Autor:Santiago García.
Cubierta: Max.
Editorial: Astiberri Ediciones (Colección Astiberri Ensayo).
Fecha de edición: Marzo 2010.
Características: Cartoné. 304 páginas. 17 x 24 cm.
Precio: 25,00 €.
¿Qué es la novela gráfica? En los últimos años, el cómic se ha hecho mayor. Un caudal de obras ambiciosas e innovadoras está dando a lo que tradicionalmente se había considerado un producto infantil un prestigio cultural comparable al de la literatura y el arte. Podríamos decir que estamos asistiendo, de hecho, al nacimiento de un nuevo arte.
A través de un ensayo histórico, Santiago García revisa la historia del cómic desde el siglo XIX hasta la actualidad, elaborando un relato que descubre las claves explicativas de cómo y por qué las viñetas están madurando en uno de los medios de expresión más vivos del nuevo milenio. ¿Cuál es el camino que lleva de Popeye a Maus? ¿Cómo hemos pasado de Mortadelo a Arrugas? La novela gráfica responde a estas preguntas.
Lo cierto es que esperaba con gran expectación y no poco interés La novela gráfica de Santiago García. De un tiempo a esta parte el término se había popularizado en exceso y era necesaria una acotación teórica que asentara las bases de lo que hoy en día conocemos como tal, que ofreciera una consolidación formal y que abriera un amplio debate sobre el tema y su incidencia en el medio –que no en la forma artística– del cómic. Sin embargo, una vez terminada, nos encontramos con que más que abrir un debate en torno a la novela gráfica, lo apropiado resulta abrirlo alrededor de la novela gráfica según Santiago García, lo cual no estoy seguro de si era la voluntad del autor al escribir el volumen. Y es que el mayor problema de la obra de García es la definición: definición de lo que para él es novela gráfica, definición de una metodología de trabajo y definición del carácter del libro propiamente dicho, ya que La novela gráfica enfila siempre por la estrecha vereda que linda entre el trabajo de investigación, la divulgación histórica generalista y el ensayo (por ampliación del artículo) opinativo. Y, para un servidor, no ha resultado satisfactorio en todas esa lides. Como resultado, nos queda una ambiciosa aunque a mi parecer fallida aproximación a ese neologismo que a muchos nos incomoda de “novela gráfica”, y que busca demostrar –y, de paso, reivindicar– la existencia diferenciada del concepto que se encierra tras el susodicho neologismo.
La obra, de forma somera, consiste en un capítulo de apertura –La novela gráfica, un nombre viejo para un arte nuevo–, un amplio recorrido histórico y unas conclusiones que llegan en la forma de último capítulo –El último arte de vanguardia–. Y el primer error de García consiste, ya desde un primer momento, en evitar hábilmente el debate terminológico derivado de yuxtaponer «novela» y «gráfica» para definir un nuevo concepto artístico señalando otros muchos términos con los que a lo largo de la historia se ha querido, y aún se quiere, definir la misma idea. En propias palabras del autor, “la cuestión no es tanto saber si en épocas pretéritas se ha utilizado también el término novela gráfica en relación con el cómic, la cuestión es más bien saber si existe en la actualidad un cómic distinto del que se ha hecho en el pasado, es decir, del cómic juvenil, masificado y regido únicamente por criterios comerciales, y si ese cómic exige un nombre nuevo para reconocerse no tanto como una forma nueva, sino como un espíritu nuevo”. Y sigue: “En efecto, tanto las novelas gráficas como el cómic tradicional son tebeos, pero eso no significa que sea lo mismo Mortadelo y Filemón que Palomar”. Aproximación discutible ya que, por mucho que el debate se centre en las ideas, los términos escogidos para enunciarlas cuentan; y más aún desde que Baudrillard y Eco dejaran claro que los mecanismos de interacción del hombre en el mundo actual dependen de nuestra capacidad para manejar lo hiperreal. Tanto cuentan que, de hecho, el primer debate que abre el autor en torno a la necesidad de sacar adelante un estamento de novelistas gráficos es, en puridad, terminológico: la inconveniencia de que el término cómic se derive del “comic” anglosajon y que, por extensión, se crea que todos los cómics son cómicos. Ignora por tanto la poca importancia que él mismo le ha dado al término “novela gráfica” como continente (que entraña no pocas confusiones) y pivota su primer razonamiento sobre la etimología de un término que hoy en día, ni que decir tiene, no guarda una relación de literalidad con su sentido original, como tantas y tantísimas palabras. Quid pro quo, se me ocurre decir sardónicamente mientras observo esta inconsistencia.
En cualquier caso, y aunque no es una pega menor, podemos «aceptar barco» y continuar; esto es: suponer que existe una conciencia autoral que no se identifica con el cómic como medio –que no como forma artística, volvemos a decir– y que a lo largo de la historia del noveno arte puede rastrearse e intuirse, intentando emerger. De ahí la necesidad de disponer el cuerpo central de la obra –cuatro de sus seis capítulos, 225 de sus 304 páginas (y hay que descontar introducción, notas y bibliografía)– a desgranar la historia del cómic. Pero aquí es donde abandonamos definitivamente el trabajo de investigación y entramos en el campo divulgativo puro y duro: sencillamente, no se expone ninguna metodología. La primera consecuencia que se deriva de esto es que el recorrido histórico, arteramente, se realiza sobre el cómic adulto, que se ve así equiparado de facto a la novela gráfica contemporánea. Vemos así un capítulo que podríamos definir como dedicado al protocómic adulto (que abarcaría desde el siglo XIX hasta 1960), otro dedicado al comix underground (1968-1975), otro enfocado al cómic alternativo (1980-2000) y, finalmente, otro dedicado a la novela gráfica (siglo XXI). Ahora bien… ¿qué es el cómic adulto? ¿aquel que es leído por adultos? ¿aquel que tiene ambiciones intelectuales? ¿aquel que no se recomienda a lectores infantiles/juveniles? ¿Es exhaustivo considerar únicamente al comix underground (1968-1975), al cómic alternativo (1980-2000) y a la novela gráfica (s. XXI) como los únicos exponentes, sucesivos y evolutivos, de la temática adulta en el cómic? Preguntas que quedan en el aire. Ése es, simplemente, el enfoque escogido por el autor, y no se explica cómo se ha definido como la mejor aproximación al tema ni dónde nace el monopolio de la novela gráfica sobre el cómic adulto.
Pero hay que ser justos: es en este cuerpo central donde se concentran todas las virtudes de La novela gráfica, aunque éstas se orienten a ofrecer una interesante perspectiva de la historia del cómic y no estrictamente a asentar teórica y terminológicamente la propia novela gráfica como tal. En este punto no se le puede negar a Santiago García ni el oficio ni la erudición ni la documentación: simplemente uno se deja llevar encandilado por su prosa y su capacidad relacional… sobre el cómic adulto. Pero ¡ay! dijimos que había una primera consecuencia derivada de la falta de metodología; y de la existencia de una «primera» se colige la de una «segunda». ¿Cuál es? Pues que García sesga –probablemente de forma inconsciente– su perspectiva del cómic adulto para poder fundamentar sus conclusiones y plaga el cuerpo central de presunciones y juicios de valor respetables pero que no se deberían admitir tácitamente por parte del lector. Necesita polarizar, hacer tan exclusiva la condición autoral independiente de los novelistas gráficos y su hegemonía sobre el cómic adulto que no duda a la hora de citar, prácticamente, como únicos exponentes del cómic adulto ejercido desde el mainstream (superheroico) a Watchmen y El regreso del caballero oscuro. Tampoco duda a la hora de borrar del mapa la molesta invasión británica y sus consecuencias –entre ellas, el nacimiento de la línea Vertigo– citándola brevemente como “proyectos de apariencia artística y adulta […] firmados por los propios Miller y Moore, y por imitadores suyos, una buena porción de los cuales llegó a Estados Unidos desde el cómic británico». Y, finalmente, puebla aquí y allá su manual con juicios muy personales, como cuando critica despectivamente Los combates cotidianos de Larcenet y le niega la consideración de “ejemplo perfecto de novela gráfica contemporánea, seria y literaria”, basándose aparentemente en su publicación por parte de Dargaud, su éxito en Francia, sus lecciones vitales fáciles, su formato “álbum de tapa dura en color” y otras características que no parecen de su agrado.
Y en estas, llegamos a la conclusiones, mediatizadas por un debate terminológico ausente y por un recorrido histórico ameno en la lectura, riguroso en el dato pero herido de muerte a nivel metodológico y con una importante carga opinativa. Llegamos a las conclusiones, como decía, y la decepción es suma: La novela gráfica no sólo no ha aportado una sola característica formal, una mínima agrupación temática (más allá de la predominancia genérica de la autobiografía) o generacional que nos permita identificar a las novelas gráficas y a los novelistas gráficos, sino que no se propone hacerlo: para García, la novela gráfica “no es ni un formato, ni un género, ni un contenido”, sino que representa ante todo “una conciencia de libertad del autor” que se opone al cómic como “arte de masas considerado vulgar, que estaba siempre y exclusivamente al servicio de los intereses comerciales, a menudo como un artículo que formaba parte del universo de consumo infantil y juvenil”. Un cómic que, “como forma artística no tiene nada de vulgar ni de infantil” pero del cual, en la medida en que “una forma artística no es un medio” (que implica a la forma y a todo lo que la rodea), los novelistas gráficos desean escindirse. Y ése es, básicamente, el debate de fondo del volumen: el cómic es un medio (más que una forma artística) y la novela gráfica es otro muy distinto, aunque manejen el mismo lenguaje. ¿Qué los diferencia? Temática, orientación adulta, libertad autoral (básicamente se equipara novela gráfica y cómic de autor, expresión tampoco definida apropiadamente) y otras muchas características que –diplomáticamente– no los hace ni peores ni mejores, sencillamente diferentes. C’est tout.
Así dicho, este capítulo de conclusiones resulta claramente insatisfactorio. En primer lugar, por la falta de método a la hora de haber llegado a ellas. En segundo lugar porque no se abordan las otras muchas definiciones que sobre novela gráfica abundan, como las que proporcionó en su momento Manuel Barrero en el artículo La novela gráfica. Perversión genérica de una etiqueta editorial. El texto de Barrero se cita, es cierto, pero de forma algo descontextualizada, y aquí hemos de añadir que cualquier trabajo de investigación que aspire a un mínimo de repercusión académica y teórica no sólo debe definir «lo que es» sino también descartar «lo que no es». Por no hablar de proporcionar herramientas –más exhaustivas y específicas que las planteadas– para poder seleccionar e identificar novelas y novelistas gráficos. Pero en tercer lugar, y más importante, la insatisfacción viene de la mano de que la novela gráfica no es lo que Santiago García quiere que sea, es lo que el mercado cree que está consumiendo. De un mercado capaz fagocitar una clara obra de denuncia como la famosa Merda d’artista y asimilarla para exhibirla en museos se puede esperar cualquier cosa, y las leyes del materialismo cultural imperante predicen que un debate cultural supraestructural no puede combatir un movimiento comercial infraestructural.
A todo ello se suma la aparente reticencia de García a considerar que puede haber muchas combinaciones entre los elementos «cómic adulto», «cómic independente» «reivindicaciones autorales», «libertad creativa» y similares. Pero, sobre todo, se suma la introducción de cierta mentalidad esquizofrénica que busca separar cómic y novela gráfica atendiendo a una supuesta diferencia de medios artísticos sin que haya una diferencia efectiva en las formas artísticas, como si Wong Kar-Wai, Fatih Akin, Kim Ki-Duk o Isabel Coixet (directores que se citan en el libro para ejemplificar la diana comercial de “las novelas gráficas” de Marjane Satrapi) dejasen de llamar a su arte “cine” porque no consideren que pertenecen al mismo medio «cine» que el que usa Michael Bay. ¿Por qué elegir una terminología que busca, no ajena a cierto complejo de inferioridad, emular a ese hermano mayor literario? ¿Por qué convertir lo que hasta ahora se identificaban como corrientes –o agrupaciones de corrientes– tales como comix underground o alternativo en una evolución que lleva implícita, aunque no se busque, una diferencia de formas artísticas más que de medios artísticos? ¿Por qué sublimar un criterio heredado de los cahieristas cinematográficos que, ni siquiera cuando estos cahieristas hicieron cine, originó una escisión cinematográfica? Y lo más importante: ¿acaso creen los novelistas gráficos que el término novela gráfica se está poniendo de moda gracias a los valores intrínsecos de sus creaciones y no ante el apoyo de una industria (y no hablo sólo de editoriales, sino de distribuidores y cadenas comerciales) que ha visto que puede colocar “novelas gráficas” en librerías generalistas y FNACs? ¿qué harán cuando la industria termine por “pervertir”, como el propio García denuncia en el ensayo, la idea de “novela gráfica”? ¿Inventar otro término? Nada de esto se responde ni se afronta. Simplemente, se esquiva con cuidado de no derrumbar el castillo de naipes.
Por todo ello, La novela gráfica es, en resumen, un trabajo interesante desde el punto de vista de la perspectiva histórica pero de dudosa consistencia si lo que pretende es asentar no sólo la necesidad, sino también la definición de eso que llamamos novela gráfica. El cómic para adultos es una cosa, el cómic independiente es otra, la reivindicaciones autorales de libertad creativa discurren por contratos de trabajo o autopublicación, y las corrientes autorales que trabajan sobre una forma artística nunca han buscado escindirse de esa misma forma, sino sólo transformar el medio o una de sus parcelas. ¿Que hay un cómic para adultos, ejercido por autores independientes de los engranajes editoriales, y que se reivindican fuertemente como artistas? Pues sí. Pero ni el concepto de «novela gráfica» es exclusivamente suyo, ni el cómic adulto lo es ni a estas alturas el público generalista y adulto, ése que probablemente no leerá este libro de Santiago García pero sí que leerá Los combates cotidianos, entiende la novela gráfica como se explica aquí. Más bien lo hace acorde a como se está vendiendo el concepto: como una etiqueta comercial específicamente diseñada para que nadie se avergüence de leer, a estas alturas, obras acogidas a la forma artística del cómic. Frente a esta apabullante mecánica, Santiago García sólo compone una obra incapaz de proporcionar herramientas de selección o de afrontar los verdaderos debates, y que se inspira más en una –en el fondo elitista, aunque se diga que no– conciencia de clase y en un espíritu voluntarista que en el verdadero asentamiento de las características diferenciadoras, exhaustivas y exclusivas, que la novela gráfica está pidiendo.
Alan Moore dice que una novela gráfica es un tebeo caro. Y Alan Moore de tebeos sabe una mijita más que todos nosotros. Por cierto, Watchmen no fue concebido como novela gráfica, fue una maxiserie de 12 números.
Y si por novela gráfica se entiende obras artísticas en otros formatos, con todos esos elementos y que además han sido recopiladas, pues como que nació muchísimo antes de lo señalado, obviamente.
Además del hecho que la obra maestra no depende ni del concepto inicial en el que fue pensado, ni en formato en el que fue realizado. Vamos, eso es de cajón. Cuando pillas a unos cuantos actores del momento, sin tener muy claro de qué va a ir y cómo va a terminar, pues te puede salir una mamarrachada tipo Piratas del Caribe 3 o te puede salir Casablanca.
Hay tantas cosas que influyen que lo de menos es que tenga muchas páginas, pasta dura y no quieras hacer superhéroes…
La novela gráfica no es más que una etiqueta pseudoelitista, que si está funcionando, de puta madre, claro. Pero no es más, como dice Alan Moore, que un tebeo caro.
Vamos, que lo que parece decir es que si no es gafapasta pretencioso no es «novela gráfica», ¿no?
Bueno, si llamas «gafapasta pretencioso» a tebeos de superhéroes que están en el libro, supongo que sí, o al Arrugas de Paco Roca, que también aparece, o al Maus, al que se dedica varias páginas, aunque quizás por eso el término «gafapasta» sea tan equívoco además de despectivo. Por ejemplo, aparecen tebeos de superhéroes a los que se enclavado en el pasado en el concepto novela gráfica (Watchmen, Batman DKR, ambos hechos para la gran industria) o bien pueden enclavarse en el concepto NG hoy día. Por ejemplo, el Omega de Jonathan Lethem y Farel Dalrymple, al que se le dedica una página entera en «La novela gráfica». Y es un cómic hecho también para la industria (Marvel). Pero, eso sí, hay que leer el libro para ver qué se dice…
En definitiva estamos hablando de CÓMICS. Y si hablamos de contenido «adulto» hay bastantes ejemplos en cómics comerciales que a mi juicio cuentan grandes historias – por ejemplo, en la 1ª mitad de la saga del clon, la comida de cabeza de Ben Reilly «¿soy o no soy una persona?», la eterna esperanza de Kaine de ser «aceptado» por el Chacal a pesar de que éste le desprecia como un experimento fallido, el follón que se organiza al final de operación: tormenta galáctica sobre si en algunas ocasiones está justificado matar( historia súperdesaprovechada) y muchísimas más. En definitiva, historia contada con ilustraciones = CÓMICS.
Esto no deja de ser una variante de la creación del término comix que se hizo en su día para diferenciarse del comic al uso…
Si tenemos en cuenta que el cómic, como otras artes, es un lenguaje, las capacidades del medio, del canal, sus reglas, su extensión, formato, etc. son una cosa y otra el la intencionalidad del emisor. O sea, el canal es el cómic y sus posibilidades son tantas o tan limitadas como sean la capacidad de aquel que lo transmite, pero no lo modifica en su concepto y lo convierte en otra cosa, en este caso novela gráfica… sigue siendo comic, tebeo, manga, fumetti, bd
La novela gráfica es el formato en el que se publica el tebeo.
Pero es un debate que se eterniza en todas las artes para intentar diferenciar la buena de la mala, siempre sin conseguirlo, claro está, porque no se puede etiquetar la imaginación ni los límites y capacidad del hombre-creador.
Hombre Pepo, pero Omega se cita en un apartado no explícito en el que se habla acerca de dónde empiezan y acaban los límites de la novela gráfica, en tanto en cuanto «hay autores de obras personales que cruzan continuamente la frontera hacia las viejas tradiciones comerciales». De hecho se pone en duda la condición de novelista gráfico de Blain porque nunca ha publicado fuera de las grandes editoriales y porque perpetúa la tradición comercial de aventuras de toda la vida. Y, siguiendo con Omega, no olvides cómo termina Santiago García el apartado que le dedica: «Decidir en qué porcentaje Omega es un híbrido de novela gráfica y de cómic de superhéroes, en qué medida es una novela gráfica pura o una obra bastarda es estéril, y lo será más con el paso de los años». Lo cual se orienta más a decir que el debate del porcentaje es estéril que a defender la condición de novela gráfica pura de ese Omega.
Sí, y lo que está diciendo es que es positivo que en el futuro ese debate sea estéril. O sea, que lo que importa sonlas cualidades de la obra, y que no importará tanto que si hace para la industria y desde el género, o fuera de ella y de todo género tradicional, porque lo que importa es la sensibilidad (y el talento, obviamente) con que se aborda esa obra. Por si lo dudabas, Santiago es muy fan de Omega, tanto del original como de esta nueva versión. A mí también me parece un cómic muy chulo, dicho sea de paso. Y, dicho sea de paso y sólo por contrastar opiniones, Los combates cotidianos en cambio, que no es un cómic de superhéroes pero se quiere presentar como una obra adulta y madura, me parece horrible.
Como decís, esto de la NG no es más que una etiqueta comercial para «diferenciarse» del tebeo mainstream o infantil, sin ningún tipo de base real que la sustente. No la había en los 70, y sigue sin haberla. Pura pose.
Pepo, primero: ¿la sensibilidad y el talento evaluado por quién?
Segundo: ¿son la sensibilidad y el talento lo que va a definir lo que es o no novela gráfica, o lo que va a definir que el debate de la hibridación en Omega no importa? Lo digo porque Santiago García también comenta al principio del volumen que la adscripción a la novela gráfica no implica una valoración apriorística de su calidad (aunque más tarde creo que cae en contradicciones).
