Érase una vez un joven inglés aficionado al teatro que, como parte de su formación, acepta unas prácticas en una gran empresa norteamericana. Nada hay de especial en ello a no ser que el joven se llame Chris Claremont y la empresa, Marvel Comics. Porque entonces estamos hablando de historia. Historia de los cómics, desde luego, pero también de una forma de entender la industria editorial y, en los últimos años, del germen de un fenómeno planetario, gracias al cine y a su parafernalia asociada, que tiene este viernes en las carteleras españolas su más reciente capítulo. No está mal para empezar llevando cafés, ¿verdad?
Aunque los mutantes reunidos por el profesor Charles Xavier en la imposible Patrulla-X llegaron a los kioscos en 1964, gracias al buen hacer de Stan Lee y Jack Kirby (a quienes se sumaron otros como Roy Thomas, Werner Roth o Neal Adams), si hay un nombre que con merecimiento se asocia indisolublemente a Cíclope, Lobezno, Tormenta, Mística, Magneto y compañía es el de Chris Claremont, responsable de regir sus destinos durante sus 16 años más fecundos. En complicidad con algunos de los talentos más sólidos del mainstream USA (de John Byrne a Jim Lee pasando por Dave Cockrum, Paul Smith, John Romita Jr., Barry W. Smith o Marc Silvestri), el escritor rescató en 1975 un título moribundo a quien su mentor Len Wein daba una segunda oportunidad y lo convirtió en el buque insignia de la mayor compañía de cómics de Estados Unidos. Muchos años, muchas historias, donde la Patrulla-X fue el termómetro oficial de la ficción superheroica, primero en solitario, más tarde como epicentro del llamado “universo mutante”, un pequeño cosmos con sus propias reglas y derivaciones dentro de la férrea disciplina editorial.
Nadie conoce la receta del éxito pero durante unos años Chris Claremont pareció ser su albacea. El inglés, nacido en Londres en noviembre de 1950, atemperó la dramaturgia mayestática de Stan Lee, actualizándola para un nuevo público, y destiló una mezcla irresistible de acción, romance, ciencia ficción y culebrón. Se fogueó en el extrarradio de las publicaciones más populares: Drácula, Iron Fist, Man-Thing, Captain Britain, Ms Marvel, labrándose poco a poco una reputación que le sirvió para diversificarse y tocar todos los palos: Fantastic Four, Avengers, Spider-Woman, ROM, Marvel Team-Up, Star Wars… Casi siempre construyendo, cual hormiguita, un pequeño mundo de coherencias que germinó en su implicación más longeva y depurada, los hombres-X, un vórtice que dominó su vida (y la de sus lectores) y que terminó escapando a su control. La salida fue traumática. Pese a esporádicos trabajos de calidad (Marada, Black Dragon, Deuda de honor), los mutantes fueron la obra de una vida. Y no se puede hacer dos veces la obra de una vida.
La Patrulla-X de Chris Claremont bien merece un homenaje. Así que uníos a nosotros en este repaso semanal en cinco entregas y recordemos juntos los planes de Magneto, visitemos de nuevo la Tierra Salvaje, estremezcámonos con el destino final de Fénix, asistamos a la reencarnación de la Hermandad de Mutantes Diabólicos, la desesperada batalla contra El Nido, el reclutamiento de los Nuevos Mutantes, la llegada de los Morlocks, el pérfido regalo de Loki, el estado esclavista de Genosha… Cientos de historias que nos tuvieron en vilo durante años y que despliegan su incólume poder de seducción al mismo momento de abrir sus páginas.
“¿Cómo hacer reír a Dios? Muy fácil: cuéntale tus planes de futuro”. Sin duda, ese chiste anglosajón ha debido de pasar varias veces por la cabeza de Chris Claremont, dado que él empezó a trabajar en el mundo del cómic con la idea de que fuese algo breve y temporal antes de dedicarse a otros proyectos. Nada parecía pronosticarle que se quedaría la friolera de dieciséis años escribiendo mes tras mes una colección a la que llevaría, de ser un experimento con una serie prácticamente cancelada, a un título de culto, y finalmente a una de las franquicias más exitosas del género hasta el día de hoy.
El joven Chris entro en la redacción de Marvel como asistente editorial en 1969, mientras estudiaba Políticas y Arte Dramático. Sus intereses eran, y por este orden, llegar a ser actor, director, o a lo sumo escritor; pero de novelas serias, nada de cómics. Aunque le gustaba el medio, en su opinión la industria del tebeo estaba muriendo y no había nada de interés y con proyección de futuro que hacer allí. Pero había que pagar facturas, así que allí se quedaba hasta que acabase los estudios y pudiese dedicarse en serio a desarrollar su carrera profesional.
Lamentablemente para él y afortunadamente para la Patrulla-X, le pasó lo que a otro ilustre guionista luminaria de Marvel, Stan Lee: quedó atrapado laboralmente en los cómics. Acabada su etapa universitaria en 1972, sus facetas interpretativa y literaria no acababan de despegar. Algún relato corto vendido por aquí, alguna función por allá… pero nada sólido, mientras que en la redacción de Marvel iba acumulando años y poco a poco iba probando a escribir cómics. Ya había ejercido una vez en sus primeros días (curiosamente en el número 59 del título que le llevaría posteriormente a la fama, los X-men) como co-argumentista sin acreditar de Roy Thomas, pero ahora ya le encargaban, por ejemplo, algún episodio completo de Daredevil. En 1974, le asignan los guiones de la serie de Puño de Hierro y su entrada en el mundo profesional de la escritura de tebeos quedó del todo consumada. Allí trabajó con John Byrne, con el que volvería a colaborar en el Marvel Preview 11 de 1977, protagonizado por el ahora célebre Star-Lord. Claremont escribió esta historia durante su luna de miel y ya entonces pudo comprobar cómo Byrne no se limitaba a dibujar, sino que bullía en ideas y sugerencias argumentales que no hacían sino enriquecer el guion de Chris. Ambos autores estaban llamados a encontrarse de nuevo posteriormente y hacer historia juntos en el cómic de superhéroes.
Pero seguimos en 1975 y Claremont no es ninguna estrella todavía. Se encarga de un Giant Size de los Cuatro Fantásticos, donde presenta a Jamie Madrox, el Hombre Múltiple y pulula por la editorial, donde oye hablar de un proyecto que llama su atención: Len Wein va a revitalizar a los X-Men.
Wein, editor en jefe de Marvel en aquellos momentos, había heredado el proyecto de su antecesor en el cargo, Roy Thomas. Este último llevaba un tiempo dándole vueltas a cómo hacer viable el regreso de los mutantes, ya que su colección se seguía publicando, pero no ofrecía aventuras nuevas, sino reediciones. Thomas vio su oportunidad en una reunión con Stan Lee y Al Landau, el nuevo propietario de la compañía tras Martin Goodman. Landau sugirió la idea de crear un grupo de superhéroes de diversas nacionalidades: había estado revisando las buenas cifras de ventas de las colecciones Marvel fuera de Estados Unidos y se le ocurrió que tal vez fuese buena idea crear un titulo a medida para el mercado internacional. Thomas, entusiasmado, decidió que esa era la clave para traer de vuelta a la Patrulla-X y se puso manos a la obra. Puso al mando del proyecto a Michael Fleisher como escritor, y no dudo en encargar a Dave Cockrum dibujarlo. Cockrum era un fichaje estrella de Marvel que procedía de DC comics, donde se había encargado con bastante éxito de la serie Legión de Superhéroes, demostrando su talento diseñando el aspecto visual de personajes. Cockrum venía de la Distinguida Competencia con una carpeta debajo del brazo llena de bocetos de héroes y villanos en los que DC no había mostrado interés. Puliendo y mezclando estos entre sí, serían engendrados la mayoría de los componentes de la nueva e internacional alineación mutante.
Pero todos estos planes se tambalearon cuando Thomas abandonó su cargo y Fleisher dejó el proyecto ante la falta de concreción que sucedió a la renuncia del Editor en Jefe. Al ser nombrado Len Wein sustituto de Thomas, entre las responsabilidades que decidió asumir estuvo la de encargarse también, como decíamos antes, del regreso de la Patrulla-X bajo esa internacional encarnación. Más aun, también iba escribir ese Giant Size X-Men numero uno en el que se decidió que serían presentados los nuevos personajes.
Después de todo, Wein era conocido en la redacción por su talento para transcribir como sonaba el inglés hablado con distintos acentos. De hecho, poco antes le habían retado a crear para la serie de Hulk (la cual guionizaba regularmente) un superhéroe canadiense que hablase como lo hacen los vecinos norteños de los estadounidenses. Fruto de ese desafío, un joven mutante con garras metálicas en los guantes cuyo aspecto diseñó John Romita Sr., le llamó Lobezno, y se le ocurrió que encajaría perfectamente en esa Patrulla-X sin fronteras que ahora le había tocado formar.
Todo empezaba a estar preparado, pero algunos detalles de esa primera historia no acababan de perfilarse. Inicialmente la idea era que Xavier reuniese a los nuevos reclutas para que salvasen a los antiguos de un misterioso enemigo que les había secuestrado, pero que luego se revelase que esto era un engaño: La Patrulla-X original estaría a salvo, pero habían participado en una charada para probar en combate a los recién llegados. Y no todos iban a aprobar. Se incluyó a Fuego Solar y Banshee, y se creó al personaje de Ave de Trueno solo para que suspendiesen y fuesen rechazados de las filas de la Patrulla.
Pero el concepto no acababa de convencer a los autores implicados y se decidió que era mejor enfrentar al equipo debutante a una amenaza real y así validarles como superhéroes, no como estudiantes en un simulacro. Tras descartar como oponentes a algunas ideas tan peregrinas como el panteón Maya, finalmente se opto por presentar a Krakoa, la isla viviente mutante, un concepto de Cockrum. Ya mucho más centrados, se encontraron con un nuevo problema: ¿Cómo demonios iban a vencer los X-Men de forma remotamente creíble, aunque se juntasen las dos formaciones, a un enemigo de semejante nivel de poder?
Y ahí es donde Claremont entró en el proyecto. Chris sugirió a su jefe la forma en que los estudiantes de Xavier combinaban su poder para vencer a la malvada masa terrestre autoconsciente, y se ganó con ello el respeto de un Wein que estaba bloqueado en ese punto de la historia y el tebeo acabó viendo la luz en Mayo de 1975.
