Introducción
En los últimos años, «diversidad» se ha convertido en algo así como una palabra de moda dentro de la industria de los cómics de superhéroes y el fandom, y un punto de tensión entre opiniones distintas de los lectores.
En muchos sentidos, esa tensión se ha aliviado. Aunque a veces parece ser que no es así. Marvel Comics está fuertemente comprometido con impulsar a varios personajes femeninos, pero a veces nos encontramos con el disgusto de la existencia de campañas hostiles en contra de esta adaptación a la nueva realidad social. Los personajes masculinos han abundado y abundan en todo tipo de cómics. Pero todo cambia, todo evoluciona.
No podemos olvidar que antes incluso del ascenso de los héroes vestidos con licra, las tiras cómicas de los periódicos estadounidenses tenían una gran cantidad de creadoras que triunfaban: Rose O’Neill, creadora de los Kewpies, publicó su primer cómic en 1896; Nell Brinkley fue una gran influencia para muchos trabajando para el imperio de periódicos de Hearst; Kate Carew, periodista de investigación, dibujante y creadora de cómics; Ethel Hays celebró los locos años veinte con Flapper Fanny, luego asumida por Gladys Parker; Dale Messick presentó a los lectores a Brenda Starr, una tira que se proyectaría durante 71 años; Tarpé Mills creó a Miss Fury, una de las primeras mujeres disfrazadas de los cómics; y Jackie Ormes, la primera caricaturista afroamericana con sus tiras de Torchy Brown.
La nueva sociedad demanda cambios, demanda un nuevo orden social, pero ¿y si os dijese que no es algo nuevo dentro del mundo del cómic? Derechos humanos, igualdad, libertad, denuncia social; no son conceptos tratados en exclusiva en las viñetas de este milenio.
Mafalda, por ejemplo, con esa libertad que le daba ser una niña y estando fuera del sistema resultante de una estructura de poder obsoleta podía ver los defectos de una sociedad injusta y denunciarlo. Claro, los adultos, hipotecados en la vida muchas veces, no vemos esas injusticias o las vemos y no nos importa. O quizá esos adultos simplemente apoyan un sistema corrupto o viciado. Mafalda, no debemos olvidarlo, a menudo se enfrentaba a las decisiones de su madre, cuestionando así a toda una generación de mujeres a través de ella.
Quino consiguió representar a las mil maravillas la incongruencia de una sociedad, pero con un acertado humor. El humor y los comentarios sociales a menudo se consideraban universales y eran especialmente relevantes en España. Durante el régimen de Franco, en Cuba bajo Fidel, y en otras dictaduras cívico-militares alrededor del mundo esa crítica social era y sigue siendo una luz dentro de la injusticia.
Pequeños ejemplos, muy ilustrativos de esa denuncia social tan vinculada a los derechos humanos. Y llegamos a lo que nos ocupa, las palabras “derechos humanos”, igualdad, en el mundo de los comics y centrados en la Patrulla-X.
Derechos humanos y cómics
¿Alguna vez os habéis planteado que son los derechos humanos? No voy a dar una clase de derecho porque no estamos en ese escenario. Voy a ser didáctico y muy sencillo.
Los derechos humanos son los derechos que tenemos básicamente por existir como seres humanos. Un poco redundante, ¿verdad? Bueno, pues en muchas ocasiones lo que resulta evidente no lo es tanto. Estos derechos universales son inherentes a todos nosotros, con independencia de la nacionalidad, género, origen étnico o nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición. Varían desde los más fundamentales —el derecho a la vida— hasta los que dan valor a nuestra vida, como los derechos a la alimentación, a la educación, al trabajo, a la salud y a la libertad.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales. La Declaración Universal de Derechos Humanos, junto con los dos pactos —el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales—, componen la Carta Internacional de Derechos Humanos.
Es algo sencillo, ¿no? Bueno pues en la práctica es un horror, puesto que podemos ver a diario cómo se vulneran de manera sistemática en muchísimos países.
Si se entienden los derechos humanos y las violaciones de los derechos humanos como un conjunto sumatorio de derechos civiles y políticos, así como de derechos económicos, sociales y culturales, podríamos llegar a afirmar que el cómic representa una de las articulaciones más claras de los principios involucrados.
Los superhéroes surgen como personajes y como género debido al fracaso o incapacidad del estado en el respeto de los derechos mencionados. Debido a la incapacidad de las autoridades para proteger a quienes se encuentran dentro de su esfera supone la imperiosa necesidad de que otros seres se presenten y protejan a los seres humanos. Al hacerlo, los superhéroes se convierten en defensores de los derechos humanos.
De esta forma vamos a encontrar un vehículo perfecto para poder denunciar violaciones de derechos humanos dentro de una simple grapa con viñetas plagadas de seres vestidos con licra.
Ojo, obvio obras maestras como Maus, Palestine y V de Vendetta, entre otras, que son explícitas y con un claro fin. En muchos casos como V de Vendetta vamos un pasó más allá se presenta a la autoridad o autoridades como manifiestamente hostiles hacia los humanos con los que entran en contacto, los gobiernos emergen como los personajes- villanos principales dentro de este género. En este caso, los guionistas y los protagonistas se convierten en los máximos defensores de los derechos humanos al dar voz al horror que sobreviene a las víctimas de violaciones a la integridad personal.
No olvidemos que los cómics son medios de narración. Es más, un buen cómic destila sentimientos, tiene conciencia, motivos. Se trata de un cauce perfecto para abordar la importancia de los derechos humanos.
