Las presentaciones editoriales de los Manga Barcelona son un acontecimiento en sí mismo dentro del gran evento barcelonés. Cientos de personas se agrupan en una sala de conferencias no solamente para poner cara a los editores y saber qué se va a editar próximamente en nuestras fronteras, sino para aplaudir, silbar y chillar de emoción con cada anuncio. Un espectáculo sorprendente y emocionante que demuestra algo que muchos no quieren ver: el manga está muy vivo gracias a una legión de lectores que ya no son tan jóvenes. En el último 25 Manga Barcelona, ECC Ediciones consiguió dejarnos mudos durante un segundo antes de estallar en felicidad. Incluso al día siguiente, los comentarios de agradecimiento y de felicitación recorrían los pasillos del evento. Se habían atrevido a reeditar uno de los clásicos shôjo más importantes. Iban a reeditar La Rosa de Versalles.
Es muy difícil explicar porqué La Rosa de Versalles es tan importante. La razón no está únicamente en que es un clásico cuyo adaptación animada llegó a la televisión pública catalana en 1998. No es una cuestión nostálgica de quienes pudimos comer durante cuarenta días con Oscar, André y María Antonieta. Su importancia radica en la cantidad de autores y obras que el manga de IKEDA Riyoko ha influenciado. En las múltiples adaptaciones que se han realizado, demostrando que aunque hayan pasado casi cincuenta años desde la primera publicación del manga, los fans de Berusaiyu no Bara siguen reivindicando su historia.
La Rosa de Versalles no es sólo una historia de amores imposibles, de identidades disociadas y de secretos inconfesables. Es un retrato ficticio pero muy bien documentado de uno de los momentos más emblemáticos de la historia europea reciente: La Revolución Francesa.
En el presente artículo abordaremos la importancia de La Rosa de Versalles desde su autora IKEDA Riyoko y su contexto artístico, el grupo del 24. A continuación hablaremos del manga, el anime y las otras adaptaciones de la historia. Finalmente, abordaremos la influencia de La Rosa de Versalles en obras posteriores, principalmente, aquellas que han usado el contexto de la Revolución Francesa como parte de su trama.
El grupo del 24
Cada cierto tiempo, en el mundo de las artes se produce un encuentro entre talentos, que produce un maravilloso efecto sinergia, el cual potencia las habilidades de cada uno de ellos, para llegar a cotas de majestuosidad que les estaban vedadas en solitario. Así ocurrió en el ámbito del jazz, cuando en el año 1959 una reunión de apenas diez horas entre leyendas de este género musical, como Miles Davis, Paul Chambers John Coltrane, Julian “Cannonball” Adderley, Jimmy Cobb y Bill Evans, sirvieron para dar a luz el seminal Kind of Blue, un disco referencial para cualquier música y piedra angular del amor de millones de músicos y melómanos a lo largo y ancho del mundo.
Curiosamente, en el campo del manga, en una profesión que en principio puede ser muy solitaria y se presta menos a este fenómeno, se han producido, en determinadas ocasiones, interacciones entre autores que han supuesto un catarsis para sí mismos y han servido para originar movimientos clave en la historia y la evolución del medio. Este es el caso de un grupo de autoras que, al contrastar sus ideas e influenciarse mutuamente, revolucionaron las bases del shôjo manga para explorar nuevos caminos y convertirse en una referencia para las posteriores generaciones de autores.
El llamado Grupo del 24 (24-Gumi) estuvo formado por un conjunto de autoras nacidas en torno al año 24 de la era Showa (1949), las cuales compartían una serie de inquietudes artísticas y una visión sobre el papel de la mujer en el ámbito del manga. La génesis de este colectivo se encuentra en la convivencia entre HAGIO Moto y TAKEMIYA Keiko, quienes compartieron residencia entre 1970 y 1973, años en los que entraron en contacto con los responsables de Barazoku, revista que se considera la primera publicación comercial japonesa dirigida a homosexuales. Posteriormente, otras autoras se adhirieron al movimiento, dejando constancia de la intencionalidad agitar y cambiar para siempre una serie de convicciones sociales. Las componentes más importantes del Grupo del 24 fueron las siguientes:
Si bien el shôjo, con la intencionalidad evidente de atraer lectoras jóvenes, existía desde los años 50, fue a raíz de la eclosión del Grupo del 24 cuando adquirió una diversificación, alcanzó mayores cotas de popularidad y comenzó a desarrollarse para un público masivo. El relevo generacional que protagonizaron estas autoras trajo consigo nuevas preocupaciones, intereses y temáticas que supusieron un soplo de aire fresco para un público que quería algo más que historias románticas sin mucho empaque.
