Edición original: Legend of the Hawkman números 1 al 3, 2000, DC Comics.
Edición nacional / España: La Leyenda de Hawkman, julio 2014, Ecc Ediciones. Colección Essentials.
Guión: Ben Raab.
Dibujo y tinta: Michael Lark.
Color: Lee Loughridge.
Formato: 160 páginas a color editadas en rústica.
Precio: 14,95 €.
Es una enorme alegría llegar a la tienda habitual y encontrar una novedad como esta. Ya desde la portada, esa sencillez del trazo, esa composición clásica y esa gama cromática simple nos avisa: esto no es cómic de esta época. O no uno al uso, vaya. El logo que viste la imagen es el de DC Comics, pero a Dios gracias, nada proveniente de ese, reconozcámoslo ya, nefando invento que han sido los New 52. Aquí no hay dibujantes expulsados del peor momento de la Image de los noventa, con sus dientes apretados y sus rayitas por doquier. No hay hercúleos héroes forrados de anabolizantes ni golfas tetonas con ganas de cortar pescuezos mientras fomentan el priapismo adolescente. Todo lo contrario: hay aventura. Sí, de esa que no se destila, aunque parezca mentira. De esa, casi casposa ya, rancieta, que huye de épicas melodramáticas y se escuda en el entretenimiento y el sentido de la maravilla. Ese tono aventurero que busca epatar con dinámicas de acción y sorpresa, simples, sin ironías, sin sarcasmos de universitario enterado con ganas de destacar. Ese estilo de aventura que se basa en el misterio, en la especulación científica más desatada y el enigma de civilizaciones desaparecidas. Esa aventura que podrían vivir tipos como Doc Savage o el mismísimo Quatermain. Sí, lo sé, me regodeo en lo añejo, y como decía, caigo en el peligro de resultar naftalínico y rancio. Pero es que estoy entrando en esa fase en la que si no conociera a un número de autores por los que siento devoción y que me fuerzan a gastar y gastar cada mes en pasta de pulpa, si me acercara de nuevas a pillar un tebeo, digamos, después de haber disfrutado de una peli de la Marvel, me costaría comprar un cómic actual. Me alejaría de casi todas las novedades pijameras como si tuvieran la lepra y saltaría sobre los Omnigolds como esos fanáticos –incompresibles para mí aparte de la nostalgia- que se lanzan sobre las ediciones de Vértice o que consideraban una buena idea la Biblioteca Marvel de la ¿extinta? Forum. Así que, una vez explicada mi posición, evidentemente retrógrada, reitero mi pasión por la fantasía porque sí. Y de esa manera entenderás mi aversión por ciertas tendencias del tebeo de superhéroes actual, donde impera el gore y un erotismo de pandereta. Donde el realismo se ha confundido con decrepitud, suciedad y sensacionalismo. Hablando en plata, si me das a elegir entre el Batman de Scott Snyder o el de Jim Aparo, no lo dudo, me quedo con el segundo. Y es aquí, quizá saltando un par de décadas, donde se sitúa el tono y estilo de este La Leyenda de Hawkman.
No cabe duda, por más que le duela al ilustre Geoff Johns, que antes de que el actual Chief Creator Officer de DC Comics se pusiera a definir al personaje, ya existía una versión canónica del mismo. Gardner Fox y Joe Kubert se encargaron de eso durante la década de los sesenta y setenta durante el primer reboot del personaje desde su creación. ¿Y esto era? No una obra maestra. Nada que fuera a sacudir los pilares del mundo del tebeo. No era la bomba atómica que parece que cada nuevo tebeo debe suponer para el mercado. No. Era puro entretenimiento, simple y llano. Alocado, imposible, tendente a la space opera y con un pie en ese tipo de arqueología improbable que has visto en pelis como las de la Momia o la tetralogía de Indiana Jones –sí, son cuatro; y la cuarta es tan mala como la segunda, no te engañes-. Así, el dúo dinámico (heterosexual) formado por los alienígenas Katar y Shareya Hol viven aventuras de calado sencillo fomentadas por amenazas bizarras, monstruos mutantes y peligros venidos de más allá del tiempo. Con una estética ad hoc para la ciencia ficción de la época, con un pie entre Flash Gordon y Buck Rogers, donde las naves espaciales lucen como estilizados cohetes que bien pudieran haber sido diseñados por un amanerado Von Braun y donde las razas extraterrestres se pavonean con ostentosas estéticas militares de sabor decimonónico que muy bien envuelven sus ansias beligerantes. Este estilo de sci-fi, ahora retro y definido, tanto que puede recibir el nombre de dieselpunk, era lo imperante en la época, no cabe duda, era la norma, como lo es ahora la ciencia ficción cercana al cyberpunk y al feísmo –a bote pronto se me ocurren Elysium, Al Filo del Mañana o el abigarramiento en los diseños de Transformers-. Es decir, aquello era el futuro. Ahora lo miramos y nos parece hasta gracioso. Pero a tipejos como al que esto suscribe, lo que este tipo de fantasía, lo que este tipo de estética le sugiere es puro romanticismo. En aquella, las cosas estaban claras: los villanos eran petulantes politicuchos de mostacho y perillas puntiagudas. Los veías venir. La mujer, aún relegada a una pose secundaria de niña indefensa a ser protegida por el héroe de turno, empezaba a despuntar –levemente- como portadora de la antorcha de la resolución de las tramas, con señoritas un poco más avezadas, más dinámicas, en la línea de la Lois Lane más intrépida. En este caso, Hawkwoman era buen ejemplo, ya que no era mera comparsa del macho del título. Su peso como personaje, además, no ha parado de crecer a lo largo de los años, demostrando más matices que su eterno enamorado. Incluso más carácter y redaños. Este La Leyenda de Hawkman es un ejemplo de ello, donde –spoiler- Shayera se convierte en la auténtica heredera del manto del héroe mitológico que en principio representa su indómito marido.