Los derechos humanos en las páginas de la Patrulla-X
Stan Lee, con sus virtudes y defectos, consiguió impregnar en sus cómics humanidad. Los personajes no eran todos poderosos; sentían dolor, angustia, pesar. Unas veces ganaban, pero también perdían. Y muchos de ellos fueron el cauce perfecto para dar cuenta de la lucha que se llevaba a cabo por los derechos civiles en la década de 1960.
Stan Lee transmitió mensajes de tolerancia y aceptación: “Esas historias tienen cabida para todos, independientemente de su raza, género, religión o color de piel”, dijo Lee en un video de 2017 publicado por Marvel. “Las únicas cosas para las que no tenemos espacio son el odio, la intolerancia y el fanatismo”.
En 1966, Stan Lee y Jack Kirby, por ejemplo, se comprometieron con la igualdad racial cuando crearon Black Panther, un superhéroe negro que también era el rey de la nación africana ficticia de Wakanda.
Dos años después, en una columna de Stan’s Soapbox, Lee hizo su declaración más explícita hasta el momento sobre los derechos civiles y la aceptación: “La intolerancia y el racismo se encuentran entre los males sociales más mortíferos que azotan al mundo en la actualidad”, escribió en diciembre de 1968. Continuaba en la misiva: “Es totalmente irracional, manifiestamente insano condenar a toda una raza, despreciar a toda una nación, vilipendiar a toda una religión. Tarde o temprano, debemos aprender a juzgarnos unos a otros por nuestros propios méritos. Tarde o temprano, si un hombre ha de ser alguna vez digno de su destino, debemos llenar nuestros corazones de tolerancia”.
Aunque estuvo profundamente influenciado por las luchas por los derechos civiles que se desarrollaban a su alrededor en la década de 1960, Stan Lee era más un cronista que un activista, si bien hizo lo que consideró oportuno con las herramientas que tenía.
La mayor manifestación de esa manera de entender el medio fue la Patrulla-X. Presentados en septiembre de 1963, la Patrulla-X era un equipo de mutantes adolescentes, liderados por su maestro y mentor, el profesor Charles Xavier, que lucharon contra villanos y otros mutantes, liderados por Magneto, empeñados en la destrucción de la humanidad. Pero en lugar de ser una batalla en blanco y negro entre el bien y el mal, la Patrulla-X tenía un problema: los mutantes eran odiados por los humanos «normales» que defendían.
Los mutantes siempre han sido ese espejo cruel de la sociedad. A lo largo de las páginas de la serie de la Patrulla-X, el lector presencia una amplia variedad de prácticas discriminatorias, desde pequeños comentarios desmedidos en los bares hasta la prohibición política de la asociación y la destrucción total. No podemos olvidar lo ocurrido en Genosha por ejemplo.
Lamentablemente esta característica de la Patrulla-X se ha ido diluyendo, desapareciendo por completo en manos de Jonathan Hickman. Mucho se ha escrito sobre esta renovación de la franquicia mutante, y desde luego no niego la calidad del guionista, pero lo que ha escrito y continúan escribiendo sus sucesores no es la Patrulla-X. Un grupo que siempre ha sido el abanderado de la lucha contra la desigualdad y la intolerancia, descubre medicinas que pone en manos de la humanidad a cambio del precio del reconocimiento de la soberanía de Krakoa. Este planteamiento me parece una completa aberración. Sin insistir en esta opinión, que solo es eso, continúo con esta exposición.
Cada origen, cada personaje creado para esta serie, termina emergiendo de un pasado horriblemente violento y discriminatorio. En cierto sentido, el camino marcado por Stan Lee hacia la Patrulla-X está pavimentado con represión.
El más ejemplificativo, ya en tiempos de Len Wein y después Chris Claremont, es el origen de Rondador Nocturno. Kurt Wagner fue rechazado por su demoniaco aspecto y encontró una vida como circense para evitar el desprecio. De hecho, tal fue el daño que se le causó que, no fue hasta que la Patrulla-X lo encontró cuando empezó a sentirse humano. Porque la humanidad no se determina por la apariencia, sino por el interior de cada persona.
Siguiendo la opinión que he vertido antes, la Patrulla-X nace de la incapacidad del gobierno para proteger a los mutantes como especie y como seres sociopolíticos. Se trata a todas luces de un reflejo de la sociedad de 1960, donde encontraremos dos polos opuestos.
Por un lado, Charles Xavier, claramente inspirado en Martin Luther King. Xavier creía que aquellos con poderes especiales tenían una responsabilidad especial. En este caso, fueron dotados de grandes poderes a través de algún extraño accidente de la evolución para ayudar a la humanidad. Por otro lado, estaba el personaje más próximo a Malcolm X, me refiero a Magneto. Magneto creía que aquellos con poderes especiales también tenían una responsabilidad especial, pero a diferencia del Profesor X, creía que la principal responsabilidad era protegerse a sí mismos. Magnus odiaba a la raza humana y creía que el homo superior, los mutantes, estaban destinados a gobernar el mundo, guiar a los humanos y hacerlos lamentar el día en que subyugaron a los mutantes.
En la Patrulla-X hay numerosas formas de abordar el tema de los derechos humanos. Por ejemplo, Magneto, por su origen, es una conexión con el Holocausto, quizás el más conocido de todos los genocidios. En una serie de flashbacks somos espectadores de los horrores vividos en su infancia en los campos de exterminio.