Este grupo de autoras introdujo en el shôjo elementos propios de la ciencia ficción, el terror o las aventuras y propiciaron la aparición del subgénero del shônen ai. Su estilo gráfico supuso una revolución y un cambio en el paradigma de la composición de páginas y el dibujo, que se volvió más complejo y ambicioso. Además, derribaron los roles de género, tanto a través de los personajes de sus historias, como con su propio trabajo, en una industria dominada por los hombres y una sociedad que confinaba a las mujeres a permanecer en sus casas. Su trabajo influyó de inmediato a autoras coetáneas, como MAKI Miyako o TAKAHASHI Rumiko y propició la creación de múltiples dôjinshi (mangas autopublicados por autores aficionados) y de revistas manga focalizadas en la temática homosexual, de las que June fue la pionera, viendo la luz en el año 1978.
IKEDA Riyoko
Nacida el 18 de diciembre de 1947, IKEDA Riyoko desarrolló desde su juventud un interés por el manga, gracias a la lectura de las obras publicadas durante las décadas de los 50 y los 60, viéndose particularmente influida por el trabajo de TEZUKA Osamu. Mientras cursaba estudios de filosofía en la universidad por imposición de su familia, decidió hacer realidad su sueño y dedicarse profesionalmente al dibujo de manga. Así, en el año 1968 debutó con la publicación de Bara Yashiki no Shôjo en las páginas de la revista Shôjo Friend Weekly.
A partir de ahí, desempeñaría su trabajo como mangaka con títulos menores hasta que, en 1972, comenzó a publicar La Rosa de Versalles en las páginas de la revista Margaret, de la editorial Shueisha. La creación del personaje de Lady Oscar, héroe de sexualidad ambigua, la catapultó a la fama y su nombre corrió por el circuito profesional del manga como una de las promesas más fulgurantes de la industria.
La ambientación histórica en la época de la Revolución Francesa, el magnetismo de su protagonista y el soplo de aire fresco que supuso la propuesta de Ikeda, propiciaron que la obra se constituyera como una de las piedras angulares del nuevo shôjo y le granjeara cuantiosos beneficios, gracias a la venta de millones de volúmenes y el éxito internacional de su posterior adaptación televisiva al anime.
Además de su conocida obra, Ikeda tiene otros trabajos relevantes, entre los que destacan Oniisama e… (1975), en la que introducía temas como la homosexualidad femenina, el consumo de drogas o el suicidio, y La ventana de Orfeo (1975), publicada en nuestro país por la extinta Ediciones Glénat. Esta historia, que comparte ciertas similitudes con La Rosa de Versalles, transcurre en Alemania, Austria y Rusia, bajo el telón de la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
En el año 1995, Ikeda compaginó su producción de manga con el inicio de una carrera como soprano. Tras su paso por el mundo de la ópera, cuatro años más tarde retomó en exclusiva su actividad como mangaka, produciendo nuevas obras entre las que destaca una adaptación de El anillo de los nibelungos (1999), la célebre ópera de Richard Wagner.
En el año 2008, recibió la Orden Nacional de la Legión de Honor, la condecoración más alta del gobierno francés, por su contribución al conocimiento de la cultura francesa en Japón y en el año 2011 fue una de las autoras invitadas al célebre Festival international de la bande dessinée d’Angoulême.
La Rosa de Versalles: el manga
En el año 1972 empezó a publicarse una nueva serie en la revista Margaret de la editorial Shūeisha. Era una historia ambientada en Versalles, a finales del reinado de Luís XV, y narraba la vida de la que sería la reina de Francia, la controvertida María Antonieta. Cabe señalar que Luís XVI y María Antonieta no fueron los últimos reyes de Francia, ya que posteriormente les sucedieron en el trono Napoleón I, Napoleón II, Luís XVIII, y Luís Felipe I. Por lo tanto, la monarquía en Francia duró hasta el segundo tercio del siglo XIX. Tras la caída de Luís Felipe I y el advenimiento de la II República, el sentimiento republicano se fue macerando en el seno de la sociedad francesa. El último intento de restauración monárquica fue con la instauración del II Imperio bajo la figura de Napoleón III. La guerra franco-prusiana y la derrota francesa provocaron la caída de este emperador francés, que significó el advenimiento de la III República y el fin del régimen monárquico en Francia.
