien. Al menos quedémonos en un equipo de adolescentes de un siglo XXX utópico que forman parte de una unión planetaria. Entre ellos los miembros fundadores; Chico Relámpago (que también tiene una hermana que se unió a la Legión y un hermano que se convirtió en uno de sus principales enemigos), Saturn Girl (capaz de leer mentes, ella y el anterior se llegaron a casar y tener hijos) y Cósmico (poderes magnéticos, también con hermano que murió en el frente legionario). Estos salvaron la vida al millonario R. J. Brande, convenciéndolo para sufragar al equipo. Se les unieron miembros tan insignes como Camaleón (cambia-formas), Astro (manipulador de la densidad), Solar (luz y calor), Estrella del Alba (rastreadora espacial con alas), Block (el rocoso), Ultra Boy (¡sólo un poder cada vez!), Mon-El (un trasunto de Superman), Violet (Menguante), Elemento (que puede alterar los mismos), Soñadora (predice el futuro, también con hermana legionaria, la Bruja Blanca), Sombra (proyecta oscuridad), Brainiac 5 (super-inteligente), Fantasma (intangible), Lobo Gris (agilidad), Fuego Salvaje (energía incontrolable), Coloso (se hace gigante)… La mayoría de las veces, cada uno con su nombre propio y su planeta de origen (que suele ser la raíz de sus poderes), amen de cambiantes relaciones entre ellos. En fin, os podéis hacer a la idea de porqué la Legión levanta tantas pasiones entre los amantes del género.
Desde sus creadores oficiales, Otto Binder y Al Plastino, muchos han sido los autores que han soportado la tortuosa historia del grupo. Entre ellos el mítico Jerry Siegel, el creador de Superman fue en realidad el que más aportó a la mitología de la Legión creando muchos miembros clásicos, villanos y secundarios. Otro astro de la familia de Superman como Curt Swan también aportó su granito de arena. Edmon Hamilton, afamado escritor de ciencia ficción, fue el creador de los mentados héroes substitutos y otros tantos legionarios. Al conocido Jim Shooter (que terminaría dirigiendo Marvel con mano dura), le publicaron su primer guion ¡cuando sólo contaba con 13 primaveras! según la leyenda del propio guionista y futuro editor, al cual acompañaba su madre a las oficinas de la editorial y era maltratado por un cruel Mort Weisinger (hasta escapar a las ordenes de un tal Stan Lee). De hecho, Weisinger fue el editor a cargo de la Legión durante muchos años y los enfrentamientos no se limitaron a Shooter, hasta que por fin Carmine Infantino lo jubilara “por error”. Por cierto, que otro genio típicamente marvelita, Roy Thomas, también pasó por las páginas del grupo. Cary Bates, un clásico de la edad de plata, trabajó mucho tiempo con Dave Cockrum, uno de los dibujantes más queridos por los fanáticos de la Legión. Éste quedó tan enganchado con su labor, que algunos de sus diseños para futuros legionarios terminaron formando parte de la renovada Patrulla X en su segunda génesis (el más famoso, Rondador Nocturno). Y por fin llegamos a la edad de bronce y al magnífico Paul Levitz, un guionista clave para DC comics, que ha llegado a ser presidente de la editorial y ha terminado siendo historiador oficial de la misma. Este genio, bajo la batuta editorial no menos genial de Karen Berger, y unos cuantos grandes artistas, llevó a la Legión a sus más altas cotas de popularidad y una época para el recuerdo. Entre esos dibujantes, un recién llegado que acabará haciendo historia, Keith Giffen. Éste llegaría a guionizar su propia etapa de la Legión y posteriormente a él vendrían los reinicios. Durante estas posteriores y cada vez renovadas legiones, han pasado otros grandes como Waid, Abnett y Lanning, Johns y Bendis, pero, aunque resulte repetitivo, eso es otra historia.
Keith Giffen (Nueva York, 1952) es un prolífico autor de cómics que ha pasado por todo el entramado “industrial” súper-heroico, incluyendo la creación de tramas, el bocetado, el dibujo, el entintado y el guion. Además de aventurarse en la creación de story boards para cine y televisión.
Giffen empezó como dibujante en 1976 para Marvel, en la que su estilo prácticamente calcado de Jack Kirby (“Yo era más Kirby que Barry Smith de novato”, según el propio autor) le hacía idóneo para un grupo como los Defensores. Sin embargo, su vespertino éxito fue malogrado por él mismo que, por pereza o inconsciencia, dejó colgado al mismísimo Gerry Conway en DC comics.
Durante esa debacle estuvo haciendo cualquier cosa excepto cómics, incluso vendiendo aspiradoras. Aunque en una entrevista de la época dice que era un periodo “de exploración”, más tarde admitió que ahora da consejos a las jóvenes promesas para que no actúen como él mismo en aquel entonces. Pero tuvo la suerte de recibir una segunda llamada de Joe Orlando desde DC, esta vez decisiva. Así volvió al mundo del cómic y los superhéroes con el Dr. Fate, y de ahí por fin pasó a la Legión. Etapa que ya hemos mencionado, junto con el guionista Paul Levitz, y de la que hablaremos largo y tendido a continuación.
Quedémonos con que alcanzó un gran éxito, el cual le sirvió para afianzarse dentro de la editorial. Esto le permite crear personajes como Ambush Bug (1982) y Lobo (1983), dedicando al primero una serie como autor completo (1985). Y, posteriormente, encargarse una de las series más carismáticas de aquellos años, La Liga de la Justicia (1987). Así lo cuenta; “Durante 3 años estuve yendo al despacho de Andy Helfer a intervalos regulares y decía «Dame el cómic.» Se convirtió en un chiste cotidiano, y nunca imaginaba que me lo darían hasta que un día me devolvió la broma.” Esta etapa marcó un antes y un después en el cómic súper-heroico, atreviéndose Giffen, junto con J. M. DeMatteis, a guionizar con un humor de telecomedia a la plana mayor de los héroes deceítas. Bueno, según él mismo, más que guionizar hacía de “trazador”: “Lo que vendría a hacer es bocetar y anotar como Harvey Kurtzman hacía en sus historias cortas bélicas. Y luego Marc DeMatteis vendría y convertiría mis pequeñas notas en inglés, básicamente.”
En pleno frenesí justiciero de Giffen (estaba lanzando la Liga de la Justicia Europa), Levitz cierra su aclamada etapa de la Legión, que queda huérfana. El autor aprovecha su demostrado dominio a los guiones (o tramas) y se lanza al volumen 4 de la Legión, del que también hablaremos a continuación. Es otra época dorada en la que además su creación, Lobo, sube como la espuma y los encargos y miniseries surgen por doquier.
Tras abandonar la Legión y la(s) Liga(s) de la Justicia en 1992, trabaja para el mercado independiente. En varias minis o arcos de la Image más noventera, en Valiant, Dark Horse, e incluso algo para Marvel. Finalmente, decide tomarse un respiro de la industria del cómic.