Magnus perderá la fe en la humanidad y comprende que no hay nadie que proteja a los seres vulnerables del mundo. Una vez que descubre que tiene poderes y es mutante, no tiene escrúpulos y actúa como castigo contra aquellos que anteriormente lo hicieron mal y busca nunca volver a ser colocado en una situación vulnerable como lo fue en su estancia en un campo de exterminio. Sin ser este artículo un alegato de ningún tipo, ¿no es cierto que existe cierta hipocresía con la guerra en Ucrania donde nuestro mayor problema es el suministro de gas? Los civiles ucranianos son vulnerables y desde luego no los estamos protegiendo como debiere en un inestable juego de tronos.
Por otro lado, ya he mencionado el país ficticio llamado Genosha, una isla en algún lugar de la costa de África. Dentro de este país, la población mutante es esclavizada y utilizada. Genosha presenta «mutantes» que son creados artificialmente para ser esclavos. En el evento Proyecto Exterminio se hacen repetidas referencias al Holocausto, incluidas las horribles imágenes de personas detrás de vallas, yuxtapuestas a referencias a la esclavitud estadounidense con azotes y palizas para motivar a la población esclava a trabajar.
La lucha de la Patrulla-X en un mundo definido por la persecución sistémica demostró ser lo suficientemente maleable como para sobrevivir a la era de los derechos civiles. A partir de la década de 1980 y hasta el día de hoy, los mutantes han sido adoptados por quienes luchan por los derechos LGBTQ y ven la lucha de los mutantes por la aceptación y la igualdad como propia.
Saliendo del mundo de las viñetas y entrando directamente en las películas de la Patrulla-X, en la segunda entrega de 2003 hay un episodio muy duro que pasó desapercibido. Los angustiados padres de Bobby Drake le preguntan: «¿Has intentado no ser un mutante?» Es una pregunta dolorosamente familiar para generaciones de jóvenes LGBTQ. Posteriormente el Hombre de Hielo reconocería su orientación sexual homosexual en 2015. Veremos más adelante en la figura de Emma Frost las indirectas en esta lucha por la igualdad.
Escrito por Chris Claremont en 1982, X-Men: God Loves, Man Kills representó un punto de inflexión en la identidad de la cultura popular y en el noveno arte. En la novela gráfica aclamada por la crítica, un predicador llamado William Stryker usa el “tele evangelismo” para hacer la guerra contra los mutantes, declarando que todos son «una afrenta» a Dios. El objetivo de Stryker es el exterminio masivo de todos los mutantes; incluso después de frustrar sus planes literales de violencia, la Patrulla-X todavía se ve obligada derrotar al predicador usando palabras en lugar de superpoderes para combatir su mensaje de supremacía humana en la televisión nacional: “Si no nos enfrentamos a (las creencias de Stryker)… aquí y ahora, entonces todo lo que hemos hecho es retrasar un holocausto inevitable”, llegará a decir Cíclope.
Por otro lado, encontramos el virus del Legado. El virus del Legado fue una plaga devastadora que interrumpió en la vida de los mutantes en la década de los noventa. Se trató de una comparación velada con la epidemia del VIH. El virus del Legado fue apodado «la plaga mutante» y se produjo por primera vez en los cómics como un arma creada contra los mutantes.
Al final del evento de la Canción del Verdugo Mister Siniestro abrió un bote vacío que le dio Discordia en el que creía que albergaría material genético de la familia Summers. En realidad, el bote contenía un virus mortal, que el clon malvado de Cable describió como su «Legado», lo que llevó a que se llamara Virus del Legado. Después de esto, crecería hasta convertirse en una pandemia global, sembrando el miedo en la comunidad mutante y en el resto del universo Marvel.
La utilización del virus como recurso literario iba más allá de encontrar situaciones dramáticas como fue la muerte de Illyana y sus consecuencias en Piotr. Era inevitablemente una forma en que los escritores podían crear un discurso sobre el VIH mientras contaban una historia convincente.
Como bien sabemos el virus del Legado creó histeria masiva, mientras que, aparentemente, se dirigía a un grupo minoritario específico, de manera similar a cómo se percibía erróneamente el virus del VIH en esa época.
A pesar de que el virus del Legado se curó en los años 90, con el surgimiento de COVID-19, esta historia es más relevante que nunca.
Independientemente de la edad, la idea de una pandemia que ataca a la comunidad mundial toca cierta fibra sensible en el lector en función de lo real que puede ser. Hemos sido testigos recientemente de cierta estigmatización respecto a la viruela del mono y el ser humano nuevamente ha dado muestra de su verdadera naturaleza discriminando a sectores determinados de la sociedad.
La Patrulla-X y la igualdad entre mujeres y hombres
Tradicionalmente los hombres en los cómics han sido idealizados físicamente, siendo para los niños una suerte de fantasía de lo que llegar a ser.
Por otro lado, las mujeres eran la cara de la otra moneda de esa fantasía. Mientras que los hombres ocupan la posición del sujeto ideal, las mujeres no sólo son o eran idealizadas, sino sexualizadas y objetivadas. Si los personajes masculinos son representativos de lo que les gustaría ser a los lectores, los personajes femeninos son con quienes les gustaría estar. Poco a poco esta concepción ha ido evolucionando.