Esta obra fue creada por IKEDA Riyoko, autora que se inspiró en la biografía sobre María Antonieta, que había escrito Stefan Zweig y que le causó una gran impresión. Tal fue el impacto recibido, que no dudó en realizar su propia versión, titulada La Rosa de Versalles. Aunque en un principio, la obra se iba a centrar en la figura de la reina, rápidamente fue eclipsada por la arrolladora personalidad de Óscar François de Jarjayes, Capitana de la Guardia Imperial y protectora de la Familia Real francesa. En pocas semanas la serie se convirtió en un éxito editorial, que hizo que muchos japoneses se interesaran por la historia de Francia. Por lo tanto, podemos decir que la autora dio en el clavo para crear una gran historia de amor versallesco, basándose en el romance entre la reina austríaca y el conde sueco Hans Axel von Fersen, llegando incluso a la fascinación por esta trágica pareja. Aun así, necesitaba un personaje más, que fuera el observador de todos los sucesos que llevaron a Francia a la Revolución Francesa. Al final de las páginas de la que podría considerarse una hagiografía, debido al afán de Zweig por ensalzar las virtudes de su protagonista y ofrecer una visión rupturista de la misma, casi como si se tratase de una mártir, encontró el nombre de un viejo general francés que intentó rescatar a la reina del cadalso. Así, decidió crear un personaje que fuera descendiente del general de Jarjayes y que, además, fuera mujer. Había nacido Oscar, cuya personalidad resultó tan arrolladora que rápidamente se convirtió en la protagonista principal, dejando en un segundo lugar a la propia María Antonieta.
IKEDA Riyoko fue capaz de llevar a las viñetas todas las páginas de la biografía de la reina. Su estilo fresco y arrollador fue capaz de plasmar la delicadeza y todo el lujo y el ambiente cortesano del palacio de Versalles. Además, también supo proveer a sus personajes secundarios de unas personalidades muy bien definidas, como los casos de André Grandier, Rosalie la Morlière o las villanas de la corte como la condesa Du Barry, Mme. de Polignac o la malvada timadora Jeanne de la Motte. Además, esta autora también tuvo una gran influencia de TEZUKA Osamu, ya que había quedado fascinada por el personaje de Zafiro, protagonista de La Princesa Caballero, primogénita del rey de Silverland, un país donde imperaba la ley sálica y en el que los monarcas, ante la desesperación de no tener un hijo varón, deciden hacer pasar a Zafiro por un niño. Así que uno de los grandes temas de esta serie fue la ambigüedad sexual de este personaje. Sin embargo, IKEDA dio un paso más que el Dios del Manga, creando a su personaje más emblemático.
Volviendo a La Rosa de Versalles, a medida que evoluciona la trama, vemos como el drama y la tragedia se hacen cada vez más presentes. Las tragedias de un amor imposible entre la reina de Francia y su noble amante, la de un criado que no puede conquistar a su amada por pertenecer a clases sociales distintas o la de una noble que tampoco puede alcanzar el amor porque el corazón de su amado pertenece a la reina, sin darse cuenta de que lo que tanto anhela lo ha tenido siempre a su lado. Este es el gran tema de esta obra, el amor hiriente, las heridas que quedan grabadas en el corazón por amores no correspondidos, el dolor que produce el saber que el deseo nunca llegará a materializarse en un entorno cada vez más decadente y asfixiante, el cual dirige a los protagonistas irremediablemente hacia su destrucción.
En su primera edición esta historia se recopiló en 10 tomos en formato tankōbon, que recogen las páginas originales del manga, que se publicaron en la década de los setenta. Años después, se lanzó al mercado la edición bunko, una edición de bolsillo, que recogía toda la obra en cinco tomos. Además, también se hizo otra edición un poco más cuidada en un cofre que contenía los volúmenes de bolsillo con nuevas portadas y papel satinado. Finalmente, se lanzó al mercado una edición definitiva en formato kanzenban, que recopila la serie en nueve tomos. Por suerte, nosotros también tuvimos la oportunidad de poder disfrutar de este manga. En 2002, la editorial Azake Ediciones editó este manga en nuestro país con la traducción de Marc Bernabé y Verónica Calafell, aprovechando el éxito del anime en televisión. Fue una edición cuidada que constaba de cinco tomos y recogía la serie completa hasta el momento. Tuvo tal éxito que esta editorial lanzó una segunda edición con las portadas actualizadas, añadiendo ilustraciones al diseño de esta edición.
Además, hay que indicar que la edición de AZAKE es espejada, es decir, que se adaptaron las páginas al sentido de lectura occidental. Al ser un formato más pequeño que los tankōbon, no permitió al lector disfrutar del dibujo de IKEDA tal y como se merece. Por desgracia, tuvieron que pasar dieciocho años para que esta serie volviera a ser editada en nuestro país. Esta vez de la mano de ECC Ediciones, que nos ofrece una nueva traducción, realizada por Tojo Yasuko, de este manga con una edición igual al formato de la primera edición japonesa, así que la colección entera ocupará los mismos diez volúmenes. Esperemos que se convierta en un éxito editorial y podamos leer en castellano el nuevo material que la autora ha ido desarrollando durante los años posteriores a su finalización, ya que IKEDA ha seguido publicando más páginas de La Rosa de Versalles desde su finalización oficial en 1976.
