Edición original: Marvel Comics – octubre 2012 – marzo 2013
Edición España: Panini Comics – julio 2013
Guión: Neal Adams, Christos Gage
Dibujo: Neal Adams
Entintado: Andrew Currie
Color: Matthew Wilson
Portada: Neal Adams
Precio: 12 euros (tomo de la línea 100% Marvel de 112 páginas)
“Los viejos roqueros nunca mueren” ¿quién no ha oído o leído alguna vez esta frase? Su significado parece claro: la edad no es importante cuando existe el talento. Volviendo a la máxima en cuestión, resulta inevitable pensar en los Rolling Stone, pues Mick Jagger acaba de cumplir setenta años. Sin abandonar la música Georgie Dann ha lanzado nuevo disco para amenizar las visitas al chiringuito playero o a la barbacoa de monte. Simone de Beauvoir escribió uno de sus ensayos más duros (el dedicado a la vejez) ya con sus buenos setenta años y los premios de la academia estadounidense de cine alcanzaron a distinguidos nombres de la interpretación como Christopher Plummer, Jack Palance o Jessica Tandy cuando ya eran venerables ancianos. Antes de acabar recordando que la fama alcanzó a Paco Martínez Soria cuando ya tenía la pinta de anciano cazurro con la que se le recuerda, paso a plantear lo que supone encontrarse a estas alturas con una obra concebida y ejecutada por Neal Adams, casi medio siglo después de la publicación de sus más recordadas en el seno de la casa de las ideas y poco después de su reencuentro con Batman en la miniserie Odisea.
Pocos autores –vivos o no- han resultado tan influyentes en la industria estadounidense como Neal Adams. Autores de distintas edades y tan distintos entre sí como pueden serlo Bill Sienkiewicz, Brent Anderson, Tom Grindberg o Bryan Hitch han reflejado en sus trabajos (sobre todo en los iniciales) la huella que el veterano caballero ha dejado. Si además añadimos el hecho de que esta influencia viene de la mano de un puñado de obras selectas bastante añejas (y reeditadas hasta la saciedad por obra y gracia del nombre del ilustrador) queda claro que no estamos ante un autor normal y corriente. Su estilo, tan imitado como inimitable, ha sido capaz de llevarnos del interior de un cuerpo humanoide al espacio cercano en unas pocas páginas y de la opresión de un enemigo mecánico imparable a la peligrosa exuberancia de la selva mesozoica. Suyo es el diseño de uno de los enemigos más carismáticos de Batman, el misterioso Ra´s al Ghul y junto al padre literario del mismo, el guionista Dennis O´Neil llevaría a cabo una serie de aventuras protagonizadas por Linterna Verde y Flecha Verde que es recordada por la acometida de los temas que interesaban y preocupaban a la sociedad de la época: racismo, superpoblación, tráfico y consumo de drogas… ¿Quién no recuerda aquella portada en la que Hal Jordan mostraba a Oliver Queen que su discípulo Roy Harper le daba al caballo? O ya puestos, aquel enfrentamiento entre Superman y Mohamed Alí. Poca cantidad y mucha calidad para un autor que después redujo notablemente su producción y se alejó de unas editoriales a las que se enfrentó en defensa de los derechos de propiedad intelectual del colectivo de los autores. Fundó su propia compañía –Continuity Comics- pero no consiguió darle a la producción de la misma lo que significaba el nombre escogido. Ilustraciones, pósteres y nuevas portadas para viejos trabajos parecían lo único que don Neal estaba dispuesto a otorgar, mientras colaboraciones especiales (como Dios ama, el hombre mata) acababan en punto muerto y en otras manos. Fuera de los cómics el caballero siguió dando que hablar por motivos tan loables como su contribución a mantener viva la memoria del holocausto judío provocado por el III Reich (labor necesaria ahora que abundan tanto la negación del hecho o la reivindicación del pequeño Adolf y su siniestra pandilla) o tan demenciales como su extraña contribución a la Geología en la forma de una teoría alternativa a las tesis probadas de la tectónica de placas. Todo lo anterior hacía pensar que las posibilidades de que volviéramos a ver a este Adams en acción en alguna de sus antiguas contratantes eran cada vez más escasas. Después de todo, los años no pasaban en balde y don Neal es uno de los pocos representantes en activo de la legendaria edad de plata. Sin embargo, y para demostrar que en esta vida lo único que hay seguro son la muerte (para todos) y los impuestos (para la gran mayoría) desde hace unos años el buen señor se ha lanzado a hacer trabajos para Marvel y DC, volviendo a dibujar a Batman, la Patrulla-X o los Vengadores. En la mayor parte de los casos sus colaboraciones han sido puntuales, pero en el caso de Odisea y de esta Primera Patrulla-X estamos ante una implicación más profunda en la que el venerable ilustrador ha puesto y compuesto letra y música.