En 1999, la escritora Gail Simone escribió en su blog que un número desproporcionado de superheroínas femeninas «han sido violadas o cortadas y metidas en el refrigerador». Si cuestionar a la autora, y sin necesidad de abrir un debate innecesario, porque no es lo que pretendo, debo decir que sin ir al extremo la guionista tenía en cierta medida razón.
Con la ayuda muchos fans compilaron una lista de personajes femeninos que fueron tratados de esta manera. Esto se conoció como «El Proyecto Mujeres en Refrigeradores». Y por qué este título tan perturbador. Tiene una sencilla explicación y es fácilmente entendible el guiño para los deceitas. El título se refiere a un episodio que tuvo lugar en Green Lantern #54 escrito por Ron Marz, en el que Alex DeWitt, el interés amoroso del por entonces Green Lantern Kyle Rayner fue asesinada y escondida dentro del refrigerador de su novio.
Sin caer en la generalización, no es menos cierto que con frecuencia las mujeres en los cómics de superhéroes se convierten en peones destinados a desarrollar tramas o incluso al propio protagonista masculino.
El estereotipo de los superhéroes, incansablemente patriótico y orientado a los niños proviene en gran parte del pánico moral en la década de 1950. La plasmación expresa de cuestiones como puede ser la sexualidad o cierta violencia supuestamente corrompieron a la juventud estadounidense. De ahí el nacimiento del Comic Code Authority tal y como ya expliqué en este artículo.
Si bien, muchos autores introdujeron posturas descaradamente progresistas sobre ciertas cuestiones sociopolíticas. En concreto los derechos civiles fueron un tema sutilmente introducido en los la Patrulla-X original como ya he mencionado anteriormente.
Décadas antes de que se formara este mecanismo de censura, los cómics de la Edad de Oro como Superman y Wonder Woman, estaban cargados de mensajes sobre la Gran Depresión y la política de la Segunda Guerra Mundial, a menudo en defensa de la inmigración, por ejemplo. Los cómics tienen una larga historia de participación en temas sociopolíticos, y los parámetros de esa participación han variado ampliamente a lo largo del tiempo.
En lo que nos ocupa y en referencia a la Patrulla-X los mutantes se enfrentan al miedo y al odio constantemente. Podríamos incluso hablar de una alegoría a los grupos oprimidos, como negros y homosexuales. La peculiaridad en el caso de los mutantes es que son tratados con crueldad al mismo tiempo que los opresores los perciben como altamente competentes e incluso una amenaza por esa cualidad que los convierte en ¿superiores?
En 1975, Claremont se describía a sí mismo como un «joven punk sentado en las gradas, dando consejos «. En esos momentos el escritor Len Wein estaba relanzando la Patrulla-X. Este título ni de lejos era el más vendido. Como sabemos Wein fue reasignado y tomo las riendas ese “joven punk”. Claro, con un elenco de nuevos personajes y siendo un título de ventas menor, teníamos delante un campo perfecto para plantar lo que quisiésemos. Comenzó el reinado de Chris Claremont.
Hasta la fecha teníamos un paradigma que se repetía: equipos básicamente de cuatro o cinco hombres y una mujer. En el caso de la Patrulla-X era una niña, Jean Grey. Podríamos decir que en caso de eliminar a algún personaje de la ecuación la jovencita telequinética tenía todos los boletos. «Marvel Girl» como sería llamada junto con botas, minivestido y una máscara era únicamente el objeto de deseo de los hombres. Resulta curioso que haya sido Jonathan Hickman el que haya vuelto a esa indumentaria.
Sin embargo, en las manos de Claremont, Jean Grey se convirtió en una de las mutantes más poderosas. El guionista quería equilibrar la balanza y lo hizo con Jean, catalizando esa excesiva masculinidad comenzando el camino directo a su transformación en Fénix.
Claremont desmantelaría eventualmente la ecuación de cuatro chicos y una chica. En palabras del patriarca mutante “Básicamente, mi actitud era: he conocido a un número tremendo de mujeres muy valientes, muy independientes, sin restricciones comenzando (por más que suene a cliché) con mi madre, quien pasó sus años universitarios en el Royal Air Force como parte de una estación de radar en la costa sur de Inglaterra, que era visitada todas las mañanas por la Luftwaffe”.
La muerte de Jean dejó un vacío que le permitió a Claremont presentar a otros personajes femeninos que estaban en un segundo plano, especialmente Ororo Munroe, también conocida como Tormenta. Ororo era totalmente independiente. En su aldea era considerada una diosa. Pero lo más importante fue que, siendo africana, mujer y una mujer dueña de sí misma, se convirtió en una líder incuestionable y poderosa. Teníamos ante nosotros una versión punk de la mujer invisible que reemplazó a Cíclope para alegría de más de los que nos pensamos. Convertir a una mujer negra en el personaje principal del título de mayores ventas fue audaz y un acierto.
No podemos dejar de lado a Pícara y Kitty Pryde, quienes se unieron a la escuela por diferentes razones, pero sirvieron como puntos de entrada para nuevos lectores. Kitty es un genio de que nunca pudo decidirse por un nombre en clave o un disfraz adecuado. El hecho de que ella sea judía y una mujer probablemente también sea una llamada a la igualdad, máxime cuando llega a ser la primera presidenta mutante en otra realidad alternativa. Kitty fue el personaje juvenil de entrada a finales de los 70 al modo y manera que Jubilo lo fue a finales de los 80.