Tercero: Exacto, está diciendo que es positivo que en el futuro ese debate sea estéril. Y mi problema es que acorde a la definición de novela gráfica, ante todo, como un medio principalmente caracterizado por la libertad autoral, lo que debería haber dicho es que tal debate NO existe. No que sea estéril –vano, sin fruto–, sino que no debería darse porque Omega no sería una hibridación.
Cuarto: A mí NO me gusta Los combates cotidianos de Larcenet. Pero es que lo que nos guste a nosotros da un poco igual. Suponiendo que aceptara la existencia de la novela gráfica tal y como el autor del libro la entiende, ninguna de las razones que aporta permiten descartarla como tal… «Los combates cotidianos, de Manu Larcenet, es una serie de gran éxito publicada en Francia por Dargaud –una de las editoriales más potentes– entre 2003 y 2008. Centrada en la crisis de la edad madura de su protagonista, un fotógrafo, parece un ejemplo perfecto de novela gráfica contemporánea, seria y literaria, que a la vez se vende en formato álbum de tapa dura en color y tiene un personaje como protagonista. Con sus traumas accesibles y sus reconfortantes lecciones vitales masticadas y filtradas por los recursos del cómic comercial de toda la vida (¿?), Los combates cotidianos es una de las demostraciones más notables de cómo la industria es capaz de convertir en fórmula comercial lo que había nacido para no ser fórmula». ¿Dónde se valora aquí la libertad autoral de Larcenet en Los combates cotidianos? Porque publicar con Dargaud, en principio, no implica que ésta se haya visto cercenada ¿no?
Quinto: Nada de esto responde al debate terminológico. Emplear «novela gráfica» no deja de ser apuntar a la literatura para abandonar el cómic… y además es una expresión que se presta al confusionismo de no saber si se está negando el medio o la forma artística.
Ay… Novela Gráfica…
Tengo que decir que peco, y mucho, de no haber podido leer aún el libro de Santiago García (aunque después de su conferencia en la UCM y los diversos eventos en los que he podido asistir a sus charlas o las de Pepo, estoy deseando hacerlo). Así que mis opiniones aqui supongo que se basarán en lo que les he ido oyendo a los antes mencionados y lo aqui leído.
A mí llamadme lo que queráis, pero no puedo separar el término de Novela Gráfica de su «padre» o mejor dicho «padrino» Will Eisner. Will Eisner buscaba libertad creativa, buscaba hacer un cómic adulto, buscaba hacer un cómic independiente, buscaba alejarse de las editoriales comerciales, pero a la vez buscaba un nuevo mercado para sus cómics (en este caso, Contrato con Dios), y buscaba venderlo como si se tratase de un libro. ¿Tan alejada está la definición que da Santiago García de esto? Porque esto es lo que todos los que nos encontramos aqui entendemos por Novela Gráfica. Ya nos conocemos, lo nuestro son los superhéroes y el mainstream, y la prueba es que Watchmen ha sido el tema del primer comentario y ya se está hablando de Marvel, así que igual estamos menos acostumbrados a leer otro tipo de cómic, a mi me cuesta el primero.
Para mí la Novela Gráfica es esa etiqueta elitista o «gafapasta» si queremos llamarla así, que abarca todos esos tebeos con pretensiones intelectuales que no quieren ser llamados tebeos, y entre los cuales hay joyas de un valor artístico incalculable (Maus o Arrugas me sirven como ejemplo ya que han sido citados) pero también hay una cantidad enorme de obras que o porque están destinadas a un público muy concreto o porque sus pretensiones o su libertad creativa se han ido de las manos del autor… (o mejor dicho, porque suelen ser muy malas) no me gustan y me parecen pedantes cuando poco.
También es Novela Gráfica ese neologismo utilizado para que la FNAC presione a las editoriales a publicar tomos de 15 euros en tapa dura que pueda poner en un estante con el cartelito «Novela Gráfica» y que los novios puedan regalar a sus novias para así justificar su adicción a Spiderman; que los amigos puedan regalar a sus conocidos por el cumpleaños o las navidades justificando que «de ahí se sacó esa película que tanto te gusta», o que los cazadores de tendencias puedan utilizar como moda para decir que esto si es arte y Spiderman no. Pero claro, esta es la Novela Gráfica etiqueta, y la NG etiqueta también acompaña al cómic de Crepúsculo para vender más o aparece al final de Dragon Ball Evolution diciendo «Based on the graphic novel by Akira Toriyama» solo para quitars de encima la carga de que eso es un cómic queriendo aparentar más que un cómic.
Y por último, para mí, la Novela Gráfica es un género de estos híbridos que tanto nos gustan. Porque en cómic, quizá más que en ningún otro medio los géneros están muy poco diferenciados, los superhéroes juntan costumbrismo, ciencia ficción, fantasía y aventuras, un manga de mechas puede ser a la vez un shonen de instituto, un cómic bélico, y una space opera y la novela gráfica puede ser un cómic de superhéroes, un cómic de mechas, un cómic costumbrista o todo a la vez sin dejar de ser una novela gráfica. Pero si mal no he entendido el análisis de José, Santiago García quiere separarlo como medio aparte, cuando más bien, se trata de un género aparte. Uno de estos géneros extraños que solo tenemos en cómic en los que los límites no se diferencian muy bien. Nunca otro medio.
Tenemos también la tendencia como lectores de superheroes a ofendernos cuando alguien nos dice cosas como «mi novela gráfica favorita es la broma asesina» o «Watchmen está basado en una novela gráfica». Pero claro, ahí estamos aplicando la primera o segunda definición de novela gráfica. Si la entendemos como un intento pasado de moda de un autor por contar una historia diferente (y digo pasado de moda, porque si el término no hubiese sido acuñado en su día y Will Eisner quisiera publicar su Contrato con Dios hoy, habría cientos de editoriales de cómics y generalistas dispuestas a apoyarle con menos pegas que en su día) o si lo entendemos como una etiqueta polémica, está claro que Watchmen no es una novela gráfica sino una maxiserie de 12 números, igual que Dragon Ball tampoco lo es. Pero si entendemos la Novela Gráfica como un género que abarca muchas cosas… entonces es posible.
Creo que me he explicado un poco.
Y a todo esto… no sabía que Manuel Barrero era zamorano… dónde hay nivel…
Bueno, yo creo que la cosa es bastante facil.
Novela gráfica es aquel comic pensado para ser leido «como una novela». Es decir un comic autoconclusivo, con planteamiento, nudo y desenlace.
Esta distinción tiene sentido porque tradicionalmente los comics eran algo «serializado»
En realidad Santiago García escoge más Maus como eje vertebrador del asunto. Eisner, como bien apunta García, escogió el término «novela gráfica» para Contrato con Dios «como un recurso desesperado para vender su obra a unos editores de libros que jamás mirarían lo que les ofrecía si les decía que era simplemente un tebeo». De hecho publicó con Baronet, que cerró un tiempo después, y cosas como El Edificio o Nueva York: La vida en la gran ciudad, las publicó originalmente con Kitchen Sink, una editorial de cómics independiente, pero de cómics al fin y al cabo. ¿Que no es una editorial grande? Muy bien… pero el autor también considera novela gráfica Le Photographe, publicada en una editorial tan potente como puede ser Dupuis. Más allá de eso ¿Por qué odio Saturno qué sería? Está editado en Vertigo. ¿Y el Acme Novelty Library? Se publica como un comic-book periódico. ¿Y el Echo de Terry Moore? Autopublicado, adulto pero con ciencia ficción de por medio. ¿George Sprott? Publicado como tira en el New York Timez Magazine. Ahí está: cosas que entendemos como novelas gráficas y que no son independientes, o no van en circuitos comerciales separados o no tienen forma de libro; y cosas que son autopublicadas y adultas pero que consideramos comic-books.
Como género… García los asocia con la autobiografía preferentemente, aunque ni mucho menos de forma exclusiva (acertadamente, he de decir). En cualquier caso la novela gráfica no puede considerarse un género porque participa de muchos, a veces de forma pura, y porque «si entendemos el género como un esquema, un molde, una forma de hacer mención a un universo ficcional en el que encuadrar un tipo de personaje, unos arquetipos, una serie de esquemas argumentales, diversos recursos formales, etc. Como una jerarquización, en suma, en base a rasgos comunes de forma y contenido», limitar la novela gráfica a uno sería muy restrictivo. Aunque eso sí, estoy de acuerdo en que formalmente la novela gráfica es un cómic.
Y como etiqueta… dado el poco asentamiento teórico que tiene el concepto de novela gráfica y su progresiva fagocitosis por parte de las estructuras comerciales, efectivamente podemos considerarla una etiqueta. Para mí eso es lo que es: una etiqueta comercial que permite el prestigio social y la introducción es superficies generalistas, y que se aplica preferentemente a obra únicas. Forzadamente, también se aplica a recopilatorios de obras previamente publicadas en otros formatos, aunque a mí no me gusta considerarlo así dependiendo de según qué casos.
Yo creo que no se puede decir que haya una falta metodológica en el trabajo de Santiago ni un error en aportar un discurso opinativo. Al contrario. Creo que metodológicamente es irreprochable (por lo menos, no voy carencias importantes comparados con otros trabajos de humanidades donde he estado de tribunal de tesis doctoral. Es cierto que está muy alejado de lo que entendemos como planteamiento metodológico en ciencias, pero te aseguro que en Humanidades la aproximación es muy diferente y, en este caso, es muy bueno) y que precisamente lo importante es aportar una novedad clara en el debate desde la opinión propia fundamentada y bien elaborada. no veo en ese sentido diferencias de método entre este trabajo y otros muchos ampiamente aceptados.
De hecho, tú mismo reprochas a Santiago, paadójicamente, una percepción diferenciada de lo que es la novela gráfica, basado en una opinión. Y es precisamente eso lo interesante: abrir el debate. No se puede (ni se debe) establecer una ley universal de obligado cumplimiento, sino establecer un discurso propio que es debatible. Y creo que, en eso, el libro de Santiago es perfecto.
Lo que no implica que, en efecto, el debate se deba abrir y no se esté de acuerdo con las conclusiones de su análisis. Que es, todo sea dicho, la gran riqueza de un trabajo en este campo.
A mí, por ejemplo, me pasa y reconozco que estoy mucho más cerca de tus opiniones que de las de Santiago. Pero achacarle una falta de rigurosidad metodológica no me parece correcto.
En ese sentido, José yo la única incoherencia que veo es el hecho de acudir a una definición social de cómic y no aceptarla para novela gráfica. Creo que todo resulta más fácil con la definición que das en [12].
Yo creo que se está mareando la perdiz. Novela gráfica no es más ni menos lo que dice su nombre. Coger la definición de «Novela», aplícarla al contexto del comic y… voilá.
Si se pretende entrar en el debate terminológico (depende de la intención de cada uno: a ti te interesa, José; a otros a lo mejor les interesa saber más bien por qué se adopta el término socialmente -desde los mismos autores, y luego por la sociedad, el público, las editoriales, las librerías- un nombre distinto para determinados cómics que entrar a discutir ese nombre, que desde luego no tiene mucho sentido literalmente, o como mínimo es equívoco), podemos entrar a fondo. Y si entramos a fondo en el debate terminológico, podemos hacernos preguntas como, por ejemplo: ¿Watchmen es «comic»? Porque muy cómico no es ese cómic,¿verdad? Lo que pasa es que, desde un origen más o menos literal (los «comics» de principios del XX eran efectivamente cómicos) hemos aceptado el término comic como algo convencional sin fijarnos en el sentido literal. Entonces, sí, claro, Watchmen es comic aunque no sea cómico.Ojo, que en España se usaba tebeo o historieta mayoritariamente hasta finales de los setenta-primeros ochenta, que es cuando se adopta el anglosajón «comic», cambio que por cierto también se hizo para distinguir el nuevo cómic adulto de entonces del tebeo tradicional.
No olvidemos que este medio no ha tenido nunca un nombre fijo, que el nombre ha cambiado con el paso de los años (y cambia de hecho según el país de que se trate: no es lo mismo el término anglosajón «comic» que el término «bande desinée» o nuestro «historieta», que por cierto es un término bastante despectivo, lo que pasa es que ya es convencional porque nos hemos acostumbrado a él, ya lo usamos como término denotativo sin reparar en las connotaciones que tenía. O tiene.
Sobre la sensibilidad y el talento, pues claro,son juicios subjetivos que corren a cargo de cada uno. En este caso, a cargo del ensayista. No pretendía entrar en tu crítica al libro, José, sólo aclarar algunos comentarios del hilo. Si acaso, puntualizar que lo que tú llamas «tópico» (la caída de ventas de los comic books conforme se implantaba masivamente la televisión en EEUU) está más que documentado en diversos estudios académicos (no hablo por Santiago: hablo por mí, yo los he leído),tanto americanos como europeos. Si es necesario, te paso la bibliografía.
Está bien pedir «rigor» a los demás, pero mejor aún es aplicarlo uno mismo a lo que escribe. Y dicho esto, abandono el debate porque,como decía, no era mi intención entrar a criticar tu crítica. Sí creo leyendo tu reseña -es mi opinión personal e intransferible- que has leído el libro con unos prejuicios muy concretos sobre lo que se iba a decir en él -los tenías antes de leerlo- y en base a ellos has tergiversado bastante de lo que el libro pretende decir, pero, repito, es solo mi opinión subjetiva y personal. Aquí lo dejo. Saludos.
>>>¿Watchmen es “comic”? Porque muy cómico no es ese cómic,¿verdad?
Acabáramos… ¿Un repollo es un repollo?. Porque muy pollo por doble que sea no es esa planta comestible.
WWFan, le llamas cómic a WAtchmen (o a Arrugas) porque aceptas el término cómic sin plantearte lo que significa literalmente. Y es normal, es un término convencional ya desligado de su significado origianl. ¿Es posible entender ahora lo que quiero decir o tampoco?
¡Bienvenido Álvaro! Los principales fallos metodológicos que le veo a la obra de Santiago García son los que expongo en el artículo. Someramente serían no justificar el propio método, el sesgo de hacer un seguimiento del cómic adulto –en general– como precursor de la novela gráfica, la no definición de lo que es cómic adulto (que le lleva a hacer una criba basada en juicios de valor personales, léase las obras derivadas de la Invasión británica o, barriendo para casa, el sello Vertigo), ese mismo que comentas de entrar en la batalla terminológica con «cómic» pero no hacerlo con «novela gráfica» y una ambivalencia a la hora de definir los criterios que le permiten clasificar lo que es y lo que no es novela gráfica. En el terreno del estudio histórico nada que objetar, pero como obra de investigación identifico esos sesgos metodológicos que conducen a su vez a sesgos expositivos. Si consideras que tales detalles no son sesgos o que no están presentes en La novela gráfica, bueno, para eso estamos, ¡a discutirlo!
Soy consciente, por otra parte, de que la metodología en ciencias es muy distinta de la metodología en letras/artes, pero nuevamente barriendo para casa te diré que he leído varias tesis doctorales por la condición de un pariente cercano –mi madre es doctora en Bellas Artes– y he asistido a varias defensas, y un tribunal de tesis artístico ataca el método con la misma ferocidad que pueda hacerlo uno de ciencias. ¿Es bueno el debate? Siempre. ¿Caigo en argumentaciones opinativas a lo largo de mi artículo? Claro… pero es que es un artículo de opinión que valora una obra publicada, no un trabajo de investigación.
Y sí, acudir a la definición social de cómic y no aceptarla para la novela gráfica es una importante incoherencia, como he apuntado en texto y comentarios. Pero es que si atacas eso atacas la línea de flotación primigenia del trabajo de García: si lo que importa es la definición social, entonces no ha lugar a la diferencia entre novela gráfica y cómic implícita –aunque involuntaria– a nivel formal e, incluso si me apuras, tampoco ha lugar a la diferencia de medios.
Si ahora nos ponemos a cambiar la etimología de todas las palabras porque no se corresponda con la concepción 100% del SXXI tendríamos que inventar un idioma nuevo.
No lo he expresado bien. Si nos ponemos a mirar la etimología de cada palabra que usamos, blablabla…
Vamos, creo que se entiende la idea.
A principios de los 80 hubo un debate también en España, en el mundillo del tebeo, sobre si se debía usar el término tradicional (historieta, tebeos) o bien el de «comic» para referirse a las obras que se estaban haciendo entonces dentro del llamado «boom del cómic adulto». Cómic para adultos que por cierto, en buena parte (sector El Víbora) venía del comix underground americano, su principal influencia. Tras ese debate, terminó imponiéndose mayoritariamente el de comic, hablo de ESpaña, término con el tiempo aceptado por la RAE españolizado con la tilde, cómic.
Ahora se repite el fenómeno sólo que contraponiendo el ya aceptado por la inmensa mayoría «cómic» frente al nuevo cómic adulto para el que se ha adoptado el término «novela gráfica». Me pregunto qué ocurrirá en el futuro, y si el término terminará imponiéndose mayoritariamente.
Por cierto, José, y hablando de cómic adulto: también está bastante documentado, en estudios académicos y en entrevistas de los propios editores y autores, a qué público iban dirigidos según qué cómics, si al infantil, al juvenil, al adulto o a varios. Los comic books, por ejemplo, fueron dirigidos durante la inmensa mayoría de su historia al público infantil-juvenil. De esto hay numerosos testimonios. Los comic books de los cuarenta, por ejemplo, iban dirigidos a niños y adolescentes. Por ejemplo, nos puede encantar, como a mí, la Marvel de los 60, pero es un hecho documentado -y contrastado con los propios protagonistas, o en las cartas de lectores- que eran cómics que leían chavales que, como máximo de edad, estaban llegando a la universidad. No eran tebeos pensados para un señor de 40 años. Pero de lo contrario, en el caso de las tiras de los periódicos (que las leían toda la familia, desde los padres adultos a sus hijos), también hay suficientes testimonios. Para saber si determinados cómics los leían adultos o no (de su época), basta investigarlo. Pero hay que investigarlo, claro.
Pero, eso sí, hay que leer el libro para ver qué se dice…
Por eso he dicho que, en base al artículo, parece.
Y sí, uso «gafapasta pretencioso» en tono despectivo refiriendome a aquellos que, como ha dicho DNMRULES, leen tebeos pero no quieren que se llamen tebeos, porque da la impresión de que se intenta vincular el término con unos estándares de calidad, para diferenciarlos del resto de comics, y, personalmente, no encuentro demasiadas diferencias, ni en sensibilidad ni en talento, entre obras como Watchmen o Batman: TDK y el Swamp Thing o el Born Again, así que ¿por qué son las primeras «novelas gráficas», si los parámetros para evaluar eso son no ser «cómic juvenil, masificado y regido únicamente por criterios comerciales» y los segundos no?
Como conclusión dire, a título personal, que yo Maus lo tengo justo al lado de El corazón del Imperio en el salón de mi casa sin ningún tipo de problema. Y, para mi, ambos son comics, de igual forma que llamo libros tanto a El callejón de los milagros como a El codigo Da Vinci (sí, ambos también en mi salón).
Y oye, a lo mejor me estoy equivocando en lo que he entendido que pretende dar a entender el autor…
No, no, Pepo. Mi crítica está para ser criticada y no me molesto por ello en absoluto. Lo del cómic «cómico» ya lo decía yo en mi texto con otras palabras. Pero donde acuso el tema es en que si se evita el debate terminológico aplicado a la «novela gráfica», se debe evitar también hacerlo si nos referimos a la palabra «cómic». Y aún si considerásemos que cómic nos refiere a lo cómico, historieta es despectivo y BD surge en los sesenta… el término «novela gráfica» me parece, como apuntas, cuanto menos equívoco. Cuanto más, acomplejado. Demasiado para pasarlo por alto si se entra en la comicidad del «cómic».
