El Batman definitivo
«Batman… es demasiado bueno para alguien como tú»
Resulta que Extrañas Apariciones era un excelente título después de todo. Es una clara referencia a Hugo Strange, un personaje enredado a la saga que, sin llegar a ser protagonista salvo en un par de números, se “aparece” al auténtico villano de ésta. Como Englenhart explica en el prólogo, extrañas apariciones fueron las reediciones de su obra, tan titubeantes como significativas, llegando a coquetear con el mundo del cine. Y extrañas apariciones también describe la velocidad con la que esta edición ha sido vista y no vista en nuestras tiendas habituales, a pesar del poco éxito comercial augurado para justificar la micro-financiación previa.
El dichoso nombre se refiere por supuesto a la saga principal de Steve Englehart y Marshall Rogers del tomo, la cual, pese a que el volumen incluye otras historias que también desgranaremos, es por supuesto el plato fuerte y principal, el motivo para hacerse y deleitarse con estas páginas. Una etapa a la que Juan Iglesia ya le dio un super-repaso en 2017, pero de la que intentaremos contaros nuevas virtudes entre el obligado repaso de la misma.
Aquella joven inexperta en el mundo del cómic, venerada por los amantes de DC, y auténtica prodigio del mundo editorial, Jenette Kahn, fue la que atrajo a Englehart a la Distinguida Competencia. El objetivo era darles auténtica personalidad a los miembros de la Liga de la Justicia de America, la promesa era poder guionizar Detective Comics, el resultado fueron sendas etapas para el recuerdo, aunque la segunda brilla por un factor adicional. En lugar de un por entonces ya vetusto Dick Dillin, contó con el novel y experimental talento de Rogers y la magia de Terry Austin.
No sería el único artista joven, pues en la apertura de la saga (DC 469-70) contamos con un ascendente y algo tosco Walter Simonson, al que no ayudan las gruesas tintas de Al Milgrom. Con todo y con eso es un dibujo poderoso, expresivo y que busca la perspectiva más dinámica. Con la excusa de un villano de opereta, el Dr Fósforo, tenemos un comienzo que llama a la acción, al thriller. Y sin embargo en su fantástico origen encontraremos las finas pistas del enemigo en la sombra, la realista corrupción del presidente municipal, Rupert Thorne.
También llegamos a conocer a una tal Silver St Cloud antes de que se marchara Simonson. No se saben bien los motivos, aunque es la época en que comienza a trabajar para Marvel. En todo caso, Englehart había anunciado su escapada sabática a Europa y no podía esperar a conocer el artista que continuaría sus guiones y discutir los aspectos creativos con él. Así que decide hacerle un resumen de lo que para él significa Batman y cambia el método Marvel que hasta entonces había seguido utilizando y deja escritos precisos guiones del resto del run.
Al contrario que los extraordinarios complementos de Manhunter en Detective Comics, que habían catapultado a Simonson, Rogers había rematado unos sobre el Calculador sin el mismo éxito. Pero estos le dieron la oportunidad de dibujar el DC 468, contaba con el apoyo de Julie Schwartz y al final se llevó el gato al agua. La media página que el guionista le dejó fue clave para compenetrarse con su visión. El dibujante coincidió con el back to basics de Englehart y sus descriptivos guiones le parecieron perfectos para marcar el ritmo y la atmósfera. Posteriormente confesaría que el storytelling se podía repartir en un 50% cada uno.
En el DC 471, por tanto, llega la magia. El número se abre con Thorne cual capo mafioso sentenciando a Batman como enemigo público, pero en seguida la trama se desvía hacia la vida de Bruce, que decide acudir a una clínica privada. Ésta resulta ser una tapadera para Strange que al final del cómic, oh sorpresa, descubre la identidad secreta de Batman (en aquel tiempo no era conocida por media Gotham y tres cuartos de Metrópolis, era realmente un shock). Rogers comienza a dejarnos atisbar atmósferas, juega abiertamente con la capa del caballero oscuro y saca alguna mano fuera de viñeta, pero el diseño de página aún es algo convencional.