Es en esos años, durante los cuales hace colaboraciones para el mundo del cine y la televisión, cuando suelta perlas como “La industria del comic murió hace 3 o cuatro años […] creo que es hora de darse la vuelta y marcharse”. Y remata “Ya no tenemos más Julie Schwartz que entren y señalen el camino para revivir el género de superhéroes. No tenemos ningún Stan Lee o Jack Kirby. Diablos, ni siquiera tenemos algún Murray Boltinoff—y si fueran capaces de llamar a la puerta, serían encerrados y pateados hasta la sumisión por esta industria conducida por amigotes y pensamiento cortoplacista”. Fue una época de absoluto resentimiento.
Sin embargo y por suerte para los amantes del noveno arte, decidió volver, ¡y de qué manera! Dejando joyas como su vuelta a los Defensores en una desternillante miniserie. Guionizando Aniquilación, un éxito que devolvió la mirada al lejano espacio marvelita. Además de la miniserie de Star-Lord, donde se formaron los modernos Guardianes de la Galaxia que han terminado arrasando en el cine. Y entre otros muchos éxitos, para bocetar la magnífica serie semanal 52 para DC, dando una coherencia única a un diferente plantel de guionistas y dibujantes. Y aún sigue por ahí dando el callo de vez en cuando.
El autor ha demostrado con creces su talento en todas las facetas descritas, ha superado crisis personales y artísticas, e incluso ha sabido exportar su amor por contar historias a otros medios. Y todo comenzó con un exitazo vespertino, con su labor y su evolución personal en la Legión de Super-Héroes.
Giffen comenzó su andadura en la Legión como dibujante durante una de las épocas más recordadas y queridas del fandom, la capitaneada por Levitz a los guiones. Pese a todo lo comentado en la primera parte, la Legión de Super-Héroes se había convertido en una vieja gloria que conservaba demasiado su aura de plata. Es decir, era infantil y rocambolesca en una época en la que los superhéroes estaban madurando, y los aficionados la consideraban anticuada. El editor Mike W. Barr le propone a Levitz renovarla, ya que había guionizado una exitosa minisaga en 1978 (Earthwar) al estilo de su reverenciado Thomas. Para él, ponerse al timón de la serie no era un reto, sino un sueño hecho realidad. Así que comienza en el número 281, aunque se hace verdaderamente cargo de la colección en el 284 (LoSH vol.2, 1981), acompañado en un principio por Pat Broderick al dibujo. Se va haciendo dueño de las tramas existentes hasta que acomoda las propias. Es entonces cuando le pide a Giffen que le acompañe, tiene una idea rondándole la mente; “Paul dijo «Voy a añadir a Darkseid a la mezcla, ¿estás interesado?» Y ya era suyo”. Giffen comienza con una historia de prueba en el número 285 (1982) pero dos números después ya se convierte en el dibujante titular y comienza a demostrar un despliegue espectacular. Empezó con un estilo que más de un crítico ha comparado con una mezcla de Jim Starlin y George Pérez, ahí es nada. Obviamente había evolucionado mucho desde Marvel pero los personajes son algo estáticos y aún le faltaba algo de personalidad propia. Eso no quita una imaginación desbordante (la tecnología es uno de sus puntos fuertes, como demuestra con los planos de la base en el primer anual de la Legión), un gran sentido de la narrativa (recordemos que la Legión implica pintar muchos, pero que muchos personajes por página) y unas portadas espectaculares, que van encandilando a los seguidores de la colección y añadiendo nuevos. Y por fin, en el 290, Levitz comienza con la idea que compró a Giffen.
La saga de la oscuridad fue un auténtico bombazo en su momento. Actualmente tenemos Darkseid (el malo en la sombra) hasta en la sopa, pero en aquella época no se había usado en un rol principal desde los tiempos de Kirby. Y el mantener el enemigo escondido hizo que la revelación fuera aún más sorprendente para los seguidores. La saga sigue un ritmo heredado de Thomas, como Levitz ha admitido. Aunque éste no se limitó en copiar esa “trama más grande que todas las cosas” del guionista marvelita. Sino que, según parece, realizaba una tabla con las diferentes sub-tramas como filas y los distintos capítulos como columnas. En ésta, con la delicadeza de un artesano, iba colocando las piezas para dar a todas ellas la merecida importancia y su momento de gloria (¡amén de no olvidarlas! te miro a ti, Claremont). En todo caso, Levitz admite que era muy lineal y ya entonces Giffen aportaba las ideas más locas, creando entre los dos una magia única. Después de la saga de la oscuridad, la Legión se convirtió en el segundo título más vendido de DC, compartiendo el trono por detrás de Los Nuevos Titanes de Wolfman y Pérez. Algo que se mantuvo mucho tiempo, para orgullo y a la vez vergüenza (ha admitido envidiar el primer puesto) de Levitz.
Sin embargo, en esa época tan temprana del dúo se produce ya el principio del fin. Con el éxito conseguido, DC decide lanzar un poster con todos los miembros y personajes de la Legión habidos y por haber, para que lo realice el dibujante estrella. Esto supuso lo que ha confirmado Levitz y Giffen expresó del siguiente modo: “Lo que pasó es que hice ese poster de la Legión, personajes por todos lados. Y dibujando ese poster me quemé completamente del cómic. Después del poster simplemente tuve que irme”. Pero no fue enseguida, todavía pudo aguantar mucho más.
De hecho, a partir del siguiente número a la mentada saga, el 295, se le acredita por primera vez en el guion. Siguen números más tranquilos y auto-conclusivos, aunque se mantienen tramas secundarias en las que los personajes crecen y se desarrollan. Hay un número clave para el lucimiento de Cósmico, por ejemplo. Aunque la más entretenida es la sub-trama del triángulo amoroso, que resulta ser cuarteto, entre Colosal, Violet Menguante (en realidad una durlaniana disfrazada) y Duplicador. Se llega con unas ventas espectaculares al número 300, donde Giffen comparte plantel sin sonrojarse con algunos de los dibujantes más famosos y queridos de la historia de la Legión. A partir del 303, Guionista y dibujante comienzan a firmar conjuntamente guión/dibujo. Aunque el autor insiste en que, pese a ser acreditado como co-guionista, se limitaba a hacer sugerencias (normalmente chifladas) a Levitz, que era el que llevaba todo el peso del guion. Anécdotas aparte, su compenetración es total y los lectores disfrutamos navegando entre tramas de espías (¿dónde estaba la verdadera Violet?) y redefiniciones de personajes (Camaleón se descubre y afirma como el hijo de Brande). Entre otras curiosidades, llegaron a dar forma al Interlac, la lengua común de los Planetas Unidos (vamos, que crearon un alfabeto ficticio, pero se escribe igual que el inglés). Entre esto y los símbolos de cada uno de los Legionarios, hacían las delicias de los fans del grupo.
Finalmente, llega la saga del profeta y Giffen se siente capaz de improvisar y abrazar un estilo que hará suyo, para placer de unos aficionados y horror de otros.
Durante la saga del profeta (LoSH vol.2, #307-310, 1984), comienzan a apreciarse las primeras muestras del nuevo estilo, hasta afianzarse. No se puede atribuir a un cambio de entintador, que seguía siendo Larry Mahlstedt. De hecho, cuando le entinta Karl Kesel este estilo se contempla en todo su esplendor. Éste es más minimalista (que no simple) en contraposición a lo mostrado hasta ahora. Se basa en definir las expresiones más que las caras, las acciones más que los personajes, y, sobre todo, un mayor contraste en el sombreado.