De hecho, a Wein le gustó tanto la intervención de Claremont que cuando se dio cuenta de que sus crecientes responsabilidades como Editor en Jefe no le permitirían seguir contando el destino de los mutantes, le cedió ese honor a Chris, una vez publicado ese primer Giant Size. La segunda entrega de las aventuras de los X-Men globales ya había sido dibujada por Cockrum con argumento de Wein, pero faltaba ponerle los diálogos y hacer algunos ajustes, de los cuales se encargaría Claremont. En un principio esta segunda aventura sería publicada en un Giant size X-Men número dos, pero la confianza de Wein en el proyecto le llevó a reactivar la vieja colección de la Patrulla. Como ya hemos comentado, aunque se seguía publicando, entre los números 67 y 93 de ésta no se ofrecieron nuevas aventuras sino reediciones. Esto cambiaría a partir del numero 94, en el que se publicaría la primera parte de ese segundo Giant Size, ofreciendo en el 95 la segunda mitad, y ya aventuras nuevas de escritura totalmente a cargo de Claremont a partir del 96.
En esos dos episodios ideados por Wein pero con palabras de Claremont ocurrieron un par de cosas reseñables: Primero, como estaban destinados originalmente a ser una sola entrega del doble de páginas que un número normal, hubo que partir la acción a mitad. Por tanto se adaptaron ligeramente un par de páginas a este nuevo formato. Pero además, y con mayor importancia, Claremont heredó una curiosa situación respecto al reparto de personajes que le iba a tocar escribir.
Por un lado, los miembros de la Patrulla original Ángel, Hombre de Hielo, Marvel Girl, Kaos y Polaris (La Bestia, vengador incipiente en ese momento, ni había aparecido en la aventura anterior) abandonaban el grupo para dedicarse a sus cosas y dejar al cargo a los nuevos reclutas. Solo Ciclope se quedaba para que el recién inaugurado equipo tuviese un líder experimentado y algún representante de la vieja guardia.
Por otro, y haciendo el número de personajes incluso más manejable, Wein no tenía ideas de desarrollo para los que inicialmente había puesto en el equipo solo para que suspendiesen aquel examen del que se prescindió finalmente, así que se libró de ellos. El ultranacionalista Fuego Solar simplemente volvía a Japón tras considerar su deber para con Xavier cumplido con su participación en la derrota de Krakoa. Y a Ave de Trueno, con poderes no muy pintorescos y con una personalidad cuyo nicho se consideró redundante y ya cubierto con la de Lobezno, le esperaba un destino peor. Y así, en el final de ese enfrentamiento con el Conde Nefaria y sus secuaces que se narró en estos episodios, John Proudstar, el nativo americano conocido como Ave de Trueno moría de una forma un tanto absurda, tratando de frustrar la huida del villano. Para colmo, un tiempo después se reveló que su sacrificio había sido inútil, pues Nefaria se había teleportado escapando sin mayor problema. Pero eso fue más tarde y en la colección de Los Vengadores.
El caso es que Claremont se encontró con una alineación final que incluía a Ciclope, Tormenta, Rondador Nocturno, Coloso, Banshee y a Lobezno. Había algunas directrices que Wein le dejó para que siguiese con ellos. Coloso, el noble fortachón del grupo debía ser la estrella de la serie. A Tormenta, le tocaba el papel de la chica de la colección, entendido esto de la forma más estereotipada y rancia posible. Rondador Nocturno sería alguien atormentado con su diabólica apariencia y con un toque algo cruel y malvado. Y Lobezno tenía que ser un rebelde sin causa simplemente insoportable, un poco como Ojo de Halcón en sus primeras intervenciones en la serie de los Vengadores, pero más exagerado. Claremont tuvo en cuenta todo esto… y lo dejó de lado, haciendo suyos a los personajes y dotándoles de matices mucho más profundos, alejándoles de estas escuetas indicaciones de forma natural y orgánica. También le dio su propia voz y decidió quedarse con Banshee, el cual había sido incluido por Wein en el grupo solo para salir de él inmediatamente, como Fuego Solar y Ave de Trueno. Claremont se planteó la serie como una obra coral, en la que perfilaba la personalidad de cada miembro del reparto usando su formación como actor del método Stanislavsky, tratando de establecer personajes sólidos profundizando en sus pasados y motivaciones. Y así, fuimos aprendiendo a conocer y a querer a cada Hombre X.
Esto, por supuesto, no sucedió inmediatamente, sino que llevó un tiempo, más del que pueda parecer dada la cadencia bimestral que tenía el titulo en aquellos comienzos. En su bautismo de fuego como escritor completo prefirió ir sobre seguro y tiró de recursos que ya venía usando en su andadura con Puño de Hierro para narrar la historia, en la que un Cíclope apesadumbrado por la muerte de Ave de Trueno (y la consiguiente culpa que sentía como jefe de la Patrulla, y por tanto responsable de la vida de sus hombres), usaba los característicos textos de apoyo en segunda persona que eran habituales de la colección protagonizada por Danny Rand. Además, el furioso Scott Summers, soltando su frustración en forma de ira, liberaba accidentalmente y de la manera más tonta a los demonios N` Garai. Estos Lovecraftianos seres, amos de nuestro mundo hace eones, habían sido creados por Chris en la revista Deadly Hands of Kung Fu, en el serial de Puño de Hierro que allí guionizaba y que estaba dibujado por Rudy Nebres. El enfrentamiento de estos seres con la Patrulla nos fue ya revelando alguna cosa acerca de varios componentes del grupo mutante. Pudimos vislumbrar una muy breve escena de la niñez de Ororo (y empezar a intuir su claustrofobia) y observamos como Lobezno perdía el control de sus ansias homicidas, resignándose inmediatamente después a su naturaleza bestial y al fracaso de años de terapia para dominarla. También fueron introducidos el personaje de Moira McTaggert (e inmediatamente empezamos a sospechar que no era una ama de llaves al uso, como se nos presentaba), y una subtrama que adelantaba la siguiente saga. En ella, los Hombres-X se enfrentarían a ciertos enemigos tradicionales de la vieja guardia: los Centinelas.
Esta historia, que duró varios números tuvo varias consecuencias para el futuro desarrollo de la colección: el uso de estos robóticos cazadores no era ya por parte de un iluminado actuando por su cuenta, como Bolivar Trask o su hijo Larry. No, esta vez era una rama del gobierno norteamericano la que estaba detrás de los gigantescos autómatas, cosa que en el futuro se volvería a repetir de algún modo.
Se revelaron además un par de cosas sobre Lobezno que contradecían lo que inicialmente podíamos asumir sobre él. Cockrum le dibujo aquí sin mascara, y en vez de tirar del diseño que John Byrne (el cual estaba entusiasmado con la serie) había propuesto, usó uno muy parecido al del Timber Wolf que solía dibujar en Legión de Superhéroes. Y así se cambió de planes y Lobezno pasó a ser alguien mayor de lo previsto, no un jovencito rebelde. También asistimos a una sorprendente revelación: las garras surgían de sus propios nudillos desnudos, no de sus guantes. Y además se sugería que él no era exactamente un mutante, una idea que luego se abandonó. Si los planes que había en ese momento hubiesen cristalizado se nos habría acabado contando que en realidad Logan (todavía no le conocíamos por ese nombre: solo era Lobezno) era un auténtico animal transformado en un ser humano. El personaje habría sido un Carcayú (la más exacta traducción de la palabra inglesa Wolverine, un animal norteño muy feroz) pasado por los experimentos habituales del Alto Evolucionario de Wundagore, el Doctor Moreau de Marvel.
También se había puesto en marcha la trama de Erik el Rojo y las pesadillas del Profesor X, que auguraban otra gran historia venidera, la de los Shi’ar y el cristal M’Kraan. Pero sobre todo lo que la historia aportó fue en lo relativo a Jean Grey.
La eterna novia de Cíclope, la mujer florero de la Patrulla original, había tenido que soportar que su amado decidiese no retirarse con ella a vivir una vida normal juntos. Claremont decidió recuperarla y hacer de ella una joven sofisticada. Se cambió su alias (se estaba preparando en ese momento el lanzamiento de Ms. Marvel, y Marvel Girl era un nombre demasiado parecido) al de Fénix y Cockrum, entusiasmado, rediseñó su aspecto dotándole de uno nuevo que recordaba al de Mary Marvel, pero modernizado y de color blanco. Al final se cambió a verde (el blanco hubiese transparentado la otra cara de la pagina, le dijeron), se le quitó la capita y se prepararon a subirle el nivel de poder para acentuar la idea de que a partir de entonces iba a ser una mujer con carácter, y no una mera comparsa. La madre de Claremont había sido piloto de las fuerzas armadas, y Chris iba a ser famoso con el tiempo por sus personajes femeninos de marcada personalidad. Además, se introdujo la atracción (¿mutua?) que Lobezno empezó a tener por Jean, alguien a quien el rudo canadiense respetaba, y no la sosa jovencita que hasta ahora todos sus escribas nos habían mostrado.
Y así, Jean salvaba a la Patrulla X en la huida de la base de los Centinelas, aparentemente sacrificando su vida. Pero acto seguido resurgía, con su nuevo nombre y su recién estrenado traje. Su poder había experimentado un crecimiento enorme, poniéndole según la idea de Claremont, en la misma liga que Thor. Pero a pesar de todo esto, se aparcó al personaje acto seguido, dejándola convaleciente por su traumática transformación. Sería algo más adelante cuando empezaríamos a ver el alcance de su cambio.
En los números inmediatamente posteriores, fuimos testigos de unas aventuras en las que los pupilos de Xavier de nuevo se enfrentaban a viejos enemigos de sus antecesores. Primero contra el Juggernaut (aliado con un nuevo personaje: Black Tom Casssidy, primo de Banshee y enemigo mortal suyo) y después contra un renovado Magneto. Era lógico suponer que tarde o temprano se enfrentarían contra la némesis del concepto mismo de la Patrulla, claro. En esos episodios vimos cómo se nos iban suministrando más detalles sobre los protagonistas. Pudimos saber más acerca de Tormenta y su pasado, que quedaba así algo mas humanizada por deseo de Claremont, aunque Cockrum prefería a la distante diosa original. Y asistimos a un acercamiento a la figura de Rondador distinto al que cabía esperar hasta entonces. Así le pudimos ver ya en la faceta aventurera, algo picaresca, risueña y heroica que hoy por hoy relacionamos con él. Cockrum se resarcía así de lo de Ororo, dando protagonismo y haciendo agradable para el público al que era su personaje favorito del elenco. Además, descubríamos que Moira era una científico a la altura de Charles Xavier que dirigía el complejo de investigación y retención de mutantes peligrosos de la isla de Muir. La relación entre ella y Banshee iba floreciendo muy poco a poco y las semillas de la futura saga de Proteo quedaban plantadas. Oh, y unos duendecillos irlandeses (si, en serio. Mejor no preguntéis) nos descubrían por primera vez que el nombre de Lobezno era Logan, como la montaña más alta de Canadá.