Respecto a la televisión, sin duda me gustaría leer esos estudios… Santiago García no aporta bibliografía a pesar de la afirmación taxativa que realiza. No obstante, ahí habría mucha tela que cortar: en primer lugar, definir el grado de asociación estadístico entre cómics y televisión. En segundo, analizar el impulso que sobre la mitopoyética de los tebeos y su grado de iconocidad posee el fenónemo televisivo. Porque claro, todo depende: el período de implantación de la TV en USA fue colindante con el nacimiento y desarrollo de Superman en 1938 y el de de Batman en 1939. Y cualquiera te diría que en el impacto cultural de ambos la radio, la animación y la televisión jugaron un papel crucial.
Más allá de eso, hombre, comentar que decir, refiriéndonos al período actual (que es por donde iba mi crítica, no al período de los cincuenta), que «la forma artística del cómic ha conseguido desgajarse del medio cómic de masas para fundar una tradición nueva basada en valores literarios y artísticos propios, una forma artística que ya no compite con la televisión como medio de masas, sino que se plantea como un medio culto con su propia identidad […]» me parece un poco raro. A dos metros bajo tierra, Los Soprano, The Wire, El ala oeste de la casa blanca, Mad men… en fin. A menos, claro que sea una reacción de la televisión.
Respecto a mis prejuicios… para nada. De hecho le tenía muchas ganas, como digo al principio del artículo.
Y si el término novela gráfica es aceptado frente a comic y dentro de 5 años ese término socialemente incluye tanto a Barrio Lejano (o Arrugas, o Maus, o Watchmen) como a un retapado de la etapa de Liefield de Youngblood… ¿tendremos que buscar otra palabra para diferenciar estándares de calidad?.
¿Sí, no?.
Si es sí, Guachisneski in the night, propongo.
El Guchisneski in the night de Paco Roca es una maravilla, por encima de la novela gráfica de Joe Sacco, que a su vez es mejor que el Comix de Ranx, que a su vez es mejor que el comic de Superman, que a su vez es mejor que el tebeo de Flechas y Pelayos…
Para eso, mejor leer el libro, Phantomas, por supuesto.
Y claro que todos los que dices son cómics. La cuestión es por qué se ha aceptado el término «NG» socialmente, y qué pretende darse a entender con ello. Porque la cuestión «NG» escapa ya hace tiempo a lo que digamos o dejemos de decir los aficionados del mundillo. Es un término que se ha adoptado por el «mundo real», por gente que no solía leer cómics, por editores, libreros y grandes superficies tipo FNAC, y que se ha adoptado precisamente para referirse a determinados cómics. No nos inventamos nuevos términos si no consideramos que el objeto a nombrar no es nuevo, al menos en gran medida. La pregunta que intenta responder el libro es por qué se ha producido eso. Porque no se ponen nombres nuevos a las cosas porque sí.
Todo lo cual no quiere decir que una novela gráfica sea mejor que un cómic tradicional simplemente porque presente diferencias respecto a él. STITCHES, una novela gráfica muy reciente que se presenta CLARAMENTE como novela gráfica, y que se suma CLARAMENTE a la ola (moda) de la novela gráfica, es bastante mala en mi opinión. Bueno, y en la de algunos de los aquí presentes (Álvaro Pons).
Sobre Los combates cotidianos, es un ejemplo de cómo lo que nació de un grupo de autores concretos franceses (L ‘Association y aledaños, básicamente) es en el espacio de pocos años convertido en fórmula y asumido por la gran industria. Yo creo que el caso de LArcenet sí es representativo de ese fenómeno.
>> o bien el de “comic» para referirse a las obras que se estaban haciendo entonces dentro del llamado “boom del cómic adulto”. Cómic para adultos que por cierto, en buena parte (sector El Víbora) venía del comix underground americano, su principal influencia. Tras ese debate, terminó imponiéndose mayoritariamente el de comic, hablo de ESpaña, término con el tiempo aceptado por la RAE españolizado con la tilde, cómic.
Lo sé, lo sé. Pero la entrada «cómic» en el DRAE no tiene connotación adulta, juvenil o infantil; sólo hace referencia a la forma artística y nada más, al contrario que «tebeo» (infantil). La segunda acepción de «historieta» a día de hoy también es bastante interesante, y desprovista de connotaciones despectivas. Revisé todo esto para un programa de radio hace tiempo.
>> Ahora se repite el fenómeno sólo que contraponiendo el ya aceptado por la inmensa mayoría “cómic” frente al nuevo cómic adulto para el que se ha adoptado el término “novela gráfica”
No digo que no exista ese fenómeno pero ¿sólo la novela gráfica es cómic adulto, pues? Además, te recuerdo: la novela gráfica para Santiago García viene eminentemente definida por la condición de libertad autoral, así que en principio esa condición adulta inherente no tendría por qué ser necesariamente correcta.
>> […] También está bastante documentado, en estudios académicos y en entrevistas de los propios editores y autores, a qué público iban dirigidos según qué cómics, si al infantil, al juvenil, al adulto o a varios. Los comic books, por ejemplo, fueron dirigidos durante la inmensa mayoría de su historia al público infantil-juvenil. Pero de lo contrario, en el caso de las tiras de los periódicos (que las leían toda la familia, desde los padres adultos a sus hijos), también hay suficientes testimonios. Para saber si determinados cómics los leían adultos o no (de su época), basta investigarlo. Pero hay que investigarlo, claro.
¡Claro que sí! Y yo no he dicho lo contrario. Interesantes a este respecto, y por poner un ejemplo, son el Who reads the funnies and why? de Edward J. Robinson y David Manning White y el Comic strips and their adult readers de Leo Bogart en The Funnies, an American idiom. ¿Quién lo ha negado? Yo sólo digo que en virtud de la cuadratura del círculo una ingente cantidad de comic-books que se publican con el sello Mature readers se ha borrado de un plumazo, así como una generación de autores que renovaron el mainstream americano en los ochenta y noventa y que, al parecer, no se consideran lecturas adultas; sólo «tebeos ostentosos».
Porque no se ponen nombres nuevos a las cosas porque sí.
Nombres nuevos se ponen por muchos motivos, algunos de ellos puramente de marketing. Como ejemplo, la selección española de futbol ahora se la llama, en el mundo real, la Roja. Pero sigue siendo la selección española de futbol.
En mi opinión, el nombre viene precisamente por los que has dicho: editores, libreros, grandes superficies… Y única y exclisivamente por lo de parecer que es algo «adulto»
Sigo luego, que me voy de la oficina, pero vamos, que sí, que estoy opinando sin leer el libro, aunque me haré con él…
José, la televisión no se implanta masivamente en los hogares norteamericanos cuando tú dices, entre 1938 y 1939, su implantación masiva no llega hasta los primeros cincuenta. Sobre la influencia de esa implantación masiva de la televisión en la crisis del comic book durante los cincuenta, yo la he leído en (entre otros libros):
The Art of the Comic Cook. An Aesthetic History, de Robert C. Harvey
Of Comics and Men. Jean-Paul Gabilliet
Comic Book Nation, Bradford W. Wright
Y esto te lo digo a bote pronto. Seguro que si me pongo a rebuscar en casa -no estoy en ella- encuentro más referencias.
>> Es un término que se ha adoptado por el “mundo real”, por gente que no solía leer cómics, por editores, libreros y grandes superficies tipo FNAC, y que se ha adoptado precisamente para referirse a determinados cómics.
Exactamente: de ahí la crítica de Álvaro Pons –que comparto y suscribo– para acudir a la definición social de cómic y, sin embargo, no aceptarla para novela gráfica. Lo que decía en el 12: «Una etiqueta comercial que permite el prestigio social y la introducción es superficies generalistas, y que se aplica preferentemente a obra únicas. Forzadamente, también se aplica a recopilatorios de obras previamente publicadas en otros formatos, aunque a mí no me gusta considerarlo así dependiendo de según qué casos».
«Lo sé, lo sé. Pero la entrada “cómic” en el DRAE no tiene connotación adulta, juvenil o infantil; sólo hace referencia a la forma artística y nada más, al contrario que “tebeo” (infantil). La segunda acepción de “historieta” a día de hoy también es bastante interesante, y desprovista de connotaciones despectivas. Revisé todo esto para un programa de radio hace tiempo»
Pues claro, estamos de acuerdo. Las connotaciones desaparecen en cuanto el término se acepta en el uso común, y se el término pasa a usarse convencionalmente sin reparar en su significado original o literal. Vamos, como usamos las palabras normalmente, de forma convencional, con un significado aceptado comúnmente. ¿Por qué llamo lámpara a lámpara? No lo sé ni me lo planteo nunca, sólo sé que si yo digo lámpara todo el mundo me entiende y lo mismo si alguien dice lámpara.
Yo creo que eso ya está pasando a día de hoy con «novela gráfica», y lo digo por personas ajenas al mundillo que utilizan el término sin darle ese significado literal de «novela» -«gráfica». Lo usan para referirse a determinados cómics.
Gracias por las referencias.
Respecto a la implantación de la televisión, me conozco cuando se empezó a implantar masivamente, Pepo, pero yo no he dicho «masivamente». De hecho acabo de comprobarlo (y no en la Wiki) antes del anterior comentario. No en vano, fíjate que he dicho que «el período de implantación de la TV en USA fue colindante con el nacimiento y desarrollo de Superman en 1938 y el de de Batman en 1939″ y te he glosado antes de la aparición televisiva la cinematográfica y la radiofónica. Si eso no es apoyarse –en lugar de competir– con otros mass media, no sé lo que es.
Yo creo que eso ya está pasando a día de hoy con “novela gráfica”, y lo digo por personas ajenas al mundillo que utilizan el término sin darle ese significado literal de “novela” -”gráfica”. Lo usan para referirse a determinados cómics.
Es que yo creo que fuera del mundillo no tienen ni idea de lo que es «Novela Gráfica». No es que lo usen mal, es que literalmente «no saben lo que es».
Por cierto, Pepo, respecto a esta aproximación teórica de Santiago García al respecto de la novela gráfica, ¿qué opinas tú? Es que sólo hablamos de mi artículo, estamos perdiendo la perspectiva y creo que tu mirada podría resultar interesante para el debate en los comentarios.
¿Estás de acuerdo con el hecho de que «novela gráfica» haga referencia a un medio distintivo al del cómic y basado eminentemente en la libertad autoral? ¿Es libertad autoral sinónimo automático de novela gráfica? ¿Otras características intermitentes que comenta Santiago García en el libro, como adultez, independencia de editoriales y canales de distribución habituales, etc. (y que no cumplen todos los ejemplos de novela gráfica expuestos) deberían estar siempre asociados al término? ¿Sólo se asocian a él? Y lo más importante: ¿crees que esa noción es coincidente con la idea social que sobre la novela gráfica tienen quienes las compran en FNAC o grandes superficies y las ven criticadas en sus suplementos sabatinos?
No, la NG no es un medio nuevo, el medio tiene ya al menos dos siglos, y le solemos llamar cómic. El término NG se aplica a determinados cómics. Creo que porque se perciben diferencias respecto a los tradicionales. Sí, en gran medida se piensa socialmente que es cómic para adultos, de hecho los leen adutos y jóvenes adultos. En muchos casos yo sí creo que existen esas diferencias respecto al cómic tradicional. Sí, creo que en la FNAC tienen claro las diferencias, y lo sé sencillamente porque hablo a menudo, siempre que voy por una, con los responsables de la sección de cómic, en particular de la de Barcelona, que son a quienes más conozco. De hecho, sí, pienso que el término se ha consolidado socialmente, y que se suele usar para llamar a determinados cómics. A partir de un determinado momento, en España no hace más de cuatro años, la industria, en vista del éxito del formato asociado a la NG, se ha arrimado y pretende imitar la corriente adoptando el formato, porque ve que vende, también en librerías generalistas, y ahora lo que sucede es que un lnuevo ector que, pongamos, quiere leer NG, tiene que distinguir el material, tiene que ver el contenido para ver si por ejemplo el libro que tiene en las manos es una reedición en formato «NG» de una serie de tebeos para niñas de los años 60. O un tomo con el Nick Furia de Steranko, que no es desde luego NG sino comic book tradicional, en este caso de la Marvel de finales de los 60 (tebeos buenísimos en su momento y ahora, añado por si las moscas).
Ser NG no significa ser mejor que tebeos tradicionales. Eso es algo que algunos dan por asumido, cuando no tiene por qué ser así y realmente no sé de dónde viene. Hay novelas gráficas truñescas y novelas gráficas buenas, igual que hay comic books de toda la vida malos, buenos y regulares. Vincent, sí he conocido a estas alturas a bastantes personas que se acercan ahora al cómic -no hablo por hablar-, y se acercan por la «novela gráfica». Y saben perfectamente a qué se refieren con novela gráfica: Persépolis, Maus, Arrugas, Epiléptico, etc. Sí, Stitches también entra en el saco, que por cierto es mala de cojones a pesar de ser NG y como tal es identificada.
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P.D. José, la influencia de la TV como factor (no el único) en la crisis de ventas del comic book no pudo darse en 1938-1939 porque entonces había muy pocas televisiones en EEUU, y por tanto el comic book, un medio de masas en los cuarenta, poco pudo verse influido entonces por ella, ni para bien ni para mal. Esa influencia no podrá darse hasta la implantación masiva, generalizada, de la TV en los hogares norteamericanos, lo cual no sucede hasta los primeros años 50. Y es a partir de entonces cuando la «locura» nacional con la televisión, el medio de moda en USA entonces, sí afecta a los cómics. Pero vaya, que te estoy contando lo que han escrito estudiosos como los que te he citado antes, en algunos casos citando estadísticas de implantación de TV en hogares y etc. En fin, que esto en concreto de «tópico» no tiene nada. Está bien contrastado.
personas ajenas al mundillo que utilizan el término sin darle ese significado literal de “novela” -”gráfica”. Lo usan para referirse a determinados cómics
Caros y en tapa dura.
¿Estás de acuerdo con el hecho de que “novela gráfica” haga referencia a un medio distintivo al del cómic y basado eminentemente en la libertad autoral? ¿Es libertad autoral sinónimo automático de novela gráfica? ¿Otras características intermitentes que comenta Santiago García en el libro, como adultez, independencia de editoriales y canales de distribución habituales, etc. (y que no cumplen todos los ejemplos de novela gráfica expuestos) deberían estar siempre asociados al término?
¿La libertad autoral, adultez (imagino que intelectual) e independencia de editoriales hace más literatura a un libro que a otro puramente comercial?¿O más cine?¿Es más pintura una de Van Gogh con total libertad que las que hizo por encargo Miguel Angel?
Por cierto: Santiago sí cita una fuente bibliográfica directa (acabo de llegar a casa y lo he comprobado) sobre la competencia que supuso la televisión para el comic book en la segunda mitad de los 50, ver pág. 138 de «La novela gráfica». Se trata del libro de Amy Kiste Nyberg, SEAL OF APPROVAL. THE HISTORY OF THE COMICS CODE, Jackson, University Press of Mississippi, 1998. Una reseña en Tebeosfera.
Súmalo a las referencias que te pasé antes sobre la influencia de la TV en los cincuenta en la pérdida de relevancia social del comic book. La cosa no mejoraría hasta el relativo renacimiento del comic book (relativo por comparación con las ventas millonarias de los cuarenta) que supuso la Edad de Plata en los 60.
Hum… pero Pepo, entonces si te parece que el término «novela gráfica» no tiene mucho sentido o es como mínimo equívoco, si consideras que la novela gráfica no es ningún medio nuevo sino un tipo de cómic –¿cuando has dicho esto recordabas la diferenciación entre medio y forma artística que subrayaba Santiago García en su libro, verdad?– y que la definición que prevalece de la novela gráfica es la social… entonces, pregunta: ¿qué estamos discutiendo exactamente? Lo digo porque más allá de entrar en que a qué cómics se les puede llamar novelas gráficas y a qué cómics no –tú no lo dices, usas «determinados cómics» cada vez que te refieres a ellos, por cierto– nuestras posturas son harto coincidentes. Por aclarar el tema, ¿para ti Omega es una novela gráfica pura o una hibridación de cuyo porcentaje hablar es estéril? ¿cuáles son esos determinados cómics que pueden ser novelas gráficas? ¿coincides con Santiago García y su exposición?
– – –
No digo que no; sólo digo que los superhéroes con menos implantación icónica social son aquellos que menos han utilizado tradicionalmente el resto de mass media para consolidarse. Y que si tú me hablas de cómics en general, yo te digo que cuando en los sesenta debutó el Batman de Adam West las ventas de todo comic-book relacionado con el murciélago se dispararon.
Más allá de eso, un par de dudas respecto al contenido bibliográfico que me has puesto y desde la ignorancia… ¿consiste en listas de ventas de por año? ¿cómo establece el grado de asociación entre incremento de televisores domésticos y el descenso entre las ventas de comic-books? ¿cómo salvan el factor de distorsión que supone la irrupción de la CCA también en los años cincuenta?
«¿La libertad autoral, adultez (imagino que intelectual) e independencia de editoriales hace más literatura a un libro que a otro puramente comercial?¿O más cine?¿Es más pintura una de Van Gogh con total libertad que las que hizo por encargo Miguel Angel?»
Pues no, claro. La cuestión no va de eso. Master Race de Al Feldstein y Bernie Krigstein, o La llegada de Galactus de Lee y Kirby, me parecen dos obras maestras del cómic, y se hicieron con muchas limitaciones industriales. Y desde luego no son lo que ahora llamamos «novela gráfica», son comic books «de toda la vida».
No sé cuántas veces habrá que insistir en esto. ¿Cuándo, en qué momento, alguien ha dicho que…
1) «sólo se puede hacer arte en el cómic desde la NG» (Kirby hizo mucho arte, y no desde la NG precisamente)
2) «las NG son más «arte» que otros cómics sólo por ser NG»
3) «La libertad autoral de la NG garantiza mejores resultados que las limitaciones industriales»
(ahí tenemos a STITCHES, una novela gráfica malísima realizada, eso sí, con total libertad creativa)
Repito, ¿quién y dónde ha dicho semejantes cosas? En el libro de Santiago no, desde luego. En este hilo, tampoco lo ha dicho nadie. ¿No será que nos inventamos fantasmas para poder combatirlos?
Veamos, veamos: «Nyberg, sin embargo, considera que hubo otros motivos que concurrieron con la autocensura para provocar el desplome del comic book americano en la segunda mitad de los cincuenta». Y se citan la saturación de títulos y editoriales, la competencia creciente de la televisión y la pérdida del principal distribuidor nacional. Vaya, que se cita como concausa en un tratado donde se habla de, justamente, lo que te acabo de preguntar: el CCA. Y sí… el asunto se recuperó en la Edad de Plata. Por eso te preguntaba por el grado de asociación y la consideración de factores de distorsión en esos datos ¿cómo lo solucionan? Por otra parte, ¿se venderían menos televisores en los años sesenta? Habrá que investigarlo.
Pero de todas formas, García no cita datos actuales cuando en la página 266 comenta en relación a la novela gráfica que “la forma artística del cómic ha conseguido desgajarse del medio cómic de masas para fundar una tradición nueva basada en valores literarios y artísticos propios, una forma artística que ya no compite con la televisión como medio de masas, sino que se plantea como un medio culto con su propia identidad […]“. Algo que, como decía me parece muy raro con A dos metros bajo tierra, Los Soprano, The Wire, El ala oeste de la casa blanca, Mad men (entre otras muchas) por ahí.
«Hum… pero Pepo, entonces si te parece que el término “novela gráfica” no tiene mucho sentido o es como mínimo equívoco, si consideras que la novela gráfica no es ningún medio nuevo sino un tipo de cómic –¿cuando has dicho esto recordabas la diferenciación entre medio y forma artística que subrayaba Santiago García en su libro, verdad?–»
Pues no, por dos razones. Porque
1) pienso eso desde hace bastante tiempo, antes de leer el libro de Santiago;
y 2) el sentido que tú le das a esa diferenciación forma artística/medio es una de las tergiversaciones que haces, ya te he dicho que lees el libro con conceptos preconcebidos, prejuicios. En ningún momento se dice eso que tú crees entender. La forma artística es el lenguaje (lenguajes) del cómic, y el medio todo lo demás que ha rodeado en cada momento histórico a esa forma artística: soportes y formatos, mercados, distribuidores, impacto en la sociedad, percepción social y cultural del cómic, etc. Töpffer, Outcault, Kirby o Spiegelman usa la forma artística del cómic, pero está claro que el medio no es igual en el caso de Töpffer (no existe medio como tal cuando se pone a dibujar sus «novelas en estampas»), que en el de Outcault (trabajaba en tiras de prensa en un momento dado), ni igual que el de Kirby (trabajaba en el comic book, y todo depende de en qué momento nos situemos) o en el de Spiegelman (si hablamos de Maus, se lo autopublicó de forma seriada hasta terminar la primera parte, que entonces recopiló en toma una editorial literaria como Pantheon).