El estilo terminará evolucionando hasta hacerse plenamente personal y propio. Sin embargo, un artículo en The Comics Journal (#105, 1986) destapa un, en parte injusto, escándalo: Se le acusa de copiar al argentino José Muñoz. Aunque no le afectó dentro de la editorial, si le degradó mucho como artista y con el tiempo se defendió con estas palabras; “Me puedo sumergir tanto en el trabajo de otro que empiezo a transformarme en una fotocopiadora y eso no es bueno […] Lo admito totalmente, no por ninguna de las razones por las que se me ha acusado. No hubo ningún momento en el que me sentara a calcar o copiar, no. Duplicar, pulir desde la memoria y ponerlo en el papel después de un estudio intenso, absolutamente”. Hay que fijarse en las fechas de la saga en la que se puede detectar ese cambio y en las que se le acusa de hacerlo, cuando ya estaba muy depurado. Hay que observar la evolución posterior, que no sólo afecta al dibujo per se, sino a la composición de viñetas o a un innovador storytelling. Para el que firma, queda claro que Giffen tiene talento de sobra.
Escándalos aparte y ya en la serie principal, el artista sigue co-guionizando con Levitz. Además de acreditársele el “diseño”, lo que probablemente corresponde al borrador que tanto le gusta al autor, hasta el 317. En estos números, Brainiac, en su enfrentamiento definitivo contra Cómputo, termina liberando a la hermana de Chico Invisible II de su influencia, lo convierte en mayordomo y, de paso, rediseña el cuartel general. En otros, el dúo perfila el mundo de la Legión a través de hacernos cercanos a los miembros de la Policía Científica o el sistema político de la Tierra y de los Planetas Unidos. La serie continúa hasta el 335 sin Giffen, renombrada Tales of the Legion of Super-Heroes, mientras que con el título original la serie se renumera, tratando de captar nuevos lectores en un experimento editorial compartido con los Titanes. El artista entra de nuevo co-guionizando y dibujando los dos primeros números. La pareja empieza ofreciéndonos un número coral y muy humano, pero son capaces de introducir poco a poco a una revivida Legión de Super-Villanos. En el tercero entraría el gran Steve Lightle (D.E.P.), bajo el mentado “diseño” de Giffen. El novato alcanza en poco tiempo el estatus de estrella, los aficionados lo adoran. Viéndola en buenas manos, nuestro autor deja la colección completamente en el 6.
Aún así aparece como dibujante en números sueltos durante 1985, una historia breve de Bouncing Boy en el 11 y el primer anual de este nuevo volumen 3. Ambos con Kesel en las tintas definiendo el estilo definitivo del artista, ya comentado, en el que van apareciendo sus abarrotadas viñetas y algunos experimentos de composición de página. Y, por supuesto, el fantástico Especial de la Legión de Súper-Héroes Substitutos, donde comienza a coquetear descaradamente con el humor, como le caracterizaría durante la siguiente etapa creativa de su vida. Efectivamente, nuestro artesano estaba ya guiando a la Liga de la Justicia Internacional. Sin embargo, parece que no tiene suficiente y vuelve a participar en el argumento y dibujo de la Legión a partir del 50.
En ese tiempo hasta su vuelta, es de ley mencionar un par de sagas indispensables dirigidas por Levitz, aunque sea sin la otra mitad del dúo. Una por su calidad argumental, ¿quién es Sensor Girl?, ya que supone el zenit de la capacidad del guionista para orquestar diferentes tramas a la vez. De hecho, no es una saga per se, sino muchas aventuras diferentes a través de las cuales este secreto va cobrando fuerza paulatinamente hasta llegar a la revelación. Se trata de Reina (antes Princesa) Projectra, un miembro clásico apartado del grupo por haber matado al asesino de su marido, el reputado Karate Kid (¿entendéis lo que os decía de Lost?). La otra saga es destacable por su significado, ya que supone el primer intento de acomodar la Legión al universo postcrisis en el que no existe Superboy. Para ello Levitz recurre a una retorcida excusa usando al Amo del Tiempo, archienemigo de la Legión, al cual precisamente había rescatado Giffen en una reciente miniserie. Resulta que el Amo fue el creador de este Superboy, dentro de un “universo de bolsillo”. Para colmo (y evitar mayores líos), el héroe perece y los legionarios claman venganza.
De hecho, nuestro artista vuelve cerrando la saga de la venganza contra el Amo del Tiempo. Su dibujo ha madurado tanto que ya está de nuevo buscando nuevas fórmulas, como el uso de onomatopeyas gigantescas o planos muy cercanos. También se nota la influencia del dibujante que le acompañaba en la Liga, el inigualable Kevin Maguire. Levitz, por su parte, sigue con sus enredos y dramas personales, ligeros pero a la vez lo suficientemente intensos para mantener a los lectores entretenidos. El enfrentamiento generacional que supone el juicio a Brainy, el corazoncito que aporta a personajes monstruosos como Tellus o Block, o la intensa relación entre Sombra y Mon-El. Así, con números auto-conclusivos pero tramas subyacentes, Emperatriz Esmeralda y el Ojo de Ekron incluidos (enemigos fetiches de los autores), llegamos a las Guerras Mágicas (60 al 63). Giffen había caído en un mimetismo algo exagerado con Maguire, pero en esta trama recupera su trazo más cortante y adopta la cuadrícula de 3×3, que hará suya. La saga rescata a uno de los enemigos más grandes de la Legión, Mordru, y supone todo un órdago final de la pareja de autores. La tecnología, que define todo este futuro maravilloso (con sus más y sus menos, pero tremendamente positivo), queda inutilizada por la magia y sólo la práctica destrucción de la última permite la recuperación de la primera. Los Planetas Unidos ha sufrido una catástrofe sin precedentes y la Legión apenas ha resistido, aunque con la mirada al frente proclama “Pero vivimos, y estamos reunidos. Y mientras exista una Legión de Súper-Héroes, todo lo demás puede solucionarse”, fin del volumen 3.
“Cinco años después…”, la Legión no está reunida, no existe, y los problemas que ahogan al universo están lejos de solucionarse. Giffen toma las riendas de la colección como autor completo y lo hace rompiendo con todo lo creado por Levitz. El tono es muy oscuro y deprimente. Casi todos los personajes se encuentran perdidos, con los poderes trastocados, vendidos al enemigo o muertos. Esto choca con la tradición utópica de la Legión, algo que molestó a muchos fans, ¿Cómo le han dejado cometer semejante sacrilegio?