Y es cierto que los guiones de Gardner Fox son simplones. Sí. Y que es gracias al magistral trazo del nunca suficientemente aplaudido Kubert que estos tebeos son recordados y reimpresos a día de hoy. Pensad en una modesta peli de ciencia ficción, cuya maestría en los efectos y en las secuencias de acción la subliman y la sacan del pozo del olvido. Esto sería el Hawkman de Kubert.
Pues es este tipo de tebeo, es decir, todo lo expuesto anteriormente, con lo que pretenden jugar Raab y Lark. Y lo logran. El sabor es similar. Las alegrías que su lectura suponen son parecidas. Además, el ejercicio de homenaje tonal se ve agradecido por el lápiz de Lark, quien sigue su estilo habitual de línea clara para plasmar el guión de Raab. Es decir, resulta más fiel al pasado el sencillo guión de Raab que el dibujo del co-creador de Terminal City, lo que otorga una personalidad particular a la obra. Esa citada línea clara, al recordar más a Chaland que a Kubert, se antoja un paso evolutivo para un tebeo que corría el riesgo en quedarse solo como aplauso tardío a una época pasada. La singularidad del estilo de Lark permite tender un puente entre un tipo de tebeo posterior, aunando todo lo bueno de dos épocas en principio antagónicas. En cierto modo, no me preguntéis por qué, me recuerda a ese otro extraño mix entre pasado y futuro que resultó ser el también poco aplaudido Sandman Mystery Theatre de Wagner, Seagle y Davis, tebeo que por cierto se encuentra saldado en las tiendas de las grandes capitales. Y que, como este, bien merece una loa superior.
En definitiva, un juego nostálgico con un pie en el presente, dotado de la suficiente calidad y particularidad como para hacer saltar los euros de tu billetera. Aplauso a ECC, por cierto, por rescatar para el público español una obra descatalogada y difícil de encontrar en su idioma original.
Pues no entraba en mis planes pillar este tebeo, pero ya me has picado el gusanillo.
Me ha encantado lo de dieselpunk.
Raúl, ¿de verdad es recomendable aun a pesar de Ben Raab…?. Aunque Michael Lark es una maravilla, ya sólo por él casi merecería la pena.
Qué pena de personaje desaprovechado, la de líos que se han montado con su origen, menos mal que Johns (cuando molaba) lo arregló. Eso sí, del Hawkman New 52 mejor no hablar… DC ya tiene a su nuevo Lobezno, con factor de curación y garras incluido… en fin…
Hablas de comics de una época pasada y aludes a la space opera setentera, entonces quizá estés disfrutando tanto como yo del Flash Gordon de Jeff Parker y Doc Shaner, tiene todo eso de lo que hablas.
“Qué pena de personaje desaprovechado, la de líos que se han montado con su origen, menos mal que Johns (cuando molaba) lo arregló.”
¿Puede pasarse uno por aquí para meterse con Geoff Johns?
Vale, aquí va: lo que ha hecho con la Doom Patrol en el último número de la JL, no tiene nombre. Bueno, si tiene nombre: gilipollez. Si vas a hacer eso… pues mejor no lo hagas, y sigue dejándola descansar. Menuda basura.
Repitamos:
¡Johns, tú antes molabas!
Por cierto, Sr Silvestre, no acabo de entender la alusión a la tetralogía de Indina Jones… porque cualquiera diría que dice que El templo maldito es mala y, como le tengo por un hombre de bien, creo que es imposible que afirme tal cosa;)
Un dibujo como el de Michael Lark en este tomo es compra obligada. Que poco aprovechado esta este hombre.