La siguiente saga nos devolvió ya a Fénix, y la pudimos ver en todo su esplendor. Varias subtramas confluyeron y un misterioso personaje conocido como Erik el rojo, que había estado atacando a los X-Men durante los episodios anteriores, se reveló como un espía del imperio alienígena de los Shi’ar. Su legítima y depuesta princesa Lilandra había establecido accidentalmente un lazo mental con Charles Xavier, y tal unión era lo que venia causándole tan extrañas visiones al Profesor X. Todas las conspiraciones de Erik eran para atrapar a Lilandra a través de Charles, y engañando a un antiguo heraldo de Galactus, el Señor del Fuego, para que le ayudase, todo parecía indicar que su triunfo estaba asegurado. Excepto que se encontró con Fénix de por medio.
Atacada junto a Xavier, sus padres y su compañera de piso Misty Knight (un secundario que Claremont se había traído de la serie de Puño de Hierro), Fénix demostró estar a la altura del cósmico aliado del espía Shi’ar, combatiéndolo de tú a tú y permitiendo a la Patrulla seguir a Erik al otro confín del universo para rescatar a Lilandra. Y ahí empezaron los problemas, ya que a Len Wein, que vuelve a aparecer en nuestra historia, no le gusta un pelo que Jean tenga un poder de nivel cósmico y que sea capaz de vencer al Señor del Fuego. Wein opina que la Patrulla resulta redundante si Fénix es tan poderosa, y aunque Claremont argumenta que es la misma situación que tiene Thor en Los Vengadores, finalmente cede y hace que el combate quede más bien en tablas. Además, se presenta otro dilema: la colección se empieza a vender tan bien que su periodicidad va a cambiar a mensual, y aunque esto, de entrada, es motivo de alegría, Dave Cockrum está tan saturado de trabajo que se ve incapaz de cumplir con las fechas de entrega. Hay que buscarle un sustituto y, de momento, a pesar del cliffhanger, el siguiente número va a ser una historia de relleno que dé tiempo a Dave a adelantar trabajo.
Dibujado por Bob Brown y guionizado por Bill Mantlo, el fill-in tiene la virtud de mostrarnos por primera vez la personificación del lado maligno de Charles Xavier, una idea que será usada en el futuro en varias ocasiones. Por ejemplo con Onslaught, o en el crossover con los Micronautas de los años ochenta.
La etapa de Cokrum, en la colección llega a su fin en el numero 107, un episodio titánico en el que la Patrulla se enfrentará a la Guardia Imperial Shi’ar (cuyos componentes son uno por uno homenajes a los miembros de la Legión de Superhéroes que Cockrum dibujase en DC) con la ayuda de de los Saqueadores Estelares, unos piratas del espacio cuyo líder tendrá una importancia capital en la historia de Cíclope. Pero no será este el último episodio de la saga. A Cockrum le elude su conclusión por un solo número, el 108, en el cual se presentarán los lápices de su sustituto, John Byrne.
Byrne, que como hemos dicho ya había colaborado con Claremont en Puño de Hierro, Marvel Team-up y Starlord, llevaba tiempo deseando dibujar La Patrulla-X y así lo había hecho patente en las oficinas de Marvel. Era un dibujante rápido (justo lo que el titulo demandaba ahora que iba a aparecer cada mes), y un valor en alza que poco a poco se estaba ganando el favor de los aficionados. Solo se pondría una condición a su ingreso en el equipo creativo de la colección: sería entintado por Terry Austin, cuyos resultados sobre los lápices de Byrne ya habían sido probados en el Marvel Preview de Starlord. Pero el dibujante opina que el estilo de Austin sobre su dibujo, muy mecánico y brillante, puede terminar de ahuyentar de la serie a los lectores que disfrutaban con Cockrum. Así que convence a Austin para que se intercambie el puesto con Dave Hunt, quien se encargaba de entintar a Byrne en Marvel Team-up. Archie Goodwin, director editorial de Marvel, no da el visto bueno al intercambio y de ese modo, se reúne en la colección de la Patrulla-X el equipo creativo que acabará llevándola a su etapa más recordada.
Byrne se incorpora a la historia en plena acción para contar como Fénix (ayudada de forma casi anecdótica por la Patrulla) salva el universo de las fuerzas devastadoras que han sido liberadas del misterioso cristal M’Kraan por el demente emperador Shi’ar, cerrando la epopeya de forma sobresaliente. Sobre todo considerando lo incómodo que suele ser que cambien el apartado gráfico en medio de una saga unitaria, brete del que Byrne sale airoso.
Lo cierto es que Byrne ha tenido ocasión antes de dibujar a la ya no tan nueva Patrulla-X. Muy fugazmente, en tan solo una viñeta de Marvel Team-Up, y en el último número de la serie de Puño de Hierro, el 15. Curiosamente, este episodio (que también cuenta con guion de Claremont), a pesar de haber aparecido dos meses antes del debut del dibujante en el número 108 de X-Men, cronológicamente se debería situar después, ya que Lobezno luce, estando en La Tierra, el ridículo traje que le arrebatase a Colmillo, el miembro de la Guardia Imperial Shi’Ar. En la historia de Puño de Hierro Logan es retratado como un autentico estúpido y el personaje por lo visto lleva tiempo cayendo gordo a muchos lectores. Ante esto y considerando que no tiene muchos planes para él, Claremont se plantea librarse de Lobezno.
A Byrne, inglés de nacimiento pero canadiense de adopción, le espanta tal posibilidad y decide que entre los múltiples argumentos que le sugerirá a Claremont a partir de entonces va a incorporar elementos que hagan de su personaje favorito del grupo una estrella de la que no se pueda prescindir. Y vaya que si lo consigue.
Inmediatamente libra a Logan del traje extraterrestre y hace que el grupo se enfrente con un oponente que es parte del pasado del antiguo agente Canadiense: Arma Alfa. Que Lobezno dé signos de haber sido malinterpretado hasta ese momento, y parezca que haya algo más en él debajo de esa antipática fachada, unido a que se sugiera un rico y fascinante pasado para el mutante de garras de adamantium, comienza a alimentar el interés de los lectores.
Tras un episodio más bien de relleno dibujado por Tony DeZuñiga, arranca una larga y memorable saga que enfrentará a los X-Men contra varios enemigos y que les tendrá vagando de un confín a otro de La Tierra, algo muy en consonancia con la naturaleza internacional de la formación. Primero Mesmero les controlará mentalmente y serán tanto la ayuda de La Bestia como las férreas voluntades de Lobezno y Fénix las que les sacaran del apuro.
Inmediatamente después tendrán un enfrentamiento con Magneto durante el que veremos algunas cosas muy interesantes: que Charles Xavier ha empezado a tener una relación amorosa con la emperatriz Lilandra de los Shi’Ar; una parte de la infancia de Tormenta como ladrona en el Cairo (y que recuerda sospechosamente al origen del personaje británico Modesty Blaise, como el propio Byrne señalaría después); y que en el momento en el que Fénix está exultante apaleando a Magneto y experimentando todo su poder (como cuando tuvo la experiencia con el cristal M’Kraan), éste de repente le falla y es vencida fácilmente.
Todo culminará con la destrucción de la base del villano en la Antártida, y en la huida la Patrulla se separará en dos grupos, dando el uno al otro por muertos.
Por un lado, Jean y Bestia volverán a los Estados Unidos a comunicar la supuesta pérdida a Charles Xavier y a llorarla con él. Por otro, el resto del grupo se verá atrapado en la Tierra Salvaje de Ka-zar, con el que se encuentran tras enfrentarse a Karl Lykos, alias Sauron. Después ayudarán a Lord Kevin Plunder, en una aventura trepidante de estilo muy pulp, a acabar con la amenaza de Garrokk, el hombre petrificado. Y de paso algunos personajes se ven beneficiados con cierta caracterización: Tormenta debe afrontar el no haber podido salvar una vida por no controlar sus miedos y su claustrofobia. Lobezno, a pesar de toda su rudeza, es el primero que empatiza de algún modo con ella y su drama personal. El carisma de Logan va ganando enteros guiando una sangrienta infiltración en la ciudadela de la sacerdotisa Zaladane y ganándose la confianza de Zabu, el prehistórico animal Dientes de Sable compañero de Ka-Zar. Y también se lleva su parte de gloria Cíclope, que resalta como héroe de acción y líder táctico de la Patrulla. Scott, además, debe enfrentarse al hecho de que se siente vacío ante la muerte de Jean; no triste, vacío: le atormenta que tal vez ya la diese por perdida cuando se transformó en Fénix, y que esa ya no era la mujer que amaba.
Mientras abandonan la Tierra Salvaje, Jean decide dejar los Estados Unidos y reunirse con Moira, Lorna y Kaos en Escocia. Charles abandona la Tierra para acompañar a su amada Lilandra a tomar posesión del trono que le corresponde, pero justo antes se nos relata su primer encuentro en el Cairo con Ororo cuando era niña y con Amahl Farouk, otro psíquico que más adelante será conocido como el Rey Sombra.
Los dados por muertos X-Men llegan a Japón, donde se volverán a encontrar con un antiguo aliado: Shiro Yashida, alias Fuego Solar. Este requerirá ayuda para derrotar a Moses Magnum, un villano que posteriormente y mediante retrocontinuidad se revelaría como un secuaz del todavía no aparecido Apocalipsis. De nuevo Lobezno vuelve a sobresalir, al dejarnos claro que sabe hablar el idioma (“No preguntasteis«) y comportarse perfectamente ante el estricto protocolo japonés. Además, también hará aparición Mariko Yashida, el futuro amor de Logan. Este personaje fue introducido ante la insistencia de abortar el triangulo amoroso Scott-Jean-Lobezno de Jim Shooter, Editor en Jefe. Byrne acababa de leerse la novela Shogun de James Clavell y se le ocurrió que una historia de amor parecida era perfecta para quitar a Jean de la mente de Logan.