Nuestro autor recalca que el guionista llevaba ya un año «haciendo ruido sobre dejar la Legión pronto; había planeado contar las historias que le quedaban por contar y luego dejarle el tebeo a otro” y se dio cuenta que quería ser ese otro. Como se sentía cómodo con su trabajo en la Liga de la Justicia se atrevió a pedírselo a Berger, aunque «Me sentí un poco como el tipo que reemplazó a Miller en Daredevil.» Todo lo contrario, DC le otorga plena confianza y decide empezar por todo lo alto; re-numeración (volumen 4), manga ancha, y nuevo editor. Un Mark Waid muy fan e ilusionado: «Keith y yo tenemos exactamente el mismo patrón de quien es un legionario ‘real’ y quien es sólo un aficionado.» Para un grupo clásico de la casa como éste la editorial quiere lo que ha pasado con Superman, Batman y Wonder-Woman, un nuevo comienzo que atraiga a nuevos lectores. Y Giffen, junto con su nueva pareja de dialoguistas, Tom y Mary Biernaum (también fans del grupo y amigos del autor y del editor), lo vende genial. Los Planetas Unidos han sufrido un colapso económico, los Khunds y los Dominadores acechan, y el grupo está desunido… ¡pero será una historia de reencuentro y reconstrucción! Lo que servirá para renovar a los personajes clásicos y añadir nuevos y jóvenes legionarios. Todo el plan ayudará a atraer lectores distintos, manteniendo el suficiente respeto a los antiguos.
Sin embargo, todo este revisionismo, que era la corriente del momento en los cómics de superhéroes en general y en DC en particular, no es más que un disfraz para la innovación. Lo que el autor tiene en mente es un ejercicio interesantísimo y absolutamente rebelde. Por primera vez en un cómic mainstream los personajes han envejecido descaradamente (y las fechas son claras y constantes), no llevan trajes de superhéroes y casi siempre usan sus nombres reales, no el de su alter-ego. Pero eso no es nada, Giffen parece jugar con los lectores con una historia desestructurada y no ponerles nada fácil. Los previos se sienten traicionados y los nuevos no son capaces de seguir una trama cargada de guiños al pasado. Para colmo, el prometido reencuentro parece no producirse nunca.
De hecho, ese era uno de los factores que volvía más locos a los críticos con esta nueva etapa. Entre la deconstrucción de los personajes y lo de mantenerlos separados, los legionarios no se sienten como tales. Sin embargo, aunque a primera vista no lo parezca, se esconde una muy buena historia de amistad, salpicada de nostalgia y buenas ideas. La exquisita atención por el pasado queda demostrada con muchos trucos, como usar los recuerdos de un personaje secundario (sentimental capítulo dibujado por Chris Sprouse) o haciendo guiños a los aficionados más acérrimos cuando se ve obligado a reescribir la historia.
Giffen no hace esto último por capricho, sino obligado, pese a las quejas de Waid, por el editor de Superman, Mike Carlin, empeñado en borrar todo recuerdo de Superboy. Lo maravilloso es que estos retconeos son insertados de una manera lógica con la historia y absolutamente sorprendente para esta época, para cualquier época en realidad. Cambios en la retrocontinuidad siempre han habido en los cómics, en los primeros tiempos se hacían sin explicación alguna y posteriormente han implicado mega-sagas cósmicas. Aquí el autor realiza una mezcla de ambas desconcertante. En mitad de la primera saga, cuando los lectores aún se están preguntando quién es quién, reescribe la historia del universo… ¡dos veces! ¡y en sólo un par de números! Como dice el crítico Colin Smith, si no te importa sentirte perdido, es una etapa magistral.
De hecho, hasta el número 13 no se explican muchos detalles de la situación del universo y los cambios retroactivos. Y se hace en parte a través de los textos insertados entre las últimas páginas. Un recurso durante toda la etapa heredado de Watchmen, gracias al cual los guionistas incluyen artículos de periódicos, revistas, atestados policiales y cualquier cosa con el fin de ceder pistas mínimas de lo ocurrido durante los cinco años perdidos o las tramas del momento. Pero aún con la Legión reunida, sin fanfarria alguna, da descanso al lector. El autor mete una guerra contra el impero Khund con auténticas tramas bélicas, dedica un número a un personaje perdido en el pasado, otro a un juicio absurdo, encierra a una célula guerrillera durante siete números, destruye la luna…
No penséis que toda esta debacle no deja sitio para el humor. Éste está presente, siendo una obra de Giffen, e incluso en ocasiones llega a ser tronchante. Yo personalmente he reído a carcajadas con un número dedicado al Comemateria y Polar, con conversaciones que no tienen nada que envidiar a la Liga de la Justicia:
“– ¡Por dios! ¡se está comiendo la cabeza de ese tipo!
– ¡Está bien, está bien! ¡soy un senador!”
Tampoco olvida innovar en el aspecto personal. Entre otras cosas salen del armario Violet Menguante y Chica Relámpago, de una manera muy natural y sin hacer aspavientos. De hecho, algunos incluso le han criticado precisamente el no dar un paso adelante y declararlo abiertamente. Sin embargo, la manera de exponerlo y las opiniones de los Biernaum delinean un discurso que va más allá. Es decir, ¿porqué hay que reafirmar la orientación sexual de nadie si ya se ha dejado ver con sus acciones? Pero, por supuesto, lo que realmente hubo fueron quienes se manifestaron contra esa vuelta de tuerca de personajes que “siempre” habían sido hetero (no sé si todo esto os suena, pero ¡hablamos de hace más de 30 años!). Al contrario, el propio y muy aclamado Levitz, ya había empoderado a ambas mujeres e insinuado una relación entre ellas más allá del compañerismo de la Legión.
Pero la pareja que sufre un cambio más transcendental es la de Elemento y la policía Shvaughn. En un emotivo capítulo deliciosamente dibujado por Colleen Doran, “¡Los elementos de un corazón roto!”, introduce temas transgénero. El escándalo es mayúsculo pese a, de nuevo, utilizar conceptos de la historia del grupo nada chocantes. Chico Elemento era considerado desde sus inicios como uno de los legionarios más “sensibles” y con dificultades de cara al sexo femenino. De hecho, fue Levitz el que lo emparejó con la lanzada policía, la cual llevaba las riendas de la relación. Giffen inventa una droga, Profem, que permite cambiar de género, la cual lleva tomando Shvaughn, en realidad Sean, desde que era pequeño. Lo más atrevido es que, cuando Elemento es consciente de ello, declara “todo lo que compartimos físicamente era pese al Profen, no debido a ello”. Y al que le pique, que se rasque. Los fans de la Legión se subían por las paredes, llegando a insultar al autor. El preferido del propio Giffen el que proclamó que habría que cortarle los dedos de las manos… ¡y de los pies!, porque el protagonista de Mi pie izquierdo era capaz de pintar.
Y hablando de pintar, el artista está pletórico. Manteniendo los paneles de 3×3, algo que supuestamente constriñe la imaginación, se dedica a experimentar como nunca. A veces, la imagen ocupa toda o media página, aunque esté dividida por los paneles. Otras los utiliza para repetir exactamente el mismo encuadre. En muchas páginas el cambio de foco es constante; en un panel se ve un ojo, en otro un edificio desde el exterior, en otro una mancha inidentificable. Además, hay un excesivo uso de los cuadros de pensamiento, que muchas veces cuesta ubicar. Ente todo este barullo, el dibujo es sintético pero poderoso. Se nota especialmente la fuerza cuando se ve sustituido por Brandon Peterson en las escenas de acción a partir del número 14, para volver con todo su esplendor en el 19. Finalmente será substituido del todo por Jason Pearson, que va mejorando a cada número, siempre acompañado por los “breakdowns” (en esa época es como él denomina al bocetado) de Giffen. Prácticamente durante toda la etapa, el entintador es Al Gordon, al que además deja argumentar una saga de tres números, “The quiet darkness”.