Mr. X «cualquiera diría que dice que El templo maldito es mala»
No hurguemos en la herida, le ha quedado un artículo majo a pesar de las dos herejías soltadas: comparar el Templo con la calavera y decir que existen 4 películas de Indiana Jones… (lo siguiente será decir que hay 6 películas de Star Wars… jeje…)
Y sobre Johns, no he leído el número en cuestión de la Doom Patrol pero vamos, que para mí lo último potable suyo ha sido el complemento de Shazam (que se mea en el origen clásico del personaje por cierto) y un número de la JL en que salen los Metal Men… oiga, para eso no me haga comprarme la JL si no me la va a sacar… es un comic capricho del tipo «saco a quien quiero porque puedo».
Y de su Superman con Romita Jr. mejor no hablar… firma eso un Jeph Loeb por ejemplo y le están lloviendo palos de aquí al día del juicio final…
“Y sobre Johns, no he leído el número en cuestión de la Doom Patrol pero vamos, que para mí lo último potable suyo ha sido el complemento de Shazam (que se mea en el origen clásico del personaje por cierto) y un número de la JL en que salen los Metal Men…”
a) Pues si le tiene algún cariño a la Doom Patrol clásica o la de Morrison (que son las dos que conozco), huya de él, porque es de una chunguez sin límites: les quita toda su gracia e, incluso, dignidad y honorabilidad y la convierte en…. Bueno, que se juntan Scott Lobdell y Tony Daniel y no lo hacen peor.
b) A mí también me gustó el número de los Metal Men, aunque pienso lo mismo, si no vas a sacarlos más, ¿para qué?
Pues yo admitiendo que Johns está en épocas bajas el Shazam me encantó, porque la verdad es difícil actualizar un personaje con una carga tan digamos, especial; el Tigre parlante, el tío remedo de Popeye… vamos que hoy en día y dejando aparte la nostalgia, es imposible utilizar esos elementos sin que resulte ridículo. así que yo creo que en la adaptación lo ha hecho bastante bien.
Y sobre Hawkman, a mi el que me mola es el original, Carter Hall, pero la verdad es que la actualización que hizo Johns del personaje integrando todas las versiones anteriores es de quitarse el sombrero pero en cuanto se fue lo que le siguieron volvieron a dejar el nivel del personaje y de la serie por los suelos al final va a ser verdad eso de que un personaje maldito (y habiendo sido Liefeld el encargado de la versión 52 me lo creo)
Pues yo creo que se pueden usar todos esos elementos estrafalarios del Capitán Marvel (diga NO a Shazam) y que no quede ridículo, vamos, se puede hacer perfectamente. Esto son cómics. Lo fácil (facilón incluso) es la opción contraria, quitar todo lo que nos cause dificultades y si eso es, precisamente, lo que define al personaje pues tanto da.
Hombre Zape, poder se puede hacer, igual que se puede usar a beppo el super mono, o al batperro con el antifaz y la capita, pero fuera de la típica ida de olla de Morrison o en una historia con una connotación paródica/humorística a ver como usas tu actualmente esos elementos en una historia dentro de la continuidad actual sin que la gente no se parta la caja. Y es que el mundo ha cambiado, y con el la mentalidad de la gente y eso afecta a todo, incluido el comic, así que por mucho cariño que le tengamos a ciertos elementos e historias de la edad de plata, hay cosas que es mejor dejar en esa época.
Pues entonces dejemos a esos personajes tranquilos en su propio mundo… o hagamos Miracleman.
«Pues entonces dejemos a esos personajes tranquilos en su propio mundo»
Y es entonces cuando tenemos que recordar que esos personajes y marcas son propiedad de unas empresas que les quieren sacar una rentabilidad económica y que no van a dejar de producir historias (aunque sean aberraciones) con emite. La mejor opción es ignorarlos y disfrutar con la relectura de los cómics que nos gustan, es lo que yo hago, por ejemplo para mí Elektra murió cuando se la cargó Miller, y me va muy bien la cantidad de sofocón es que me he ahorrado …y la cantidad de historias-bazofia que me he ahorrado de compra y leer!!
«o hagamos Miracleman.» es que Moore sólo hay uno y no le veo muy por la labor al barbas
Pues hablando de shazanes, no viene mal recordar que no hace tanto ya hube un Shazam magnífico, a años luz del de Johns, por qué no decirlo https://www.zonanegativa.com/novedad-salon-barcelona-shazam-la-monstruosa-sociedad-del-mal/
Uy, voy a llevaros un poco la contraria.
Me gusta que dejen a los guionistas jugar con los personajes, sin necesidad de tener que ser 100% fieles al material original siempre que se mantenga la esencia y las características definitorias, la base, que justifique usar a ese personaje y no crear otro nuevo.