Banshee fuerza sus poderes hasta el punto de perderlos y hacen aparición Misty Knight y Colleen Wing, las hijas del Dragón. Procedentes de la colección de Puno de Hierro, inicialmente se le dijo a Claremont que podría utilizarlas, y de hecho -como ya hemos comentado- hizo de Misty la compañera de piso de Jean. Pero al requerirlas Mary Jo Duffy para la serie de Héroes de Alquiler, Chris las dejo en sus manos, al igual que al personaje del villano Dientes de Sable, para el que Byrne y Claremont tenían grandes planes y con el que Duffy no llegó a hacer nada de interés. Y así, el romance entre Scott Summers y Colleen Wing, que aquí empezó a desarrollar, no iba a tener futuro. Por cierto que parece un tanto incongruente que Misty se encuentre en el aeropuerto con Jean justo antes de ir a Japón, que después vea a Scott y todos los X-Men, que luego su socia empiece a salir con Cíclope, y que no salga a relucir en algún momento que la pelirroja sigue viva, contrariamente a lo que todos creen.
Finalmente, la saga en Japón hace que varios de los protagonistas (Ororo, Kurt, Peter) se den cuenta y reconozcan que han vivido ya tantas cosas juntos que pueden considerarse entre ellos familia. Ya no son extraños arrimando el hombro, la Patrulla X está consolidada. Y lo está a varios niveles, incluido fuera de las viñetas, como atestiguan los diversos premios (entre ellos el prestigioso Eagle) que la colección empieza a recibir.
La última parada antes de volver a casa, ya convertidos en popularidades en Japón, la van a hacer involuntariamente en Canadá. Su gobierno sigue sin haberse tomado a bien la deserción de Lobezno y vuelve a enviar a Arma Alfa, rebautizado como Vindicador, a recuperarle. Pero esta vez viene acompañado de un supergrupo, algo así como los Vengadores canadienses: Alpha Flight. El equipo con el que se enfrenta la Patrulla ha sido creado totalmente por John Byrne, y su presentación aquí les hace obtener el interés de los aficionados y un puesto en el telón de fondo del Universo Marvel.
Ya en los Estados Unidos, y tras descubrir la regia Tormenta que el hogar de su niñez se ha convertido en un nido de drogadictos juveniles, Byrne y Claremont recuperan a un villano que crearon para Marvel Team-up, el demencial Arcade. Al secuestrar a los X-Men por fin tendremos un momento de exploración de quien en principio iba a ser el protagonista de la nueva formación, Coloso. Peter ha sido prácticamente abandonado todo este tiempo y ha estado básicamente haciendo bulto, dando puñetazos y lanzando a Lobezno en su característica «Bola especial». La genialidad está en que Claremont hace que el personaje se dé cuenta precisamente de esto, y se cuestione su utilidad en el grupo. El lavado de cerebro al que Arcade le somete aprovechando estas dudas sirve para que de paso oigamos hablar del Coronel Alexei Vazhin, el Nick Furia soviético. También hemos podido ver escenas de la vida cotidiana y amorosa de gran parte del elenco: el breve tiempo de Scott con Colleen Wing; las citas dobles de Kurt y Peter con Amanda Sefton y Betsy (¿que fue de ella?); Logan y Mariko…y en Escocia, Jean conoce al bigotudo Jason Wyngarde, con el que se irá encontrando más adelante, sintiéndose atraída por él. Los lectores sabemos que algo malo planea Wyngarde, el cual menciona a una organización llamada el Club Fuego Infernal.
Es con estas escenas más, digamos, costumbristas, con las que Claremont asienta definitivamente el tono de la colección y los personajes. A pesar de no ser del todo del agrado de Byrne, no se puede negar que intercalándolas entre épicas sagas con ominosas consecuencias, consigue que éstas cobren más fuerza, al afectar a tridimensionales personajes a los que hemos llegado a conocer, a los que termina importándonos lo que les pasa. De alguna manera, Claremont está usando el formato por entregas del comic book para plasmar la «gran novela americana» que soñaba con realizar cuando se planteaba ser autor literario.
Tras otra aventura de carácter pulp dibujada por George Perez en un anual en el que la Patrulla se encuentra con Arkon, viejo conocido de los Vengadores, llega el momento de que los mutantes, y muy especialmente Scott y Jean, se reúnan. Y lo van a hacer de una forma que se va a convertir en una de las señas de identidad de Claremont: la recuperación de viejas líneas argumentales que ya parecían olvidadas.
Efectivamente, el trabajo del patriarca mutante se caracterizó posteriormente por trufar sus cómics con pequeñas subtramas que podían pasar años en ser desarrolladas. Parece ser que esto era algo consciente y voluntario: Claremont decía que si en algún momento se quedaba sin ideas, así podía, simplemente revisando la colección, encontrar algo interesante que contar para el lector habitual.
En este caso, recuperó la fuga del Mutante X del centro de la Isla Muir durante aquel enfrentamiento con Magneto de la etapa Cokrum, y nos dio la inquietante saga de Proteo.Este villano, encerrado desde hacía años, resultaba ser el hijo de Moira McTaggert, y de hecho, la intención original de Claremont era que el padre de la criatura fuese nada menos que Charles Xavier. Byrne le convenció para que esto último no fuese así, y el dramatismo y lo retorcido de la historia del progenitor del Mutante X (el otro nombre por el que se conocía a Proteo) creció de esa manera. El hijo de Moira era un ente que poseía cuerpos, consumiéndose estos en cuestión de horas y teniendo que saltar a otros nuevos. Las breves historias de las personas a las que Proteo posee y mata resultan escalofriantes, casi tanto como el otro talento del villano, el de retorcer la realidad misma. Como Cíclope dice, Proteo es el tipo de mutante por el que la Patrulla fue creada para combatir, alguien puramente malvado e inmensamente peligroso. Aprovechando la única debilidad del monstruoso oponente, Coloso tuvo ocasión de salvar el día y ser el héroe que estaba proyectado que fuese, despejando gran parte de las dudas que le aquejaban respecto a su lugar en la Patrulla.
Y como siempre, pudimos ver algunos desarrollos más: el amor entre Moira y Sean (incapaz de defender como hubiese querido a su amada al haber perdido sus poderes); a Lobezno, por primera (y tal vez única) vez asustado, incapaz de sobreponerse ante la aterradora y antinatural presencia de Proteo; a Cíclope, un hombre capaz de vencer en combate personal y vapulear a Logan, Kurt y Ororo a la vez para sacarlos de su estupor; y como decíamos, al frío encuentro entre Scott y una Jean cada vez mas cautivada por Jason Wyngarde, como una mosca cayendo en una telaraña a pesar de su inmenso poder. Jean, además, está empezando a tener extrañas ensoñaciones en las que se ve a sí misma y a Wyngarde como personajes de época, parte de la élite aristocrática victoriana, e inmensamente crueles y viciosos.
El fragor de la batalla ha evitado de momento a Jean y a Scott la incómoda situación de tener que hablar del estado de su relación tras tanto tiempo creyéndose muertos mutuamente y habiendo empezado a reconstruir sus vidas. Pero en el viaje de vuelta a Estados Unidos Scott se sincera con Jean. El frío e incapaz de expresar sus emociones Cíclope declara abiertamente su amor y la pareja recupera su romance. Es la primera vez en toda la colección en la que les vemos besarse. Pero Jean no ha sido tan honesta, y sus aristocráticas ensoñaciones con Wyngarde continúan.
De vuelta a Estados Unidos se encuentran con que el Profesor X ha regresado a la Tierra, y que viene con intención de retomar su escuela. Esto es debido a otra injerencia de Jim Shooter, que no ve con buenos ojos el alejamiento del concepto de academia que la colección lleva tiempo experimentando. Además, para complacerle, se presentará a un nuevo miembro que reforzara este carácter estudiantil al tratarse de una jovencita de 13 anos que debe aprender a manejar sus poderes: Kitty Pryde. En realidad, la idea que tienen Claremont y Byrne para que Shooter les deje en paz con los personajes que están usando es presentar a todo un elenco de nuevos reclutas que vistan el uniforme negro y amarillo de los comienzos de la serie, y convertirlos en secundarios habituales que representen el tema estudiantil demandado. A Shooter tampoco le gusta la idea, le resulta una copia de la Legión de Héroes sustitutos de DC comics y el concepto quedara aparcado hasta unos años mas tarde, con Los Nuevos Mutantes. Y mientras tanto, a Lobezno, igual que a los autores, no le hace gracia que le hagan saltar a través de aros.
Reclutando a Kitty (cuyo nombre esta sacado del de una compañera de clase de Byrne, su carácter de la hija de Louise Jones, y su físico de la entonces joven Sigourney Weaver), la Patrulla se encontrará con otro personaje de imposición editorial: Dazzler fue creada en colaboración con el sello discográfico Casablanca, con el que Marvel ya había trabajado en los cómics de Kiss. Casablanca iba a lanzar a una artista con ese nombre y Marvel haría sus tebeos, pero finalmente el proyecto musical se quedaría en nada y Marvel aprovechó lo que tenía ya desarrollado. Y si bien Dazzler estrenó poco después colección propia en el mercado exclusivo para librerías especializadas (puntos de venta en los que, por cierto, X-Men ya era líder en ventas), fue aquí donde se la presentó.
El encuentro con estas dos nuevas mutantes llevó asociado el primer choque directo con las fuerzas del Club Fuego infernal y con su despiadada Reina Blanca, Emma Frost. Y aunque la Patrulla consigue vencer a los secuaces de sus enigmáticos enemigos, Cíclope sabe que algo no marcha bien. Especialmente con Jean, a la que ha sorprendido besando a Jason Wyngarde. No son solo celos, Scott intuye que Wyngarde está relacionado con la mala racha que la Patrulla está viviendo. Le intranquiliza la ligereza con la que Jean ha borrado recuerdos de la mente de los padres de Kitty para ahorrar discusiones, y sabe que hay problemas, y muy gordos, en el horizonte. Tanto, que decide pasar a la ofensiva e infiltrarse en el Club Fuego Infernal y averiguar qué está pasando con ellos. Como les cuenta el Ángel, el club es una respetada asociación extremadamente elitista con un toque algo cruel y sexual al que pertenecen muchos peces gordos mundiales. Aparentemente no hay nada ilegal en ellos, pero su círculo interno está detrás de gran parte de lo que le ha estado pasando a la Patrulla.