Hay que reconocer que en ambas obras, la noticia del regreso de Adams a dos franquicias que marcó profundamente en su momento se acogió con interés, pero también con escepticismo y una alta dosis de morbo. ¿Estaría el autor a la altura de su leyenda o cualquier tiempo pasado fue mejor? No es la primera vez que un reencuentro resulta decepcionante (y ahí tenemos las “revisitas” de Frank Miller al caballero oscuro para probar tal afirmación… aunque sobre esto hay discusiones). En el caso de la visita a los mutantes el resultado no ha matado de la emoción ni del susto, lo que quizá puede ser lo peor que puede decirse de una obra que ha generado tantas expectativas.
La obra recopilada en este tomo tiene como artífice principal al citado don Neal, contando para la ocasión con el apoyo en tareas literarias de un guionista que ha demostrado capacidad para hacer buenas labores con los encargos más olvidables como es Christos Gage (actualmente fuera de Marvel y dedicado a tareas más halagüeñas en las independientes). La historia que han fabricado entre ambos juega al engaño de etiquetar el cómic como una Patrulla-X anterior a la primera alineación conformada por Charles Xavier, cuando en realidad la presencia del padre fundador calvorota está relegada a un papel secundario. Adams plantea la posibilidad de que alguien intentara defender a la especie humana mutante de forma organizada antes de que se abriera la escuela para jóvenes talentos de Westchester. Los elegidos para ello son dos improbables aliados como Lobezno y Dientes de Sable. El cómic cuenta la historia de cómo Logan y Creed intentaron organizar su propio equipo de mutantes cuando el gobierno estadounidense empezó a interesarse por la aparición de los mismos. En ningún momento llegan a etiquetarse como grupo-x, quedando la referencia como un gancho para poder encajar el proyecto dentro de la franquicia correspondiente. Estamos, en definitiva, ante un ejercicio de retrocontinuidad donde Gage y Adams juegan con la trampa y la carga que supone contar una historia de un pasado prefijado.
La primera Patrulla-X cuenta una historia que bien podría ser una curiosa inversión del argumento de la película X-Men: primera generación. Si en ésta Xavier y Magneto intentaban reclutar un equipo del que Lobezno no quería saber nada, en esta ocasión es el canadiense el que intenta convencer a un joven Charles y a un Eric metido a cazador de criminales de guerra nazis de que se unan a su proyecto de defender a la especie mutante. La respuesta ya se la pueden imaginar ustedes, pero el proyecto se convierte de repente en una pieza más a tener en cuenta para saber por qué cada uno decidió su camino en la defensa de los intereses de sus congéneres. Serán Lobezno y Dientes de Sable los que asuman la tarea de rescatar, reclutar y entrenar a cuantos mutantes encuentren en su camino, mientras exteriorizan sus diferencias a la hora de afrontar una misión que uno considera necesaria y el otro suicida.
No es la primera vez que un autor juega con la idea de que antes de lo que conocíamos hubo un borrador de anteproyecto de grupo, iniciativa o ideal que sentó las bases de lo que luego se desarrolló de forma oficial. Los experimentos de este pelaje suelen por lo común caer en el saco roto de todo cuanto es olvidable porque, no nos engañemos, para poder quedar en el imaginario colectivo hay que contar algo que tenga interés y que sorprenda. ¿Quién se acuerda de aquella alineación de Alpha Flight que perpetraron Scott Lobdell y Pat Broderick? ¿Quién se acordará de Before Watchmen dentro de unos años? Aquí pasa algo de lo mismo: el tebeo llama más la atención por ser de quien es que por lo que aporta a la manoseada retrocontinuidad mutante. Dicho esto ¿qué valor tiene la historia por sí misma? En honor a la verdad, no demasiado. Sin revelar más de lo dicho previamente cualquier puede deducir qué es lo que pasará al final de la historia, aunque hay que reconocer que se han tomado la molestia de que lo contado encaje con lo ya sabido (o más o menos, que con la historia de enano de las garras ya sabemos lo que hay) pero entre la premisa y el epílogo tampoco hay nada que merezca la pena reseñar.