Una de las grandes diferencias que notamos en la traducción es como Oscar se refiere a sí misma. En la edición japonesa ella se trata como mujer, por lo tanto utiliza el lenguaje de género de las mujeres mientras que los personajes que no conocen su secreto la tratan como si fuera un hombre. Esto nos demuestra que Oscar nunca renunció a su condición de género, sino que se vio obligada por su honor a actuar como un hombre y renunciar a su feminidad, lo cual no deja de ser la gran tragedia de Oscar. Además, este detalle no se reflejó en el anime, ya que Oscar siempre utilizó el lenguaje masculino, cosa que disgustó profundamente a IKEDA y provocó una fuerte crítica hacia la serie de televisión.
Lady Óscar: el anime
Osamu Dezaki
Tres años después de la finalización del manga, la productora TMS Entertaiment Co. Lmd recibió el encargo de convertir el manga en una serie de televisión. El equipo de dirección se puso manos a la obra y convirtieron la obra de IKEDA Riyoko en un anime de cuarenta capítulos. El gran ARAKI Shingo fue el encargado de los diseños de personajes. Para quién no le conozca, este genio de la animación japonesa colaboró en los diseños de personajes de Los Caballeros del Zodiaco, Ashita no Joe, Devilman o Lupin III, logrando una gran calidad en la animación y en los diseños de estas grandes series de anime.
La calidad de la versión animada de La rosa de Versalles es indiscutible. La animación es soberbia y a pesar del paso del tiempo aún nos maravilla con su magnífica animación. Es un producto que ha mantenido su calidad durante todas estas décadas. Todo el equipo de producción supo trasladar a la pequeña pantalla la atmósfera de lujo de la corte de Versalles, de las intrigas palaciegas y de los amoríos cortesanos. Podemos decir que el gran éxito de esta serie entre el público japonés se puede interpretar como una reformulación de la corte de Heian y del libro de cabecera que escribió Sei Shonagon. Además, la banda sonora del anime ayudó a crear un ambiente de tristeza y dramatismo, que se iba acrecentando a medida que el argumento avanzaba y la historia llegaba a su desenlace.
El gran éxito de esta serie fue una conjunción de diferentes factores que permitieron convertirla en una serie de culto tanto en Japón como en el extranjero, llegando a ser emitida en diferentes países europeos y americanos. En el caso de nuestro país, fue emitida en los noventa, únicamente por el canal autonómico catalán, con notable éxito. Así que podemos encontrar ediciones oficiales en español latino, francés e italiano. Precisamente, su emisión propició que el manga se editara por primera vez en el año 2002. Por desgracia, esta serie solo fue licenciada en nuestro país para ser emitida en televisión y ninguna empresa ha apostado por editarla en formato doméstico. Sin duda, parece un buen momento para que alguna distribuidora se anime a sacar una edición, como ha ocurrido en Francia o en Italia, y La Rosa de Versalles vuelva a brillar, como lo hizo hace cuarenta años.
Más allá del papel
La popularidad de La Rosa de Versalles dentro y fuera de Japón ha posibilitado que la obra magna de IKEDA Riyoko haya gozado de adaptaciones a otros medios diferentes al manga y al anime.
En 1979, el mismo año en que se emitía el anime en Japón, el director francés Jacques Demy miembro del movimiento Nouvelle vague, dio vida a los personajes de La Rosa de Versalles en una producción franco-japonesa. El papel de Oscar François de Jarjayes recayó en una joven Catriona MacColl, una actriz británica que en la década de los ochenta protagonizó varias películas de terror italianas, como Miedo en la ciudad de los muertos vivientes y El más allá. Barry Stokes se encargaría de darle vida a un sarcástico André Grandier. Curiosamente, mientras que los personajes franceses eran interpretados por actores británicos, los extranjeros lo fueron por actores de la misma nacionalidad que sus alteregos. De esa manera, el actor sueco Jonas Bergström dio vida al apuesto conde Hans Axel von Fersen, y el papel de María Antonieta fue interpretado por la actriz austríaca Christine Böhm, que moriría en un accidente poco después del estreno de la película.
Uno de los apartados más importantes de la cinta es, sin duda, la banda sonora compuesta por Michel Jean Legrand. A lo largo de su carrera, Legrand ganó tres Premios Óscar, en 1968, a la mejor canción original por la película El caso Thomas Crown; y en 1971 y 1983 a mejor banda sonora por Verano del 42 y Yentl, respectivamente.
El tiempo no ha pasado del todo bien para la adaptación de Jacques Demy. No solamente porque la fotografía revele que la cinta tiene más de cuarenta años, sino porque el tempo y el ritmo de película denotan la época en que fue concebida. Respecto a los cambios entre el manga y la película, conviene destacar dos aspectos. Por una banda, la cuestionable reinterpretación de algunos de los personajes, especialmente relevante el caso de María Antonieta a quien Ikeda consigue dotar de una personalidad muy especial a medio camino entre inocente y caprichosa. Por otra banda, la versión del francés reduce de forma considerable la complejidad del manga, haciendo que muchos de los eventos se sucedan de forma frenética y cambiando drásticamente muchos otros. De entre estos, quizás el cambio más imperdonable es el final de la historia.