Los villanos están basados en los de un episodio de la serie televisiva Los Vengadores (nada que ver con los héroes más poderosos de Marvel), hasta tal punto que el aspecto de Emma Frost es reminiscente del de Diana Rigg (quien interpretaba a Emma Peel) en ese episodio, y el de Jason Wyngarde del del actor Peter Wyngarde, quien hacia el papel del malvado Jason King. Porque, por supuesto y como ya sabíamos, el hombre que estaba manipulando a Jean lo está haciendo como parte del un plan del Club, y de hecho consigue sojuzgarla y convertirla en su marioneta y juguete sexual, la Reina Negra. Siguiendo con el juego de Byrne de basar el aspecto de estos personajes en actores famosos, tenemos a Robert Shaw ( Sebastian Shaw), Orson Welles (Harry Leland) y Donald Sutherland (Donald Pierce). El juego de los nombres de personajes e interpretes es llevado al máximo. De postre, se descubre que Wyngarde es, en realidad, el viejo villano Mente Maestra disfrazado, y la Patrulla es descubierta y capturada. Pero no todos ellos.
Lobezno, solo y en la historia que terminó de catapultarle al estrellato, vuelve de forma despiadada, soltando toda su rabia por fin contra los mercenarios del club para liberar a sus compañeros. Con todo, no podría conseguirlo por sí mismo. Jean y Scott han compartido su momento de amor más íntimo e intenso justo antes de esta aventura y han establecido un lazo psíquico permanente que rompe el control de Wyngarde sobre la Reina Negra. Esa lluviosa noche, la Patrulla-X queda libre de sus captores y cae con toda su fuerza sobre el Club Fuego Infernal. Pero el ataque de los mutantes a una respetada y adinerada institución ante los ojos del público (y ante un senador de los Estados Unidos, Robert Kelly) va a traer futuros problemas a nuestros héroes. El indemne Sebastian Shaw planea ya su siguiente paso, ofreciendo al senador que sus industrias inicien la construcción de nuevos Centinelas en el futuro próximo.
Pero la Patrulla va tener problemas mucho más inmediatos.
El tema de los altos niveles de poder de Jean Grey seguía coleando y el guionista Steven Grant sugirió una solución que entusiasmó a Claremont: hacer de Fénix una villana. Según Chris, la transformación era lógica: como si el Doctor Extraño hubiese obtenido todo su poder de golpe, sin años de adiestramiento espiritual preparándose para ostentar el cargo de Maestro de las artes místicas. Conseguir unas capacidades tan grandes de pronto hubiese corrompido a cualquiera. Más aun después de haber probado la adictiva sensación de un poder aun mayor con el cristal M’Kraan y de que alguien hubiese manipulado tu mente para sacar a relucir tu lado más sádico y lujurioso para así intentar tenerte de su lado. Todas esas circunstancias se combinaron en Jean para transformarla en Fénix Oscura.
La historia llevaba a una inmediata derrota de los X-Men y al abandono de Fénix Oscura de La Tierra, dirigiéndose al espacio. Allí, para saciar sus inconmensurables ansias de poder, y en un acto que Claremont califico de «masturbatorio», destruyó una estrella con todo su sistema solar incluido. Y si el lector quedaba estupefacto ante el nivel de poder del que Jean hacía gala, el drama se intensificaba con una viñeta que nos mostraba que era un mundo habitado. Por lo visto, esto no estaba en el guion original de Claremont, pero Byrne decidió incluirlo y acabar así con la especie de los ridículos hombres esparrago que habían aparecido en el Avengers 4 de los años sesenta. Después, Fénix Oscura se enfrento a una nave espacial de los Shi’Ar de Lilandra que pretendían acabar con su amenaza. Jean aniquiló a la tripulación con los mismos miramientos que acababa de mostrar con los D’Bari: ninguno.
La Patrulla tuvo que prepararse todo lo que pudo para el temible regreso de Fénix a la Tierra, afrontando la profunda pena de haberla perdido de ese modo y teniendo que centrarse en la inminente batalla. Y aunque ésta comenzó algo más equilibrada que la anterior, pronto Jean la llevó a su inevitable final, venciendo a sus antiguos compañeros y amigos. Solo la combinación de las palabras de Scott, el ataque psiónico del Profesor-X, y principalmente la voluntad de la propia Jean, enterrada bajo Fénix Oscura, consiguieron que una catártica y épica batalla mental fuese ganada in extremis: la fuerza Fénix había sido borrada de Jean, esta había vuelto a sus iniciales niveles de poder como Marvel Girl, y Scott y ella se comprometían en matrimonio, consumándose el final feliz. ¿No? Pues efectivamente, no.
El siguiente numero de X-Men, el 137, pasó a la historia por los hechos que allí se narraban, pero también por el enfrentamiento creativo que se produjo. Claremont y Byrne realizaron el episodio haciendo que Jean tuviese que pagar por los millones de muertes que había causado en el espacio. La Guardia imperial Shi’ar, siguiendo órdenes de Lilandra, se enfrentaría a los mutantes en la Zona Azul de la Luna para capturar a Jean y lobotomizarla, evitando el peligro de que volviese a transformarse en Fénix. Pero con el cómic ya dibujado, Jim Shooter entró de nuevo en escena. Acababa de enterarse de la masacre que Fénix había realizado y no le parecía suficiente castigo: Jean debía morir.
Las páginas finales del número 137, que tenía el doble de extensión que una entrega normal, fueron reescritas y redibujadas por unos resignados Byrne y Claremont a regañadientes y en tiempo récord para que llegasen a imprenta. Tras una de las batallas de superhéroes mas épicas de todos los tiempos, Jean, para no volver a perder el control de la Fénix en la que se estaba volviendo a transformar al luchar por su vida, se suicidaba con un arma Kree que encontraba por ahí tirada (¿?) ante la mirada de un desesperado Scott: tras todo lo que habían pasado, tras ser capaz de romper por fin su coraza y declarase sin reservas ante la mujer que amaba, ésta le era arrebatada de la forma mas traumática.
La reacción de dolor ante la muerte de Fénix no se limito a las páginas de X-Men. Hay que recordar que ya en ese momento las ventas habían subido a niveles espectaculares y que la crítica estaba comiendo de la mano de Claremont y Byrne. El fallecimiento de uno de los personajes clásicos de Marvel sucedió bajo los focos de atención de todo el mundo, y fue por tanto mucho más impactante que la del secundario y de breve andadura Ave de Trueno. Las cartas alabando la obra y quejándose de lo sucedido inundaron a partes iguales la editorial como había sucedido con la de Gwen Stacy unos años antes. En la Marvel de aquellos momentos era el único referente anterior que se tenía, y no flotaba esa nube de escepticismo que tenemos ahora ante los fallecimientos de personajes, fruto de la conducta que la casa de las ideas fue adoptando posteriormente, llena de resurrecciones que diluyen el efecto dramático. No, por lo que sabíamos entonces, Jean estaba muerta como se está en el mundo real: para siempre.
Y así, se dedicó el siguiente episodio entero a llorar a Jean en su funeral, en un emotivo relato en el que Scott rememoraba toda la historia del grupo. Esta idea resultó genial, ya que así se puso en antecedentes a todos los nuevos lectores que se habían ido incorporando y de algún modo se cerraba una etapa abriendo otra nueva. Scott abandonaría el grupo para digerir la inmensa perdida que había sufrido. Ángel volvía a la Patrulla para cubrir esa vacante, aunque Tormenta sería quien ocuparía el papel de líder de campo, algo insólito todavía en aquella época, en la que la mujeres solo empezaban a dejar de ser objetos de fondo en los cómics de superhéroes. Reforzando esta idea, la adición de Kitty inyectó sangre nueva al equipo, así como unos ojos a través de los que descubrir el mundo de los mutantes para los susodichos nuevos seguidores de la colección. Y Lobezno estrenaría un nuevo traje marrón y naranja, cortesía de un John Byrne que cada vez pesaba más en los argumentos, y que se llevó a Logan con Rondador Nocturno de vuelta Canadá para vivir una breve saga.
En ella, se resolvían los problemas con el gobierno canadiense y con Alpha Flight, las creaciones de Byrne que habían quedado un poco en el lugar de villanos en su anterior aparición. La persecución del Wendigo (el primer enemigo al que Lobezno se enfrentó cuando debutó en la serie de Hulk), nos sacó a relucir que Alpha Flight eran superhéroes. Habían cumplido órdenes cuando lucharon contra la Patrulla, pero una vez solucionado el tema de la relación de Logan con el gobierno del país norteño, acababan siendo aliados y amigos de los mutantes. Y según acababa la saga, recibían una mala noticia que pondría en marcha su propia colección poco después. La historia, por supuesto, nos daba algún dato más sobre el pasado de Logan, como por ejemplo su relación con el matrimonio Hudson.
Claremont no quiere escribir ninguna historia con los Centinelas de oponentes. Aunque ha adelantado ya su aparición en la saga de Fénix Oscura, considera ridículos a los gigantescos robots que siempre fallan torpemente en su objetivo de matar mutantes y no tiene ninguna gana de recuperarlos. John Byrne, tomándoselo como un reto, le propone al escritor una historia para despertar su interés en los androides creados por Bolivar Trask: van a conseguir su objetivo, matar a los X-Men y triunfar sobre el Homo superior. Años después, viendo reposiciones de la serie británica Doctor Who, Byrne se daría cuenta de que el episodio Day of the Daleks debió quedársele en el subconsciente cuando lo vio de joven por primera vez. Byrne inmediatamente salió públicamente a reconocer que Días del futuro pasado estaba claramente inspirada en el capítulo del Doctor. Aunque pueda parecerle increíble a alguno, lo cierto es que estas cosas a veces pasan.
El argumento nos presentaba un distópico y apocalíptico futuro en el que los Centinelas han arrasado los Estados Unidos, gobernándolos con mano de hierro. Los mutantes que no han sido exterminados se encuentran internados en campos de concentración, excepto alguno como Lobezno que forma parte de una partisana resistencia. Los paralelismos con la Alemania Nazi y el holocausto son evidentes, y a Claremont, judío que pasó una parte de su juventud en un Kibutz, le debió enganchar la historia por ese lado. En ese futuro se nos adelantan interesantes posibilidades que luego serán utilizadas: la relación entre Coloso y Kitty, Magneto aliándose con los X-Men dadas las circunstancias, y Rachel Grey-Summers, una telépata pelirroja de evidente parentela que tendrá muchísimo protagonismo en el futuro de la colección.
La resistencia tiene un plan y los medios para realizarlo: enviarán en un viaje en el tiempo a la mente de la madura Kitty Pryde a poseer el cuerpo de su yo adolescente de 1980, fecha de publicación de la obra. Allí, tratará de evitar un acto que pondrá en marcha la serie de acontecimientos que llevaron al triunfo de esta generación de Centinelas.
