#ZNGames La libertad de Just Cause 3

 

Título: Just Cause 3
Desarrolladora: Avalanche Studios
Plataformas: PC/ XOne/ PS4
Precio: 69’95€

 

Mundo abierto

Esta generación de consolas y nuevos pcs parece obsesionada con los «mundos abiertos». No es de extrañar, pues ahora tenemos tecnología suficiente como para recrear un mundo rico, dinámico, que juegue con la meteorología, que incluya cientos de detalles y que abarque una extensión casi inabarcable. En mayor o menos escala, hemos podido ya disfrutar de Watch Dogs, The Witcher 3, GTA V, Bloodborne, etc… Los mundos abiertos están en auge y hay que vivir con ello. Ya en la pasada generación hubo un referente que sentó bases en cuanto a esto: Fallout. Rico en detalles, lleno de matices, narrativa por todas partes y miles de objetos que recolectar. Y aunque Just Cause 2 ya dio el do de pecho con un sistema de juego macarra y abierto a la experimentación. Pero ha sido Just Cause 3 el que se ha ganado una amplia sonrisa en este inicio de año.

Just Cause 3 nos pone en la piel de Rico Rodríguez, una especie de mercenario que tiene la misión de acabar con el dictador General Di Ravello, que rige con mano de hierro una isla del mediterráneo, a medio camino entre italiana y griega, llamada Medici. Para lograrlo, nada mejor que total libertad y un arsenal de armas y vehículos nunca vistos.

A leches con el entorno

Una de las cosas que más hacen ganar puntos a los juegos de mundo abierto es creernos la sensación de libertad que tenemos. Hay juegos que, siendo de mundo abierto, pecan de llevarnos de la mano hacia la historia, o de presentar el mundo tan solo como un decorado lleno de coleccionables. Pese a sus virtudes, de esto peca precisamente la saga Assassin’s Creed. Cuando jugamos estas obras queremos sentirnos una parte muy pequeña de un todo muy grande. En juegos como Bloodborne, donde ni siquiera disponemos de un mapa o una marca que nos lleve hacia lo que tenemos que hacer, encontrándonos tan solo con enemigos por doquier. En Just Cause 3 disponemos de vehículos, armas, gadgets y un sin fin de objetos a nuestra disposición. La extensión de Medici es realmente encomiable y su exploración, por tierra, mar y aire, se hace realmente interesante. Sin ser tan rico en recursos como un Fallout o un The Witcher, la posibilidad de explorar tanto por mar como por aire, cosa rara en la mayoría de juegos de mundo abierto, da la sensación de expansión, de escenario repleto. Y aunque el sistema de combate no pasa de liarse a tiros, lanzar bombas y atacar con vehículos, la gran disposición de armamento y vehículos de que disponemos nos permitirá liarla realmente parda a cada paso que damos, usar la imaginación para acabar con los enemigos y dar por resueltas las misiones.

A medida que jugamos, nos sentimos más libres. Y como muestra un botón: solo por probar uno de los gadgets, el traje de salto base para planear, subí a lo alto de un faro y me lancé en picado, planeando por el aire a lo Batman y dejándome caer al agua. Imaginad mi sorpresa al aterrizar en el fondo marino y encontrarme un gran coral, un banco de peces nadando tranquilamente que se alejaron a mi paso. ¡Y por encima de mi cabeza, las lanchas y barcos de los residentes de Medici! Me pasé un buen rato simplemente buceando, explorando el entorno, dejándome seducir por los bellísimos gráficos del juego.

No es rol todo lo que reluce

Y es que los gamers a veces somos elitistas. Parece que en lo que mundo abierto se refiere, solo los juegos de rol saben hacerlo. Claro que sí, nos encanta Fallout, Elder’s Scroll y The Witcher. Pero este Just Cause 3 nos ha sorprendido y para bien. Tiene sus pequeñas cosas, claro, pero la factura es simplemente increíble. Reconozco que no había profundizado en sus anteriores entregar, y sin embargo este me ha tenido por muchas horas enganchado al joystick. Avalanche Studios, que ya nos encandiló hace solo unos meses con el maravilloso Mad Max, saca pecho ahora para mimar su saga predilecta y ofrecer un mundo.

Y es que Just Cause 3 no es un juego, es un mundo.
Bienvenidos a Medici.