En 1987, ocho años después de la adaptación animada y de la película de Jacques Demy, Toei Animation se hizo con los derechos del anime y realizó un resumen en forma de película que llevaría por título Inochi Aru Kagiri Aishite, traducido como Mientras esté viva, te amaré. Una de las sentencias más lacónicas y dramáticas de la historia.
Seguramente, la adaptación más sorprendente, para el lector occidental, de La Rosa de Versalles es la realizada por la compañía de teatro Takarazuka Revue.
KOBAYASHI Ichizô (1873-1957) diplomático, empresario y mecenas japonés, fundó en 1913 una compañía de teatro musical formada en exclusiva por mujeres y con gran popularidad en el país, la Takarazuka Revue. Todas las integrantes de la compañía de teatro musical fueron en primera instancia alumnas de la escuela de Música Takarazuka. Una especie de institución de estudios superiores donde ingresan cada año unas cincuenta alumnas de entre 15 y 18 años, de entre mil candidatas. Después de pasar un duro proceso de selección formado por examenes, entrevistas y audiciones, lo más duro aún está por llegar. Al finalizar el primer año, se decide qué alumnas serán Otokoyaku (intérpretes de personajes masculinos) o Musumeyaku (intérpretes de personajes femeninos), según sus características personales y artísticas. Esta decisión determinará su plan de estudios en los siguientes años y su carrera dentro de la companía.
La Takarazuka Revue se divide en cinco compañías o kumi: flores, luna, nieve, estrellas y cosmos. Cada una de estas sub-compañías tiene un estilo y temáticas diferente. No solo esto, sino que cada una tiene una Top star, la Otokoyaku protagonista que no solamente es la más popular entre los fans de la Takarazuka Revue, sino que tiene ciertas ventajas sobre sus compañeras, siguiendo con la lógica jerárquica que se impone en la escuela de música.
La popularidad de la Takarazuka Reveu es incuestionable, sobretodo entre el público femenino. Entre sus adaptaciones no solamente hay clásicos de la cultura asiática, sino que han adaptado novelas de la literatura universal, películas como Casablanca o Bonnie and Clyde, operas y músicales de todas las latitudes de la Tierra. Por supuesto, algunos manga han conseguido abrirse un espacio en este competitivo, rico y popular espacio y uno de ellos es La Rosa de Versalles. UEDA Shinji fue el primer guionista y director en adaptar, en 1974, la historia de Ikeda para la compañía Luna, adaptación que hoy en día continua representándose, aunque con modificaciones según la temporada. En 2008, Ueda le pidió a Ikeda que escribiera nuevas escenas inéditas en el manga para ser representadas en el escenario. Gracias a ello, durante los años 2008 y 2009, y bajo la etiqueta Gaiden, se puedieron ver representaciones basada en los personajes secundarios de Girodelle, Alain, Bernard y sobre la infancia de André.
La influencia de La Rosa de Versalles
La Rosa de Versalles ha dejado huella en el mundo del manga y el anime como ya hemos visto en apartados anteriores, pero también ha influido en el acercamiento posterior de otros mangakas al género histórico y al marco concreto de la Revolución Francesa. Si hablamos de otras obras ambientadas en este periodo hemos de seguir hablando de la figura de IKEDA Riyoko. La autora firmó en 1986 una secuela de su obra magna, coincidiendo con el quince aniversario del inicio de su publicación. El título de esta secuela es Eikou no Napoleon, una historia recopilada por la editorial Chuokoron Shinsha en doce volúmenes, que se aleja en parte del planteamiento de La Rosa de Versalles. El motivo de ello es que la historia se basa en este caso en las hazañas de la figura de Napoleón Bonaparte; Ikeda nos presenta en papel destacado al famoso general en sus principales campañas militares, hasta su dramática invasión del Imperio ruso en 1812.
En Eikou no Napoleon reaparecen también algunos personajes secundarios de La Rosa Versalles como Alain de Soissons, Bernard Chatelet, y Rosalie Lamorlière. El propio Oscar François tiene una aparición en este manga, aunque en modo de flashback. El tono de esta secuela es ligeramente diferente, como decíamos, a La Rosa de Versalles; sigue las directrices del drama histórico pero se centra más en los hechos y personajes reales en los que Ikeda edifica su universo. En definitiva, Eikou no Napoleon es un complemento perfecto para la obra de Ikeda que amplía el contexto de La Rosa de Versalles y nos ofrece un oportunidad de conocer más en detalle el contexto de la época retratado en el manga. Por desgracia, Eikou no Napoleon sigue inédita en nuestro país, aunque esperamos que eso pueda cambiar en un futuro. No obstante, no ha sido el único manga centrado en la figura de Napoleón Bonaparte, pero sobre ello ya ahondaremos más adelante.
