Dando calabazas
Se acerca Halloween y se nota. Desde una fecha tan temprana como finales de septiembre, es costumbre desde hace bastantes años que la maquinaría comercial se ponga ya las pilas para ir preparando el terreno de ese día que luego igual ni fu ni fa, pero tampoco pasa nada porque aquí lo que importa son los billetes que hacemos por el camino. Esta tendencia comercial también afecta, como de costumbre, a la cultura. Podemos verlo con ejemplos como la reciente serie de Agatha para Disney +. En el día de hoy, de hecho, vengo a hablar de otra obra protagonizada por brujas; de un cómic que, aunque admito que no se publicó con motivos hallowinescos (salió en abril), va a ser mi humilde aportación a este río hipercapitalista disfrazado de festividad.
Eh, no me juzguéis. Si todo el mundo puede, yo también.
Publicada originalmente por Titan Comics para el mercado norteamericano en 2022, el sello Astronave se encargó de traer a tierras patrias esta La maldición de Younwity a principios del presente año. Creado por Sweeney Boo como autora completa, hablamos de un tomo de unas 240 páginas encuadernado en una gloriosa rústica con solapas que siempre me gusta reivindicar como mi formato favorito para cómics de este tamaño. Así es. Deténganme si hace falta.
La historia está protagonizada por Abby, una aprendiz de bruja que estudia en el Instituto de Magia Younwity. Será alrededor de dicha institución donde se desarrollará una historia que arranca con la desaparición de Noreen, la mejor amiga de Abby. Desde ese momento, se nos planteará una trama de misterio juvenil con toques mágicos que, en la práctica, acaba funcionando de una forma bastante similar a las historias tipo “descubre al asesino”.
Lo cierto es que, por su premisa, pensaba que este cómic me iba a encantar. ¿Misterio juvenil con toques mágicos? Igual está un poco trillado, pero yo me lo leo con gusto cuando haga falta. ¿Y encima va acompañado de un dibujo de estilo cuquicaturesco de esos que me roban los ojos? No se hable más… Sin embargo, y muy a mi pesar, debo reconocer que su lectura no me ha convencido del todo.
Uno de los motivos es el ambiente en el que se nos intenta sumergir. Para mí, los mundos mágicos deben caracterizarse por una serie de elementos que se salgan de lo común, que le den una vuelta de tuerca a nuestra cotidianeidad: rituales de pasos interminables, hechizos de efectos sorprendentes, minisociedades de funcionamiento único, libros que te leen a ti, aguas pasadas de recuerdos amargos, versos explosivos… cualquier cosa vale con tal de que consiga hacer volar la imaginación.
En este sentido, mi problema con La maldición de Younwity es que me parece que plantea muy pocos elementos así. Y los que plantea, en su mayoría no tienen mucho nuevo que ofrecer ni se entrelazan con la trama de una manera significativa. Es decir, más que leer una historia de misterio juvenil y magia, he tenido la impresión de estar leyendo una historia de misterio juvenil que, casualmente, ocurre en un mundo en el que hay cosas mágicas; del mismo modo que podría tener lugar en Estados Unidos o el Reino Unido o Francia sin que la localización tuviera demasiado impacto en la obra. La palabra “impacto”, de hecho, es una que tiene sentido utilizar para referirme al resto de problemas que puedo haber encontrado en cuanto al guion. En general, ni los personajes ni el misterio han llegado a hacerme sentir ningún impacto como lector.
Por un lado, los personajes no se desarrollan de manera demasiado exhaustiva. Acabamos el tomo sin conocer, en realidad, casi nada de ellos, más allá de la personalidad y los actos que han exhibido en cada escena. El problema también es que ninguno transmite una personalidad demasiado marcada, consecuencia de unos diálogos tibios en cuanto a conflicto y elocuencia, dominados por la exposición plana. Tampoco se dedican casi escenas a desarrollar las relaciones de amistad o enemistad entre los personajes. Simplemente se establece que se quieren mucho o se odian a muerte y al lector pues le toca creérselo, pero esto genera una conexión emocional más débil, como es lógico.
Por otro lado, la trama presenta un misterio de evolución bastante plana. Gran parte de una trama de misterio consiste en plantear pistas que involucren al lector en una especie de juego de puzles. Idealmente, deben ser tramas que den la sensación de acercarse bastante a la verdad con cada nueva pista sin permitir que esa verdad parezca evidente en ningún momento. Para ello resultan esenciales una buena dosificación de la información y un buen control de las expectativas. Por ejemplo, en historias tipo “descubre al asesino” es habitual que la etiqueta de «sospechoso principal» se vaya pasando de un personaje a otro para que, al final, ninguno de los señalados acabe siendo el culpable. En mi opinión, La maldición de Younwity no cumple dichas máximas. Como resultado tenemos un misterio plano, que avanza con pasos en su mayoría poco significativos; y cuando decide dar uno o dos que sí lo son, el misterio desaparece de un plumazo.
El dibujo Sweeney Boo es el aspecto más positivo con el que me quedo del cómic. Tiene un estilo caricaturesco, de apariencia cuqui y textura casi plasticosa, que me encanta. Además, los colores recurren a tonos suaves para darle mucha personalidad gráfica al conjunto. No obstante, el virtuosismo técnico de la artista no hace desaparecer otras carencias como planos estáticos y faltos de iconicidad.
En conclusión, estamos ante una lectura que, a título personal, me ha resultado entretenidilla, con un dibujo de bastante personalidad, pero muy flaca en el aspecto narrativo. Eso sí, si os llama la atención por la temática, por el estilo artístico o por cualquier motivo, no dejéis que mi opinión os impida acercaros a ella. El resultado final no es catastrófico en ningún caso y lo cierto es que ha sido muy bien recibida por otros muchos lectores. ¡Si una obra os llama, seguidla!
Lo mejor
• La personalidad del apartado visual.
• La sensibilidad con la que se tratan algunos primerísimos planos.
• Su lectura se hace bastante ligera.
Lo peor
• Muy flaca en lo narrativo.
Guion - 5.5
Dibujo - 7
Interés - 4.5
5.7
Una lectura entretenidilla que destaca por la personalidad de su dibujo pero flaquea en el aspecto narrativo.