Chris Claremont tenía muy claro que las mujeres son un punto de contacto más empático dentro de la historia de opresión y lucha contra ésta que veíamos en sus páginas. No solo el mencionado guionista apostó por las mujeres dentro de la Patrulla-X. La serie Astonishing X-Men escrita por Joss Whedon es un claro ejemplo, como mirada única a las mujeres modernas, defendiendo la importancia de ideologías feministas y abordando ciertas críticas al respecto. Este análisis fue llevado a cabo a través de tres mujeres: Emma Frost, una ex villana colíder del nuevo equipo; Kitty Pryde, una joven, pero veterana mutante que choca con frecuencia con Emma; y Peligro, una villana en ese momento que es una máquina que gana conciencia y se vuelve autónoma. Dichas mujeres o personajes han sido construidos para analizar definiciones personales de qué es exactamente la opresión basada en el sexo. Por tanto, los métodos específicos que cada mujer adopta para la liberación serán diferentes.
Esta premisa plantea varias preguntas sobre el texto y su lugar dentro de lo que es heroísmo femenino y feminista. ¿Qué es exactamente lo que define a las diferentes perspectivas feministas construidas en Emma, Kitty y Peligro, y cómo esas perspectivas interactúan con las construcciones de género y heroísmo en cada personaje? La verdad es que una relectura de esta etapa analizando este aspecto os va a enriquecer mucho y es un ejercicio que exige un esfuerzo.
Por ejemplo, Joss Whedon y John Cassaday vinculan la villanía de Emma tanto a la subordinación como a la masculinidad, mientras que su heroísmo está asociado con su papel como líder y sus esfuerzos por aprender la feminidad. En cristiano, dentro del género en el que nos movemos, podemos entender que la masculinidad proporciona la definición misma de la palabra héroe. Así las cosas, Emma será aceptada como héroe sólo negando su masculinidad. Esta premisa funciona para reconstruir el valor de género profundamente arraigado en el patriarcado y que históricamente ha forzado a lo femenino y lo heroico en competencia entre sí en la narrativa de los cómics de héroes.
Emma demuestra que su feminidad no impide su capacidad de ser un héroe, y sólo siendo femenina es capaz de realizar actos heroicos. Esta etapa analizando su cuerpo, vestuario y superpoderes reflejan fuerza a través de la feminidad.
No olvidemos que muchos personajes femeninos se definen en relación con una contraparte de héroe masculino (como Namor y Namora o Hulk y Hulka), una asociación que las define principalmente por su condición de mujeres, al tiempo que vela por que cualquier poder que tengan proviene de su relación con un personaje masculino. Con el tiempo este aspecto se ha ido puliendo o en muchos casos transgrediendo, pero es una realidad. Pero si echamos un vistazo rápido dentro de la colección de la Patrulla-X a manos de Chris Claremont descubriremos que sus mujeres integrantes son únicas.
Veremos que la Patrulla-X está compuesto por hombres y mujeres de antecedentes diversos pero que funciona bajo el liderazgo del profesor X, un blanco de clase media-alta, clase masculina, que decide cuándo y contra quién lucharán los héroes y también actúa como patriarca de la familia. Esta estructura de poder limita el potencial de la lectura feminista si bien llegará el momento en que Ororo asuma el rol de líder con un claro alegato en el sentido de dar voz a las mujeres en un grupo tan importante como lo era la Patrulla-X.
Caer en estereotipos es fácil. Stan Lee y John Buscema, en How to Draw Comics the Marvel Way publicado en 1978, destinado a aquellos que querían dibujar cómics brindan una gran perspectiva de cómo se construía el género a través de los rasgos físicos. Mientras que los hombres debían ser angulosos, de hombros anchos y estrechos; las mujeres debían construirse con líneas curvas para que pareciesen «suaves». Por el contrario, las mujeres debían tener poca definición muscular.
Con los disfraces de superhéroes ocurre algo similar. Una mirada a The Marvel Comics Encyclopedia (Marvel, 2006) revela que el traje más típico de los héroes masculinos es un mono ceñido con mangas largas y pantalones. No es raro ver los brazos, las piernas o el pecho desnudos en los hombres, aunque eso ha ido cambiando ya en pleno 2022.
Las mujeres, en cambio, tienden a vestirse mucho más provocativamente. Los leotardos son bastante comunes, generalmente con partes del abdomen, los senos y/o glúteos expuestos. Algunos personajes femeninos visten lo que se parece mucho a la ropa interior, al respeto Emma Frost.
Ser femenina no está reñida con ser heroína. Las líneas que conforman el cuerpo de Emma son casi exclusivamente curvas, un rasgo que como he mencionado es un marcador de feminidad heterosexual en los cómics. Ella tiene una cintura delgada, caderas suavemente curvadas y pechos grandes que se definen alrededor de sus lados. Tiene poca definición muscular alrededor de sus brazos, y piernas, y la definición de los músculos de su abdomen no es algo que pueda llamar la atención. Si bien, su poder está en su mente. Un claro ejemplo de lo que supone esa clara defensa de lo femenino dentro del género super heroico.
Siguiendo la línea de la historia de los X-Men, Emma señala los prejuicios de su sociedad. La Patrulla-X fue concebida para representar la lucha contra la discriminación y la desigualdad en general. Los mutantes pueden representar cualquier número de colectivos. En la historia de la «Cura» en Astonishing X-Men, desarrolla una inyección que curará a los mutantes, siguiendo un discurso muy similar al de curar la homosexualidad. Emma llega a decir al creador de la “cura”: “¿Qué sigue?, ¿eliminar el gen gay?”