La soberbia saga, junto con la de Fénix Oscura, son el punto culminante de la etapa de Claremont y Byrne en la serie. La épica desesperada, el ambiente catastrófico que nos plantean, han sido imitados hasta la saciedad posteriormente, pero fue aquí donde lo vimos por primera vez en un cómic de superhéroes, y su merecido impacto fue mayúsculo.
Presenciábamos atónitos las muertes de los X-men del futuro mientras los de nuestro tiempo corrían a detener a Mística y su nueva Hermandad de Mutantes de realizar un acto contra los enemigos del Homo Superior que tendría un imprevisible y terrible efecto rebote que todos pagarían. Se nos sugirió también el parentesco entre Raven Darkholme y Kurt Wagner, trama que quedaría pendiente de resolución durante largos años. Y el agridulce final nos hacia plantearnos si toda la lucha de nuestros héroes había servido para algo. Una gran historia que no bajaba para nada el nivel de las anteriores, merced a un magnifico equipo creativo a punto de resquebrajarse.
El siguiente episodio, un estupendo homenaje al Alien de Ridley Scott, con Kitty Pryde en el papel de Sigourney Weaver (no podía ser de otro modo, considerando de donde salían sus facciones) y con un demonio N’Garai como el letal xenomorfo, fue el ultimo con dibujos y coargumentos de John Byrne. La verdad, la magnifica historia de terror navideña se quedó un poco corta para ser su despedida, tras tenernos acostumbrados a grandes sagas de épicos finales.
Byrne dejaba la colección, harto de pequeños desencuentros con Chris Claremont. A menudo John dibujaba lo que Chris le pedía en el guion, pero luego los diálogos que se añadían contradecían la lógica interna de lo que los lápices mostraban. Byrne, extremadamente meticuloso, consideraba inaceptables esos fallos que creía que le hacían quedar mal a él ante el público. Su más adelante legendario ego estaba también haciendo aparición, y era consciente de que gran parte del éxito de la Patrulla era debido a sus aportaciones. John se planteaba despegar como autor completo, dibujando sus propios guiones sin intervención de nadie más. Se veía preparado para ello, y el tiempo le dio la razón. Justo delante le aguardaban tanto una magnifica etapa en los Cuatro Fantásticos, como no ha habido ninguna desde los tiempos de Stan Lee y Jack Kirby, como la nueva colección protagonizada por Alpha Flight, su personal creación, con la que realizo una obra atípica y de culto en el género superheroico. Y aunque reconoció después junto a Claremont y frente a Shooter que el final de la saga de Fénix Oscura quedó mejor como salió publicado (declaraciones recogidas en los apéndices de Phoenix: The Untold Story, donde se publicó de modo especial la historia tal y como fue concebida originalmente), los años fueron distanciándole de estos dos, sacando a relucir a menudo su creciente amargura hacia ellos. Algunas líneas argumentales que se convirtieron en leyendas urbanas, como la muerte de Mariko provocada por el villano Dientes de sable y la posterior revelación de éste como el padre de Logan, quedarían enterradas con la marcha de John.
Claremont, por su parte, se quedó. La Patrulla X eran sus niños, no estaba dispuesto a abandonarlos y ya empezaba a ser conocido como el patriarca mutante. Aclamado por la crítica y el público, se quedo aproximadamente otros diez años contando, con menor o mayor injerencia ajena, los destinos de los X-Men. Y aunque muchos afirman que sus días de mayor gloria quedaban atrás, lo cierto es que el nivel se mantuvo bastante alto durante todo ese tiempo, y que las ventas despegaron hasta puntos jamás soñados para los mutantes anteriores a su paso.
¿Quién se lo iba a haber dicho a aquel chaval que entró de paso en Marvel a finales de los años sesenta a poner cafés en la oficina?
buff! que pintaza que tiene este artículo; últimamente estáis en racha.
me parece que me lo imprimo para leerlo mañana tranquilamente en la oficina.
Articulazo, dan ganas de volverse a leer esta pedazo de etapa otra vez. Eso sí, una pequeña corrección. En vez de «días del pasado futuro», ¿no querréis decir «Días del futuro pasado»?
Impresionante trabajo del Equipo A.
Os merecéis una salva de aplausos de aquí al fin de los días.
Esperando ansioso los siguientes artículos, que casi que me interesan más, ya que esta etapa es la más conocida y comentada.
Coleccionaza, personajazos*, escritorazos, ilustradorazos y articulazo.
No sabía que Byrne se llevara mal con Claremont… Sí lo de las rencillas y encontronazos, pero no pensaba que aún hubiera mal rollo entre ellos. Dos grandes, sin duda.
Y si los X-Men de entonces ya eran legendarios, después fueron a mejor. Ganas de leer la 2ª Parte de este artículo.
Felicidades.
Y saludos!
*Esto era por lo mal que suena lo de «personajazos»… Y coleccionaza o escritorazos…
Uncanny Saludos!
Fenomenal, mi guionista preferido de mi serie preferida. Grandes Zona Negativa.
Sois enormes, enormes.
Espero que no hayais aparcado el proyecto de la revista ZN, porque artículos como este deberían estar sí o sí.
Aquí otro que tiene a la Patrulla X como su tebeo favorito, además, Claremont es culpable de que yo siga con esta afición. Nunca me canso de releerlos.
Increíble. Qué maravilla de artículo
Este sábado pensaba ponerme a leer, tranquilamente, el nº1 del coleccionable de mutantes de Morrison, con un café y toda la mañana por delante. Ahora lo acompañaré con la historia de la primera gran etapa de los chicos X. Muchas gracias.
Muchas gracias a todos por los comentarios y a mis compañeros de Zona Negativa por toda la ayuda que me han prestado, especialmente a Javier, coordinador de estos especiales sobre Claremont. Ha sido un gustazo sumergirse de nuevo en el mundo de estos tebeos para escribir el artículo.
Y Ultron, tienes toda las razón. Yo creo que la traducción debiera ser «Días del pasado futuro», pero siempre ha sido en el orden inverso o como «Días del futuro Y del pasado». Mañana lo corregiré.
Terrific, lo cierto es que no se cómo se llevarán hoy por hoy Claremont y Byrne, pero en su día, después de colaborar juntos si que hubo una etapa de declaraciones no muy gratas por parte de éste ultimo. No tan viscerales como las que le dedicaba a Shooter, eso si. Con todo, de eso hace mucho e incluso volvieron a colaborar hará unos diez años en la serie de la JLA, así que tal vez hace tiempo que se hayan arreglado, no tengo ni idea, he de ser sincero.
Creo que es la primera vez que veo una foto del señor Claremont XD
En cuanto pueda me leo este artículo, seguro que es estupendo.
¿Pero qué os pasa? ¡Estáis sembrados! ¡¡Acojonante artículo, infinitas gracias por estas joyas que nos regaláis!!
Tranquilos, compas, que yo también tengo dislexia con el título de la saga de marras.
Como anécdota personal, comentar que yo conocí esta etapa por los Classic X-Men, por lo que podría decirse que nunca leído la etapa original de Claremont, Cockrum y Byrne. De hecho, siempre he tenido cierto mierdo por abordar estos cómics en su formato original y que me supieran a poco tras aquella «versión del director»
Por lo demás, añadir para los desconfiados que cuando a menudo se dice que la etapa de la Patrulla-X que va desde el Giant Size hasta el funeral es la mejor etapa de los X-Men, Claremont y del cómic de superhéroes en general, es de las pocas ocasiones en las que ni es un tópico ni una exageración
Yo leía el hombre araña presenta publicado por Novedades Editores (México) que empezó su andadura con las guerras secretas y después los vengadores de Ojo de Halcon (Tigra, Pájaro Burlon, Iron Man, Ave de Fuego) pero cuando leí por primera vez esta etapa primero me sorprendí por la alineación tan distinta a la que conocí en las Secret Wars y después como todos caí enamorado de ella… Claremont jugo a su antojo con nuestras emociones y simplemente era una gozada leerlo porque tenia esa sensación de que todo podía pasar desde el mas epico triunfo hasta la mas terrible tragedia… Memorable la primera vez que vi a Emma Frost ese aire perverso helaba la sangre… Gracias Claremont por permitirme enamorarme definitivamente del genero…
Con la génesis y la historia de Krakoa empezar a leer comics. Fue mi hermano quien empezó a coleccionar la patrulla x y yo seguí detrás. A claramente y Byrne los disfrute a lo grande e incluso al segundo lo seguí en los 4 fantásticos. Esta etapa la tengo entre las mejores sagas de superhéroes de siempre y el artículo está a su altura. Haciendo memoria recuerdo la gran parte de las historias pero otras sólo las recuerdo en boca de los personajes, no se sí se debe a saltos de publicación en la etapa de Forum o lagunas en mi cabeza al hacerme mayor.
Buf ahora no tengo tiempo de leerlo con detenimiento, pero leo los primeros párrafos y ya me emociono!
De lo mejor de marvel y del cómic en general.
No me emociona mucho ir a ver la nueva de Xmen, pero si sirve para que saquéis árticulos como este o la guía de lectura…
Vamos que estrenen Apocalipsis el mes que viene!
Articulón. Enhorabuena a los autores.
The Kajun me lo ha quitado del teclado, vaya semanaza nos estáis dando con el estreno de la peli.
Yo tenía el retapado de Surco en el que faltaba el mítico 137 USA y no leí el final de la saga hasta que Forum publicó el Untold story, unos cuantos años después.
Tremendo, señores. Congrats!
Estupendo artículo, como siempre. Claremont siempre será mi guionista favorito, y eso que, cuando empecé a leerle fue en la Patrulla australiana y en Excalibur, donde ya empezaba a abusar de tics y temas. Creo que es el más grande guionista de la historia del cómic (al menos del de superhéroes) y que su influencia en el tratamiento de personajes y en la «serialización» de las colecciones es evidente en gente como el primer Alan Moore, aunque luego éste superase a su maestro.
De la primera época de X-Men, que yo también leí por primera vez en los míticos Classic X-Men me gustan sobre todo esos números en los que no parece pasar nada, como ese (¿el primero de Byrne?) en el que la Patrulla vuelve del espacio y simplemente deambula por la mansión, el que Tormenta va a la casa de sus padres, o el de nochebuena con Kitty sola en casa… Claro, las aventuras eran alucinantes, Fenix Oscura es una saga más allá del bien y del mal, al igual que Días del futuro pasado. Pero para mí lo mejor es la humanidad de sus personajes y el partido que sacaba de todos ellos, no solamente de los protas sino de todos esos secundarios que luego el resto de guionistas ha ninguneado: Moira, Stevie Hunter (¿qué fue de ella?), etc.