Es en el siguiente cuando empieza a dejarse llevar y ofrecernos una narrativa de lujo, que acompaña a la historia, a la tensión de cada escena, a los sentimientos entre protagonistas. El guion no se queda lejos para llevarnos de un posible triunfo de Strange, que juega a vender la identidad del murciélago a sus enemigos, a su caída y a la tortura final por parte de Thorne. El cual, entre guionista y dibujante, termina por caracterizarse como monstruo criminal en una escena para el recuerdo.
Tras un interludio más ligero para recargar pilas, enfrentamiento con el pingüino mediante, comienza la traca con la vuelta de Deadshot (ya son dos los villanos de la edad de oro rescatados). La pelea de ambos tanto en las azoteas como en la feria de muestras (que no falte un objeto gigante, en este caso una máquina de escribir) es espectacular, pero ese final en el que Silver intuye que es Bruce el que se esconde tras la máscara, es simplemente maravilloso.
Permitidme que use el DC 475 como haría Robert C Harvey en The Art of the Comic Book (1996) para deleitarnos en lo que significa storytelling, o narrativa secuencial, que no tiene nada que ver con gustos personales o incluso capacidades pictóricas del dibujante. Y pese al protagonismo del Joker y todo lo que supuso para actualizar al personaje, divirtámonos con 2 inocuas páginas que enfrentan a Batman con Silver con motivo de la identidad secreta.
Detengámonos pues en el uso del punto de vista de cada uno de los protagonistas según el que tiene la acción en cada momento. O en esas dos viñetas horizontales para expresar la distancia que los separa. Fijémonos en el uso de los bocadillos justo antes de la primera viñeta horizontal, que nos guían a mirar de manera contraintuitiva, de derecha a izquierda la viñeta, porque es necesario para lo que se quiere contar. Seamos conscientes del lenguaje corporal y de quien termina mandando… aunque termine por derrumbarse tras la tensión.
Como dijo Rogers, 50% entre guionista y artista, como decimos la afición, 100% arte secuencial. Escenas como esa son las que permiten que el desenlace de la historia, que por cierto no es la última aparición de Strange a Thorne para dejarlo catatónico, sea tan emocionalmente intenso. El verdadero culmen de la saga es esa pelea entre Batman y Joker en los tejados, y no por el enfrentamiento entre héroe y villano, sino por la presión que supone para Silver observarlos. Eso convierte en el final a la despedida de Silver y en anécdota a Gordon comunicando a Batman que su nombre está limpio.
¡Pero se acabó aquella etapa magistral y aún nos queda más de la mitad del tomo! Al menos los dos siguientes números de Detective siguen con un Roger en estado de gracia, aunque las tintas de Giordano no sepan potenciarlo tanto como Austin. Pero el cambio radical es obviamente el de guionista, pues se incorpora ya definitivamente Len Wein. Digo definitivamente porque su finiquito con Marvel le costó un mes más de lo previsto, en el que se tuvo que tirar de reimpresión (del DC 408 para ser exactos). Por eso siempre se salta el DC 477 en las distintas reediciones de estos números. Sin embargo, este número si llegó a incluir dos páginas de prólogo y una de epílogo del tándem Wein-Rogers que son bastante significativas como enlace entre etapas. Las incluimos aquí a modo de pequeña exclusiva de Zona Negativa.
Volviendo al contenido del volumen, en los números de presentación de Clayface III, Wein se muestra más que solvente. La historia tiene su buena dosis de thriller, el origen del villano está bien justificado y el guionista no rompe con lo anterior, mostrando un Bruce enfurecido por su reciente fiasco amoroso. Es más, incluso aprovecha para ir introduciendo la que será la nueva secundaria principal cuando le toque guionizar la serie (aunque no será esta serie, ya veremos).