No nos movemos por ahora de 1986 porque fue este mismo año en el que la editorial Akita Shoten comenzó a publicar otra obra ambientada en los convulsos años de la Revolución Francesa. La obra tiene por título Trafalgar, una historia de la veterana autora del Grupo del 24 AOIKE Yasuko cuyos trabajos suelen mezclar romance y aventuras a partes iguales. Aoike es una gran desconocida en nuestro país y Trafalgar podría ser una buena opción para apostar por ella dado que se trata de un único volumen. La historia está protagonizada por el oficial de la armada británica Eugene Ladric y nos narra su participación en la susodicha Batalla de Trafalgar que enfrentó el 21 de octubre de 1805 a las tropas napoleónicas contras los naves y hombres del célebre vicealmirante Horatio Nelson, que perdió la vida en esta refriega.
No encontramos muchos más mangas relacionados con la Revolución Francesa en el último cuarto del siglo XX. Si hilamos más fino tendríamos que citar a NAGAI Go y un personaje en apariencia tan alejado del tipo de historia que comentamos, como su Devilman. Pero resulta que en 1979 Nagai publicó una secuela de su magna obra en la revista Shougaku Sannensei de Kodansha. En ella Ryo y Akira viajan a través del tiempo para acabar con los demonios que estaban intentando cambiar el curso de la historia humana. Para ello se veían obligados a visitar momentos históricos tan dispares como la segunda mitad del siglo XX, la antigüedad clásica, la Edad Media y, por supuesto, el período de la Revolución Francesa. En su estancia en Versalles tendrán que lidiar con un demonio con apariencia de sapo que ha poseído a la mismísima María Antonieta, uno de los personajes protagonistas de La Rosa de Versalles. La representación de Nagai puede recordar a la obra de Ikeda en algunos aspectos y resulta tentador relacionar a la pareja formada por Ryo y Akira con Oscar y André.
En estos años solo nos cabe mencionar otra pequeña historia del género yaoi llamada Truly Kindly. Esta obra de YOSHINAGA Fumi, de 1997, es un conjunto de relatos románticos situados en diversas épocas históricas, destacando entre ellos uno ubicado en la Revolución Francesa y protagonizada por Claude y Antoine, un joven aristócrata y su mayordomo. Yoshinaga utiliza el trasfondo del conflicto de clases social de la Francia de la época en una historia que tendría su secuela en 1999; en Ai towa Yoru ni Kizuku Mono encontramos el mismo conflicto, con la relación que se establecerá entre Claude, al entrar a trabajar como sirviente de una familia aristócrata, y Antoine, hijo de dicha familia, quien le enseñará a convertirse en un verdadero caballero, entre otras cosas. Entre el año 2000 y 2001 Yoshinaga repitió la jugada, publicando en la revista Be x Boy GOLD, de la editorial Biblos Gerard & Jacques.
Esta obra recopilada en dos volúmenes se puede considerar el trabajo en el que Yoshinaga perfecciona la fórmula que ya había repetido en obras anteriores. El manga narra el romance entre un plebeyo Gerard y un joven noble caído en desgracia llamado Jacques. Este desprecia a las clases bajas y Gerard siente un natural odio por la nobleza, pero cuando Jacques se convierte en el nuevo criado de Gerard su relación se hará más estrecha, dejando a un lado sus diferencias (y puede que algo de ropa). Una historia que combina drama, comedia y romance con la Revolución Francesa en ciernes y que nos muestra como la Revolución Francesa también ha servido de escenario para productos más ligeros y superficiales dentro del cómic japonés. Mangas como el de Yoshinaga vienen a reflejar la influencia de La Rosa de Versalles y la Revolución Francesa como un marco ideal para las historias de corte romántico, especialmente trágicas.
De esta manera, después de haber sido abordada de forma más puntual en décadas pasadas la Revolución Francesa, y como veremos a continuación, tendrá un mayor protagonismo durante el siglo XXI en el manga. Los motivos podrían ser el mayor interés de los autores por cuestiones de calado social, lo que hace que este periodo sea especialmente interesante por todo lo que representa a nivel histórico. El situar sus historias en marcos geográficos y contextos alejados de la historia japonesa también es una manera de proyectar ideas y conceptos que, de otra manera, podrían resultar incómodos de abordar de forma más directa y/o circunscribirlos al marco histórico japonés. Hoy es más habitual encontrar ciertos elementos de crítica social en muchos mangas y eso refleja un relativo cambio de mentalidad de las generaciones más recientes de mangakas. Los mismos que se criaron leyendo La Rosa de Versalles de IKEDA Riyoko, entre otros mangas.