Joder, que lujazo de artículo. No imagináis cuanto lo he disfrutado. En serio.
Daniel Gavilán: «Como anécdota personal, comentar que yo conocí esta etapa por los Classic X-Men, por lo que podría decirse que nunca leído la etapa original de Claremont, Cockrum y Byrne. De hecho, siempre he tenido cierto mierdo por abordar estos cómics en su formato original y que me supieran a poco tras aquella “versión del director”.»
No he entendido este párrafo, Daniel. No sé qué quieres decir.
Yo también conocí estos tebeos a través de los Classic de Forum. Para mí son los mejores cómics de superhéroes jamás escritos. Ya era aficionado al cómic, pero el mundo que Claremont (y Byrne) abrieron a mis ojos me tuvo embobado mientras El guionista anduvo al frente de la franquicia. Mucho se le criticó en tiempos, sobre todo por sus famosos cabos sueltos, pero Claremont hizo lo que pocos. No se limitó a narrar aventuras con más o menos gracia, dramatismo o emoción. Claremont creó personajes DE VERDAD. Y no uno, muchos. Con su forma de hablar, con sus ideas, fobias, opiniones. Personajes que crecieron y evolucionaron, pero sin contradecirse de un episodio al siguiente. Interactuaban entre ellos de una forma natural, sobre todo en aquellos episodios «domésticos» tan característicos. Casi puede decirse que crecimos juntos, como un grupo de amigos.
Fueron el germen de mi amor por el género. El germen de mi amor por Lobezno antes de que se convirtiera en un súper ventas. De Ororo, de Peter, de Kurt.
Espero las siguientes entregas, que deben ser recopiladas sí o sí en otro ejemplar de vuestra revista. Ya os he dado la brasa otras veces, pero esta vez se me antoja ineludible.
Aguja Dinamica, yo pillé hace tiempo el coleccionable panini y me faltaba el número 10 (entonces llegaban las cosas cuando llegaban) y en ese tomo se desperdigaba el grupo a través del lugar peligroso…
Imaginaos coger el siguiente número, no me enteraba de nada XD.
Joe, pedazo de artículo, gracias una vez más.
Parece que ya no se hacen tebeos como estos hoy en día verdad? Veo las páginas de muestra con todos esos bocadillos repletos de texto y figuras que realmente se mueven en la viñeta y me da pena comparar con lo que tenemos ahora.
Eso sí, deseoso estoy de que publiquen la nueva serie de Rondador en la que decís que vuelve el Claremont de los viejos tiempos. Pero vamos con que vuelva el de los Xmen Forever a mi me llega.
Felicidades por el artículo y aprovecho para pedir una reedicion del Puño de Hierro de este hombre y Byrne. (a ver si nos leen en Panini)
Acojonante. Un repaso estupendo y ameno.
«El cómic de superhéroes definitivo»
No puedo estar más de acuerdo.
A partir de aquí con la vuelta de Cockrum la serie sigue siendo disfrutable, con algunos puntos sobresalientes, la saga de Asgardianos con P. Smith y sobre todo A. Adams, las colaboraciones puntuales de Barry Windsor Smith y algunos episodios dibujados por Alan Davis. En cambio la etapa de Romita se me hace pesada y excesivamente improvisada y los primeros números de los nuevos mutantes, hasta que llega Sienkiewicz, muy irregulares
Con el tiempo Claremont ha bajado puestos en mi escalafón, aunque siempre estará arriba, y lo tengo como un guionista que depende excesivamente de sus colaboradores.
Ahora bien el Marvel Gold de esta etapa podría tener las tapas de oro, pagar por ellas, tener que tirar las tapas sin posibilidad de revenderlas porque pesan mucho y aún así merecer la pena comprarlo
Ya va siendo hora de tirar a tomar por culo el tochal de Authority para dejar sitio a los X-Men de Claremont en mi estantería.
PhoenixFive
5 junio, 2014 de 2:40
«esa sensación de que todo podía pasar desde el mas epico triunfo hasta la mas terrible tragedia»
Exacto! Eso era precisamente lo que hacía tan grandes estas historias, con además unos personajes tan bien caracterizados que sentías sus aventuras casi como si fueras parte de ellas. Algo similar encontrabas en la Legion of Super Heroes de Levitz, aunque allí (al menos en mi caso) no conectaras tanto con los personajes…
Actualmente podemos encontrar aún historias así, pero es bastante más difícil. En esa época de los X-Men sus personajes salían sólo en ese cómic y ahora algunos salen en un montón de colecciones, como Lobezno que sólo falta que lo pongan con los Runaway, por lo que es prácticamente imposible tener esa sensación de que «cualquier cosa puede pasar»…
Saludos!
Ya funcionan las negritas!!! Bieeeeeeeeeeeeeee
nnnnnnnnnnnn!!!!!No he entendido este párrafo, Daniel. No sé qué quieres decir
Que los Classic X-Men no contienen los cómics tal y como fueron concebidos originalmente, y además de las historias de complemento junto a Bolton, Claremont realizó numerosos añadidos cambiando diálogos, sumando globos de texto que antes no estaban, añadiendo viñetas e incluso páginas completas y cosas así en las historias originales. Vamos, que no estaban en versión original sino en «montaje del director con metraje adicional».
Yo de pequeño le tenía auténtica tirria al Cockrum. Lo comparaba con Byrne, a quien conocía de Surco, y para mí era ese señor que dibujaba a todos con caras de viejos (y a banshee con peinado de señora) se me atragantaba un montón.
Con el tiempo, no solo me ha ido gustando cada vez más, sino que directamente me parece un artistazo del género, que tuvo la mala suerte de verse ensombrecido por uno de los mayores genios que ha dado este medio.
La analogía ya era cojonuda la primera vez que la usaste, Jorge, peroa ver si la vamos a gastar de tanto usarla 😆
p.s.: Supongo que eso dejaría el rol de «sobre de mahonesa» a Paul Smith, y ya tendríamos toda la etapa clásica de Claremont en un apetitoso almuerzo
Gracias Daniel, sabía que era una especie de reedición con el añadido de las historias junto a John Bolton, pero no sabía que habían habido tantos cambios.
Tenía la imagen de Claremont con su barba, sus rizos, sus gafas y su panza cervecera de hombre de mediana edad. Veo que estaba un poco desfasado y lo han sustituido por un señor con americana.
Por lo demás, excelente artículo…de una de las etapas más sobrevaloradas de la historia. Dicho queda, a merced de las pedradas de la gente de esta página.
Hostia, Mr Spirit, tenga cuidado que más de uno le va a hacer vudú 😉
«y John Bytne como dibujante»
¡Barra libre!
Me uno a sobrevalorados: Y el útlimo hombre -para que no se diga que sólo me meto con DC- y los dos primeros volumenes de Los ultimates (el resto es mierda).
Sobre la sobrevaloración:
– Lo de Mr. X es mal gusto.
– Lo de Ignacio es crimen.
– Lo de Spirit es pecado.
Semana temática de los X-Men, eh?
Me lo estoy pasando en grande leyendo vuestros articulos. De nuevo mi enhorabuena a todos los muti-currantes.
No es para menos.
En mi caso, esta etapa es lo primero que ley de la, entonces, Patrulla X y me llegó hace ya muchos años ¿30, 35? de la mano de Ed. Vertice. Y ahora que la veo en mi estantería en mis TochoGolds, que estoy repasando «por culpa» de estos articulos y del estreno de DDFP, me doy cuenta por enésima vez que, junto al Spidey de Lee, Ditko, Romita y el Capi de Englehart/S.Buscema, son la verdadera razón por la que me aficioné a los comics en gral. y a Marvel en particular.
Por ahí arriba, lo han explicado ya varios compañeros mucho mejor de lo que pueda hacerlo yo ahora.
Simplemente decir que muchas ganas del siguiente articulazo sobre Claremont (seguro que lo serán todos);
y, eso si, sumarme a la petición de que estos articulos, cuando ya estén todos editados y presentados en ZN, los recopiléis en un nuevo número de vuestra revista. Eso ya será un lujo 😉 Gracias.
Rockeros Saludos.
ley??? se comprende, espero, que ahí quise poner leí 🙁 Sorry
» A mí me parecen muy sobrevalorados los Nuevos Titanes de Wolfman, »
«y los dos primeros volumenes de Los ultimates»
mUY DE AQCUERDO
«- Lo de Khonshu es ignorancia. Y de la profunda, me temo.»
Jo, jo, jo. Venga hombre, más sentido del humor. 😉
Si vas por ahí diciendo que Byrne y los Titanes de Wolfman están sobrevalorados, deberías prepararte para respuestas mucho más duras que la mía, que iba sin ninguna malicia.
«mUY DE AQCUERDO»
Guolvie, pa’ la saca!!!
kitty pride huyendo del nido…
Jo, es que se me ha vuelto loco el tema y se me publicó ese mensaje y luego lo repetí bien escrito y pedí que borraran el primero, pero han borrado el que estaba bien y han dejado el que estaba mal, no me quejo, no pasa nada, pero que feo me ha quedado al final, jejeje.
Por otro lado, los Titanes de Wolfman y Pérez son muy buenos, pero siempre los he visto por debajo de la Patrulla de Claremont o los 4F de Byrne, Thor de Simonson o DD de Miller, por ejemplo. De los Titanes postPérez (Barreto, Grummett…) mejor no opino, menuda castaña. Con García López sí me gustan, pero es que José Luis es mucho José Luis.
Sobre Ultimates, en su día me gustaron, con el tiempo los veo como una «pequeña broma» de Millar, no es que no me gusten, pero bah, no me dicen nada especial hoy en día.
Grandísimo trabajo para una de mi etapas preferidas del cómic. Rememorar toda esta primera época de Clraremont es siempre motivo de alegría.
Resecto a los que la tildais de sobrevalorada, pues cuando de una obra se habla tanto tiempo después de su publicación, siempre está en las listas de preferencias de los aficionados y sigue reditándose con éxito comercial, algo tendrá, no? Puedo entender que haya gente que no le guste o que no lo parezca gran cosa, pero sobrevalorada? Para nada, somos muchos los que pensamos que es de lo mejor que ha parido el género.
Ahh y meterse con mis adorados Titanes de Wolfman y Perez, eso si que no tiene perdón 😉
Gracias por creer que Claremont merece una serie de artìculos, y gracias a los que habèis dejado comentarios de apoyo al guionista.
