Edición original: Marvel Comics – abril 1984
Edición España: Comics Forum – febrero – 1992
Guión: Chris Claremont
Dibujo: John Byrne
Entintado: Terry Austin
Color: Glynis Wein
Portada: John Byrne, Terry Austin,
Precio: 525 pesetas (tomo de 48 páginas)
Uno de los momentos más recordados de la historia de
A día de hoy, Internet y la publicación de diversos estudios especializados sobre la franquicia mutante han permitido conocer al dedillo los dimes y diretes de la historia de la escudería-X. Sin embargo, a principios de los ochenta el acceso a este tipo de información era mucho más complicado. El tomo que Forum publicó en el invierno del año olímpico recoge la historia que iba a definir el destino de Jean Grey / Fénix y los motivos que llevaron a su modificación. Quienes hayan leído esta etapa de la colección patrullera (reeditada incontables veces en España) y la comparen con la idea original, descubrirán que los cambios se desarrollan principalmente en el diálogo y en el desenlace de la zona azul de la luna terrestre. En ambas versiones, la Patrulla-X es capturada por las fuerzas del imperio Shi’ar y Fénix condenada a muerte; igualmente, el profesor Xavier consigue dar una oportunidad a su equipo, invocando la socorrida tradición anacrónica que, inexplicablemente, alberga todo ordenamiento jurídico de una sociedad teóricamente más avanzada; de la misma manera, los mutantes son derrotados hasta llegar a un punto culminante en el que la historia se bifurca. A partir de ahí, y esta vez de verdad, nada volvería a ser lo mismo para la parroquia-X.
Cuentan los estudiosos que Claremont había planificado el desarrollo de la serie a bastante largo plazo. Jean no moriría pero quedaría sin poderes, por lo que abandonaría la Patrulla-X; Scott iría con ella, pese a los ruegos de Xavier (lo que llevaría a una lapidaria frase en boca de Lobezno, que definiría mejor que nada las semejanzas y diferencias entre Charles y su viejo adversario, Magneto); habría una oportunidad para que Fénix retornara, precisamente de manos del maestro del magnetismo; habría bodorrio y hasta descendencia en la forma de una niña que tendría por nombre Rachel. Sin embargo, algo se cruzó en el camino del patriarca mutante y ese algo fue el concepto de crimen y castigo de
El editor jefe de Marvel, bien conocido por su mano de hierro en las cuestiones creativas, consideró que la suerte de lobotomía que la emperatriz Lilandra sentenciaba para Jean era un castigo suave, si se comparaba con el hecho de que en el apogeo de su ira, Fénix había destruido un planeta habitado por varios miles de millones de seres sentientes (más concretamente, el pueblo del hombre espárrago que hacía su aparición en el cuarto número de la colección de los Vengadores, porque pocos autores ganan a Byrne en lo que a “friquismo kirbiano” se refiere). Tenía que existir una punición proporcionada a tamaño genocidio y ésta no era otra que la pena de muerte. En el tomo en cuestión se transcribió una conversación entre autores y editores en los que se barajaban las alternativas, se contaba la imposición de Shooter y se explicaban algunos posibles desarrollos posteriores a la caída de Fénix. Tres años después, tenían que explicar por qué Grey había caído.
El interés principal de este tomo radica en su condición de documento explicativo de la forma en la que trabajaban en la editorial estadounidense cuando los tebeos de superhéroes no eran franquicias multiplataforma y cuando el ambiente entre algunos de los presuntos implicados aún no se había enrarecido. Claremont y Byrne continuaron su colaboración un poco más, hasta que el segundo se marchó como autor completo a realizar la mejor etapa de la historia de los Cuatro Fantásticos desde su fundación (y a ser John el de las cien páginas mensuales). Por su parte, don Chris reciclaría gran parte de sus ideas previstas: enfrentamiento climático con Magneto, bodorrio entre gafotas y pelirroja, aparición de una telépata flacucha llamada Rachel… pero la muerte de Fénix volvería cinco años después para abrir una grieta en su control de la franquicia y recordarle que por mucho que pensara lo contrario, los personajes pertenecían a la empresa y no al autor.
Que yo recuerde, el primer comic Marvel que leí en mi vida, comprado en La Gomera, entre todos los lugares, cuando tenía unos 5 añitos, probablemente ese mismo verano del 92. La doble splash con la que arranca es muy posiblemente mi «viñeta» favorita de todos los tiempos. Aunque estaba claro que todo lo que pasaba venía de algún lado, pude entenderlo perfectamente, algo impensable en tiempos del famoso decompressive storytelling y de los Hickmanvengers (que me encantan, ojo). Lo curioso es que, aunque mi simpatía por los mutis y por ciertos personajes como Rondador o Gladiador salieran de esta historia, no tuve más contacto con los X-Men hasta mi adolescencia tardía (obviando la serie de animación), así que me comí la muerte de Jean con todo el impacto posible, mientras me leía Uncanny desde el principio… ¡¡trauma infinito!! Hace unos meses, cuando me regalaron el 2º tomaco de los X-Men, en el que incluyen la historia publicada y este especial ENTERITO, ¡no veas los lagrimones! No me lo esperaba para nada, máxime cuando el 80% del comic es idéntico al ya incluído, más de uno se habría sentido un poco estafado pero yo sentí que lo habían puesto ahí para mí xD Muy buena reseña, creo que ya se ha notado pero me tocó la fibra 🙂