La Patrulla-X y la identidad sexual
Mucho antes de la primera relación entre personas del mismo sexo dentro de nuestros cómics, es más, antes de que oficialmente un personaje fuese oficialmente considerado como homosexual, podíamos encontrar claras referencias muy claras, pero no directas de la orientación sexual de algunos personajes.
The Comics Code Authority prohibía cualquier referencia a la homosexualidad, sin embargo, detrás de cada viñeta, de cada conversación, de cada movimiento, los lectores podíamos ver claramente cómo se evadía esta arcaica norma.
Chris Claremont contenía muchas referencias sub textuales, de tal forma que dentro de un margen de ambigüedad consiguió mucho más de lo que la censura esperaba. Mística y Destino eran mucho más de lo que parecían a simple vista y eran obviamente pareja, sin decirlo expresamente. Por otro lado, los poderes de Raven reflejan su fluidez de género y ha tenido muchas relaciones con hombres y mujeres.
Dentro de la franquicia mutante, allá por los años 80, ya se trataban indirectamente temas tan dolorosos como el rechazo a la orientación sexual de un ser humano. Existe una pequeña y auto contenida historia en New Mutants vol. 1 #45. Nos presenta una clara alusión a la dificultad que han tenido siempre personas para poder aceptar su orientación sexual. De tal forma que la negación de la misma ante una sociedad intolerante aboca al suicidio. Todo esto, lógicamente, a través de la condición mutante de los personajes.
Kitty Pryde siempre estuvo dentro de la esfera de atención que podía despertar en los lectores sobre su orientación sexual. Puede estar más o menos abierto el debate, pero insisto no es el objeto de este artículo, sino más bien las pequeñas notas que iba dejando el patriarca mutante en sus años en la franquicia y lo valiente que fue. Siguiendo lo anteriormente dicho, Kitty fue siempre potencialmente bisexual. Su amistad con Magik era tan intensa que cuando Magik desapareció, le dejó su arma, la Espada Alma. Tenemos que entender el simbolismo porque esta arma contiene el alma de Illyana, o parte de ella. Más tarde, en Excalibur, forma un vínculo increíble con Rachel. De hecho, el propio Claremont lo compara con la famosa relación Jean Grey-Wolverine en el episodio número 100 del podcast Jay and Miles X-Plain the X-Men.
No fue hasta Marauders vol. 1 #12 (septiembre de 2020) cuando Gerry Duggan y el artista Matteo Lolli confirmaron la bisexualidad de Kitty Pryde.
A medida que avanzaba los años aparecieron más y más personajes LGBTI. En las páginas de Alpha Flight se nos presenta a Northstar, el cual es homosexual. La primera boda gay representada en un cómic de superhéroes fue la suya, cuando se casó con su pareja Kyle, en Astonishing X-Men #51 (2012).
Karma de los Nuevos Mutantes es una refugiada vietnamita y víctima de agresión sexual. Su orientación sexual se insinúa a lo largo de los años, pero será en X-Force vol.1 #75 (1998) cuando oficialmente la reconoce.
Será Bobby Drake el más polémico de todos los reconocimientos de su orientació sexual. Es importante la situación por ser además un miembro original de la Patrulla-X. El problema de base radicó en que los detractores argumentaron que el hombre de hielo había salido con muchas mujeres. Si bien debemos decir que todas sus relaciones fueron funestas.
Sin embargo, cuando su yo más joven llega al futuro (etapa Bendis), encuentra una sociedad más tolerante con las personas LGBTI, y su amiga Jean Grey lo descubre. De tal forma que volvemos al tratamiento, que puede gustar más o menos, sobre lo duro del reconocimiento que supone la orientación sexual de una persona. Bobby del pasado comprueba que en la actualidad hay tolerancia y pierde ese miedo al rechazo sobre reconocer que es homosexual.
El tratamiento entre líneas de la orientación sexual de Bobby es muy enriquecedor puesto que sus poderes están muy relacionados con su estado emocional. De tal forma que como vemos en sus inicios siendo una persona insegura es una especie de bola de nieve con piernas hasta que llegará a ser un mutante de nivel omega. Se trata de una clara alusión a la condición de las personas, independientemente de su sexualidad, de tal forma que estando uno a gusto consigo mismo es cuando una persona se realiza y perfecciona como ser humano.
Podría poner más y más ejemplos. Daken, Mr. Siniestro, Rictor, Shatterstar, Fantomex (en su condición en la cual se subdivide en tres seres), Psylocke (brevemente bisexual en Uncanny X-Force) Stacy-X, Anole, son los que me vienen a la mente. Incluso Rachel Summers ha sido insinuada como queer.
No intento convencer a nadie de que esto ha sido así siempre y que la evolución de los personajes es lógica y normal, sino que quiero dejar claro que los mutantes han sido siempre adalides en lo que supone poner luz en una realidad social tan importante como la orientación sexual de los seres humanos. Seres humanos, no lo olvidemos. Los cómics como arte que son, reflejan nuestra sociedad. Por tanto, se adaptan, y recogen, como en su momento Stan Lee hizo, lo que se demanda a nivel de derechos, igualdad y sobre todo lucha contra la discriminación.
La mutación es la clave para nuestra evolución, nos ha permitido evolucionar del organismo de una sola célula hasta ser la especie dominante en el planeta. No olvidemos lo que somos, y reflexionemos con mente abierta y conforme a lo que nuestra Constitución, textos internacionales y tribunales reconocen a todos los seres humanos.