«Más allá de eso, un par de dudas respecto al contenido bibliográfico que me has puesto y desde la ignorancia… ¿consiste en listas de ventas de por año? ¿cómo establece el grado de asociación entre incremento de televisores domésticos y el descenso entre las ventas de comic-books? ¿cómo salvan el factor de distorsión que supone la irrupción de la CCA también en los años cincuenta?»
Léelos y lo descubrirás por ti mismo. Quizás entonces puedas escribir tu propio estudio que contradiga esas opiniones dominantes.
Pepo, me parece un tanto extraña esa argumentación, y creo que el que ha leído mi artículo con prejuicios eres tú: en ningún momento digo que Santiago García diga que la novela gráfica supone una forma artística distinta; de hecho, especifico hasta tres veces que cuando se comenta eso se hace referencia, efectivamente, al medio (entendiéndolo tal y como tú lo entiendes) y no a la forma (entendiéndola tal y como tú la entiendes). Vaya, que lo capté bien. Pero lo que sí dice Santiago García y se colige de sus afirmaciones es que la novela gráfica supone una conciencia distintiva en cuanto a medio a la del cómic tradicional (aún compartiendo la misma forma artística). De ahí que cuando tú has dicho que la novela gráfica no es un medio nuevo te haya preguntado aún con más ahínco sobre el tema (porque has usado medio, no forma). Y mi crítica no viene de la mano de que ese medio sea distinto, sino de que el término «novela gráfica» se presta al confusionismo en un terreno formal.
Respecto a los datos, bueno… te lo pregunto a ti como curiosidad, que creo que los tienes a mano y los has estudiado antes que yo. Supongo que no todo consistirá en unos gráficos comparativos sino que la asociación estadística será potente ¿no?
Y por cierto: «The goal of the graphic novelist is to take the form of the comic book, which has become an embarrassment, and raise it to a more ambitious and meaningful level». Graphic Novel Manifesto, de Eddie Campbell. Punto 6. Luego en su texto, Santiago García critica que Barrero considere el texto de Campbell como una «postura elitista», basándose para ello –García– en el error de considerar que la novela gráfica implique una valoración apriorística de la calidad.
Me queda claro ya todo.
La novela gráfica es como lo que se dice del Cádiz CF (o del Madrid, o del Barcelona, o del Mármoles Macael), que no es un equipo de «furbo», es una forma de entender la vida…
Muchos estais diciendo que el término novela gráfica es una etiqueta que sirve para vender lo de siempre a unos ocasionales que compran en grandes superficies. ¿Y quiénes son esos ocasionales que tanto poder tienen?
En principio pienso en los típicos jóvenes universitarios que atraviesan una fase de inquietudes intelectualoides como forma de demostrarse a sí mismos que han abandonado la adolescencia; o parejas también jóvenes que empiezan a disfrutar de un cierto desahogo económico, y que compran tebeos lujosamente editados porque los libros de jardines japoneses de Taschen están pasados de moda.
Habría que identificar quienes forman esa masa anónima que desde la compra casual es capaz de poner patas arriba un medio que lleva cien años de existencia.
También puede ser que la NG sea aquello que decían…
Antes los tebeos eran de cachondeo, de terror o de aventuras y ahora te cuentan lo poco que el autor folla y la de pajas que se hace.
Una duda, ¿y qué ocurre con obras como La muerte del Capitán Marvel o Dios ama, el hombre mata?¿Son novelas gráficas?, ¿lo fueron y ya no lo son?, ¿nunca lo fueron? Porque publicarse se publicaron como novelas gráficas. No son recopilatorios como Watchmen o el Dark Knight.
Vale, en ese caso, José, yo me refería a la forma. He dicho antes medio de manera coloquial, como se suele decir, vamos, como sinónimo de cómic. Una NG es un cómic, eso quería decir antes, participa de la forma o lenguaje del cómic.
Sobre la tele y los cómics, José, intentaba ser educado pero insistes en el tema, y lo siento pero estás insistiendo y poniendo en cuestión estudios simplemente «tocando de oído». Estudia lo que está escrito al respecto, y luego opinas con propiedad, aunque sea para contradecirlo si no te convencen esos estudios. Por ejemplo, has dicho que la TV favorece al cómic con la serie televisiva del Batman de Adam West en 1966, y es cierto, pero para ver de qué estamos hablando hay que tener en cuenta cifras concretas y otros factores, y compararlos con otras décadas. La circulación del cómic Batman se duplicó a partir de la batmanía desatada por la serie de TV, hasta llegar hasta casi 900.000 ejemplares mensuales. Antes de la serie de TV, Batman vendía la mitad, unos 400.000 y pico de ejemplares. Por supuesto, esa subida no afectó por igual a todos los títulos ni mucho menos, pues era Batman el que se puso de moda. 1966 fue, esto sí, la cima comercial del comic book en toda la década de los 60. Pasada de moda la batmanía, las ventas disminuyeron, pero la televisión seguía existiendo, evidentemente. Son momentos concretos, y títulos concretos. En 1970, el comic book que más vendía apenas superaba los 500.000 ejemplares mensuales (Archie Comics, y algo por debajo de él, Action Comics). Por eso digo que las cifras en la Edad de Plata eran muy relativas por comparación con la de Oro, los años cuarenta, que nunca fueron superadas.
¿Cuánto vendía «Superman» en 1940? 1.250.000 ejemplares al mes. Y Captain Marvel llegó a superar con creces esas cifras, vendía varios millones al mes, bastantes dependiendo del año que tomemos de referencia. ¿Es posible que tenga que ver con ello el hecho de que en 1940 prácticamente ningún hogar tenía televisión, y por tanto los niños tenían menos fuentes de ocio? No es desde luego el único factor, pero sí parece que fue un factor a tener en cuenta. Por otra parte, la TV puede influir para bien a la hora de promocionar un tebeo, igual que el cine, pero también para mal. Por ejemplo, las audiencias públicas del Subcomité del Senado sobre la industria del comic book en 1954 se retransmitieron por televisión, en un momento en que -entonces sí- había televisión en la mayoría de hogares norteamericanos. Y la imagen que los investigadores del Senado ofrecieron de los comic books en esas audiencias públicas no fue muy positiva precisamente. En fin, son procesos complejos y por eso te digo que antes de desmentir lo que dicen otros es bueno leerles, que para eso me he tomado la molestia de pasarte la bibliografía. Saludos cordiales.
Hola Pepo, he añadido un párrafo a mi anterior comentario, no sé si lo has visto.
Sobre cómic y televisión, no tengo ningún problema en admitir carencia de documentación por mi parte y retirar la frase relativa al mismo en el artículo. Revisaré esas cifras. Al fin y al cabo, si es la única hebra suelta que has apreciado en mi discurso me doy por satisfecho porque la considero terciaria en el mismo. Pero en los comentarios no estoy tocando de oído; simplemente estoy preguntando y vuelvo a preguntar: más allá de las cifras, y tú que tienes los estudios por delante, ¿podrías ojearlos y comentarme cómo se ha definido el grado de asociación entre el incremento de los televisores y el descenso de los cómics? ¿cómo se han integrado el resto de las concausas en el descenso de las ventas de esos cómics en el período propuesto? ¿cómo se explica que en los sesenta volvieran a aumentar durante la edad de plata, si el número de televisores no se redujo? Son preguntas indudablemente puntillosas pero determinadas respuestas me dejarían tranquilo.
Lo que sí me parece un tanto cogido por los pelos es que aludas a que las audiencias de 1954 se televisaron. También se radiaron. Pero en base al modelo multicausal en este caso la televisión no podría considerarse como necesaria y suficiente, sólo como una componente; mientras que si la analizas como mass media en competición puede ser, a priori, suficiente. Y en todo caso, lo que se da a entender en el texto de García, en el capítulo de conclusiones, hace referencia a la actualidad del mercado y a la competencia que la televisón como mass media ejerce como mass media. Y como te decía, ese análisis tal y como está expuesto, subestima la capacidad de la televisión de hacer frente a la novela gráfica mientras que da por sentada su capacidad para hacer frente al comic-book (más allá de que no aporta bibliografía).
Sí, en gran medida se piensa socialmente que es cómic para adultos, de hecho los leen adutos y jóvenes adultos.
Yo no diría tanto. La novela grafica no deja de ser un eufemismo (o asi lo piensa la gente de fuera del mundillo). Es decir, un término que se inventaron «estos tipos del comic» para ganar respetabilidad, pero que en el fondo no dejan de ser «comics».
El termino «adulto» es muy engañoso, porque nadie espera que un tipo de 50 años se ponga a leer «Novelas gráficas» por muy adulto que sea su contenido. No sé si me explico.
A ver… repasando Of comics and men tengo que: «La entrada progresiva de aparatos de televisión en los hogares norteamericanos a finales de la década de los cuarenta inició la erosión de la taquilla cinematográfica y, a principios de la década de los cincuenta, las ventas de publicaciones periódicas como los cómics y los pulps. Pero aunque los editores nunca anticiparon la forma en que la televisión reestructuraría la vida diaria y los gustos del público a largo plazo, el impacto del nuevo medio en los comic-books fue mucho más allá que el de la mera adaptación. La irresistible popularidad de la TV animó a muchas editoriales a seguir el camino de las historias de crimen y horror, proporcionando así imágenes y sensaciones aún prohibidas en la pequeña pantalla». Es decir, justo cuando Will Gaines empieza a meter esos géneros en la EC… el sistema simplemente se reajustó. A esto se suma un auge gracias a la introducción de la mujer en la lectura de cómics que dura hasta… 1954. ¡Vaya!
Más adelante, en el capítulo Decline and Rebirth (1955-1962), se dedica la mayor parte del capítulo a hablar del CCA, y sólo se destaca un pequeño parrafito que nos cuenta que en 1951 un 23,5% de los hogares norteamericanos poseían un televisor mientras que en 1952 lo tenían un 34,2%. Pero claro, justo antes se nos comenta que hacia 1953 la EC vendía hasta 2 millones de ejemplares de algunos cómics, y que cosas como Walt Disney’s Comics and Stories alcanzaba cifras estratosféricas en 1953.
Más interesante resulta –avalando tu postura– un estudio hecho en Canadá durante los años sesenta en los que se compara el porcentaje de lectores de cómics en una ciudad con televisión y otra sin televisión. La diferencia es abrumadora, si bien no se dan datos de significación estadística. Aunque, ojo: aún mayor es la diferencia entre los que consumen cómics en sexto grado y los que lo hacen en la «escuela secundaria». Igualmente en 1970 tenemos que en California el 64% de los alumnos de sexto grado leen cómics frente al 34% en la secundaria. Y se añade: «La televisión no ofrece una explicación completa ya que el abandono de los cómics por parte de los lectores jóvenes también se reflejaba en sus elecciones de lectura: las revistas eran mucho más leídas en cualquiera de las dos edades». También se añade que los cómics de Archie y Harvey incrementaron sus ventas entre 1947 y mediados de los sesenta en tanto en cuanto no se veían afectadas por el CCA y tenían a sus personajes en la televisión. Y yo me pregunto… ¿Cuánto hay aquí de CCA y cuánto de televisión? Pues la nota 30 del capítulo The Readers (13) nos da una idea: «1952 fue el año en el que las tiradas globales de comic-books alcanzaron su máximo historico, pero no hay datos a nuestra disposición que nos permitan determinarlo cuantitativamente».
Seguimos en The Art of Comic Book, an aesthetic history. La primera referencia que encontramos a la televisión es la siguiente: «La televisión, que se convirtió en un medio a escala nacional a mediados de los cincuenta, fue en parte responsable del declive de la industria del cómic. Pero la cruzada en contra del cómic jugó un papel mucho mayor en la defunción de la industria».
En Comic Book Nation, la primera referencia a la televisión hace referencia al impacto que tuvo sobre el cómic, te lo concedo. Pero, al mismo tiempo, y en el párrafo siguiente se comenta que «la industria del cómic no pudo encontrar un medio para competir con la televisión; tras adoptar el código, los productores perdieron gran parte de los valores creativos que habían hecho su productos tan populares entre los adolescentes». Hum. Más adelante, empero, se comenta que DC consiguió afrontar el reto con la serie de Las aventuras de Superman y luego Batman. Sí es cierto que este libro es el que más abunda en el impacto de la televisión sobre los cómics, pero por lo que veo lo supedita al impacto del CCA en primera instancia durante los años cincuenta. Más adelante, se comenta que todo entra en colisión con los videojuegos y demás, pero presuponer que el cómic adulto no entra en colisión, en el ámbito televisivo, con series adultas, me parece injusto.
Finalmente, Nyberg… lo primero que cita Nyberg es un estudio de James Baughman que se centra en el impacto de la televisión pero que no considera el cómic como tal. La siguiente referencia, curiosamente, es una apología de Wertham a propósito de la televisión, a la que considera un medio en donde se puede controlar la programación que ven los niños, en oposición al cómic. No en vano, el texto de Nyberg es, como se desprende en el texto de García, un examen profundo del Comics Code, y no un estudio sobre el impacto de la televisión en el cómic.
En resumen: Todos los estudios concuerdan en señalar como causa necesaria de la bajada de ventas del cómic al CCA. Además, algunos más que otros comentan el papel de la televisión (que funcionaría como concausa no necesaria ni suficiente por sí misma), pero no descartan que la pérdida de competitividad que supuso el CCA jugara también malas pasadas en esta confrontación. Ninguno de los estudios señala grados de asociación significativos entre el aumento de televisores y descenso de comic-books en los cincuenta, sólo una tendencia numérica aislada que desde el punto de vista estadístico es cuestionable. Ninguno de los estudios hace referencia a la situación actual (a la que me refería en esta crítica y la que Santiago García se refiere en sus conclusiones). En fin… que de la revisión bibliográfica a la investigación como tal hay un trecho. Y de la lectura de cifras a su interpretación también. A día de hoy mirar cifras relativas a dos variables y no determinar el grado de asociación entre ellas y su significación con respecto a la población general es paleolítico estadístico. Y esto intentando también ser educado, ya que estamos.
Más allá de eso… la televisión, como otras formas de ocio (videojuegos, cine, revistas) entra intuitivamente en competencia –y sinergia– con el cómic. Pero lo que yo no veo claro y es por donde iba mi crítica, es que esa competencia –y sinergia– afecte a los cómics de autor menos que a los comic-books, teniendo en cuenta que hay televisión de calidad (circunstancia que no se desprende de las palabras de García) y que los adultos tienen formas de ocio análogas a las de los jóvenes más allá del cine, cuando no las mismas.
¿¿Pero no nos pusimo deacuerdo hace ya bastante tiempo en que la diferencia entre comic y novela grafica recide principipalmente por el formato??’
El comic desde sus origenes siempre estuvo definido como algo periodico,normalmente en formato serie,ya sea semanal,quincenal,mensual….
El termino novela grafica engloba mas a las obra autoconclusivas,es decir que cuentan una historia de principio a fin y obviamnete en un solo tomo.
El comic desde sus origenes siempre estuvo definido como algo periodico,normalmente en formato serie,ya sea semanal,quincenal,mensual….
El termino novela grafica engloba mas a las obra autoconclusivas,es decir que cuentan una historia de principio a fin y obviamnete en un solo tomo.
Amén.
Repito, ¿quién y dónde ha dicho semejantes cosas?
Pepo, contestandote a tu pregunta, yo eso es lo que entiendo de esta frase en particular
la cuestión es más bien saber si existe en la actualidad un cómic distinto del que se ha hecho en el pasado, es decir, del cómic juvenil, masificado y regido únicamente por criterios comerciales, y si ese cómic exige un nombre nuevo para reconocerse no tanto como una forma nueva, sino como un espíritu nuevo
Joder, ahora lo podemos maquillar como queramos pero el espíritu de lo que quiere decir esa frase para mi está muy claro. Y en mi opinión no existe un comic nuevo con un «espiritu nuevo». Existen, han existido y existiran obras de arte en el comic en cualquier tipo de medio en que se publiquen. Evidentemente, en un proyecto autoconclusivo, como suelen ser las NG, existe una mayor probabilidad (estadistica pura) de haya una mayor calidad por todos los motivos citados (enfoque más adulto, menos interferencias editoriales, etc) que en el comic-book de toda la vida, pero desde luego no es una correlación directa.
Por cierto, con el fin de reconducir el debate y para que nos hagamos una idea de qué entienden los medios generalistas por novela gráfica, ahí va la lista de novelas gráficas imprescindibles del The New York Times para 2009: tenemos Fábulas, Muerte, Criminal, Scott Pilgrim y Los muertos vivientes. Y para hacernos una idea de lo que se vende en el mercado generalista, ahí va el Top 750 anual de BookScan para el mismo año. ¿Distinto medio? Los premios Eisner, desde luego, no consideran las novelas gráficas por separado.
En fin… que la noción social de lo que es novela gráfica y lo que no está bastante clara.
‘En fin… que la noción social de lo que es novela gráfica y lo que no está bastante clara.’
para quién?
para el ny times? es un medio americano y como es súper-consciente de la tradición nacional, en su lista distingue ‘graphic-novel’ de ‘comic book’. ‘
no entiendo lo de ese top750 (americano)… qué demuestra? qué hay bastantes novelas gráficas en los primeros puestos y que el manga ha matado a los súperhéroes?
y en la nota de prensa de los eisner, sí que sistinguen: ‘David Mazzucchelli’s Asterios Polyp, a highly acclaimed literary graphic novel published by Pantheon. Several works have received 3 nominations, including two French graphic novels…’
a ver, he seguido el debate de cerca, y os he leído a todos… y lo siento, pero sigo detectando ese recelo raro al nombre. ya está, no pasa nada. que me da igual, en serio, cada palo que aguante su vela, pero:
– el libro de santiago es un HITO. en serio, es un estudio social a lo bestia, es vertebrador y es una TESIS DOCTORAL (que es una cosa muy gorda),y lo es todo a la vez y encima aquí, en españa. luego ya, los debates, guais, perooo… no es lo mismo replicar las tesis de un, por ejemplo, NO LOGO (el de la naomi klein) sacando un PRO LOGO (de michel chevalier y gérald mazzalovo) que diciendo tres chorradas mal argumentadas, cosa que no es el caso de este post, por supuesto, me refiero a algún que otro comentario maledicente, sin fundamento y belicista… y a algún que otro post tambien, pero oye.
– y en serio, cosas como esta:
El termino “adulto” es muy engañoso, porque nadie espera que un tipo de 50 años se ponga a leer “Novelas gráficas” por muy adulto que sea su contenido. No sé si me explico.
hay un montón de editores que esperan precisamente eso. y lo que es mejor, lo consiguen. al menos, lo consiguieron conl tipo no de 50, de 60 años que se compró ‘el arte de volar’ en la fnac justo antes que un servidor, que era el siguiente en la cola.
y esto
También puede ser que la NG sea aquello que decían…
Antes los tebeos eran de cachondeo, de terror o de aventuras y ahora te cuentan lo poco que el autor folla y la de pajas que se hace.
es el mayor prejuicio. pero vamos, no pasa nada, de verdad. sólo digo que ahora es un momento fenómeno para los tebeos, hay un montón de autores en plena forma, y se están haciendo cosas históricas. no os las perdáis porque os las vendan con una etiqueta que os impele a pensar ‘que-vaya-coñazo-con-el-rollo-de-la-puta-novela-gráfica’. un saludorl!
hay un montón de editores que esperan precisamente eso. y lo que es mejor, lo consiguen. al menos, lo consiguieron conl tipo no de 50, de 60 años que se compró ‘el arte de volar’ en la fnac justo antes que un servidor, que era el siguiente en la cola.