Es en esa saga, a través de los argumentos secundarios en los que sigue a cargo, donde Giffen lleva a cabo una de las ideas más alocadas. El autor decide traer a la Legión de Super-Héroes de hace una década al presente (hola Bendis). Le parece el enfrentamiento simbólico definitivo entre él y los fans. Una Legión madura, cínica y feista contra unos jóvenes, optimistas e inocentes. Y en principio, lo hace bastante elegantemente, ya que los jóvenes legionarios se comportan como tales, sin perder un ápice de interés ni personalidad frente a sus contrapartidas actuales. Sin embargo, el editor quiere enrevesar aún más la historia. Mientras que para el autor son clones que se mantuvieron dormidos, Waid pretende que sean una paradoja temporal (y finalmente lo conseguiría).
Entre las injerencias editoriales y las quejas de los fans, se termina por hartar del todo. Baja el telón en el 38 sin acabar todas las tramas, aunque cierra con un final tan grandioso como deprimente (de nuevo, por cierto, con una innovación en la forma, con un capítulo sin viñetas ni diálogos, sino al estilo de un libro ilustrado). Sin embargo, no dejaba las puertas cerradas a que otros autores recogieran el guante, y de hecho el matrimonio Biernaum continuó con la serie. Giffen abandona definitivamente la Legión y, en poco tiempo, el cómic. En sus palabras tras la debacle se notan los sentimientos enfrentados: “Todavía echo de menos la espontaneidad y retorno rápido de los cómics. Pienso que era lo mejor. Haces el tebeo y un mes después ha salido y tienes una respuesta de la gente. Echo eso de menos. Echo de menos conducir esos tebeos. Es gracioso, siempre son los hijos realmente difíciles a los que miro con nostalgia, como la renovación de la Legión, la de 5 años después, fue una agonía durante el trayecto, por todas las interferencias y las molestias y las cartas de odio y todo eso. Miro a ese pasado y volvería y lo haría sin dudarlo un segundo.”
Aunque el objetivo de este artículo es relatar los altos y bajos de la serie principal, Giffen también anduvo metido durante aquellas ápocas en otros trabajos relacionados con la Legión que vale la pena nombrar.
El artista se lanzó a guionizar (ok, “plotter” otra vez, dejando los diálogos a Mindy Newell) en solitario Legionnaires 3 en 1986, que cuenta con el magnífico dibujo de Ernie Colón. La historia cuenta una aventura con los miembros fundadores de la Legión en la que da un oscuro protagonismo al Amo del Tiempo, al cual le hacía falta un revival. También participó en una serie de Cosmic Boy (1986-7), aquí el guion completo era de Levitz y nuestro artista se limitó a esbozar lo que de nuevo dibujó magistralmente el puertorriqueño Colón.
Amethyst (1987-88), junto con el preciosismo del español Esteban Maroto. Aunque aparentemente alejada de la Legión, esta serie supone un bien trabajado ejercicio de retrocontinuidad por parte de Giffen. Aprovechando el mundo del personaje, da sentido a la magia en el siglo XXX, uniendo la saga de la oscuridad, las guerras de la magia y sus propios trasteos con Mordru.
Invasión y L.E.G.I.O.N. 89-90 (argumento 1–13), 91 (#28 argumento y dibujo). En Invasión, nuestro autor aprovecha todo su conocimiento de razas extraterrestres del universo DC gracias a la Legión y las reinventa, en muchos casos, para el presente. Pero lo más interesante es que usa el evento para presentar unos personajes que podrían ser los supuestos orígenes de la Legión, la L.E.G.I.O.N. (seguido del año de publicación). Y, por tanto, aparte de salir un antepasado de Brainy y, como no, el Ojo de Ekron, nuevo trasteo en el pasado. Entre otras cosas, hay un durlaniano en sus filas que viaja al futuro y terminará fundando la Legión como R. J. Brande. En fin, desmitificándose a si mismo, como decía en otra entrevista: “¿Cuál es la diferencia entre un Khund en el siglo XX y un Khund en el siglo XXX? El título del tebeo.”
Por último, en 2013 saltó la liebre y aprovechando el nuevo lanzamiento de la Legión (volumen 6) dentro de los Nuevos 52, Levitz y Giffen fueron elegidos para el primer anual (y posteriormente para los números 17 y 18). El resultado, contando el tiempo y la distancia, no es precisamente espectacular, pero es divertido. Cómo no, la mala es la Emperatriz Esmeralda y salen algunos de los personajes favoritos de ambos, como Violet Menguante, Chica Relámpago o Sensor Girl. Lo mejor, en todo caso, es verlos reunidos de nuevo tal como demuestran sus palabras en una entrevista:
“Giffen: Es como juntar a la banda.
Levitz: Ha sido muy divertido volver al juego y tener a mucha de la gente con la que trabajé durante años aparecer y decir, «¿Podemos tocar, otra vez?» Y Keith fue obviamente el encaje perfecto en esa lista por la gran diversión que tuvimos en la Legión en la manera que él puede construir mundos.
G: Me gusta cualquier tebeo donde no tengo que hacer bibliografía.
L: [Risas] Tú y Harvey Kurtzman.
G: Ya estamos. El minuto que lo descubrí – Paul, seamos honestos ¿Cuanto tiempo he estado detrás de ti para escribir una historia para hacerla juntos?
L: Diez años, fácilmente.
G: Si, porque siempre he sentido que nunca tuvimos una oportunidad para decir, «adiós,» a la Legión juntos. Y ahora es como chulo, porque estamos diciendo, «hola,» a la Legión juntos, lo que creo son mejores circunstancias.”
Permitidme que, repasando la historia de publicación en nuestro territorio, aproveche para aportar mi opinión más personal.
Como la mayoría, descubrí a la Legión a través de Ediciones Zinco, pero no con la serie homónima. Ésta abarcó desde el 32 al 63 del volumen 3 original, explicada en este artículo como la segunda etapa de Giffen. Yo descubrí a algunos de sus miembros en los retapados de las Crisis y a la mayoría en el maravilloso Especial Verano que publicó la editorial para enganchar a los aficionados. Me quedé encandilado, pero yo era un jovenzuelo de provincias entonces y nunca se me ocurrió completarla. Con el tiempo y la madurez, encontré que en la serie Clásicos DC 21 y 22 de Zinco publicaron la Saga de la Oscuridad. Me devolvió las ganas de Legión y pude ir reuniendo retapados y grapas hasta hacerla completa. En los últimos números veía que prometían el famoso volumen 4, la etapa de Giffen como autor completo, pero ya era tristemente consciente que nunca lo habían publicado.