Conclusiones
En 1975, un equipo de la Patrulla-X «completamente nuevo, completamente diferente» presentó un elenco diverso que presentaba a una diosa del clima nacida en Harlem, keniata-estadounidense (Tormenta); un luchador por la libertad japonés con energía solar (Mancha Solar); un ex marine nativo americano (Ave de Trueno); un pintor y pacifista soviético ateo (Coloso); un ex agente irlandés de la Interpol (Banshee); un ex artista de circo católico alemán que se teletransporta (Rondador Nocturno); y un canadiense algo tosco y que fumaba cigarros sin parar (Lobezno).
Chris Claremont, nacido en Gran Bretaña, sabía lo que se siente ser un extraño en Estados Unidos y trajo el concepto de los prejuicios a la cabecera mutante. “Los X-Men son odiados, temidos y despreciados colectivamente por la humanidad por la única razón de que son mutantes”, dijo Claremont en 1981; “Entonces, lo que tenemos aquí, intencionado o no, es un libro que trata sobre el racismo, fanatismo y prejuicio”.
Lamentablemente esta concepción de la Patrulla-X se ha ido diluyendo. Cuando me preguntan por qué reniego de lo que ha hecho Hickman, suelo callarme, y doy una breve explicación: “estos no son mi Patrulla-X”. Ahí lo dejo y no sigo con un debate que se que no me va a llevar a ningún resultado satisfactorio.
Tengo claro que lo que se ha planteado es brillante en lo que a conceptos, trama y argumento se refiere. No lo discuto, puesto que me parecen buenos cómics. Sin embargo veo tan diluidos esos mutantes que luchaban en contra de la desigualdad que me duele enormemente. Ver a las mujeres X como simples clichés, o macetas en las viñetas me deja echo polvo. Lo digo muy en serio, no es una simple afirmación. Crecí con Ororo y envejezco con alguien que no se si es Ororo, o una belleza africana con poderes elementales.
De ahí la necesidad de hacer este artículo. Solo me queda el recuerdo de esos tiempos que ya no van a volver y que demostraron que ser diferente no te hacía menos humano, y que tener una orientación sexual, raza, género o ideología no podía ser motivo de discriminación.
Excelente artículo, Juanjo. Aunque quizás no éramos conscientes en aquel momento, las ideas reivindicativas, de igualdad y tolerancia, que planteaba Claremont fueron las que nos engancharon a muchos a los cómics de mutantes. Creo que todos nos podemos sentir identificados, sean los personajes marginados por ser mutantes, mujeres, negros, homosexuales… La primera serie regular que seguí fue Excalibur y me flipaba que en el grupo hubiese más mujeres que hombres y, además, que las mujeres llevasen la voz cantante. Al principio, la colección era básicamente Kitty Pryde y sus Amigos. Y no fue la primera, ojo, ahí estuvieron los Nuevos Mutantes, el grupo más diverso de Marvel sin que supiésemos todavía nada sobre diversidad.
Como bien señalas, las mujeres en aquel momento eran una metáfora perfecta de todos aquellos colectivos que luchaban por reivindicar sus derechos. Entiendo que los tiempos cambian y que, quizás, con los avances logrados en estos últimos 40 años, las ideas que se desarrollen en los cómics de mutantes puedan ser diferentes. Pero es una pena comprobar en lo que se han convertido estos personajes en las series actuales. Porque sigue habiendo mucho que reivindicar.
Muchas gracias por tus palabras. Esa época dorada de la Patrulla-X rompió muchos moldes anclados en el pasado. Es un ejemplo más, pero desde luego tan intenso que era un faro de luz y un modelo que luego se siguió, a pesar de quedar muy diluido. Soy consciente de que los tiempos cambian, pero no acepto esta versión. Soy de los que consideran que nada es inmutable, pero la esencia debe ser lo que queda inalterado, y yo sinceramente creo que esta versión son unos X-Men y no la Patrulla-X.
Magnífico artículo con el que me siento plenamente identificado. Los mutantes han perdido totalmente su esencia y se han convertido en otra cosa. Conviven con villanos, prohíben la entrada a humanos a su nación, chantajean a la humanidad, no reconocen sus leyes…terrible todo.
Y la guinda es el tratamiento de los personajes femeninos. Ver a Xavier acudiendo a una cumbre en Davos acompañado de Magneto, Apocalipsis y Gorgón y sin ninguna mujer es aberrante. Mucho mejor llevarse a un genocida y a un asesino de niños antes que a Emma, Jean o Tormenta, que supongo que se quedaron en casa regando las plantas y haciendo de comer. Esto lo escribe Cates y arde Internet, pero lo hace Hickman y nadie se fija.
Muchas gracias warlock. Para mi lo que se nos ofrece ahora es una versión diferente de lo que en su momento fue la Patrulla-X. Ni mejor, ni peor.
Dicha colección la sigo por «completismo», nada más. Me he bajado de Vengadores, también de todas las series mutantes salvo la cabecera principal, y cada día me alejo más y más de lo cotidiano y anodino que se ha vuelto el Universo Marvel.
Hickman es muy bueno, pero no lo es para todo. Suele ser un autor «kit-kat», es decir, llego, hago paréntesis y cuento lo que quiero, cierro paréntesis y si quieres sigues o no lo que yo he contado.