No, hay un montón de editores que «sueñan con eso», que es algo muy distinto.
y es malo soñar y conseguirlo?
>>>es el mayor prejuicio.
Sí, pero con cierta mala leche y gracia.
>>>sólo digo que ahora es un momento fenómeno para los tebeos, hay un montón de autores en plena forma, y se están haciendo cosas históricas.
Se hacen, se hicieron y se harán.
>>>no os las perdáis porque os las vendan con una etiqueta que os impele a pensar ‘que-vaya-coñazo-con-el-rollo-de-la-puta-novela-gráfica’.
Es que lo que se critica es la etiqueta… El Seton de Jiro Tanigucho qué es… ¿novela?. ¿Tomos?. ¿Serie regular?. Es una maravilla.
El Malas Ventas de Alex Robinson qué es… ¿una recopilación de tebeos?. ¿Una novela?. ¿Una serie limitada?. Da igual, es un placer leerlo.
La Wonder Woman de Pérez qué es… ¿una maxiserie?. ¿Una pequeña porción que puede ser leída independiente dentro de una historia de casi 70 años de historia?. ¿Una etapa?. A mí me parece una genialidad a la que además se acompaña el hecho de haberme aficionado a este mundillo.
Watchmen qué es… ¿otra maxiserie?. ¿Otra novela gráfica?… Es una puta obra maestra.
Paracuellos, El Eternauta, Príncipe Valiente, Sandman, Corto Maltés, Calvin y Hobbes, La Prórroga, El Árbol que da sombra…
Es que de lo que estamos hablando es de etiquetas. Es cómic, fummetti, bd, tebeo, historieta, manga o como quieran llamarlo hoy, dentro de 5 años, de 20 ó de 23149. Es lo mismo…
Luego podrán estar publicados en prestigios, miniseries, series, novelas gráficas, tomitos manga, recopilatorios, comics-book, formato europeo o en CBR para que puedas leerlo en el IPAD.
Pero es el mismo arte.
Sin etiquetitas chorras para evitar prejuicios.
Si a alguien le interesa:
Aquí el debate se ha desviado con los televisores, la semana pasada en Mandorla cuando discutía sobre lo mismo que aquí con respecto a «LA NOVELA GRÁFICA» todo argumento se desviaba de un modo o de otro.
Y la semana anterior aquí, dónde creo que queda aún más claro y desnudo todo:
Para mi se reduce a esto (no me refiero al libro que no lo he leido sino al argumento esgrimido).
La novela gráfica: movimiento revolucionario, reinventando el medio y generando sus nuevos mesías.
Yo creo que existe un fenómeno cultural de globalización gracias a la confluencia de los mercados tradicionales, gracias a la revolución de internet, como vehiculo de intercomunicación y como puerta al conocimiento sobre el medio independiente del lugar o el momento histórico, que está permitiendo una nueva revolución del medio.
Está revolución está sustentada sobre el concepto de autor, independientemente de si trabaja para el main stream (sea cual sea el actual mainstream) o si lo hace desde las perspectivas más marginales. El autor de hoy, tiene (al menos la opción) acceso a toda la historia del cómic a través de todas sus manifestaciones históricas y regionales, así como al resto de los medios de comunicación de un modo que antes era imposible y esto hace que se diversifiquen todas las posibilidades creativas, enriqueciendo al cómic.
De este modo, el cómic se manifiesta hoy, gracias a entrar de lleno en la posmodernidad, a través de la multiplicidad de técnicas, estilos, recursos, formatos, medio de difusión, etc, siendo la novela gráfica, un formato editorial especialmente agradecido por la falta de limites que en el pasado tanto han condicionado al medio.
Me parece oportunista que un proceso como es la evolución del medio, sea demolido y reinventado a gusto y medida de algunos, para vender al lector ocasional o casual y o a los medios de comunicación que se acercan por casualidad o por moda, la idea de que existe un medio nuevo y una listita de «sus inventores».
Disparatando:
Pronto: Salones de Novela Gráfica! Cómic subvencionado! Toda una jerarquia de amigotes, bien burocratizada y politizada como en Cine, Arte…! Quién pueda que se suba al carro!
¿Es esta la idea?
que sí, wwfan, si no digo que no, hombre… esto, por ejemplo
Se hacen, se hicieron y se harán
si está claro, pero hay un grupo de aficionados hardcore que… bueno… ya está, en serio, no sigo.
pero, de verdad, no me parece una ‘etiquetita chorra’, sólo eso, es algo serio, algo importante y que fíjate si no será chorra, porque mira si hablamos de ello.
y yastá!
>>>pero, de verdad, no me parece una ‘etiquetita chorra’, sólo eso, es algo serio, algo importante y que fíjate si no será chorra, porque mira si hablamos de ello.
Serio no, indispensable diría yo. De hecho la patronal y los sindicatos no se ponen de acuerdo en un nuevo convenio que invierta esta tendencia al desempleo precisamente porque siempre uno empieza mencionándolo y claro… pasa lo que pasa. Y evidentemente que es importante porque hablamos de ello… El otro día estábamos hablando los colegas si había blandiblús de otros colores además del verde.
Es una etiqueta elitista. Como lo de Comix hace varios años.
Como si mañana uno dice que no hace escultura para que no le señalen con el dedo, que él hace arte tridimensionalidad mediante la sustracción o la adicción de material y que ese nuevo término lo va a llamar Triarte.
Bueno, depende de qué fuente use uno, claro, y el grado de conocimiento de los responsables de hacer esas listas (o de ordenar las cosas en Fnac, por ejemplo). También depende de en qué momento se consulten las fuentes, listas y demás. No es lo mismo 2000 que 2009, y menos por lo que respecta a la venta de cómics en librerías generales.
Segundo, ¿podría ser, quizás, puede que esa generalización de «novela gráfica» y extensión del término (un poco ya como pasó con «comic» en la España de los 80) tenga que ver con el éxito de novelas gráficas como las de Ware, Clowes o Burns en Pantheon en librerías generales, imitado por otras editoriales? ¿Has estudiado cifras según formatos de publicación entre 2000 y 2010, o entre la década de los noventa respecto a los 2000? ¿No hay un sesgo al elegir solamente el año pasado?
«Todos los estudios concuerdan en señalar como causa necesaria de la bajada de ventas del cómic al CCA»
Todos, incluyendo el de Santiago García. Lee más atrás, antes de lo que has citado expresamente de su libro, respecto a las causas de la crisis del comic book de los 50. Lo que has citado son otros factores, añadidos: las campañas públicas contra los comic books (que venían desde los 40), las audiencias del SEnado y, como consecuencia final de todo ello, el código de autorregulación dela indutria, Comics Code. Sumemos a eso el impacto de la televisión en los 50, más la quiebra de la principal distribuidora nacional, que dejó sin distribución a varias editoriales de comic books.
Pero es que no era eso lo que discutíamos, José. Para reconducir el debate, te recuerdo que en el tema de la televisión lo que discutíamos es si era «tópico» o no que la implantación de la televisión afectó o no al cómic. En tu método «riguroso», partías de presuponer que era un «tópico», y a partir de ahí, desde ese PREJUICIO, acabas discutiendo «de igual a igual» con estudiosos que han dedicado años de su vida a sus estudiso. Veamostu «método»:
1) Dices que la implantación de la televisión tuvo lugar entre 1938 y 1939. Falso. La implantación de la televisión no tiene lugar hasta los primeros 50.
En 1955 3/4 partes de los hogares americanos sí tenían TV. En 1939 prácticamente ninguno.
2) Te lees a salto de mata un párrafo aquí y allá de los libros de Amy Nyberg, RC Harvey y los demás, y a partir de ahí ya estamos en condiciones de condescender o de cuetsionar sus conclusiones. No creo que te haya dado tiempo a leerlos cmpletamente, verdad? Lo digo porque en esos libros hay más referencias a la televisión de las que dices. Busca por ejemplo en el Comic Book Nation. ¿También te has leido los estudios que esos autores citan en sus respectivas bibliografías? Por ejemplo, Bradford W. Wright cita varios estudios sobre la América de los 50 que se ha leído antes de escribir lo que ha escrito en su libro acerca del impacto de la TV en los 50, y la competencia que supuso para otros medios: revistas, cine, radio y por supuesto comic books. También relativiza dicha influencia en determiandos términos, pero para eso hay que leerlo.
Me temo que para discutir «de igual a igual» hay que investigar también de igual a igual.
3) Sobre tu insistencia en la frase sobre la novela gráfica reciente y relación con la tele actual. ¿Qué se está diciendo? PArece que todo depende de con qué prejucio la leamos. Se está diciendo que en el nuevo cómic contemporáneo se pasa olímpicamente de intentar imitar a la televisión, que ese nuevo cómic va por derroteros propios, que va a su bola y no se mide como medio de masas (que ya no es) con la televisión, como el cómic sí intentó medirse durante los 50 y 60, tal como señalan varios de los autores que te citaba exponiendo ejemplos concretos de esas épocas, y comparando la televisión del momento con los cómics del momento. Pero, para eso, como te decía, hay que leerse al menos los libros enteros, incluso la bibliografía que citan si uno pretende cuestionar sus conclusiones. Entonces, difícilmente pudo influir la TV en la «mitopoyética y estética» de los superhéroes de 1938 y 1939 porque los chavales que hacían esos tebeos no tenían tele, eso para empezar, y para terminar, José, creo que hay que tener un poco de más respeto a la hora de comentar estudios de otros que ni siquiera te has leído completos, con tanto «hum» y «mm». ES una opinión completamente subjetiva y no demostrable científicamente, por supuesto. La mía.
«Salones de Novela Gráfica! Cómic subvencionado! Toda una jerarquia de amigotes, bien burocratizada y politizada como en Cine, Arte…! Quién pueda que se suba al carro!
¿Es esta la idea?»
Debe ser la tuya, supongo, Agu. Había leído comentarios insidiosos sobre la novela gráfica pero como éste, hasta ahora ninguno. Bravo, Agu, por mí tienes la medalla de oro. Enhorabuena. Que te luzca bien.
Pepo:
disparatar.
(Del lat. disparātus, part. pas. de disparāre, separar).
1. intr. Decir o hacer algo fuera de razón y regla.
Escribí «disparatando» exactamente porque iba a decir un disparate, nada que ver con lo que exponía arriba y algo en lo que no creo, poco probable entre otras cosas.
Yo creo que si leyéndome con atención deduces esa intención estás cayendo (de nuevo) en tus propios prejuicios.
¿Toda conversación aportando otras ideas, deriva a un posicionamiento del otro como enemigo?
Vaya guerra la novela gráfica. Supongo que por eso me colocas medalla .
de oro…
Y yo que creía que era una conversación sobre un tema interesante y candente para quien le interesan los cómics.
La cuestión no es descalificar, ni vencer batallas, ni colgarse medallas.
Leyendo ahora la entrada de tu blog, Pepo, tú mismo escribiste esto:
«Novela gráfica» empezó a aplicarse con mayor frecuencia en los últimos treinta años no tanto en su sentido literal -un tebeo con, supuestamente, la extensión y densidad de una novela, y repito lo de supuestamente- sino más bien como un intento de dignificar el cómic y ampliar su mercado hacia los lectores adultos de literatura
A mi eso es lo que me molesta. No que exista la Novela Gráfica, ni que se preste a objetivos distintos que el album o el comic-book o las tiras cómicas, sino que parece que todo el comic no es suficientemente digno, que hay que avergonzarse de algo, y que para solucionar eso está la Novela Gráfica.
Y vamos, no voy a ser yo el que discuta la mayor sensibilidad y un mayor enfoque adulto de la historia de Persépolis o Pildoras Azules frente a la de Nick Furia pero, por otro lado, creo que el arte gráfico de Steranko o Kirby (oh, sí, yo valoro las dos cosas en el comic, la historia y el dibujo) es clara y abrumadoramente superior, más elaborado y, en mi opinión, más digno y adulto que el de Satrapi o Peeters.
Primero: Pues mira, sí que las miré… 2008, 2007. Y en este link antes se encontraban hasta 2003 (aunque con cierta particularidad en el período 2003-2005), pero ahora los enlaces están rotos. Todos los años se evalúa el anterior.
Segundo: «[…] Si era “tópico” o no que la implantación de la televisión afectó o no al cómic». Pues NO, no hablaba de eso. Donde yo introducía el término «tópico» era en referencia al párrafo de conclusiones. Y así te lo clarifiqué en mi primera respuesta en el [22], pero seguiste y seguiste. De hecho, digo en referencia al cuerpo central histórico de La novela gráfica que «En este punto no se le puede negar a Santiago García ni el oficio ni la erudición ni la documentación» y más adelante digo que es «riguroso en el dato». Y dado que ya has colmado los límites de mi paciencia (llevas faltón desde el principio) me permitiré yo la primera salida de pata de banco en contestación a las muchas que has tenido tú, añadiendo que no te preocupes por no haberme entendido… si después de leer La novela gráfica aún tenías confusión entre medio y forma artística (y a pesar de que yo mismo la diferencio hasta tres veces en el cuerpo del texto) no creo que captaras a qué me estaba refiriendo.
Tercero: El resto está de más… pero nuevamente te comento que yo dije –y ahí está– que “el período de implantación de la TV en USA fue colindante con el nacimiento y desarrollo de Superman en 1938 y el de de Batman en 1939″. Y después te ponía, para certificar que conozco perfectamente cuándo se introdujo la televisión en USA, el serial radiofónico de Superman, su incursión cinematográfica y, finalmente, su presencia en la TV. Es decir, Superman y Batman nacen bordeando los cuarenta, se desarrollan durante esa década, en el caso del primero pasa casi inmediatamente a la radio (el segundo al cine) y durante todo ese período la televisión se implanta progresivamente en Estados Unidos.
Cuarto: Suelo ser más laxo en metodología cuando se trata de escribir un comentario en un texto de internet que cuando se trata de escribir un libro. Pero ya que te pones, te diré que en Comic Book Nation la palabra «television» se cita en 31 páginas, «video games» se cita en 7, la abreviatura «tv» en ninguna y que, por supuesto, lo primero que he hecho ha sido cotejar todas las menciones a «television» en la bibliografía propuesta e irme a las notas a ver los estudios en los que estaban basadas estas afirmaciones. De hecho, te cito una de esas notas. Y sí, en base a la bibliografía propuesta, se dan datos, pero no se hace un cálculo del grado de asociación de las variables.
Quinto: Pepo, hoy en día los estudios dependientes de datos estadísticos no se leen enteros en un primer momento. A lo primero a lo que se va uno es a las condiciones del estudio, mira la representatividad de la población de estudio con respecto a la general, mira el grado de correlación entre las variables y mira muchas más cosas para ver si el documento es concluyente o no. Datos que te solicité y no me quisiste dar a saber por qué.
Sexto: Usas investigar cuando quieres decir hacer una revisión bibliográfica ¿verdad?
Séptimo: “La forma artística del cómic ha conseguido desgajarse del medio cómic de masas para fundar una tradición nueva basada en valores literarios y artísticos propios, una forma artística que ya no compite con la televisión como medio de masas, sino que se plantea como un medio culto con su propia identidad». Pues yo de eso deduzco que la nueva tradición ya no compite con la televisión en base a una serie de valores que se presuponen ausentes en la televisión por ser un medio de masas, lo que hace de ésta una competencia efectiva sólo para el cómic de masas. El problema es que la televisión hoy en día tampoco es únicamente un medio de masas (siguiendo la terminología despectiva), y tiene productos perfectamente capaces de competir con esa nueva tradición. Nueva tradición, por cierto, que yo tomo como un poco midcultista –en el sentido de MacDonald– pero en fin… si tú lo interpretas con ese «prejuicio» tuyo, estás en tu derecho.
Octavo: Y ahora contemos hasta diez… ¿por qué tanta hostilidad? Si éste es un libro que fomenta el debate, ¿qué problema hay cuando se abre? Lo digo porque te he notado tenso y algo faltón en tus comentarios prácticamente desde el principio. Has ido poniendo pegas al artículo y te las he ido respondiendo todas, hasta que has encontrado esta minucia de la televisión que está desviando el debate, que para evitar confusión he quitado del artículo (a pesar de que el hilo del que has tirado no era el que yo había dejado suelto… repito… yo no hablaba de la situación en los años cincuenta en el texto y he seguido la deriva en los comentarios por el entretenimiento y por aprender de ti, un profesional al que no tengo reparo en reconocer un conocimiento mucho más extenso de ese aspecto histórico del asunto) y de la que aún así tiras y tiras. ¿Te ha molestado algo de mi exposición? ¿No consideras oportuno abrir un debate? ¿Es la televisión lo más importante en La novela gráfica y en la crítica que he hecho de la misma? Lo digo porque es una lástima que de los más de sesenta comentarios que llevamos en casi ninguno se haya hablado de la novela gráfica. La única vez que te he preguntado respondiste algo, te repliqué, me dedicaste una línea en el 47 pasando del tema (cuando podría haberte dicho que ni asimilas lo que lees) y vuelta a la televisión ¿TAN POCO te interesa la novela gráfica? ¿O de lo que se trata es de construir una argumento ad hominem contra la crítica acusándome de prejuicioso (no tanto como tú, supongo) o tirando del hilo de la TV (que a estas alturas se lo salta todo dios)? ¿Seguimos con la «peleilla» o debatimos como lo que siempre pensé que eras: un caballero?
Phantomas:
Siendo como soy «un tonto» de Steranko podría decirte que llevas toda la razón cegado por la pasión, pero creo que hay espacio para todo tipo de autores y sensibilidades, así como hay público para todos ellos.
No creo que uno sea más digno que el otro. Realizan obras distintas, desde planteamientos distintos, hacia públicos distintos, en momentos distintos, desde industrias distintas (Persépolis by Steranko!!!!!, eso si que sería una Strange Tale).
En eso reside parte de la riqueza del medio en estos momentos, en la convivencia de opciones absolutamente opuestas y sobre todo en la posibilidad de que todo lo publicado pueda estar accesible, algo impensable hace unos años en que lo que no encontrabas fisicamente no había existido (¿qué son 100 años en la historia de la literatura, la pintura..?). Todo esto enriqueze al medio, a los lectores y a los propios autores.
Tampoco me molesta la novela gráfica, ni los autores que están obteniendo éxito y reconocimiento produciendo desde ese formato.
Lo que me parece es que es un formato más, con menos restricciones que la tira, el comic book, el album, la revista. Y que como el resto de formatos se rellenará con obras que irán de lo maravilloso a la más linda porquería, y podrá abarcar todo tipo de pretensiones (muchas o ninguna), géneros, tradiciones y experimentos, para público adulto, infantil o juvenil, con contenido elitista o popular, de lujo o económico.
Lo que me parece es que es un formato más, con menos restricciones que la tira, el comic book, el album, la revista
Es que no le veo limitaciones a las demás. Son formas narrativas con una estructura, planificación, etc. diferentes
Una tira de Calvin y Hobbes vale por su valor como tira. Su concrección, su síntesis… El hecho de meterle 100 páginas más no lo hacen más «libre».
Cuando tú haces TV tienes que estructurar de manera diferente los tempos si haces un anuncio, una serie de dibujos animados o comedia de 20 minutos, si haces un episodio al uso de 40 y pocos o si haces un telefilm. Puedes hacer una obra maestra de un anuncio corto y un tostón de telefilm y viceversa.
El formato no limita, limita la incapacidad de adecuarse a él.
Wwwfan!:
100 por 100 de acuerdo con esto uúltimo que has dicho.
Me ha encantado lo del Triarte … aunque habría que revisar el termino porque dos dimensiones mas una tercera (el tiempo) tambien vale para no decir cómic.
Agu, tienes toda la razón.
Y es que creo que «digno» no es la palabra apropiada, ni para comparar las sensibilidades o inquietudes en la historia de Persépolis, Tintín y Nick Furia, ni para aplicarla al dibujo.