Cuando hablamos de volver a escribir personajes antiguos la fidelidad total suele significar repetir todos los elementos, aunque haya cambiado el contexto, provocando que la historia no funcione bien y/o que pierda esa novedad que hizo especial a la obra original. Además, siempre me da la sensación de que la gente quiere exactamente lo mismo y en cuanto algo cambia se quejan, ¿para qué escribir algo nuevo entonces? Mejor releer la historia (o revisionar o lo que sea) y ya está.
Es como el último tomo de Asterix. No le veo la gracia a comprobar como el dibujante se dedica a mimetizar a Uderzo y el guionista a tirar del esquema más habitual de la serie. Antes que eso prefiero el Shazam de Johns, por lo menos aporta una visión distinta sobre el personaje y algunos cambios o ideas que pueden ser más interesantes que lo que había antes. ¿Mejor no hacer nada si lo vas a actualizar? Puede ser, pero ha habido muchas «actualizacones» interesantes como La cosa del pantano de Alan Moore, Batman Año uno o el Sherlock de la BBC.
El caso de los superhéroes de la edad de oro de DC además es especial. Han tenido cambios y reinvenciones casi desde el principio. Anda que no había versiones distintas de Superman, Batman o Green Lantern antes de las crisis y los reboots. A estas alturas el canon de esos personajes es un amalgama de aspectos de varias versiones y no la original, por más que en sus inicios Superman no pudiera volar o Billy Batson y El Capitán Marvel tuvieran personalidades distintas. Ahí ya es más subjetivo hablar de elementos que tienen que estar sí o sí.
PD: La monstruosa sociedad del mal de Jeff Smith > Shazam de Jonhs, pero este último está bien, como decís lo mejor que ha hecho Johns últimamente. Una pena que no se haya materializado esa serie regular que se llegó a rumorear. O quizás no, visto lo visto.
Francamente, el Shazam de Johns me ha parecido una auténtica basura.
«#14
zape
6 agosto, 2014 de 22:48
Francamente, el Shazam de Johns me ha parecido una auténtica basura.»
Je, eso ya lo habíamos intuido, Sr Zape.
Pero tampoco estoy de acuerdo. Una basura es Maldad eterna (por poner un ejemplo). A mí el Shazam de Johns me parece un cómic digno y legible y bien dibujado.
Otra cosa es que a Johns se le empieza a notar, creo, el síndrome Jim Lee que es el «he llegado tan alto en la empresa que hago lo que me da la gana». Véase el destrozo que acaba de perpetrar con la Doom Patrol.
Hay distintos grados de basura claro, pero siempre considero más perniciosa aquella que viene perpetrada por gente de talento. Y Johns lo tuvo.
Por cierto, no estoy muy de acuerdo con lo del dibujo… totalmente inapropiado Gary Frank.
Con permiso, a todo esto: http://cineultramundo.blogspot.com.es/2014/07/critica-de-shazam-geoff-johns-gary.html
Ben Raab, si lo conocéis, os sorprenderá en este cómic. Para haceros una idea, lo que transmite el dibujo de Lark en esas viñetas es lo que transmite el guión de Raab, mezcla de épica, respeto por los clásicos y aventura completamente atemporal.
El Shazam de Johns está muy bien, entretiene y en ocasiones impresiona, y daría para una película bastante digna. Peeeeeeero: es un cómic completamente fuera de personaje, tanto en el guión como en el dibujo. Para empezar Billy es bastante hostiable, y se argumenta que es tan mala opción como cualquiera que hubiera tomado el mago, toma ya. Además Johns cae en el error más extendido entre los que han escrito al personaje, y es convertirlo en un Superman idiota. Caramba, que la S significa que posee la sabiduría de Salomón… (Lo mismo se aplica al idiota de Black Adam, que menuda forma de perder)
Por suerte nos queda la mencionada Monstruosa Sociedad del Mal y The Multiversity, donde Morrison respeta la esencia del personaje porque, a diferencia de Johns, entiende qué le hace especial.
Ahí, ahí Sergio. Como tebeo es profesional y sólido. Como tebeo del Capitán Marvel no hay por donde cogerlo.
Este esta en la agenda!
Hablando de completar colecciones, vale la pena el numero 6 y ultimo del coleccionable de Spiderman? y el 8 en adelante del Superman de BYrne donde no hay rastro ya del dibujante?
y ya que estamos, alguna recomendacion para empezar a leer Hellblazer? el de Ennis? Delano? Tengo solo el primer volumen de Azzarello.
Sobre vertigo tengo un problema, dedico mi pasta a Y el ultimo hombre o a 100 balas….? cuantas dudas y que poco dinero….
Sr Juankar,
en ZN está la respuesta https://www.zonanegativa.com/%C2%BFcomo-empezar-a-leer-la-linea-vertigo/
Gracias Mr X! 🙂