De momento sus sucesores siguen por ahí, pero más que nada porque el concepto lo tenían destrozado y está vendiendo.
Es mi humilde opinión.
Gran artículo doctor! Se nota la pasión tanto por el tema como por nuestros queridos mutantes. A mi me gustaron las cosas de Hickman (de hecho es lo único de Marvel que leí estos últimos años además de Hulk Inmortal), pero admito que es OTRA cosa, y que pensé que a la brevedad se iba a terminar, como el «what if…» temporoespacial que es. A mi me queda claro que justamente resalta aspectos negativos y totalitarios que no son propios de todas las décadas de estos personajes, y siempre pensé que a propósito, para que en momento se vuelva a lo de siempre. Pero la cosa sigue y sigue…ahora ni idea en que andan, deje en Inferno.
Muchas gracias Dr Kadok! El tema de los derechos humanos es algo que siempre me ha gustado tratar y desarrollar. Sumado a esa época dorada, hacía inevitable dar mi humilde pincelada a una parte importante de la Patrulla-X
El debate nunca terminará, supongo, pero me parece que aún hay aspectos de la línea mutante actual que son compatibles con la idea principal de este artículo.
De hecho, se podría decir con evidencias concretas que hoy en día hay bastante más inclusión y representación en el cómic mutante, no solamente en la página impresa sino en el mundo detrás de cámaras. También podría argumentarse que ha tenido un efecto positivo entre la audiencia queer del cómic, si queremos ser más específicos.
Desde luego, esto no es en el sentido de que ahora se haga exactamente lo mismo que antes, una y otra vez, sino que sucede desde otra perspectiva. Otra interpretación.
¿Signfica esto que los personajes han perdido toda su esencia? No lo creo. Ante una de las afirmaciones de la parte final del artículo, mi opinión es que Al Ewing está escribiendo a Ororo de una manera bastante digna e identificable en X-Men Red. Es apenas un ejemplo, pero no lo quería dejar pasar sin respuesta.
No le pido a nadie que lea lo que no le guste. Sin embargo, hay una relación lógica entre el pasado y el presente de las series mutantes, lo cual se puede considerar una extrapolación y, en algunos casos, radicalización (que no es lo mismo, ojo, que ser «totalitario»). Es decir, hay un alejamiento de la versión más idealista y «buena gente» de los mutantes, si se quiere, pero no es un cambio gratuito y sin razón. Ni convierte a todos en villanos automáticamente.
¿Porqué? Los tiempos cambian y también lo hacen las personas y las sociedades. Se ha perdido un poco la inocencia, en pocas palabras, dados los acontecimientos mundiales y, claro, lo que está pasando dentro de los mismos Estados Unidos. El cómic, para bien o para mal, no es estrictamente neutral.
Gracias por tu comentario. Evolución no implica pérdida de lo esencial. Por eso, entiendo que hay que ir creciendo pero no dejando en el congelador lo que hace único a un ser, o en ese caso a la Patrulla-X.
Voy por la misma línea, y es cierto que es un debate eterno.
El background de «temidos y odiados» está presente desde la génesis misma de Krakoa como nación, que es uno de los disparadores del protocolo Orchis, pero también está presente en los países que no reconocen a Krakoa y generan las situaciones con refugiados que vemos en Marauders o la organización Xeno de X-force.
Lo que no le puedo pasar a Hickman, es la despersonalización de muchos de los protagonistas a cuento de ser funcionales a su historia, que es una de sus mañas, todo hay que decirlo. Sin embargo considero que llevó adelante una buena actualización del concepto, se estaban agotando las ideas en la parcela mutante…
Muy buen artículo Juanjo! Comparto lo que dices y vienen comentando respecto a Claremont y el desarrollo de personaje femeninos. Supo darle rasgos de personalidad que resultaron fundacionales y persisten hasta hoy: Jean, Ororo, Kitty y Pícara me vienen primero a la cabeza, pero también pienso en Illyana, Moira, Betsy, Rachel, Lilandra, Ave de muerte, Lila Cheney, Rahne, Calisto… y la lista sigue.
Claro que fueron historias rompedoras para la época, el tono que supo imprimir el mejor Claremont a sus X-men era tan diferente a todo que te volaba la peluca! Entre su Patrulla x y sus nuevos mutantes había tanta diversidad que parecen series pensadas para ser un producto cultural de estos tiempos. Si Marvel sacara hoy una serie como los Nuevos mutantes, nos parecería forzada.
Muchas gracias por tus palabras Dr. No.
Creo que el problema principal de un gran sector de los lectores de comics es que quieran o no son conservadores, entonces mientras no hablemos de esto va ser difícil.
También que no entienden que esta industria cultural siempre fue igual, solo que ahora es mas evidente o nos vamos a hacer los tontos con Jubilee?
Quieran o no, los comics pertenecen a una industria, motivo por lo cual siempre se van a ver marcadas por lo contemporáneo y es algo ilógico que se acuse de que se hacen cosas para ser comercial cuando la industria siempre fue comercial (o vamos a hacernos los tontos con que siguen robando con los mismos personajes hace 50 años).
La diferencia que por lo menos yo lo leo como divertimento o dramatismo sin vivirla tanto
Es lo mas probable…lamentablemente. Y eso que tienen personajes diversos para usar de protas
Jajaja y cual es el problema del cambio de etnia? Hollywood lo hizo toda su vida y ahora les molesta por que ponen mas negros?
Aparte si, el nombre X-Men es un nombre machista