Pero, personalmente, sí considero que existen valores estéticos a tener en cuenta en el dibujo de un comic, tales como la innovación, la sofisticación y la narrativa que hacen que opine que Steranko, a pesar de moverse en un mercado más juvenil, masificado, regido mayoritariamente por criterios comerciales, intelectualmente más pobre (espero que esto se me entienda y nadie se ofenda, que yo soy pijamero de pro) , es un artista mucho más completo que otros muchos y que por esos motivos, dudo que su dibujo necesite ser ¿revindicado?¿revalorado?¿dignificado? por nadie frente a la opinión adulta.
José, Pepo, creo que ambos ejemplificáis que los andaluces son gente de sangre caliente, pero también opino que la deriva que ha tomado vuestra discusión no favorece a nadie.
Supongo que José, dado su carácter escrupuloso y analítico, ha hallado lagunas en el texto que le han decepcionado simplemente porque sus expectativas eran muy altas. Y se ha mostrado inclemente con una labor que, como evidencía la dedicatoria inicial del libro, significa mucho para su autor: mucho esfuerzo, mucha ilusión y la articulación de toda la profesionalidad acumulada por Santiago García a lo largo de los años, uno de los referentes críticos de la Historieta en nuestro país y también un gran guionista. Como todo hijo de «vecino», eso no le inmuniza (a Santiago) ante imprecisiones y sesgos, puesto que el del cómic es un terreno parcialmente estético y la Novela gráfica es más bien un concepto amorfo, principalmente esgrimido aquí y allá de forma interesada por lectores snobs, creadores pretenciosos y editores con ganas de negocio.
Por otro lado, Pepo no habla sólo desde sí mismo, señalando los defectos y los atrevimientos supuestamente presuntuosos del discurso de José, sino que se encuentra en la obligación de solidarizarse con la labor de su compañero -imagino que amigo- Santiago. Seguro que Pepo es muy consciente de lo que supone esta obra para Santiago, seguro que la dureza de la crítica de José le ha dolido como si a él se dirigiera, y seguro que habla por él y por su amigo tal como a mí me gustaría que mis amigos hiciesen por mí.
En este debate, entiendo las precisiones de José, aunque no su hiriente frialdad al exponerlas, fruto de un talante analítico admirable que a veces desoye corazones. También admiro el gesto de Pepo en defensa del trabajo enorme de Santiago, pero no comparto su giro hacia juicios de valor que son más hirientes que los previos de José por lo que tienen de calentón.
Creo que ambos os hallais en un mal paso… y creo que a estas alturas sería bueno que intentéis comprenderos el uno al otro, entender que no había mala fe en la crítica de José y entender también que Pepo se halla implicado personalmente en el debate y no puede asentir ante juicios minusvaloradores de uno de los trabajos en los que Santiago García ha puesto más empeño y dedicación.
Haya paz, si es posible.
¿Quién vigila a los vigilantes?…
¿Quién modera a los moderadores?…
¡Toni Boix!
?No se suponía que estas cultas e ilustradas discusiones de clases altas no terminaban mal nunca?
Que se besen, que se besen…
Toni, ¿puedo pedirte una cosa?
Además de pedir paz, cosa que me parece bien, pero creo que aqui aqui en ningún momento se han salido las cosas del tiesto, me gustaría saber tu opinión, no necesariamente sobre el libro de Santiago que no sé si has leido o no, sino sobre la cuestión de fondo.
¿Cuál es la cuestión de fondo?
El libro lo estoy leyendo y está previsto que entreviste a Santiago sobre él en un futuro Píldoras Nacionales.
Pues tu opinión sobre qué es la Novela Gráfica, basicamente
Mi opinión sobre la Novela Gráfica ya la expuse bastante en este post:
https://www.zonanegativa.com/?p=3913
Desde entonces, puedo añadir que he visto como personas que echaban pestes de los cómics dicen con orgullo que leen novela gráfica sólo para disimular una hipocresía que les lleva a oscilar de lo «out» a lo «in» sólo porque ha cambiado la moda y un cambio de nombres ha permitido camuflarlo.
Novelas gráficas las hay muy buenas, otras son una mierda, y pretender reducir la vía del cómic adulto de calidad a la novela gráfica es un camino seguramente socialmente acertado pero funesto para el cómic como lenguaje.
Cinder y Ashe de Conway y García López es un señor cómic para adultos que se aleja en gran manera del corsé de novela gráfica y les da mil vueltas como producto artístico a la mayoría de ellas.
No lo diré más claro.
Porque creo que Novela gráfica es una etiqueta, simplemente, que aplicamos a una amalgama de producto de formato reducido que vehicula una pretenciosidad/ambición autoral literaria gigante…
De hecho, los autores que hacen novela gráfica que me gustan son los que Santiago cita en su libro como a disgusto con la etiqueta, autores esos que sí tienen ambición y no sólo pretenciosidad… pero autores muy concretos con una estética muy concreta que se adecua bien a ese formato… y que para nada se atan a él… como demostró Seth con su George Sprott.
Toni, gracias…
El post voy a releermelo, no recuerdo si lo lei en su momento, sorry, pero vaya, que te lo pedia porque en serio me interesaba tu opinión.
Cinder y Ashe de Conway y García López es un señor cómic para adultos que se aleja en gran manera del corsé de novela gráfica y les da mil vueltas como producto artístico a la mayoría de ellas.
Y a casi todo, añadiría yo.
Es curioso porque, incluso no estando de acuerdo con la posible definición del término, escuchamos «novela gráfica» y creo que casi todos rápidamente nos hacemos una imagen mental de qué implica. Llamémosla de forma despectiva: «gafapasta», pedante, elitista… O estemos de acuerdo y digamos que es una clasificación o etiqueta útil. Lo cierto es que a estas alturas, sea como sea, creo que el término, como dirían los americanos, ha llegado para quedarse. Personalmente, devoro toda clase de «novelas gráficas» (o al menos creo que encajarían en la descripción)´, tantas como series y cómics de toda la vida. Tampoco a mí el término me gustaba al comienzo: lo entendía como un elemento diferenciador que dejaba marginados a muchos cómics de primera que, por no ser lo suficientemente «intelectuales», pasaban al infierno del arte popular, alejados del olimpo de la Novela Gráfica, ese nuevo podio de los periodistas de suplementos literarios que se las quieren dar de que leen cómic (conozco a unos cuantos, creedme) y que no han abierto en su puñetera vida un tomo de Batman porque, parece, les da urticaria.
José, entré en este hilo a puntualizar algo (no creo que faltando, creo yo) a Phantomas, y ya dije que no tenía intención de criticar tu crítica. Tú has insistido y me has preguntado continuamente para «obligarme» a entrar en ese debate, cuando yo no quería por razones obvias que expone Toni Boix. Dicho esto, y obligado por tus interpelaciones, creo que tergiversas un montón de extractos (escogidos cuidadosamente) del libro, y que lo volviste a hacer nada más intervenir yo a propósito de Omega, respondiéndome «a mí» cuando en realidad yo estaba no respondiendo a tu crítica sino a Phantomas. Por cierto, estaría bien que me aclararas, a ver si lo entiendo, por qué yo «he estado faltón desde el principio» pero en cambio lo de «gapafasta pretencioso», o «gafapasta» así en general como término «cariñoso» para referirse a un montón de cómics (y de propina a los que los leen) no es faltón.
Supongo también que en este caso se trata sólo de enmendarle la plana a según quién, es decir, a unos sí y a otros no, (a los de «mi bando» no) porque veo que tus conocimientos de la historia del cómic te impiden corregir barbaridades como las que ha dicho WWFan, y me refiero por ejemplo a que la etiqueta «comix» fuera «elitista». WWFan, sin ánimo de «faltar» (porque,ya lo sé, soy yo el que ha estado muy faltón «desde el principio»), debo decirte que nada más alejado de la realidad. La etiqueta comix surge en el underground americano de los sesenta (que se desarrolla aproximadamente hasta 1975) y, si uno considera que el «do it yourself», hacer fanzines, autoeditarse, vender los tebeos POR LA CALLE (y a 30 o 40 centavos, pues eran comic books en su mayoría) o en pequeñas tiendas de hippies, es elitista, pues bueno, pero no es lo que yo entiendo por «elitismo» ni creo que sea el uso común de esa palabra. La mayoría de dibujantes de ese comix underground eran chavales no profesionales, y muchos de ellos no tenían ni idea de dibujar, pero nadie les decía que no podían publicar sus tebeos porque el movimiento (eso fue, un movimiento, una corriente) del comix underground admitió a cualquiera que tuviera algo que decir y que contar. Fueron centenares, y no exagero, de dibujantes los que se sumaron al carro, atraídos por el verano del amor de San Francisco de 1967. Se autopublicaban en gran medida, y las editoriales que había eran pequeñas, a menudo formadas por amigos de los autores y por los propios autores. Luego empezaron las detenciones en tiendas que vendían comix y los cargos por «obscenidad» contra algunos de esos comix. Fue el comix underground el que reconoció por primera vez en USA los derechos de autor, y los dibujantes cobraban royalties por las ventas de sus tebeos, algo completamente desconocido en la industria del comic book, donde se pagaba una tarifa fija por página a los autores y se te he visto no me acuerdo. Todo esto, por cierto, se cuenta (mucho mejor) en el libro de Santiago que José ha leído detenidamente.
La etiqueta comix se imitó poco después en Europa, por ejemplo en Gran Bretaña surgieron multitud de publicaciones autoeditadas a imagen y semejanza del comix underground, que adoptaron por inspiración de él la palabra «comix». Algo parecido sucedió en España, con autores como Nazario, Max y otros, que se autoeditaban fanzines, vendidos a cuatro perras por las Ramblas y siendo perseguidos en ocasiones por la policía (hablo de mediados de los setenta, aún en plena dictadura o poco después de la muerte de Franco) porque consideraban obscenos o subversivos aquellos tebeos. Luego, cuando el comix underground español se consagró en las páginas de El Víbora (Gallardo, Max, Martí, Nazario, etc.), esta revista se vendía en quioscos de toda España, con unas ventas de muchas decenas de miles, en la buena época de las revistas de cómic, y tuvo una gran aceptación en el imaginario popular (Makoki o Peter Punk, entre otros, pasaron a la cultura popular del momento; surgieron bares, tiendas e incluso merchandising espontáneo de Makoki, por ejemplo). En fin, no sé si a todo esto se le puede llamar «elitismo».
Sobre la diferencia entre forma y medio, José, una cosa es hablar en términos rigurosos y otra muy distinta en un comentario o coloquialmente, vamos, creo yo. Hablando de tal diferencia en sentido estricto, no entiendo alguna de las conclusiones de tu crítica en este sentido sobre lo que supone la NG o lo que se supone dice Santiago en su libro, pero, como te dije desde un primer momento, no quería entrar a comentar tu crítica. A pesar de tu insistencia en ello.
Y voy a abandonar definitivamente el debate con una pregunta en el aire. El caso es que el mote «gafapasta» ha sido y es usado por algunos aficionados (algunos) para referirse a determinados cómics y a los que los leen. Lo que me pregunto es qué oculta ese gesto, ese poner un mote despectivo a los demás. Y por qué a los que leemos superhéroes de toda la puñetera vida (es más, yo mismo dibujo un superhéroe, y lo siento Phantomas pero no me vas a ganar en ser fan de Steranko o de Kirby) y a la vez nos gustan estas novelas gráficas (no todas, obviamente, cada cual a su gusto) nos da igual lo que lean los demás porque para eso cada cual vive su vida, o nos resbala el término «novela gráfica» (entre otras cosas porque en el cómic se ha usado con muy diferentes usos desde hace décadas, aunque el de ahora sea un uso con sus propias características. Novelas gráficas: desde Bloodstar de Corben a Contrato con Dios de Eisner, y ambos usaron la etiqueta deliberadamente para vender esas obras, desde las Marvel Graphic Novels de los primeros ochenta al sello «novelas gráficas para adultos» bajo el cual Vértice publicó los superhéroes Marvel en España en los primerísimos setenta) y, desde luego, no tenemos ningún mote despectivo para referirnos a los que solamente leen, por ejemplo, superhéroes. Es más, ¿qué problema hay en ello? ¿Es que hay alguno? Eso me gustaría saber a mí con la novela gráfica de ahora mismo.
>>>WWFan, sin ánimo de “faltar” (porque,ya lo sé, soy yo el que ha estado muy faltón “desde el principio”), debo decirte que nada más alejado de la realidad. La etiqueta comix surge en el underground americano de los sesenta (que se desarrolla aproximadamente hasta 1975) y, si uno considera que el “do it yourself”, hacer fanzines, autoeditarse, vender los tebeos POR LA CALLE
Tranqui, picha, que no me siento insultado.
Pero es una etiqueta, si quieres le quito el término elitista y lo cambio por marginal, pero a lo que me refiero es que en el fondo hacían tebeos, no relojes de cuarzo.
>>>no tenemos ningún mote despectivo para referirnos a los que solamente leen, por ejemplo, superhéroes
Pijameros… Y si leen solo Marvel, Marvelzombies. DC, DCadictos
Y si leen mangas… man… bah, en el fondo todos los conocemos como pajilleros.
A ver, Pepo… si te he «obligado» –más bien invitado, pues no sé cómo te podría obligar a nada– a departir sobre la novela gráfica (libro y concepto) es porque te respeto como profesional y como teórico. Y si me he centrado en ti es porque sé a ciencia cierta que te has leído el libro –también me interesaba mucho la opinión de Álvaro Pons– y que podíamos discutir de sus aspectos. Tanto valoro tu opinión, de hecho, que hace unos días hablando con Raúl López le mencioné tu nombre para una posible columna mensual en Zona a modo de redactor invitado (similar a la que posee Alberto García Marcos), y otra muestra más de la estima que te tengo como profesional es que aún conociendo la relación personal y laboral que te une a Santiago García (a ver si te crees que me he caído de un guindo), me he centrado en lo que decías (pues una opinión se sostiene independientemente de quien la diga) y no te la he mentado en ningún momento durante la conversación a pesar de lo tensa que se ha puesto la cosa y a pesar de que me has acusado, arriesgadamente por tu parte, de prejuicioso. Sinceramente, me habría parecido bajo e impropio. Apuntar aquí que Toni la ha sacado a colación para calmar las cosas y no me parece bajo o impropio que la haya sacado él, aunque tampoco estoy muy conforme con que lo haya hecho.
No obstante, ya que se ha hecho, pídele por favor a Santiago García una referencia: nunca hemos tenido un encontronazo, nunca hemos hablado y no nos conocemos. Contigo creo que he hablado alguna vez en La Cárcel, pero es algo anecdótico. Así que, ¿qué motivos tendría yo para tergiversar nada o para ensañarme en el terreno personal? Por supuesto selecciono cuidadosamente los extractos que pongo en la reseña ¡faltaría más! No pretenderías que escogiera extractos poco significativos o que copiara todo el libro para comentarlo párrafo a párrafo. Y por supuesto tenía mi opinión sobre el concepto de «novela gráfica» antes de leer el libro ¿quién no? Pero créeme: he leído el libro con mentalidad abierta y no he tergiversado ninguno de sus párrafos. Tergiversar no es interpretar las cosas como a ti no te gusta que se interpreten ¿eh? Si acaso los he podido malinterpretar en mi contradicción vehemente, pero para eso sí está el debate. Y si tienes algo que decir, de buenas formas y atendiendo a razones, aquí estoy.
Respecto a Phantomas… hombre, ya le contestaste tú primero y yo luego te contesté a ti (y no estoy seguro de qué tergiversé en mi respuesta sobre Omega ¿lo aclaras?). Y la condición de «gafapasta» la entendí asociada al objeto (las novelas gráficas) y no a sus lectores, básicamente porque yo le doy a todo y tan pronto me leo algo «gafapasta» como algo que no lo es. Por esa misma regla de tres, además, cuando Santiago García define el cómic durante la casi totalidad de sus 180 años de historia como un arte de masas considerado vulgar, al servicio de intereses comerciales y parte de un universo juvenil e infantil… ¿se refiere a que los lectores de las obras que no cita eran vulgares, borregos e infantiles? No hombre, no… Respecto a WWfan, te seré sincero: he estado tan obcecado contigo que le he perdido el hilo del resto de comentaristas. Y desde aquí le pido disculpas por ignorarlo.
Y sí, una cosa es hablar en términos rigurosos y otra muy distinta en un comentario o coloquialmente, efectivamente… pero hazme el mismo favor ¿vale? El resto lo pongo en otro comentario porque ya es hablar, nuevamente, de La novela gráfica y de la novela gráfica, y conviene no mezclar. A partir de aquí, si quieres, punto y aparte, tan amigos, volvemos al plano teórico, abandonamos la (jodida) televisión de los años cincuenta –si quieres otro día hablamos del tratamiento estadístico de dos variables y tú me cuentas más de ese período, a ser posible con unas cervezas de por medio, y tras haberme leído la bibliografía que me pasaste– y hablamos del libro de Santiago García y de la crítica que le hago. Y tranquilo: si lo que dices se sostiene, nadie te va a mirar mal por ser amigo de Santiago y decirlo. Ventajas de tratar con tipos de ciencias: nos importa un carajo quién dice las cosas mientras sean coherentes (y experimentalmente repetibles) 😉
PD. Mi «hum» es un tic mecanográfico y significa «interesante pero matizable» y no va asociado a ningún tipo de ironía o mala leche. La mayor parte de mis lectores lo saben a estas alturas pero, claro, tú no eres uno de mis lectores xD
Nadie ha dicho que tengas nada personal contra nadie, vamos, es que yo no he creído nunca algo semejante. Sí pienso en cambio que tu crítica, ya que me vuelves a preguntar por ella, tergiversa y simplifica muchas cosas. Es mi opinión, lo siento, igual que tú tienes la tuya sobre lo que quieras, sobre este libro o sobre cualquier otra cosa.
No sólo eso. Insistes en el método y el rigor, y en criticar el libro por ese lado, cuando lo cierto es que tu insistencia en (por ejemplo, entre otras cosas de tu reseña) criticar la falta de una definición de novela gráfica revela que no conoces el método de la historia moderna, donde dar definiciones claras y cerradas de un arte, un movimiento, una tendencia o fenómeno no sirve absolutamente de nada y es cualquier cosa menos riguroso. La historia, al menos la historia moderna, no aspira a definir nada de forma ideal, abstracta y cerrada, ni a fabricar un «Gran Relato» que explique una sola «Verdad» de lo sucedido, todo lo contrario. Asume la condición de relato, con minúscula, admitiendo por tanto otros relatos posibles de otros historiadores, y asume por tanto su condición de construcción subjetiva siempre (otra cosa que has criticado del ensayo, que Santiago opine: hombre, es que escribir historia significa siempre opinar, sea de forma velada al narrar los hechos -que creemos que sucedieron- o sea de forma explícita). Y además aspira a explicar (y explicar no tiene por qué significar dar una definición) cada cosa en su momento, no de forma ideal o abstracta, como si se tratase de una fórmula matemática. Hablamos de fenómenos humanos, artísticos y sociales, no de la ley de la gravedad. Y por eso no da una definición de novela gráfica, igual que no da una de esas definiciones absurdas de cómic (es mi opinión: que son absurdad) que no sirven de nada porque siempre hay algo que no explicará de muchos cómics y que excluirá.
Y por eso el libro rastrea la historia del cómic adulto, partiendo de que lo que ahora llamamos novela gráfica es el último «eslabón» (por el momento) de esa estirpe del cómic, el cómic adulto, como ya explica al comienzo. Y lo que encuentra Santiago, discutible por supuesto porque, repetimos, esto no es un Gran Relato sino un relato posible (así es la historia moderna), es que no cree que haya habido hasta ahora mucho cómic adulto. ¿Que eso puede discutirse? Pues claro, pero no por ello hay que concluir que su investigación es poco rigurosa. Son sus conclusiones, no el Gran Relato que antaño pretendía ser la Historia, ni un dogma de fe indiscutible. Sí que ha habido cómic adulto, por supuesto, y parte de él se ha producido desde la propia industria, todo depende del momento y del autor. Y, evidentemente, José, yo no tengo nada personal contra ti, ni antes de este debate ni muchísimo menos ahora. Me has pedido mi opinión sobre tu crítica, y ahora te la he dado. ¿Que se pueden discutir muchas cosas a las conclusiones de Santiago? Sí, repito, yo mismo lo hago. Pero eso no significa ni que el método empleado esté mal ni que sus conclusiones sean erróneas sólo porque sean discutibles.