A continuación, tenemos dos historias del Batman Spectacular, suponemos que por incluir esa maravilla de relato de Dennis O’Neil ilustrado por Rogers, La Muerte Ataca Tres Minutos tras la Medianoche (aunque admito que tengo debilidad por esos relatos ilustrados, especialmente si derrochan talento como en esta ocasión). También se incluye una historia algo flojilla del mismo guionista, pero dibujada por el gran Michael Golden, que reintroduce a R’as al Ghul y familia.
Es de hecho O’Neil el escritor de los dos números más de Detective Comics incluidos. Finalmente sería él quien tomaría las riendas de la colección y Wein terminará con hacerse con las de Batman, como veremos a continuación y, especialmente, en el próximo volumen. El primer relato de O’Neil es de nuevo algo flojete, dibujado por el talentoso Don Newton. Cabe destacar la recuperación del Dr Moon, un villano que volvería en la etapa post Crisis de Warr y Davis con exactamente el mismo aspecto (otra conexión Newton-Davis, guiño guiño). Mientras que el segundo resulta el último tanteo de Rogers con la franquicia, pero las tintas del propio artista y quizá ya su cansancio lo lastran bastante, aunque aún nos deja alguna composición de página fascinante.
Entre medias entramos ya por fin en los números de la serie Batman publicados por la misma época. La diferencia es abismal, tanto al guion (un auténtico baile) como al dibujo. Jerry Conway ofrece villanos edadplatescos y situaciones sonrojantes, aunque es cierto que sabe combinar bien momentos de Bruce como millonario con la aventura más trepidante. Los lápices de John Calnan nos dejan alguna splash bien conseguida, pero en general es acartonado y sus anatomías dejan mucho que desear.
Podemos echar algo de culpa al entintador, David Hunt, pues tampoco sabe traducir la sutileza de Newton. El arte de este segundo se despliega en los complementos en cada grapa, los Unsolved Cases of Batman, que el tomo tiene el acierto de poner seguidos. El guion de Bob Rozakis en éstos es más elaborado, aunque algo confuso.
Siguiendo con Batman, se incorpora ya Wein para quedarse, pero parece que Englehart ha dejado de influirle… para mal. Vale que Calnan no es Rogers (aunque el entintado de Giordano lo salva bastante) pero la historia de presentación en la serie es muy pasable. A continuación, recupera a Mr Freeze y en la última historia del tomo a Blockbuster, pero las aventuras, si cabe, son todavía peores, ridículas a más no poder. Las comparaciones son odiosas, pero es una pena cómo se cierra el tomo viendo tal cómo empezó.
La edición está bastante bien, se incluyen las portadas originales, la gran mayoría del imbatible Aparo (aunque tampoco está para tirar cohetes, seamos honestos), al principio de cada historia y, al final, las portadas que realizó Rogers para la primera reedición de su etapa en los Shadow of the Bat (que fueron las que usó Zinco para sus Clásicos DC). Como decía al principio, también incluye una introducción del propio Englehart.
En conclusión, la primera parte del tomo vale de sobra su adquisición, mientras que la segunda incluye muchísimo material nunca publicado (o de aquella manera) en nuestro país. La calidad media es ciertamente de notable alto y nos da curiosidad por ver lo que siguieron desarrollando O’Neil y Wein (que irá a mejor, prometido) a partir de entonces. Nos veremos pues por aquí para contároslo.
Lo mejor
• El tandem Marshal y Rogers.
• El material rescatado.
Lo peor
• No todo el tomo es maravilla
Tengo que decir que no había catado nada de esta época de Batman y el tomo me ha encantado. Con historias mejores y otras no tanto, pero el regusto general es bastante bueno. En los siguientes tomos el nivel sube/baja/se mantiene? Que no está la cosa para muchos experimentos con lo que cuestan
Si dejamos a parte los números de Rogers y Engelheart (que son lo mejor del primer tomo), el nivel es similar.