Luego llegaron los tomos de Clásicos DC de Planeta Agostini dedicados a la Legión. Por fin teníamos la posibilidad de completar todo el periodo de Levitz, incluyendo la primera etapa de Giffen que nunca habíamos vislumbrado (salvo la mencionada saga). No sólo eso, sino que también añadieron Legionaires 3 y la miniserie de Cósmico. Estos tomos se han criticado por su tamaño reducido y sus deficiencias de reproducción en algunos casos. Aunque no se puede negar el esfuerzo y éxito de haber conseguido publicar del 284 al 313 del volumen 2 y del 1 al 63 del volumen 3 americanos, especiales incluidos. Sin embargo, tampoco esta vez se cubría el volumen 4.
Resignado, y con un cada vez más aumentado interés según pasaba el tiempo, tuve que acceder a estos números en inglés… Y ha sido una pasada. Al principió no entendía nada y repasaba continuamente mis antiguos tebeos, la Wikipedia y lo que hiciera falta. Luego me dejé llevar y mis pupilas se dilataban con cada vuelta de tuerca. Finalmente sufría al comprobar que esta montaña rusa tenía un final cercano, y qué final. Ahora ECC por fin salda una deuda largo tiempo demandada y lo ha publicado en español en un solo tomo. Por ahora lo disfrutan quienes participaron en el crowfunding pero pronto debería estar disponible para todos. No dejéis pasar la oportunidad.
Entiendo que más de uno se sentirá perdido, especialmente si no le gusta poner un esfuerzo adicional a una lectura pijamera (lo cual es una opción tan válida como cualquiera). Alguno se sentirá decepcionado, especialmente si se considera atado a los personajes clásicos y la heroicidad más tradicional (igualmente aceptable). Pero si alguno se siente indiferente, no lo entenderé en absoluto.
¡Larga vida a la Legión!
– Alexander J, 2013. In Defense of Keith Giffen. Un buen repaso de los estilos de Giffen y algunas de las polémicas asociadas.
– Boterberg J L, 2019. Keith Giffen logra su zénit en «Legion Of Super-Heroes» Repasamos las aventuras Legionarias de Keith Giffen. Artículo muy parecido en temática a este, ¡prometo haberlo encontrado a posteriori!, pero mucho más reducido, por si no tenéis ganas de leeros el tocho que me ha salido.
– Callahan T (editor), 2011. Teenagers from the future: essays on the Legion of Super-Heroes. Sequart Research & Literacy Organization. Desde el prólogo hasta la bibliografía, un libro imprescindible y alucinante, un sesudo análisis sobre la Legión. Especialmente releído y utilizado el capítulo de Julian Darius: Revisionism, Radical Experimentation, and Dystopia in Keith Giffen’s Legion of Super-Heroes.
– Cooke J B, 2000. Keith Giffen Interview (de Jack Kirby Collector #29) Una entrevista sublime en la que Giffen se sincera como pocas veces.
– Dallas K, 2013. American Comic Book Chronicles, The 1980’s. Two Morrows Publishing. ¡Quiero este libro! Al menos he podido leer el extracto correspondiente a la Legión…
– Haeleury M, 1989. A Preview Of DC’s New Legion of Super-Heroes (Vol 4). Amazing Heroes #172. Muy interesante artículo del momento en que se lanzó el volumen 4, con jugosos comentarios de la edición.
– Keith Giffen (s.f.). En Wikipedia. Recuperado durante noviembre 2020 a enero de 2021. Indispensable para poner fechas y ordenar toda la producción de este artesano.
– Monje P, 2020. Legión de Superhéroes. Dolmen #300, 39-59. Completo repaso de toda la historia de la Legión.
– Richardson M & Duin S, 2008. Comics Between the Panels. Dark Horse. Sólo por la anécdota de Shooter, pero apuntaros este título del que siempre se puede sacar algo.
– Smith C, 2011. The Death Of Mon-El, Again: On Keth Giffen’s Five-Years-After «Legion Of Super-Heroes» & The Strange Legacy Of The Canon (I & II). Un artículo mucho más crítico sobre el volumen de la Legión que Giffen capitaneó, aunque también reconoce los éxitos de la etapa.
– VVAA DC Comics Database. Admito que, tratándose de la Legión y sus incontables miembros, identidades, amigos, enemigos…, la he usado muchas veces y es una necesaria enciclopedia de las frikadas que adoramos.
Qué gran artículo, compañero. Un imprescindible para esta página. Enhorabuena.
Wow, muchas gracias!
Excelente artículo. Qué gran grupo y qué grande es Giffen. Una pena que unos personajes tan buenos hayan caído en una espiral eterna de reboots.
Gracias! De acuedo con todo
5YL es uno de los tebeos más duros de atacar en inglés. Otro es American Flagg. Ambos con un fuerte componente Cyberpunk, como no podría ser de otra manera (no sé a cuento de qué viene este paralelismo pero seguro que hay alguno más). Todas las loas a la gran G. Una de las mejores cosas de Giffen es que tiene un montón de tebeos por descubrir y con el panorama actual podemos dedicarle atención plena.
Excelente artículo y estupenda bibliografía
Dímelo a mi! Aunque vale la pena… muchas gracias!! Disfruta de la biblio porque he tenido que hacer un resumen de un resumen de…
Articulazo Enrique! También fui lector de la Legión gracias a Zinco. Aquí en Argentina la llegada de material Zinco fue muy discontinua y me llevó años completar la serie (del número 10 en adelante).
Al fin me entero de los acontecimientos «5 años después» por tu artículo Enrique. Muchas ganas de leer esta etapa!!
Ole, gracias! Me alegro, no te defraudará
Gracias Enrique enorme artículo. Como imagino muchos de acá (sobre todo de treinta y tantos), el loco de Giffen es uno de esos autores que nos ha dado tantas alegrías que siempre lo tendremos bien en lo alto, junto a otros más reconocidos como Moore o Byrne. Y el tiempo nos ha dado la razón: el estilo magistral que desarrollaron junto a De Matteis, Maguire y Hughes en la JLI, que era muy solitario en su momento y abandonado en los ´90 grimm & gritty, hoy es la norma. Hay solo que leer cada obra de los autores más renombrados de hoy como Tom King, Tom Taylor o Matt Fraction, y ver como han sido tan influyentes como Morrison o Miller.
Gracias Dr Kadok! Y buen análisis, yo no me habría incluido a King en el lote de herederos pero es cierto que tiene un cariño descarado a los personajes que Giffen hizo tridimensionales. Lo de Tom Taylor es un más que dignísimo ejemplo, me encanta
Y, capaz no desde lo «cómico», pero esas secuencias (exactamente como la que ponés de Guy y Scott), con silencios y miradas, yo en King las veo muy utilizadas. Bueno, y en Taylor, esa página final de Escuadrón Suicida de Batman y Deadshot…es casi más plagio que homenaje.
Yo lo tenía ya en el radar con esas conversaciones entre Harley y Green Arrow del Injustice, puro Giffen!
Se agradecen mucho estos artículos. Muy buen trabajo.
Tengo que decir que no he leído nada de la Legión, pero meterme entre pecho y espalda del tirón la etapa de Levitz es una prueba de Hércules que tengo pendiente. Ahora estoy con el Infinity Inc de Roy Thomas para entrenar y en cuanto me sienta fuerte y vitaminado me meteré con la Legión. Son cosas que tiene que hacer un marvelita que quiere seguir leyendo clásicos.