No es por recurrir al argumento de autoridad, pero uno de los mejores historiadores españoles de la historia moderna, de reputación internacional, me dijo a mí en persona (sin que Santiago estuviera delante, esto que cuento fue en Marbella, y Santiago estaba en Madrid) que el libro le parecía «muy bueno». Me refiero al difunto Juan Antonio Ramírez, que prologa La novela gráfica. Que digo yo que algo sabría de historia, y de cómic también (hizo una tesis mastodóntica sobre la historieta española del franquismo, como bien sabrás).
Y dicho todo esto, lo repito: no tengo ninguna animosidad contra ti ni mucho menos. Ni antes, ni ahora. Vamos sólo faltaría.
Respecto al elitismo del comix, efectivamente si nos ponemos estrictos es un término poco afortunado. Pero, dentro de los comentarios coloquiales, entiendo por donde iba: no porque los autores supusieran ninguna élite sino porque desarrollaron un fuerte sentimiento de clase y contracultura. El mismo Santiago García lo comenta en La novela gráfica cuando comenta que los comix undeground se distinguieron rápidamente por su furibunda rebelión contra la moral aceptada. Todo movimiento contracultural –y el comix underground lo es– tiene en su centro cierto desprecio contra aquello a lo que se opone.
El fenómeno de la novela gráfica, en este sentido, posee pocos puntos en común con el comix excepto por la condición de clase que se desprende de las declaraciones de algunos autores. En este punto, vuelvo a la cita de Campbell del [42]: «The goal of the graphic novelist is to take the form of the comic book, which has become an embarrassment, and raise it to a more ambitious and meaningful level»; una cita que ejemplifica a la perfección, Pepo, ese carácter reaccionario de gran parte del aficionado al cómic superheroico que tan poco te gusta. Sin embargo esta condición de clase viene dada no por una oposición a la moral social sino por un sentimiento de vanguardia (conceptual, formal, mercadotécnica, principalmente argumental), a lo que se suma –y esto es coincidente con el comix– la conciencia de libertad autoral.
Ahora bien… gran parte del error que le veo al libro de Santiago García y del error que le veo a los novelistas gráficos es que «creen» que las obras se están dirigiendo a un público adulto, culto y refinado, cuando en realidad el comprador de suplemento cultural y FNAC pertenece más bien al midcult macdonaldiano. ¿Prueba de ello? Pues los problemas que tuvo Seth cuando publicaba su George Sprott en las Funny Pages, o el que ha tenido recientemente Chris Ware con la portada de Fortune. El pequeño burgués midcultista quiere una vanguardia liofilizada y comprensible, con un mensaje basado en la provocación de efectos leves y vendida «como arte». Cualquier asomo a verdadera vanguardia lo aterra, y cuando esa vanguardia es genuina –como la que desarrollan muchos novelistas gráficos– sólo puede ser apreciada por connoisseurs del medio, no por público generalista.
Sobre que no entiendes mi oposición al término «novela gráfica» si entiendo la diferencia medio/forma que Santiago explica en su libro, no sé si he apuntado demasiado alto o si no me he sabido explicar. El cómic, como término, y al igual que «cine», por ejemplo, tiene hoy en día condición ambivalente medio/forma. Y al contrario que movimientos rupturistas en otros medios (por ejemplo en el cine nouvelle vague, neorrealismo italiano, dogma, etc.) los novelistas gráficos han elegido definirse en función de un término que no identifica una corriente o un sentimiento autoral –recordemos, la primera y casi única característica que cita García– sino con una expresión tan objetual como pueda serlo «novela gráfica». ¿Qué se consigue con eso? Confusión. El estamento generalista empieza a no saber si cambia el medio o la forma, y como resultado tenemos esta crítica que hoy citaba García en su blog, y que comentaba «la transformación el cómic en novela gráfica». De ahí la necesidad de plantear en mi texto el debate terminológico y más si se entra en relación a la comicidad del cómic.
«Ahora bien… gran parte del error que le veo al libro de Santiago García»
que es lo que tú quieres entender… volvemos a las tergiversaciones.
«y del error que le veo a los novelistas gráficos es que “creen” que las obras se están dirigiendo a un público adulto, culto y refinado»
bueno, eso entiendes tú.
«cuando en realidad el comprador de suplemento cultural y FNAC pertenece más bien al midcult macdonaldiano»
Por supuesto, es que lo que dices es la realidad. Por eso digo que dónde está el elitismo. ¿No será acaso uno de tus prejuicios respecto a lo que significa la novela gráfica? Maus es un superventas, y Persépolis le sigue de cerca, vamos a dejarnos ya de rollos. Por supuesto, hay de todo como en botica, y no es lo mismo Maus, más accesible y con un tema de interés general, que una novela gráfica experimental, pero así es como debe ser. Que haya de todo lo que los autores quieran.
Mi madre tiene 75 años y no es precisamente una persona culta porque no tuvo educación en la España de posguerra, pero no le interesa leer mi colección de Spiderman. Maus y El arte de volar, en cambio, sí le interesan. Se los ha leído. Si uno no acepta esa realidad porque le ciega su amor a su colección de Spiderman, se va a pegar de tortas contra el muro de la realidad. El mundo es el que es, y hay que aceptarlo tal como viene. Los únicos cómics que ha leído mi madre en los últimos 10 años son -vaya casualidad- novelas gráficas: Maus, Persépolis, Viaje al corazón de la tormenta (Eisner) y El arte de volar.
¿De verdad piensas que los autores queremos llegar solo a una supuesta elite refinada? ¿ Que Paco Roca cuando hace Arrugas o la NG que está haciendo ahora piensa en llegar a una elite refinada en lugar de a todo el público que pueda? Y ahora hablo personalmente. Yo mismo, cuando publico junto a Santiago una novela gráfica de El Vecino -cuyo protagonista es un superhéroe por cierto, luego a lo mejor la supuesta oposición pijamas/gafapasta es una invención de alguien acomplejado-, ¿de verdad crees que aspiro a llegar a un público cultivado y elitista? No, coño, aspiro a llegar a cuánta más gente mejor. Si es público de superhéroes, de puta madre, y si es público no aficionado al cómic, de puta madre también porque más gente lo leerá. Y el hecho, lo queramos o no, es que ahora mismo ese público nuevo, no aficionado al cómic, está llegando a través de la novela gráfica. Los editores lo saben, y los autores también. Y si con la novela gráfica el cómic está ganando público aparte de los aficionados como nosotros, me vuelvo a preguntar: ¿cuál es el problema entonces? Y, ahora que las preguntas existencialistas me inundan de repente: ¿mi madre es gafapasta también?
Claro que lo conozco, Pepo… de lo que me estás hablando es de postestructuralismo, posmodernismo y deconstructivismo, y en ciencias tenemos algo muy parecido desde que Gödel, Heisenberg y Bell dejaron su incompletitud, su incertidumbre y su imposibilidad –respectivamente– en el mundo. Y lo que dices revela que no conoces hasta dónde llegan estos paradigmas, pues si hubiera una imposibilidad plena a la hora de definir y dar una mirada propia a las cosas, ahora mismo las universidades podrían cerrar todas.
Yo no le pedía a Santiago García LA definición. Ni siquiera le pedía UNA definición absoluta en el sentido de fijar con claridad, exactitud y precisión el significado de una palabra o la naturaleza de una cosa. Pero sí le pedía UNA defininión en el sentido de adoptar con decisión una actitud, o un criterio si quieres, ante la novela gráfica. Algo que yo no habría podido tachar de incorrecto pues no se le puede dar hoy por hoy una definición (significado) correcto o incorrecto a la novela gráfica. Simplemente puedes dar tu versión de las cosas, que puede ser o no coincidente con la versión de las cosas de otro. El problema de lo que aporta Santiago García no es que ofrezca una taxonomía propia para la novela gráfica, es que la que ofrece se contradice internamente a lo largo del libro porque no la aplica siempre con el mismo criterio. Es el caso que comentaba del Omega: si para Santiago la novela gráfica es una conciencia de la libertad autoral y si, en base a su conocimiento y documentación, la ha habido en Omega, no ha lugar a definir Omega como una hibridación. Si para Santiago es un término de acuerdo o desacuerdo para identificar un cómic adulto, en ese caso hay que fijar claramente qué se entiende por tal y cribar en consecuencia el cómic adulto hasta la fecha. Para mí ésa falta de consistencia interna del trabajo dimana de un error metodológico; y es, por cierto, un error metodológico no sentar las claves de la metodología a seguir más que con un mínimo párrafo.
Cosa distinta, por supuesto, es la opinión. Dar la propia valoración de las obras no es malo… pero no es malo si previamente has seguido una metodología hasta llegar a la obra. Vuelvo a mi terreno, que es el que mejor conozco: omitir la invasión británica y la línea Vertigo me parece un error. Luego ya podremos o no estar de acuerdo en definirlos como imitadores de Moore y Miller, o en calificar a sus obras de ostentosas, pero la omisión ahí… ¿a qué se debe? Eso es lo que quiero saber: si se debe a que no se considera cómic adulto y por qué no se considera así. Tú dices: Santiago establece la novela gráfica como último eslabón del cómic adulto. Y oye, me parece bien… pero quiero saber qué metodología le lleva a descartar una serie de tebeos que se publican con la nada despreciable etiqueta de «para lectores adultos». Partiendo de esa metodología, ya puedo estar o no en desacuerdo con ella –sin que nadie lleve razón– pero haciéndolo tácitamente sin ella, «parece» un error metodológico. Y si se ha seguido una metodología y no se ha consignado en la obra, es una carencia de la misma.
Por alusiones, y en particular respondiento un par de cosas a Pepo:
1. Yo no juzgo a nadie porque lea superhéroes, europeo, manga o lo que sea, así que lo de que gafapasta o pijamero lo he usado como término despectivo no es del todo cierto. De hecho, también me he autodenominado pijamero a mi mismo. Lo de pretencioso sí tiene ese caracter despectivo, pero vamos, que también opino que Bendis hace comics pretenciosos, y no por ello estoy juzgando a los que lo leen como tales.
2. Yo no pretendo ganarle en nada a nadie, ni en conocimientos de historia del comic ni en amor por Steranko y Kirby. De hecho, he puesto esos ejemplos de dibujantes (en lugar de Corben, Joe Kubert o cualquier otro antiguo o moderno) porque los habías citado tú anteriormente y porque a mi también me parecen grandes artistas. Y por lo mismo he nombrado Persépolis o Pildoras azules y no STITCHES que tú has citado pero yo no he leido.
3. Si que discuto/debato/como-quieras-llamarlo, muchas características de lo que se está considerando como Novela gráfica. Por ejemplo, creo que se es muy parcial cuando se dice que la NG es el ultimo eslabón de un enfoque adulto de un arte, sobre todo teniendo en cuenta que ese enfoque adulto se refiere, mayoritariamente, a la parte narrativa de la historia (entendiendo por narrativa la historia), pero me parece muy injusto para la parte gráfica que se diga que eso «dignifica» los comics.
Y por último, no tengo ningún juicio de valor como persona sobre ti. Y mucho menos sobre Santiago. Es más, me interesa saber tu opinión y los razonamientos que la sustentan, puesto que no sería la primera vez que me abren los ojos con respecto a algo, y creo que el animo de la mayor parte de mis comentarios no ha sido para nada negativo. Y el tuyo tampoco, claro está, que yo en ningún momento me he sentido ofendido por tu parte…
de lo que se está considerando como Novela gráfica
Eso a partir del artículo y de tu post, no del libro que no he leido, pero vaya, que me parecia más interesante que otro tipo de debetes…
>> ¿No será acaso uno de tus prejuicios respecto a lo que significa la novela gráfica?
No, no… para nada. Ahí quizás me he pasado de listo y he dicho «los novelistas gráficos» cuando debería haber dicho «parte de los novelistas gráficos», eso sí. Pero por el resto lo mantengo. Yo leo novela gráfica, ya te lo he dicho. Algunas las disfruto, otras no. El vecino por ejemplo, lo disfruto muchísimo. El arte de volar, también. Y Arrugas. Y Las calles de arena. Y aunque no las disfrutase (no me gustó el Sprott) me parecen también muy dignas y no tengo ningún problema con ellas.
¿Dónde está el elitismo? Pues en creer que tu obra se dirige a una élite intelectual, o que apriorísticamente tiene más valor conceptual o artístico, o que las novelas gráficas están más cerca del arte y de la literatura, entendiéndolos como metas a las que aspirar (caso de la literatura) o como no presentes en la semilla formal del cómic (caso del arte). Quiero decir… ¿qué quiere decir Campbell en su manifiesto? ¿Qué significa que el Acme N.L. está entre el cómic, la literatura y el arte? ¿Acaso con ser un gran cómic no es de por sí artístico sin tener que tender a la literatura? ¿Durante 180 años de historia el cómic como arte de masas siempre ha tenido, quitando excepciones consignadas, un interés exclusivamente comercial?
José, el manifiesto de Campbell, aunque sí revele ciertas características del movimiento, está escrito con ironía, por el amor de dios. Y la definición estricta de Omega The Unknown como «hibridación» la das tú (simplificando mucho lo que dice el libro, porque lo que el libro hace es ponerlo de ejemplo «dudoso», precisametne como ejemplo para el debate, y deja abierta la cuestión), obra que por cierto es comentada muy positivamente en el libro. Una vez más, todo depende de cómo entendamos las cosas, porque las mismas palabras no se entienden objetivamente, sino según el entendimiento y prejuicios de cada uno. Y sí, por supuestísimo que el libro es un desastre metodológico, inconsistente y lleno de lagunas (hay un límite de páginas por cuestiones de precio y no puede estar TODO de TODA la historia del cómic: a mí me faltan también muchas cosas que me hubiera gustado ver comentadas, pero soy capaz de entender que falten), lástima que le diera el pego al director ya los examinadores académicos que tuvieron que valorar el trabajo. Y no, lo siento José pero no sabes cómo funcionan las humanidades modernas, esto para mí está claro. Lo cual no es malo, no se puede saber de todo y yo no tengo ni puta idea de ciencias puras porque no me he especializado en ellas.
Phantomas, choca esos cinco porque yo no me enfado con nadie en comentarios, y lo mismo digo, José. Aquí lo dejo definitivamente, ahora sí.
Pepo, ¡¡¡chocados!!!
¡El manifiesto de Campbell ya sé que está escrito con ironía, hombre! Si sólo hay que mirarse el punto 10. Pero es de esas ironías que, efectivamente, buscan lo sibilino para iluminar mejor jejejejej Un poco como el Manifiesto futurista de Marinetti visto a la luz de El diccionario del diablo de Bierce pero no tan salido de madre. Por otra parte, en arte moderno me defiendo bien, Pepo, aunque siempre tengo que consultar los paradigmas vigentes entonces. En contemporáneo me defiendo bastante más. Y en actual me va estupendamente. Pero respeto tu opinión, claro. Más allá de eso, hasta para traducir unas memorias se expone y se cita un método (caso de las …de ultratumba, que me acabo de terminar en una magnífica edición de Acantilado). En el medio del cómic, el último libro teórico que me leí, La arquitectura de las viñetas, también dedicaba un apartado al método seguido. Y ya si nos vamos a ensayos históricos como Felipe II y su tiempo, de Manuel Fernández Álvarez, o tratados como la Historia del Arte de Gombrich, nos encontramos con que todos dejan bien clara su metodología y, en el caso del segundo, queda bien claro por qué hay cosas que quedan fuera y por qué hay cosas que no.
De todas formas me da que no vamos a ponernos de acuerdo, así que sí… mejor dejarlo aquí. ¡Un saludo y a ver si algún día nos tomamos esas cervezas!
Yo no he dicho que no sepas de arte, José, o de humanidades, sería una presunción estúpida por mi parte. He dicho que no sabes cómo funcionan las humanidades, que no es lo mismo. No conoces realmente los métodos que se siguen para llegar a esos resultados que lees en, por ejemplo, Gombrich, que por cierto no es un ejemplo de la máxima actualidad en historia del arte (aunque sea uno de los historiadores básicos del siglo pasado). Tú puedes leer un libro divulgativo sobre arte, igual que yo uno de ciencias (lo hago también porque me interesa) pero igual que yo no conozco los métodos de ciencias puras, ni los he aplicado nunca (aunque pueda hacerme una vaga idea leyendo algo al respecto, o preguntando a un científico), tú tampoco conoces los de humanidades, cosa que me ha quedado clara por bastantes afirmaciones que has hecho en tu crítica y a lo largo de todo este hilo. Buscas mediciones, tablas, datos puros -es lo que has hecho en tu búsqueda por el índice analítico de los libros que has consultado, los que te cité, en lugar de leerlos enteros para ver el discurso completo, y si no ves las tablas, los cuestionas o los desprecias-, pero hablamos de fenómenos sociales que no son mensurables ni pueden tasarse, o sucesos que hay que historiar disponiendo de las fuentes directas que se tienen, a veces escasas, pobres o contradictorias. Pídele estadísticas a un historiador de hoy que escribe sobre el siglo XVI, o exige el rigor de las estadísticas de hoy a estadísticas que se hicieron hace 50 años. Esto es absurdo. Pero es que incluso con estadísticas de la época en la mano, hay que ir mucho más allá por la complejidad de los procesos estudiados. Hay que suponer, sí. Entiendo que el término suene anatema a los de ciencias, pero en humanidades no queda otra en muchos casos. Historiar es relatar, y relatar con veracidad la historia no es contar la verdad exacta y medible de los hechos que sucedieron, porque eso es imposible SIEMPRE.
Volviendo al libro de Santiago. Una cosa es discutir las conclusiones del libro, y dar tus opiniones en contra, lo cual es perfecto y no puede criticarse, y menos por mí (da igual que sea su amigo o que no lo sea, el libro está para debatir también), y otra muy distinta criticar el método con el que se ha investigado y escrito el libro. Y si uno no conoce REALMENTE esa metodología, como es tu caso, difícilmente puede criticarla (Santiago explica la suya en en libro, por cierto, y si lo relees hallarás la pista que quizás te explique por qué Vertigo no está, igual que no está el Cerebus de Dave Sim). Decía Toni Boix que quizás es que exigías demasiado rigor. No creo que sea cierto, lo siento. Lo que tú entiendes por «riguroso» no lo es en humanidades, sencillamente. Criticabas -con bastante dureza, ésa creo que es la verdad- el método del libro por una supuesta falta de rigor, le pedías que diera definiciones claras, criticabas también que opinara o bien que faltaran cosas en el libro que según tú deberían estar.
Pero lo cierto es que en la historia moderna nadie da definiciones, todo historiador moderno opina (también lo hacía Gombrich, pero veo que no te has dado cuenta, o bien es que si Gombrich opina no es criticable pero que lo haga Santiago sí), haciendo explícito al opinar que lo que el historiador está diciendo no es una «verdad objetiva» porque está reconstruyendo -relatando- procesos históricos. Y que por eso mismo pueden existir distintas versiones de lo sucedido según cada historiador (por supuesto, no toda versión vale lo mismo, porque las hay más documentadas y verosímiles y otras más disparatadas). Y, para terminar, ningún historiador pretende explicar TODO de lo sucedido sencillamente porque sabe que es imposible, y por eso escoge un punto de vista, un tema o tiene que elegir aspectos más relevantes para abandonar otros menos relevantes. En resumen: podrás no estar de acuerdo con las conclusiones del libro, o con el relato que hace Santiago, pero criticar el libro con esa virulencia por una supuesta falta de rigor en el método es fruto, sencillamente, de no saber realmente cómo funcionan los métodos de investigación en humanidades. Y no te estoy llamando ignorante, cuidado. Ya te he dicho dos veces que yo no puedo criticar un método en ciencias puras simplemente porque no lo conozco bien, ni muchísimo menos estoy preparado o cualificado para ello. Soy un ignorante en ese campo, como lo soy en muchos otros. e lo dijo Álvaro Pons más arriba, que criticar el método del libro no le parecía correcto, pero tú has seguido intentando «demostrar» que el método estaba mal.