Recuerdo que lleguè a la Patrulla x en 1985 cuando forum empezò a publicarla ya por entonces coleccionaba comics forum. Recuerdo còmo me impactò el nùmero 2 del funeral de Jean Grey, dìas de futuro pasado y la aventura de kitty contra el demonio… Recuerdo encontrar por la misma època un retapado de Surco con portada de lopez Spi y las letras metalizadas, recuerdo pagar 300 pesetas en un puesto de mercadillo por el nùmero 6 de Surco… en èse momento no tenìa ni idea de la suerte que estaba teniendo, solo que me habìa quedado tieso de pasta… Recuerdo el anual de Vengadores de Michael Golden, Spiderwoman, Pìcara y Ms. Marvel, Los extra super hèroes de Magik y Lobezno. Sienkiewicz y el Oso mìstico. Un vacaciones interminables con especiales como los de las guerras Asgardianas de Arthur Adams!. La patrulla quincenal!!! Paul Simith, Romita Jr, tormenta punky y sin poderes, Barry Smith, Kulan Gath. Recuerdo entrar en el instituto…la llegada de Alan Davis, la patrulla contra los 4 fantàsticos. Classic Xmen, tener la oportunidad de completar de èsa manera la colecciòn y las increìbles historias de complemento de Bolton. La masacre, Excalibur, la caìda, australia Marc Silvestri, inferno, los primeros nùmeros de Lobezno, el lugar peligroso… llegò el instituto a su fin y con èl la etapa de Chris Claremont, entro en la universidad, abandono los mutantes y casi los comics. En fin, muchas gracias señor Claremont.
Leo con ilusiòn la serie de Rondador nocturno, sabiendo que ni Claremont ni yo somos los mismos, pero que todavìa podemos esbozar algunas sonrisas, ya no pido nada màs… ni nada menos! En los tiempos que corren en el comic y en el mundo… La compro en grapa y en inglès, desde luego no van a cancelar la serie por mi culpa.
Joerl, abcdef, es como si estuviera leyendo mi propia experiencia… Vamos, casi exactamente lo mismo (no me gasté esas 300ptas en el cómic de Surco, porque no tuve la suerte de encontrarlo)…
Y yo también me pillo la nueva serie de Rondador en grapa, pero aunque el primero me gustó mucho (casi como un reencuentro de amiguetes), el segundo me pareció extrañamente corto y sin sustancia. Algo muy raro en Claremont (creo que es el primer cómic que pillo suyo que es tan… simple). ¿No te dió la misma sensación? Sigo teniendo muchas ilusiones puestas en la serie, pero espero que lo del #2 sea una excepción…
Sobre los Titanes de Wolfman, para mi fueron otra de esas primeras colecciones que me engancharon completamente. Y cuando las releo me siguen pareciendo igual de geniales, totalmente aptas para la actualidad (quitando el walkman mientras corrían por el parque y las Torres Gemelas en la historia de Trigon, claro)…
Y Ultimates me parece la última gran obra de Mark Millar. Yo lo veo como una parodia de los Vengadores, más que una revisión, pero incluso con esa sobrada puedo ver una buena historia de súpers. A partir de entonces Millar se ha dedicado a hacer Torrentes y sobradas varias, sin cariño por el género. Así que Ultimates fue lo «último» que me gustó suyo, pero aún me siguen gustando.
Para mi, comics sobrevalorados son los Vengadores de Bendis, el Hawkeye de Fraction o la JLA de Brad Meltzer.
Saludos!
wolfman tuvo un momento creativo malo.se mostraba incapaz de generar nuevas historias para el grupo.
pero se recuperó,y se sacó de la manga un pedazo de saga con aquella del tipo aquel de las patillas mudo que luego resultó ser un traidor,y luego la de los wildebeest.unos numeros acojonantes.
a mí me gustan más los mutis del duo claremont&byrne,pero vamos,que ambas colecciones cada una en su parte de la orilla han tenido un puntazo.
Mr X. : Me uno a sobrevalorados: Y el útlimo hombre.
Aunque el cómic no esta mal, yo me uno a ello, a Vaughan le pega más hacer series en TV (pero no de la HBO precisamente):
Añado Authority de Ellis. Por cierto, me lo vendo por 30 euros en perfecto estado. Solo Barcelona. Entrega en mano. mi correo mathieumartt@gmail.com
Pero el cómic en si me parece basura. Cuestión de gustos. Que nadie se me altere.
Sandman es y será una disputa…ETERNA,
Hola Mr Terrific,
perdona que no te contestase antes, es que el servidor de la zona negativa no me funciona muy bien…
Parece como si Claremont tratase de acoplarse al ritmo y estilo de los comics Marvel del s XXI… fòrmula que en cualquier caso sabe a poco. Te recomiendo que cuando tengas la saga completa los vuelvas a leer de tiròn, Es la forma de juzgar con cualquier tebeo Marvel actual por otra parte. Creo que si tenemos la suerte que Rondador siga hasta el nùmero 24 seguro que habremos disfrutado de una serie donde habràn pasado un montòn de cosas significantes para el personaje y todos los secundarios que aparezcan y se habràn creado infinidad de conceptos geniales que seràn utilizados por otros guionistas sin ningùn disimulo, como siempre le pasa a Claremont.
Los Titanes Wolfman Perez son el ejemplo de lo que un tebeo DC debe de ser, al igual que en la Marvel la Patrulla de Claremont Byrne Austin es la vara de medir. Yo no los comparo entre sì, porque aunque son todos super hèroes, Marvel y DC tienen idiosincrasias muy diferentes, y èso es lo bueno por otra parte.
Los Ultimates es un tebeo de usar y tirar, escenas de acciòn muy espectaculares pero los personajes me la traen al fresco. Realmente mereciò la pena echar a Busiek de los Vengadores por un puñado de comics de los Ultimates que a largo plazo no han tenido la mayor transcendencia? Pues parece que sì, que el pan para hoy y hambre para mañana es el leit motiv de estas empresas editoriales. Menos mal que Busiek siempre tendrà Astro City, tebeo que da cien mil vueltas a los ultimates. Yo no es que crea que estàn sobrevalorados, es que me he desecho de ellos. Necesito espacio, o sea, ultimates fuera.
Hawkeye de Fraction y cualquier cosa de Fraction absolutamente sobrevalorada. Leìdos y reciclados tambièn. No los poseo ya.
Los vengadores de Bendis… ufff , ya hemos hablado muchìsimo, simpre le estarè agradecido por crear Alias y traer de vuelta a Spiderwoman, pero tras diez años por fin se largò y lleve la paz que deja.
abcdef, lo de Claremont en Rondador es como el Fantastic Four de Robinson, el #1 de la nueva Daredevil de Waid o el #2 de Inhuman por Soule. Autores que generalmente meten mucho contenido en un cómic y sospechosamente en los últimos tiempos están escribiendo números muy vacíos. Y se les nota la «incomodidad» en la propia historia (especialmente Claremont y Robinson, que no saben escribir contando tan poco). Yo estoy convencido que es una política editorial, a la que otros autores están bastante más acostumbrados, pero no estos. En todo caso, coincido contigo en que sigue valiendo la pena y que muy raro será que Claremont no nos cuente algo emocionante. El tema es que cada cómic cuesta unos $4 y fastidia bastante el encontrar tan poca chicha (más aún cuando estás acostumbrado a recibir más de esos autores).
Como sigo los cómics en grapa, para mi es habitual leérmelos varias veces. Y si es un arco, me lo voy releyendo a medida que avanza y me lo termino leyendo de nuevo al completo cuando acaba. Por eso me gusta leer en grapa (me gusta que tenga la oportunidad de imaginar qué pasará en el siguiente número, luego descubrirlo y luego verlo todo de nuevo de un tirón). Es como disfrutar el triple de la/s historia/s.
Del resto de tu comentario, joerl que empieza a ser sospechoso que tengamos una opinión tan parecida. Coincido casi al 100%, vamos 😀
Saludos!
Terrific, Es verdad que por 4 dòlares les podrìan dejar contar màs cosas, especialmente a aquellos que pueden y quieren… Es por èso que en grapa y en inglés solo comprò las cosas que me gusta apoyar desde el principio y pongo mi granito de arena para que sigan publicando èse tipo de cosas, como la limited serie de Man thing de Steve Gerver y Kevin Nowlan, Rondador, o los Xmen forever, tebeos que disfrutè un montòn…
Creo que Claremont puede con una o dos series màs por mes, es una pena que no le hayan dado tambièn la nueva de Tormenta… lo que hizo con Tormenta en Xmen forever es lo mejor, que digo lo mejor, lo ùnico interesante que le ha pasado al personaje desde 1990.
Serìa genial que le encargasen algùn especial de la Capitana Marvel o una limiited serie de Spiderwoman, sobre todo ahora que Leiahola ya no està ocupado con Fabulas…
Saludos!
X-Men Forever fue una gozada, sin duda. Ahí volvía esa sensación de que «todo podía pasar», como decía PhoenixFive (#13). Porque anda que no pasaban cosas en esa colección… En cada cómic de 20 páginas. Una gozada, vamos.
Yo veo difícil que le den a Claremont más series, la verdad, y casi imposible que fueran Captain Marvel o Spider-Woman, personajes fetiche de guionistas estrella actuales en la editorial. Pero sin duda me gustaría verle escribiendo más títulos, y si es con los X-Men aún mejor. No es que quiera «lo de antes», es que si hay alguien que conoce estos personajes mejor que nadie, es este señor. Y se nota en cada diálogo que les escribe.
Sobre las grapas, para mi es la forma de seguir los cómics. A $3 ó $4 el cómic hay que mirarse bastante dónde va el dinero, pero los tomos para mi no son lo mismo ni tampoco es que salgan mucho más económicos… Además que ya se me pasó la etapa esa del completismo donde me compraba los cómics simplemente por terminar un arco o cosas por el estilo. Ahora si un cómic no me gusta, el siguiente me lo pienso, y si sigue sin gustarme, paso de pillar el tercero. Si las cosas cambian siempre puedo volver y pillarlos…
Y ya que hablas de Tormenta, yo creo que pocos personajes representan con tanta claridad la degradación de los X-Men en los últimos años. Ororo ha pasado de ser uno de los personajes más carismáticos de Marvel a simplemente «estar por ahí»… Todo puede cambiar, así que a ver qué tal lo hace Greg Pak en su nueva serie.
Saludos!
Mis respetos para este articulazo, no me puedo leer en un dia pero es un gusto leerlo de apoco… Pajudo el articulo, pero si fluye como el Rio Amazonas.