“Me sentí un poco como el tipo que reemplazó a Miller en Daredevil.”
¿Giffen no sabe que el remplazo fue una tipa y lo hizo sin achantarse y le salio una etapa de p*** madre?
PD: Para Enrique, pone en una parte del artículo “..el autor insiste en que, pese a ser acreditado como co-guionista, se limitaba a hacer sugestiones (normalmente chifladas) a Levitz..”
¿Quisiste poner sugerencias?, porque sugestión suele implicar manipular, que igual es lo que hacía Giffen pero no me lo imagino así en plan malvado taimado.
Gracias Justiciero!
Supongo que conocía a Nocenti, pero eso no quita que la tarea no impusiera!
PD: Gracias, corregido
Mmmhhh…capaz fue como Maxwell todo este tiempo!!!
El que reemplazó a Miller tras su etapa fue Dennis O’Neal, con una etapa muy medianita, aunque tampoco mala. A ese se refiere Giffen. Que Born again fue como una limited calzada en la colección 4 años después más que una etapa en si.
La Legion de Levitz es mejor que Infinity, yo diría que tras los Nuevos Titanes lo mejor de la primera mitad de los 80 en DC. Atácale sin miedo!
Tienes toda la razón. En todo caso, la broma de Giffen creo yo que iba a la sensación, no a la persona en si.
Y coincido contigo, hay que atreverse con la Legión de Levitz! La manía de que son muchos personajes e historias… ¿cuando ha sido eso un problema para los aficionados al género superheroico?
Lo haré, pero es algo que me requiere cierta praparación mental cuando vas a entrar en algo de tan largo recorrido.
Buen artículo sobre el repaso de la versión original de la Legión y sin duda la mejor.
Gracias
Excelente articulo y excelente semblanza sobre el autor de diferentes etapas de la Legión. Felicitaciones por el trabajo. Me gusta mucho como despues de años podemos conocer muchas veces las bambalinas de lo que se publica y como algunas etapas que dan apara mucho se ven cortadas o van por caminos divergentes o como los conflictos editor-autor influyen en los desarrollos de las historias.
Ahora bien, si bien artística y narrativamente la historia de 5YL es potente, no es una historia de la Legion. Era muy hija de su tiempo, y adaptaba los temas del DKR de Miller a la Legion (heroes espirtualmente rotos, un mundo en decadencia y corrupto, el/los heroe/heroes retoman su rol heroico). Hay diferencias, cierto, pero el grueso de la narrativa va por ese lado. Pero ya se veia en DC el error de pensar que lo que funciona para Batman debe funcionar para todos los personajes. Es una buena historia espacial y de ciencia ficción, pero dejo a los personajes en un punto muy malogrado. Un hermoso desastre. Si esto hubiera sido una serie tipo Black Label, fuera de la continuidad de la Legion, o una OGN independiente sobre un futro posible, pues creo que no habria tanto rechazo a esta etapa.
¿Hay puntos buenos en esa era? Claro que si. Narrativamente es entretenida y te obliga a prestar atención. Pero el balance es negativo. Recordemos que tras partir Giffen ya no sabian que hacer con los personajes y comenzaron con esa fiebre de reboots porque las versiones juveniles reencantaron a los aficionados. Ahi Giffen se administró su propio veneno, pues el molde de estos clones/paradojas temporales sirvio de base para el reboot de hora cero. Y quizas dejo en DC el trauma de que una Legion de heroes adultos no funciona y que la legion debe siempre ser adolescentes.
Se puede resumir esta era como un interesante experimento de ciencia ficción,que dejo consecuencias nefastas y una obsesion por los reboots que aun nos atormenta.
(Por cierto, me he enterado que ya termino la etapa de Bendis, ¿alguien puede darme un resumen o algo asi?)
Gracias Ziggy!
No eres el primero que señala a Giffen como culpable de los reboots, ya que dejó la Legión en tal estado que… pero yo opino que la imaginación no tiene límite y que los juguetes están ahí para volverles a dar la vida que quieras. Es decir, que los reboots son una opción «fácil» y q alguien con talento tenía ahí un mundo de posibilidades.
Eso no quita que parecía estar más interesado en el experimento que en la historia en si, cierto. Sin embargo, mira el Animal Man de Morrison (por poner otro experimento genial) ¿Acaso no supo Delano aprovechar las cosas como estaban e inventar nuevas historias? Y sin necesidad de reinicio!
Muy cierto Enrique. Un creativo ingenioso hubiera podido salir del paso con algún tipo de truco que no incluyera un reboot. Ademas, asi se fabrican las continuidades, que nos gustan tanto, construyendo a partir de lo que otros dejan, aunque sea un completo desastre. Siempre queda la opcion de los soft reboots y los retcons, donde se eliminan ciertos elementos o solo no se mencionan más para avanzar en la historia, pero no es necesario un borron y cuenta nueva tan radical cada cinco años. O puedes dejar descansar la serie y retomarla dejando de lados ciertos elementos, volviendo a lo esencial, pero conservando las memoria de lo ocurrido. Y respecto al camino de ciertas historias, puedes o no estar de acuerdo con el camino tomado, que se puede desviar de nuevo, pero queda esa sensación de coherencia, que la Legión ya no tiene.
Pero como señalas tú, por un lado, entre Waid que queria volver a la Legion más heroica, y la presión de la oficina de Superman, la Legión no lo tuvo fácil. Era evidente que veían el potencial, pues por algo en ese momento tuvo dos series simultaneas. No conozco los numeros, pero sospecho que la serie hermana, Legionarios, que seguia las aventuras de los clones juveniles, vendió lo bastante bien como para convencer a los directivos de que eso era lo que los fans querian ver. El problema es que parece que DC no ha podido salir ahora de esa estrecha mirada de que la Legion que funciona es la de los adolescentes y creo que es el trauma del trabajo de Giffen lo que dejo esa idea incrustada.
Y volviendo a Giffen, aunque hizo un excelente trabajo a nivel creativo, yo lo mantendria alejado de la Legion, a menos que sea como en Marvel, que le dan a Claremont proyectos especiales de sus mayores hits. O incluso podrian darle una serie Black Label sobre la Legion 5YL a ver que sale. Sin restricciones de continuidad, podria salir algo muy interesante.
Totalmente, muy bien argumentado.
Qué manía con mantener a los héroes adolescentes, no? A mi me encanta ver a los héroes crecer. A veces pienso que es por la edad, pero cuando era joven me fascinaba la mezcla de edades de la Patrulla X, o que Robin pasara a ser Nighwing.
Y lo de los equipos creativos de una etapa mágica, eso, tuvieron su momento que no era sólo por ellos o por el personaje, son muchas circunstancias que coinciden. Si vuelven ya se ha pasado el duende y nunca es igual.
De haber sido como queria DiDio, a Dick Grayson lo hubiera vuelto a ser Robin, con todo, pantaloncillos verdes, calzas y zapatillitas de duende. Pero como tienes a Jason, Tim y Damian detras, como que se dificulta.