En 2007, FUJIMOTO Hitomi y MORIZONO Milk nos presentan Yokubou no Seijo Reijou Terejia, un josei de doce volúmenes publicado en la revista Josei Seven de Shogakukan. La historia está protagonizada por Theresa, descendiente de una adinerada familia española que mantiene una relación incestuosa con su propio tío. Fujimoto es un guionista que inició su carrera en 1982 y, aunque su producción no ha sido especialmente prolífica, sí ha mostrado predisposición por las historias de corte histórico. Entre ellos podríamos destacar Burubon no Fuuin, que nos ofrece su propia interpretación de El vizconde de Bragelonne de Alejandro Dumas, la tercera parte de las novelas de D’Artagnan que, en este caso, se hacía eco de leyenda de La máscara de hierro y el supuesto hermano gemelo de Luis XIV. Mucho más extensa es la producción de su compañera, Morizono, una dibujante habitual de las publicaciones josei de la época, que en la presente Yokubou no Seijo Reijou Terejia exhibe un estilo preciosista y lleno de detalle, con unos personajes cuya hierática expresividad nos puede recordar a MARUO Suehiro.
En la misma línea de Yokubou no Seijo Reijou Terejia, en 2009 el tándem formado por Meg Alexander y MIYAMOTO Karin inician la publicación de otro josei ambientado en la Revolución Francesa que lleva por título Yoru ni Kakurete. La historia, recopilada en dos volúmenes por la editorial Harlequinsha, nos cuenta las desventuras de la joven señorita Emma Lynton que, al intentar volver a Inglaterra durante el estallido de la Revolución Francesa, se queda atrapada en el país con la única ayuda del joven Simon Avedon, en el que tendrá que aprender a confiar pese a las diferencias que los separan. Meg Alexander y Miyamoto nos ofrecen en este manga aventuras y romance en grandes cantidades. La primera tiene un gran apego por las obras cercanas género histórico y Miyamoto lleva desde 2002 forjándose un largo currículum de trabajos ligados al género josei.
En este pequeño recorrido por la historiografía de la Revolución Francesa en el cómic japonés hemos de retroceder unos años para hablar de HASEGAWA Tetsuya. Este autor inició en 2003 una serie centrada en la figura de Napoleón Bonaparte titulada Napoleon – Shishi no Jidai. La historia, compuesta de quince volúmenes, se publicó en la revista Young King Ours, de Shonen Gahosha, y aborda la vida de este personaje, desde su nacimiento y sus primeros años en Córcega hasta su coronación como emperador de los franceses. La aproximación histórica es mucho más importante y precisa que la que hemos visto en obras precedentes. La historia cuenta con una secuela iniciada en 2011 que, después de dieciocho volúmenes, continúa aun hoy abierta. En Napoleon – Hadou Shingeki, Hasegawa retoma la historia dónde la había dejado en su primera parte, con Napoleón lidiando como primer cónsul de Francia intentando consolidar su poder frente a sus propios compatriotas y el resto de países contrarios a su revuelta.
En 2011, la pareja formada por OCHIAI Kaoru y IGARASHI Yumiko comienzan la publicación de Bara no Josephine, un manga que nos cuenta la historia de Josefina de Beauharnais, esposa de Napoleón Bonaparte y emperatriz de Francia. La obra, recopilada en cuatro volúmenes por Akita Shoten, narra la vida de Josefina en clave de romance, sirviendo de curioso contrapunto al trabajo de HASEGAWA Tetsuya. Para Ochiai, esta obra supuso su debut en el medio, pero Igarashi es conocida por ser la co-creadora de Candy Candy y su batalla legal por los derechos de propiedad intelectual de esta obra, frente a su guionista MIZUKI Kyõko. Igarashi lleva en activo desde 1972, pero en España apenas nos han llegado algunos de sus trabajos. Bruguera publicó a mediados de los años ochenta, de forma incompleta, Candy Candy, Banzai Comics editó los cuatro números de Georgie entre 2006 y 2008, mismo año en el que la desaparecida Ediciones Glénat lo intentó con Mayme Angel. En tiempos recientes, Panini ha publicado su adaptación de Ana de las Tejas Verdes, la popular creación de L. M. Montgomery.
Pero volviendo al contexto de la Revolución Francesa y el manga, en 2013 tenemos un punto de inflexión con el inició de la publicación de Innocent. Este trabajo de SAKAMOTO Shin’ichi sobresale respecto al resto de publicaciones comentadas hasta la fecha por su crudo planteamiento, su aproximación histórica, su carga política y su virtuosismo gráfico. El manga es una adaptación del libro Shikei shikkônin Sanson (traducido como El verdugo Sanson), de ADACHI Masakatsu. La historia comenzó su publicación en la revista Weekly Young Jump, de Shūeisha, y después de nueve volúmenes saltó a la revista Grand Young, en una nueva etapa titulada Innocent Rouge. En Japón, esta segunda etapa sigue abierta después de llevar doce volúmenes recopilatorios a sus espaldas.