Bueno, yo diría que el nivel de O’Neil y Wein mejora, porque le van cogiendo el tranquillo a las colecciones. Newton es una maravilla y Novick no está nada mal. Pero claro, el segundo tomo no tiene Englehart-Rogers…
Sabés que una vez más lo conseguiste Enrique? Creo que leí 3 o 4 veces esos números de Englehart-Rogers y no entendía que tenían de especiales, no comparando con postCrisis, sino con números de casi una década antes, los de O´Neill-Adams, porqué eso de «el Batman definitivo» o que tenía que ver con TAMS. Pero ahora viendo el nivel de detalle, de arte secuencial como remarcas…me compraste de vuelta.
Gracias Dr! Y hay mucho más que no quise meter pero, como dice Drury, la retahíla de conceptos de Edad de Oro que devuelve al personaje de manera moderna es de traca. El mismo Joker es un homenaje a su primera historia que me gusta mil veces más que lo último de King-Gerards
Enhorabuena por la reseña. Puntos muy fuertes el análisis secuencial y la inclusión de esas páginas olvidadas en todas las reediciones, algo que nunca he entendido…
Si lo tuyo es un cómic de Ghostmaker, esto no es para ti. Es otra época con otra narrativa y otra estética.
El Batman Definitivo no es definitivo porque sea el mejor, sino porque es quintaesencial. Como recoge elementos, resumen, moderniza y sirve de trampolín para nuevas historias. Es como un libro de estilo.
La historia de Ra’s con Golden es de mis favoritas. O’Neil se divertía con el personaje y Talía … Era la mejor novia que podía tener en esa época.
Conway tira de sus juguetes previos y hace una historia solvente, especialmente la de Araña Negra, aunque Calnan la lastra. El despunte de Deadshot fue apagando a este antihéroe.
Len Wein va de más a menos. Se verá más en el segundo tomo. Tiene muy buenas ideas, varias innovaciones (Selina como relación sería, creación de Lucius Fox, primera aproximación trágica/romántica de Frío, recuperación de varios villanos, creación de nuevos personajes…) pero no bien ejecutadas, con lo que sumado al dibujo esquemático y acartonado de Novick da unos resultados muy irregulares.
Nada que ver con Don Newton, que salva guiones surrealistas como el de Rozakis. Y lo que mejora el chico en el segundo tomo…
Saludos!
Muchas gracias Drury. Lo de estas páginas perdidas es un poco crimen, si hasta es cuando Batman se entera de que Strange ha muerto!
Lo que no estoy de acuerdo es que Wein va a peor en el segundo tomo. Al menos comparado con los dos capítulos finales de éste. Se va gustando y va mejorando, lo que pasa es que sigue tirando de conceptos muy locos y Novick no es Newton. Este último, efectivamente, pega subidón, es un gustazo.
Gracias por la mención, Enrique.
Una gran reseña para una etapa maravillosa y decisiva.
Que me lo digas tú es doble halago, gracias a ti!
Hombre! Por fin alguien menciona, aunque sea de forma solapada lo de Alan Davis con Don Newton.
Años, años y más años con artículos y entrevistas en que siempre se mencionaba a Neal Adams como la principal influencia de Alan Davis, y cuando descubrí estos Batman de finales de los 70 dibujados por Don Newton me quedé con el culo torcidísimo. El Alan Davis de mediados de los 80 es literalmente un calco de éste Don Newton….(caras, manos, anatomía…).
Pero bueno, tampoco Brian Hitch suele mencionar a Alan Davis entre sus influencias XD XD XD. De verdad, cómo somos.
Y espera al siguiente tomo, q el parecido es aún más palpable
El comentario lo he hecho precisamente después de ojear en la tienda el segundo tomo. El shock lo tuve hace años, cuando planeta lo publicó en B/N y ojeando un tomito vi episodios que parecían dibujados por Alan Davis, lo que por fechas no cuadraba, y cuando fui a los títulos de crédito, tachaaan: Don Newton.
Solo digo que ser agradecido es de bien nacido y algunos autores parecen empeñados en ocultar o minimizar sus verdaderas influencias, supongo que porque les da la sensación de que les quita mérito, no sé.
Enrique están desactivados los comentarios del Sombra de Batman 2
Yata, gracias