Y totalmente de acuerdo con lo de los equipos. A veces no solo son los nombres que aparecen en la portada los que ayudan, a veces es el editor que los dirige o las circunstancias del momento o las restricciones a las que se ven sometidos. Por eso ciertas reuniones son tan decepcionantes o tienen menos impacto del esperado.
Por eso cuando se anunció el regreso de Levitz a la Legion yo lo vi con mucho escepticismo. Y tuve razón, el primer numero me dejo totalmente descolocado, con Levitz tratando de recuperar lineas de historias de hace veinte años atrás, mientras todo lo sembrado por Johns, que prometía, fue barrido bajo la alfombra.
Y aprovecho de apuntar que aunque disfruté mucho con su Flash, no me gustaría ver a Waid a cargo de la Legion. Ya tuvo su chance y darle ahora otro reboot, como que seria un insulto. El pobre nunca tuvo la oportunidad de guionizar la verdadera Legion. No se relaciona con el articulo, pero queria cometarlo.
Mi etapa preferida de la legion
Sin duda billyboy, aunque buceando en la biblio me he quedado con ganas de leerme la etapa de Shooter. Parece ser que el niño era realmente prodigio (para los estándares de la edad de plata, eh?)
En su momento se llegó a decir que la etapa de «Cinco años Después» era un mezcla entre Watchmen con la Legión clásica. Ahí queda eso.
Con respecto al tema de los reboots…bueno, es que la situación era un locura. Dos Saturn Girl, Dos Relámpagos, Dos Mon-El, Dos Elementos…Para no liar más la madeja: la versión juvenil se quedó a vivir en Nueva Tierra en la serie de Legionarios y la versión adulta en el espacio profundo en la serie de Legión. Además, las versiones adultas decidieron cambiarse de nombres código y uniformes: Ultra Boy se transformó en Dragón Esmeralda, por ejemplo.
Y si nos resulta confusa las historias de Donna Troy o Hawkman la del pobre Mon-El es también de aupa: ahora soy hermano de Superboy, ahora me matan, ahora soy un daxamita que me uno a LEGION 90, me convierto en el héroe Valor, ahora aparece mi versión juvenil…
En cuanto al destino final de la Legión Adulta se supone que en un capítulo post Hora Cero se descubre que vivían felices en un universo alternativo o algo así.
Bueno bueno, no diría tanto pero efectivamente es una muy buena etapa.
Las liosas historias que comentas me han recordado lo que dije de Lost, porque en realidad yo quería decir Dallas.
Me picaste la curiosidad y ayer me meti a leer el primer número, en english…y ufff es como dijeron por ahí, muy farragoso de seguir sobre todo en otro idioma, y sin recordar personajes que habré leido por última vez hace casi 30 años (por un momento pensé en ir a buscar por lo menos mis Guerras Mágicas de Zinco pero la fiaca pudo más), sin traje y con su nombre de civil. Me gustó la ambientación, y a mi me gusta cuando dan vuelta patas para arriba las vidas de nuestros personajes, para que los tenemos si no para ser torturados?? Pero en este caso requiere muuucho esfuerzo. En el siglo XXXI vemos…
Jajaja, perdona Dr Kadok, ya admitía yo al final que en inglés se me hizo cuesta arriba y que utilicé mucho la DC Comics database. Pero si te esperas a lo de ECC o eres capaz de pasar ese primer bache en ingés, vale la pena. Es decir en el siglo XXI hablamos ;P
Aquí uno de los afortunados dueños del tochal que ha publicado ECC de la Legión Cinco Años Después. Es una lectura exigente, adulta, a ratos difícil y que requiere prestar mucha atención y tener un conocimiento previo de los personajes y sus circunstancias, es decir si no has leído nada de la Legión no creo que sea el mejor punto de partida. Pero es un comic de ciencia ficción maravilloso, uno de los mejores que he leído en mi vida, y he leído unos cuantos. Es fantástico cómo Giffen trata de arreglar el desaguisado que dejó la Crisis con todo el tema de Superboy y Supergirl y, sobre todo, los líos temporales que fue acumulando la serie durante años. Es increíble cómo en un episodio o en un par, Giffen desarrolla historias que en estos tiempos daría para un saga de doce números o más. Como lector de la Legión más clásica, esa que conocimos con Zinco, la que peleaba contra Universo, Starfinger o el Señor del Tiempo, la que venció en las Guerras Mágicas y evitó que Darkseid se hiciera con el dominio del universo, solo puedo decir que esta versión me ha maravillado y me ha recordado porque sigo amando a la Legión por muchos años que pasen.
Larga vida a la Legión.
Oleee, gracias afortunado Macdonald, lo has expresado mucho mejor que yo. Una experiencia muy similar.
¡Qué gran artículo! Yo conocí a la Legión, también gracias a Zinco, y aún después de todos estos años sigo en busca de completar los primeros números de la colección. Siempre quise leer la etapa de 5YL, ya que los reboots, mas o menos los he leído, pero esta era una etapa que siempre quedó en el tintero. Si es cierto que algo de lo que pasaba en ella sabía, por artículos , fichas de personajes y aparciciones en, por ejemplo, Superman. Hace unos años, pude encontrarla para descargar en inglés, y comencé a leerlas, y es cierto, implica mucho esfuerzo, así que ahi está, a medias, junto con Omega Men también en inglés. Espero poder conseguir la edición de ECC pero, dudo que llegue a Argentina, aunque no pierdo la esperanza(además, mi vendedor habitual ya sabe que si es Legión me lo tiene que mostrar primero jejejee). Saludos
Gracias Gusgus! Precisamente en Marzo comentaremos la nueva edición de ECC, espero que te llegue!
Gracias! Y gracias por localizar la errata, corregida.
Si que es buena noticia, yo caeré seguro.
Por último, la parte de los reboots y el maltrato editorial me duele tanto que no seré yo el que haga esa, en todo caso necesaria, reseña ;P
Justo iba a preguntar por 5YL que junto antes de la pandemia se editó en un sólo tomo via crowdfunding, en el que no participé porque iba un poco pelado. Gracias por la info!
Que Hickman es fan de la Legión?! Que se la den, ya!
Que va. Se decantaron por Bendis y a Hickman le dieron el universo X-men donde hasta se inventó su propio interlac mutante.
Bendis. ¡El escritor menos apropiado para una serie cosmica o con muchos personajes! Miren lo que hizo en x-men. Y en Guardianes. Y le dan una serie que es como una combinación de ambas!! Ah, pero no, lo que ocurre es que Bendis sabe escribir adolescentes y de eso es lo que trata la Legion.
Y una %=+@ $#!+.
Si, lo del interlac Hickmiano estuve a punto de meterlo en la entrada XDXD
Lo de Bendis… me voy a callar.
Pues Bendis ya hizo sus 12 numeros, mas los dos de Future State, pero ni en las solicitudes de marzo ni abril aparece un titulo de la Legion y ni se ha mencionado nuevo titulo ni equipo creativo nuevo. Claro que tampoco lo hay de la JSA o de Green lantern corps, por decir algo.
Quizas en junio hayan noticias, aunque es más probable que haya un nuevo titulo de Batman.