Un acercamiento al terror rural
Últimamente Norma Editorial está pisando el acelerador con las miniseries del Universo Hellboy, dos tomos casi seguidos y otro que llegará antes de que acabe el año. Aunque es normal pues la apuesta de Dark Horse por la creación de Mike Mignola sigue siendo fuerte y sin miedo a dar cabida a algunos de los personajes secundarios o incluso figurantes que han pasado por sus páginas, además de seguir con las aventuras del propio Hellboy y la AIDP en los años cincuenta. Pero ahora es el turno de La Sociedad Paranormal Británica, un grupo cuyo nombre es suficientemente descriptivo y al que conocemos más por otro spin-off de Hellboy, Witchfinder, Cazador de brujas.
Esto enlaza directamente con la elección del guionista, Chris Roberson, pues se trata de un autor que ha estado bastante ligado a dicha serie, escribiendo varios volúmenes junto a Mignola. También se involucró junto al creador de todo este universo en la más longeva de sus colecciones, AIDP, pero lo curioso es que Roberson es de los pocos autores que se han encargado de una serie sin tener detrás a Mignola como co-guionista o argumentista. Eso ocurría con La casa de los horizontes perdidos, casualmente una historia que protagonizaba Sarah Jewell, personaje que también tuvo su momento en Witchfinder.
En este caso tenemos a Simon Buttenholm y Honora Grant, ligados a dicha serie, aunque la historia en sí es bastante autónoma, algo que también pasaba en La casa de los horizontes perdidos, que se puede leer sin saber gran cosa de este universo, al contrario de lo que sucede en el último spin-off que leímos, La Espada de Hiperbórea, que dependía totalmente de haber leído AIDP. Aquí encontramos poco más que una mención a Edward Grey y Sarah Jewell, explicando por qué no están ahí, y un final que enlaza con otra colección, aunque se puede disfrutar sin entender la referencia.
La Sociedad Paranormal Británica tiene también algo en común con La casa de los horizontes perdidos, ambas comienzan con un misterio en torno a una persona, en aquella era un asesinato y en esta una desaparición, pero la verdad es que Roberson demuestra tener mucha versatilidad pues son relatos totalmente diferentes. Aquí nos alejamos del tono detectivesco para acercarnos al terror rural o folk-horror.
En este sentido, el tomo que tenemos entre manos puede satisfacer a los lectores habituales de Hellboy, pues logra ese tono lovecraftiano mezclado con mitos clásicos que tiene la serie principal, en este caso moviéndose más al miedo que a la aventura, eso sí.
Nos vamos a principios del siglo XX. Simon y Honora buscan a Lowell, ayudante del primero de ellos, que ha dejado de dar señales tras visitar el pueblo de Noxton. Una vez allí, los vecinos no parecen muy comunicativos ni interesados en su búsqueda, hay un festival que preparar y eso ocupa toda su atención. Si a eso unimos máscaras, cultos, piedras extrañas y alguna que otra daga tenemos todos los elementos típicos de una historia de terror rural. Al fin y al cabo este volumen de La Sociedad Paranormal Británica ni es original ni lo pretende, sino que precisamente incorpora un tipo más de terror al ya de por sí rico Universo Hellboy.
Si nos fijamos en los diferentes spin-offs todos tienen muchos elementos en común, pero a la vez todos se consiguen diferenciar en estilo. Desde detectivescos hasta bélicos, pasando por aventuras ligeras o incluso algo de ciencia-ficción, estas series pueden presumir de ser muy variadas precisamente a base de jugar con esos tópicos de cada género, pero siempre con la atmósfera característica de la colección principal. La Sociedad Paranormal Británica es la respuesta folk a esa variedad y hay que decir que está mucho mejor ejecutada que los últimos. Su historia es sencilla pero efectiva y con un final curioso.
Hay dos partes en el final que llaman la atención, una está muy bien hilada, la otra no tanto. Y es que la mayor pega que se le puede poner a este cómic es que su corta duración hace que la decisión final de algunos personajes no esté muy bien contada. La idea es buena pero falta desarrollo. Aunque por otra parte lo cierto es que los autores van al grano y, a pesar de que el cómic se lee en un suspiro, esa corta duración hace que no haya fallos. Es un cómic emocionante y entretenido.
Además cumple con otro dogma de las series del Universo Hellboy, a saber, tener un buen dibujante. Andrea Mutti lleva ya más de diez años rondando por el mundo del cómic, pero la verdad es que su evolución en los últimos años lo ha convertido en un autor a tener en cuenta. No es de extrañar que sus trabajos hayan aumentado considerablemente. Esto se puede ver con sus obras publicadas en España, Fearscape no estaba mal, sin ser muy llamativo, mientras que con Bunny Mask había dado un paso adelante muy importante tanto en estilo como en narrativa. Con La Sociedad Paranormal Británica va un paso más allá, demostrando un magistral manejo de los tiempos y las atmósferas para un guion con mucho silencio, que deja mucho peso al dibujante. También es cierto que tener a un colorista como Lee Loughridge ayuda mucho a envolver el cómic en una capa de terror.
Lo mejor
• Su apartado gráfico, a la altura de este universo.
• La historia es resultona, se diferencia del resto de spin-offs manteniendo su esencia.
Lo peor
• Su corta duración hace que algunos personajes no estén bien desarrollados.
Guión - 7.4
Dibujo - 8
Interés - 8
7.8
Paranormal
Caminando hacia el folk-horror, Roberson y Mutti consiguen otro buen spin-off de Hellboy.