La serie, licenciada en España por Milky Way Ediciones, se sitúa en los prolegómenos de la Revolución Francesa y se centra en la historia de la familia de verdugos reales, principalmente en las personas de Charles-Henri Sanson y Marie-Josèphe Sanson. La influencia de La Rosa de Versalles se deja entrever en muchos aspectos de las obra, especialmente en sus personajes y las relaciones que se establecen entre ellos. En su segunda parte María Antonieta cobra un gran protagonismo. y su relación de amor-odio con su marido Luis XVI y con Marie-Josèphe Sanson parece establecer interesantes paralelismos con La Rosa de Versalles. De la misma manera, esta obra tiene una importante carga social y política en sus páginas. que entronca con la obra de Ikeda, aunque con un tomo incluso más crudo, sórdido y realista. El exhaustivo trabajo de documentación de SAKAMOTO Shin’ichi en Innocent se aprecia en cada uno de los detalles de una obra cuya historia podría funcionar como una reinterpretación moderna de La Rosa de Versalles.
En los últimos años el espíritu de la libertad, la igualdad y la fraternidad ha seguido muy vivo en el manga. En 2015, NOGIZAKA Taro inició en la revista Big Comic Superior de Shogakukan un nuevo drama histórico titulado Dai 3 no Gédéon. Nogizaka es el creador de Team Medical Dragon, que fue publicada de manera inconclusa en España por Planeta Cómic y aunque aquí cambia totalmente de registro, sigue manteniendo el tono de denuncia social. La historia de Dai 3 no Gédéon se sitúa en vísperas de la Revolución Francesa, ahondando en la lucha de clases del momento a través de las aspiraciones de sus protagonistas. Por un lado, tenemos a Gideon, un joven empobrecido cuyo principal objetivo es acabar con la miseria que atenaza a las clases bajas en Francia. Por otro lado, tenemos al Duque del Loira, cuya única aspiración es aprovechar la situación para destruir el orden establecido. La confrontación entre ambos sirve como metáfora de los ideales presentes en los distintos estamentos durante la Revolución Francesa. La serie ha finalizado recientemente en Japón con su octavo volumen.
También reciente es el manga biográfico Marie Antoinette, de SOURYO Fuyumi. Un único volumen que, como su propio título indica, se centra en la persona de la famosa reina y esposa de Luis XVI. La historia comienza cuando con catorce años Maria Antonieta llega a la corte francesa, procedente de su Austria natal. Esta propuesta se inició en 2016 en la revista Morning, de Kodansha, ofreciendo un acercamiento a una de las figuras más reconocidas del período y muy presente en otras propuestas que ya hemos visto, empezando por La Rosa de Versalles de Ikeda. Pero una de las particularidades de este manga es la estrecha colaboración que Souryo ha tenido con el Palacio de Versalles, que ha asesorado a la autora en cuestión de vestuario, arquitectura y etiqueta. En este aspecto la obra está cuidada al detalle aunque su trama no deje de ser una interpretación más sobre María Antonieta de tantas que hemos visto en la cultura popular. Anteriormente, Souryo ya había publicado junto a HARA Motoaki otro manga histórico titulado Cesare, centrado en la vida de César Borgia. Este último lleva un tiempo parado y con doce volúmenes a sus espaldas.
Este pequeño recorrido por el manga histórico y la Revolución Francesa nos lleva a varias conclusiones. La primera, una que los aficionados ya conocemos sobradamente: la diversidad y capacidad del cómic japonés para adaptarse y proponer los enfoques más diversos a una misma historia. La segunda, la importancia de La Rosa de Versalles, una obra pionera en su acercamiento al género histórico y cuya influencia es palpable en multitud de publicaciones posteriores. Para muestra, su personaje protagonista, Oscar François, que se ha convertido a lo largo del tiempo en un arquetipo referenciado por los más diversos autores. Su carácter y estética lo podemos intuir en personajes como Utena Tenjō de Revolutionary Girl Utena, Haruka Tenou de Sailor Moon y la ya citada Marie-Josèphe Sanson de Innocent. Por último, pero no menos importante, y hablando en términos generales, cabe destacar la falta de prejuicios en del manga a la hora de inspirar sus historias en culturas totalmente alejadas de la suya. En el manga podemos encontrar toda una variedad de propuestas que toman elementos, conceptos y momentos históricos ajenos a la cultura y sociedad japonesa. Si pensamos en el cómic americano y europeo veremos que no son tan habituales las historias que hagan este mismo ejercicio pero a la inversa, haciendo que el manga sea en su aspiraciones más universal, incluso a pesar de sus intenciones.
Me sorprende ver que existen mangas históricos con personajes españoles ineditos en nuestro país, no lo entiendo.
Excelente articulo. Aparte de «innocent» no he leído ningún otro manga ambientado en la Francia de la revolución. Gracias a este artículo ya tengo apuntados unos cuantos.