Pasando a la parte gráfica hay que reconocer igualmente que quien tuvo retuvo y que para tener setenta años don Neal sigue dándole bien al lápiz, pero los años son los años y el tiempo pasa para todo el mundo, como decía más arriba. El estilo de maese Adams ha superado mejor el paso de las décadas, pero está por debajo del que plasmaba en sus obras más recordadas. Quizá tenga mucho que ver el hecho de que el color por ordenador resulte excesivamente recargado y hasta chillón y que falte la presencia de un entintador con más y mejor conocimiento de los lápices a los que hay que pasar el pincel (alguien como Tom Palmer, para entendernos) pero además hay que indicar que los diseños originales para la miniserie no son precisamente la alegría de la huerta ni un prodigio de originalidad. Algo no va bien cuando se encuentra uno con un diseño y un concepto heredados del trabajo de Al Milgrom en la serie de la Masa de hace un cuarto de siglo. No sé cómo habrán reaccionado otros lectores pero a mí me han dado unas ganas enormes de repasarme algún tomo de la guerra kree-skrull o de los estertores finales de la Patrulla-X original. Al final sí va a resultar que la aportación de Roy Thomas era determinante para que Neal Adams brillara en esos encargos marvelianos, y aunque Christos Gage comparte con aquél un buen conocimiento de la continuidad y un talento para actuar como “artesano-pero-no-estrella”, la premisa y los diseños son tan olvidables que dan como resultado un tebeo que no va a pasar de la mera anécdota.
Wow, y ni siquiera así le permitieron a Logan volver a fumar sus puros…
Lo leí en la tienda. Totalmente olvidable.
La historia es una puta mierda. Ni me lo compre. No vale la pena, de verdad…
Basura, sin más. No vale la pena ni leerlo, menos aún pagar por ello.
Espero que con los años esto deje de estar en continuidad (y lo de Rómulo), porque la idea de logan reuniendo unos pre-Xmen se me antoja un tanto absurda.
Curiosamente, lo de Rómulo contradice o es contradicho por el final de este tebeo. Ocho años después de que Logan «recuperara» todos sus recuerdos en «Dinastía de M» su pasado sigue tan embrollado como siempre.
Lo hojee el otro día en El Corte Inglés y tras pasar unas páginas lo deje en su sitio. El dibujo tenía mala pinta y desde que se anunció olía a mediocridad, así que ni por vías alternativas. Y buena reseña la tuya, Javier.
La historia no hay por dónde cogerla, y el dibujo es feote con ganas…
Lo siento por Adams, pero entre esto y el Batman: Odisea, parece que no levanta cabeza…
Yo también lo ojeé un poco en la librería, por si sonaba la flauta y merecía la pena, pero con lo poco que vi y leí allí mismo, lo doy por despachado.
Porque del guión ya puede uno hacerse por adelantado una idea, y lo que leo en la reseña lo confirma, pero, mira, por sólo 12 eurillos, si el dibujo lo justificase… Pues no, para nada. Yo creo que es lo peor que ha perpetrado Adams desde su vuelta al ruedo. Sólo con ver los colmillos de Lobezno ya tira para atrás, y no de miedo. O sí, pero de otro miedo.
Que autores como Simonson o Miller hayan descuidado su dibujo, o perdido facultades, o frescura, o lo que sea, puede disgustar más o menos, pero se puede perdonar porque el dominio de la anatomía nunca fue su fuerte, sino más bien el trazo dinámico, innovador, la composición narrativa, etc. (siempre podrán decir que han evolucionado hacia el minimalismo o algo así). Pero es que Adams era precisamente la quintaesencia del naturalismo, del dibujo perfecto, las expresiones realistas… Y ver estos monicacos caricaturescos de ahora. Uf. Mejor que se dedique a lo de la deriva continental.
Offtopic:
http://www.bleedingcool.com/2013/08/05/zeb-wells-off-nova-gerry-duggan-on/
Nova empieza a parecer como la falsa moneda, que de mano en mano va…
(O más de un título de DC, también hay que reconocerlo 😉
Jubilese Sr. ADAMS, jubilese!