Y dicho todo esto, te repito que nada de esto queda en el terreno personal, al contrario, Toni Boix me conoce y te podrá decir que es así (espero). De modo que, sí, queda pendiente esa cerveza. Saludos, José.
Jajajjaa desde luego Pepo, el superheroísmo lo llevas en la sangre. Te has ido definitivamente (y vuelto) cuatro o cinco veces en lo que llevamos de comentarios. Si lo que quieres es la última palabra, te la concedo alegremente.
Por otra parte, yo también me quedo con que tú no tienes mucha idea. De investigación desde luego que no. Y de humanidades dominas períodos artísticos pero tampoco sabes demasiado de cómo se llega a conclusiones investigadoras. Y como veía que estabas construyendo un argumento ad hominem (si te descalifico por conocimientos, lo que dices no tiene valor sin necesidad de discutir de ello) te he puesto obras generalistas para que picaras aún más por si volvías. Te he citado a Gombrich expresamente para eso, pero podría haberte citado El conocimiento secreto de David Hockney, Música y lenguaje en la estética contemporánea de Enrico Fubini, La estética en la cultura moderna de Simón Marchán Fiz, Fundamentos de estética de Stefan Morawski, El significado en las artes visuales de Erwin Panofsky, Introducción a la metodología científica de Echevarría o la Psicología del arte de Vigotski. Por no hablar de todos los números de la revista El Paseante publicados hasta la fecha. Todo eso a golpe de ojo de mi biblioteca, y como pequeña muestra de lo que he leído y lo que no. Ninguna –discutiblemente la de Hockney, que también es algo tramposo– es una obra divulgativa sobre humanidades. Más allá de eso, tengo una madre con la que me llevo de pm que es Doctora en Bellas Artes; me leí su tesis, y he leído muchas tesis de compañeros suyos. He asistido a sus defensas y ponencias. He visto lo que hacen los tribunales de tesis humanísticos. Y me hice media libre configuración de la carrera en humanidades.
Sobre que de investigación no tienes mucha idea me la confirman tres hechos: primero, que efectivamente llamas investigar a hacer revisiones bibliográficas, ignorando como dice el propio Panofsky, que «el científico se ocupa de testimonios humanos, especialmente de las obras de sus predecesores, pero se ocupa de ellos no como objeto de investigación sino como objeto que le ayuda a investigar». Asimismo, alguien tan poco sospechoso de «dedicarse a las ciencias» como es Umberto Eco, ya comentaba en 1977 en su Cómo se hace una tesis la idea de que «para algunos la ciencia se identifica con las ciencias naturales o con la investigación sobre bases cuantitativas» pero que, evidentemente, «no es éste el sentido que se le da al término ‘científico’ en la universidad». Segundo, que tu aproximación al concepto de multidisciplinariedad desde esa óptica reduccionista ciencias/humanidades es totalmente impropia: hoy en día lo que prima en una investigación son las jerarquías horizontales coordinadas, y no la división. Y tercero: las humanidades no se centran sobre bases cuantitativas hasta que eligen introducirlas, y desde ese mismo momento se rigen por sus reglas. Tú dices que exijo el mismo rigor a unas estadísticas –no sigas por el terreno estadístico, en serio, es un consejo– de hoy que a unas estadísticas que se hicieron hace 50 años. Pues sí… entre otras cosas porque los conceptos de correlación no son precisamente actuales, eso para empezar. Y para seguir, lo hago porque tú los has esgrimido como datos con relevancia actual (que no es lo mismo que «sobre la actualidad», ojo), y en ese caso hay que tamizarlos por las herramientas vigentes. Yo soy capaz, y de hecho lo hago, de leerme a Newton como obra histórica; pero eso sí: si me viene alguien a reivindicarme su concepto gravitatorio le arreo un peñascazo de relatividad general que lo dejo tieso. Pero claro… volvemos a lo mismo: para ti estudiar e investigar es ver lo que hicieron otros –algo que está muy bien (de hecho, ya te he dicho que leeré esos libros como es debido para ampliar mis conocimientos históricos)– pero para mí es irme a los estudios, ver la significación y, si viera datos poco concluyentes, acudir a las fuentes y hacer mi propio estudio. No le pido estadísticas a un historiador del XVI (aunque vente al Archivo de Indias de vez en cuando), sólo le pido que si las introduce las trate correctamente, y que si reivindica las pasadas se asegure de que son válidas. ESO es investigar. Lo que tú entiendes por investigar es el state of art americano: el primer paso de toda investigación. Ahora, veo que tú te has quedado en Erasmo y en su nos vetera instauramus, nova non prodimus, frase estupenda si se conoce su contexto pero peligrosa si se aplica donde no se debe.
Por lo demás, un método es tan criticable como cualquier cosa. Y en lugar de intentar defender por qué yo no soy alguien adecuado para juzgar el método (hablando del pobre Álvaro, tú bien que te permitiste juzgar el suyo y sus conclusiones de «descabelladas» hace bien poco), el clásico argumento ad hominem de toda la vida, deberías estar defendiendo el método seguido. Y no, no me refiero a opinar… la opinión es estupenda sobre un método, pero la opinión no puede sustituir al método; la selección por relevancia es estupenda también, pero hay que fijar los criterios en base a los cuales va a evaluarse esa relevancia; establecer un debate terminológico y social alrededor de un término para defender la necesidad de aparición de otro término es cojonudo, pero entonces debe aplicársele el mismo debate terminológico y social a este último; definir (ya te dije lo que entendía por definir en este caso hace dos comentarios, no insistas con el tema porque me da la sensación de que no me lees) la novela gráfica como adulta es maravilloso, pero hay que concretar qué se entiende por tal (adulto); y establecer conclusiones –debatibles– con una mirada propia no es erróneo tampoco, pero esas conclusiones deben poseer consistencia interna cuando se aplican. Pero claro, para ver todo esto habría que entender La novela gráfica como una obra teórica que usa herramientas históricas, y no como divulgación histórica.
No obstante, como esto se está convirtiendo en una conversación bizantina, nuestras posturas están bastante claras, ninguno de los dos respeta a estas alturas la condición intelectual del otro para hablar del tema (por lo que se ve) y no creo que encontremos puntos de razón en el discurso del otro, prefiero dejarlo aquí y quedar para esas cervezas. Si quieres volver a escribir, escribe, naturalmente, y te cedo la última palabra. No me interpeles a nivel formativo (espero haberte demostrado mi «formación»), comenta lo que quieras, y no habrá lugar para mucho más. No es por ser descortés, pero esto empieza a aburrirme. De las cervezas, eso sí, ¡no te salva nadie! Esta conversación ganaría mucho con más retroalimentación y unos buenos espetos por delante.
«aunque vente al Archivo de Indias de vez en cuando»
ya, ya. José, no he querido responder a todo lo que has planteado para no prolongar esto eternamente, ni a lo de investigar ni a muchas otras cosas más. Simplemente eso.
Sobre las conclusiones de Álvaro en lo del hiperrealismo en «Viaje», convendrás conmigo en que no es lo mismo un post en un blog que una investigación académica, ni el «método» seguido para una cosa que para otra. Y sí, en efecto, yo solo di mi opinión sobre sus conclusiones, tú lo has dicho. Sus conclusiones. No sobre el «método» seguido.
Nada más. Saludos.
Yo estoy más con los que opinan que el debate terminologico no es verdaderamente relevante. Principalmente porque la novela gráfica no existe, no tiene contenido real. Es un camelo lo mires por donde lo mires. Efectivamente lo importante es descubrir las claves que explican por qué se lleva toda la vida buscando un nombre nuevo a esta forma de expresión, por qué ciclicamente se trata de vender la idea de que bajo una nueva denominación ha nacido una nueva forma de expresión, cuando todos sabemos que es la misma siempre. Y a eso si que da respuesta, vamos creo yo, Santiago García en su libro. A mí me parece un libro estupendo.
El enfoque elegido, pues, es rastrear en toda esa historia las huellas del cómic adulto, artístico y de autor, que es básicamente lo que significa la novela gráfica como fenómeno reciente.
SEGUN TUS PROPIAS PARALBRAS PEPO.
Me presento, soy argentino, y, aunque bastante tarde, me he entretenido leyendo estos infinitos debates sobre la polèmica «NOVELA GRAFICA» en los blogs de Alvaro Pons, de Jose Torralba , en el de Pepo Alvarez…. leyendo los comentarios de todos los mencionados, de Agu Riza, Phantomas, etc…
Finalmente, no me aguanto las ganas de exponer mi opinion. Y creo que la escencia de lo que molesta de este fenòmeno de la NOVELA GRAFICA esta implicita (o no tanto) en el pàrrafo de tu autorìa que encabeza este comentario.
La NG no significa «comic artistico adulto y de autor» sino que quiere significar, pretende, solo pretende….
Pero resulta que hay un montòn, muchisimo «comic artistico adulto y de autor» que no es NG. Y en ese grupo se encuentran probablemente las mas grandes alturas que ha alcanzado el còmic como arte.
Con esto quiero decir, hay multitud de historias cortas (de la EC, de Kringstein, de Hugo Pratt, de HG Oesterheld, de Carlos Trillo, Ricardo Barreiro, de Guido Crepax) que no son extensos pero si son «comic artistico adulto y de autor». Ya sean unitarios o series como MORT CINDER o Ernie Pike… por centrarme en HGO.
Hay multitud de BD (Todo lo de Moebis, Chaland, Jodorowsky, Boucq, Bilal, Christin ) que se publico serializado en Metal Hurlant o en albumes de 46 paginas que son «comic artistico adulto y de autor»
Hay tambièn historias comicas o satìricas de una pàgina que son «comic artistico adulto y de autor», baste un solo ejemplo: KRAZY KAT. Tambien pueden quitar el «comicas y satiricas» ya que Krazy Kat es mas filosòfico y surrealista que còcmico y satirico ¿no?
Hay tambièn grandes obras de Marvel o DC que son «comic artistico adulto y de autor»… Sandman, Ronin, Sin City, Watchmen, Los Invisibles, Predicador y un infinito etc…
Hay infinito Manga que es «comic artistico adulto y de autor» como ser TODA la etapa oscura de Tezuka, Shigeru Mizuki, Suehiro Maruo, Hideo Yamamoto, etc, etc, etc………………………
Tambien mucha historieta española, como todo lo de MAX o Daniel Torres; cosas de Carlos Gimenez, Alfonso Font, Bernet, Enric Siò….. en fin.
AHORA BIEN, ¿¿cuanto de este còmic queda afuera de lo que hoy se conoce como NG?? Practicamente todo dirìa yo. ¿¿POR QUÈ??
El «por què» es la razòn del rechazo que muchos de los conocedores del mundo del còmic tenemos al fenomeno NG. Vale aclarar, no al fenomeno en si (fàntastico que se vendan historietas en librerias generalistas y que la industria crezca gracias a este fenomeno) sino mas bien a la lectura que los tòricos hacen del mismo, identificando NG con «comic artistico adulto y de autor» cuando no deberìa ser asì.
Continuo entonces ¿¿POR QUE??
Porque para que un comic se NG debe cumplir con una serie de requisitos, que tienen que ver sin duda con los gustos de la gente hoy en dìa, y probablemetne con su incapacidad como lectores de comics, porque un buen lector de comics requiere entrenamiento y esfuerzo para aprender a apreciar lo bueno, como en cualqueir disciplina. Todo bien con que a la gente le encanten peliculas como Avatar, pero alguien que esta involucrado en el cine sabe que no es la gran cosa ¿no? Lo mismo sucede con el «fenomeno novela grafica» y por lo mismo molesta que aparezcan teoricos, que sì saben de lo que hablan, queriendo convencernos de que la NG es sinonimo de «comic artistico adulto y de autor».
Esos requisitos a los que me refiero, y que son un completo reduccionismo (tal como el que la filosofìa moderna ejercia sobre la realidad para analizarla) son los siguientes:
1-NO SE PUEDEN TRATAR TEMATICAS SOBRENATURALES, FANTASTICAS, POLICIALES NI NINGUN OTRA QUE NO SEA EXCLUSIVAMENTE «SOBRE LO QUE SE VE EN LA VIDA REAL»
¿¿Y de donde saliò que NO puede haber policiales que sean «comic artistico adulto y de autor», o ciencia ficcion que sea «comic artistico adulto y de autor» fantasia epica que sea «comic artistico adulto y de autor»??? de donde???
Sì puede, y ejemplos sobran. El hecho de que el publico consumidor de NG crea que eso no es posible solo habla de su ingorancia y de su precariedad como lectores.
Esa tara solo existe en el mundo del comic, en el cine nadie cuestionaria la cualidad aritisitca y autoral de CRONENBERG, DAVID LYNCH, WELLS, FORD O TARANTINO por no hacer pelìculas sobre la vida cotidiana.
Tara molesta y estupida si las hay.
2-LA GRACIA DE LAS NG, AQUELLO QUE LE DA UNA IMAGEN TAN «SERIA ADULTA Y ARTISTICA» ES QUE LOS PROBLEMAS DE LA VIDA COTIDIANA SON TRATADOS DESDE UN PATETICO PUNTO DE VISTA FREUDIANO, asì, a la gente le da por creer que los traumas de la infancia de Phoebe Gloeckner o Craig Thompson son algo realmente muy artistico, igual que las neurosis de Larcenet o las de Peeters.
Esto sè que parece muy discutible, pero en verdad que no lo es. El GRAN arte, el verdadero, tiende hacia lo UNIVERSAL. Cuando Harriman plasmo su conflicto racial en KK, no se dedico ha contar todos sus seguramente pateticos dialogos internos y sus mezquinos sentimientos de miedo, no, hizo una alegorìa de carácter universal capaz de contener ese conflicto y muchos otros tambièn. Cuando Maruo descarga en esas horribles historias el terror que se vivio en Nagasaki…. pues, sino te avisan ni te enteras que seguramente la bomba atomica lo traumo… el arte no es psicoanalisis, los buenos artistas saben transformar los problemas de su ego-personalidad en algo mas alla de ellos mismos como «personalidades» para reflejar una parte de lo universal. Y esta caracteristica es propia de todo lo grande y valioso de la historia del arte, Shakespeare, Cervantes, Los Beatles, …. sino expresa la universalidad, es arte de segunda.
Entonces, tratar exclusivamente de «lo que se ve en la vida real» (si aparecen elementos fantasticos no son del todo reales, sino elementos para exponer el trauma o problema en cuestion) y tratarlo dandole una excacervada importancia en tanto problma «personal», es decir, tratarlo «neuroticamente», SON DOS REQUISITOS EXCLUYENTES PARA QUE UN COMIC SEA NG. Y existen muchos «cómics adultos, artísticos y de autor» que no las cumplen y MENOS MAL.
Pero identificar ese reduccionismo como el punto de madurez de un arte como es el comic, ES COMPLETAMENTE ERRONEO. Ese reduccionismo existe y se aplica porque vende, y vende porque la capacidad de analisis del publico en general es muy pobre. Y lo que molesta es que tantos entendidos defiendan (como lo mas adulto artistico y de autor que se ha hecho) a un formato tan REDUCCIONISTA.
Dicho esto, aclaro, HAY MUCHAS NG QUE ME GUSTAN, y muchas otras que no pero que igual reconozco UN ENORME TALENTO EN SUS AUTORES. Ej: Craig Thompson es un buen dibujante y fantastico narrador, y Blankets conmueve y entretiene a pesar de ser neurotica y sentimental. No le llega a Krazy Kat ni a los talones… pero ese es otro tema.
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Hasta aquí la primer parte, ahora quisiera centrarme en eso de «comic adulto» ya que lo considero una nociòn intrinsecamente erronea.
En todos estos comentarios de ustedes (Pepo, Alvaro, Santiago) se excluye de el concepto de «comic adulto» todo aquel que fue producido para, o puede ser consumido por un publico de corta edad. Y no es asì, ya que eso supone que aquellos excluidos son comics «infantiles» o «para niños.»
Lo cierto es que el arte infantil o para niños NO EXISTE. Existe el arte que no puede ser comprendido por niños, o que su contenido es demasiado fuerte para exponer a un niño al mismo. Ese comic es exclusivamente para adultos. El resto, lo puede disfrutar un niño, pero tambièn un adulto.
Es decir, si una historieta de Spirit o de Jack Kirby es interesante, esta fantasticamente dibujada, y es sofisticada en su encuadre, perspectiva, narracion, desarrollo, etc ¿qué los vuelve comics infantiles? PUES NADA. Es ARTE que puede consumir un chico, no arte infantil. La reestriccion debe ser solo para los chicos, esto lo puden leer, esto es exclusivamente para adultos. En cambio para los adultos, LAS REESTRICCIONES SON UNA ESTUPIDEZ y no deberìan existir.
Ustedes pensaran «bueno, hay historias de Tarzàn o de Superman (o de quien quieran) cuya inocencia y simpleza las hacen algo infantiles para que entretengan a un adulto» y yo les digo… es que no son GRANDES HISTORIETAS, no se trata de que sean infantiles sino de que son precarias…. pero volviendo a los ejemplos de recien, Eisner y Kirby, cuyas obras no tiene nada de precario, sino a la inversa ¿por qué son infantiles?¿por qué un chico las puede comprender? No es un argumento vàlido creo yo.
Prueba de lo que estoy diciendo es que toda la literatura infantil clasica (osea, lo que muchos hoy consideran infanitl) no fue escrito por sus autores dirigiendose a chicos. Hablo de los hermanos Greem, de Andersen, o casos mas alebosos como Lewis Carrol, Mark Twain o Dickens.
Entonces, si tenemos que establecer un criterio para establecer que es un comic «maduro» digno de la atenciòn y el analisis de cualquier adulto, pues EL TEMA DEL QUE TRATA EL COMIC NO PUEDE SER EL PARAMETRO (no es mas adulto uno que trata sobre drogas que otro que trata de aventuras) el criterio deberìa ser la «madurez» o sofisticaciòn del autor en el uso del lenguaje elegido y los recursos que le son propios.
Es decir, un comic «maduro» es aquel en donde esta utilizado con sofisticiòn el lenguaje del comic y sus recursos, ya que los lectores «maduros» de comis podemos obrervar estas cosas (las transiciones de viñeta a viñeta, la diagramaciòn de pagina, la iluminaciòn si es que la hay, el encuadre, la perspectiva…….) y disfrutarlas, y entender que es mucho mas complejo y maduro y sofisticado un comic policial de 8 paginas
para la EC de Kringtein, que las 200 paginas de «pequeños eclipses» o «pildoras azules». No se si se entiende el punto.
Lo que digo es que disfrutar con estas cuestiones es algo que no creo que los niños puedan hacer, y de la mano de las mismas es que se alcanzan grandes extasis estèticos ¿no?
Lo que quiero decir es que si hay un criterio para dividir obras infantiles de adultas, el criterio no puede ser el tema o genero de un comic, SINO LA SOFISTICACION DE UNA OBRA Y LA HABILIDAD EN SU REALIZACION. Eso es lo ùnico que divide verdadero arte de mero entretenimiento, nada mas.
Como conclusion, esta es la definicion de Novela Grafica:
Comic de muchas pàginas con buena encuadernacion que trata sobre conflictos de la vida cotidiana, o sobre realidades problematicas (tales como la guerra, enfermedades, etc) desde un punto de vista freudiano; y que se distribuyen y publicitan por los mismos medios que las obras literarias.
Y terminè….
Voy a publicar este comentario en varios blogs.
Mas allà de mi opinion, es un gusto leerlos.
Saludos
PD: me olvide de otro de los reduccionismos de la NG, necesariamente tienen dibujos icònicos…. ¿por què? Me gustaria saber.
JEREMIAS ARIEL