El Batman terrenal
«Viejo amigo, ha sido una de las mejores noches de mi vida»
Muy entretenido el tercer tomo de esta saga que estamos disfrutando a marchas forzadas, para el que subscribe mejor que el anterior. En la cabecera de Batman se marcha Len Wein a la chita callando (quizá sobrepasado por sus crecientes tareas como editor en una DC que entraba en los vertiginosos 80) y entra Marv Wolfman (otro de los famosos enfados con Shooter que acababa en la Distinguida Competencia… total ¿Qué iba a hacer? ¿Crear un grupo capaz de competir con Marvel? ¿Revolucionar la vetusta DC?).
Y en la multihistorieta de Detective Comics nos dejará Dennis O’Neil (éste sin embargo emprendía el camino contrario y se marchaba a Marvel durante 6 largos años) y entra Gerry Conway, el “chico” para todo de la editorial (atención que, siguiendo su costumbre, nos dará grandes creaciones). Muchos cambios, pues los mencionados no son los únicos, y, sin embargo, cierta estabilidad. Argumentos menos estrafalarios, tramas más pegadas al suelo, un Batman humano y… hasta risueño.
Empezamos por la historia principal (no siempre será así) de Detective, precisamente en un número al que no llega O’Neil y le substituye Cary Burkett. El que no falta, gracias a Kirby, es Don Newton (entintado por Dan Adkins) que sigue siendo el mejor de todos los dibujantes del tomo con diferencia. Sus cuerpos se mueven con gracilidad, sus composiciones de página son variadas en pos de una narrativa directa… pero lo mejor son sus rostros, diferentes, reales, honestos, con esa languidez de ojos tan característica.
Burkett por su parte crea una historia interesante, que despierta la curiosidad y, aunque abuse un poco de la credulidad del lector, deambula por la senda del Batman detective. Al igual que O’Neil a su vuelta, en los dos siguientes números, con el mismo equipo artístico. Aunque las asociaciones de pistas sean algo rocambolescas, no se puede negar que Batman sigue usando la cabeza para hilvanarlas. La historia, por cierto, cierra la venganza por el asesinato de Kathy Kane, con Sensei, Al Ghul y Talia implicados.
Sigue el mismo conjunto creativo para la vuelta de Maxie Zeus (aquí la labor de investigación es si cabe aún más complicada), pero cambiamos de equipo dentro del mismo número. Nos trasladamos a las historias de Batgirl que contenía la cabecera porque se van a convertir en el foco de atención. Éstas estaban a cargo del mencionado Burkett, mientras que la parte artística correspondía a José Delbo, entintado por Joe Giella y coloreado por Gene D’Angelo.
Como decía, la historia es tan resultona que consigue la primera posición al número siguiente de Detective (ya vamos por el 492), con lo que continúa Burkett (O’Neil nos abandona definitivamente) pero le ascienden a ser llevado a viñetas por Newton. La verdad es que Delbo, aunque le lastra cierto acartonamiento, no estaba mal, sus sombreados generan mucho más contraste y sus rostros son definidos y expresivos en su justa medida. Pero es que Newton estaba en la cresta de su propia ola.
Lo mejor de este relato en tres partes es la reflexión sobre dónde residen la verdadera justicia, la heroicidad y los miedos. Y para los lectores más juveniles dosifica las necesarias muestras de combate, peligro y tensión. Esto le valdría al guionista quedarse durante un número más y subir las apuestas al Acertijo, e incluso crear un nuevo héroe para la ocasión, Swashbukler (algo así como Bravucón). Pero pese a darle incluso un pasado enraizado en la editorial, pues es el sobrino del Vigilante original, es de esos personajes olvidados que nunca volvió a aparecer.
Como Burkett, que al siguiente número es substituido por Michael Fleisher. La verdad es que el nuevo se reinventa un personaje buenísimo, el Doctor Crimen (creado en la Edad de Oro por Finger y Kane), un médico que lo mismo te plancha una camisa que te fríe un huevo. Como trabaja tanto para los bajos fondos como para la élite de Gotham, conseguirá incluso apreciar el secreto que esconde el Hombre Murciélago. Newton sigue imbatible, aunque le entinta Bob Smith en el primer número de esta historia y Frank Chiaramonte en el siguiente, algo más toscos que Adkins.
Fleisher se ha ganado el puesto y continúa en DC 496, en un trepidante y, por supuesto, detectivesco thriller con la vuelta de Basil Karlo (de la Edad de Oro, para entendernos), el primer y genuino Clayface. Una historia que se beneficia doblemente del arte de Newton (con Adkins de vuelta, además), pues los rostros son indispensables, colándose incluso alguna que otra magnífica caricatura del séptimo arte. Sin embargo, ni por esas, otro guionista que se marcha para dar entrada definitivamente, ahora sí, a Gerry Conway. A partir de este número precisamente, la cabecera volvía a tener menos páginas y menos historias, la principal y la de Batgirl, que resistía el recorte.
Antes de eso, el tomo nos deja un bocado del recién llegado a la editorial y llamado a hacer historia, Marv Wolfman, en la cabecera de Batman (números 328 y 329). Con portadaca de Joe Kubert el primero y Jim Aparo el segundo e interiores de nuestro conocido Irv Novick. Hablando de portadas, las de los números previos son en su mayaría buenos trabajos de Aparo, alguna de Ross Andru y Dick Giordano. Muy de la época, reflejando el momento cumbre del interior de la grapa y con diálogos en muchas ocasiones.
Pero a lo que yo iba es a la portada del tomo, algo confusa. Se trata de la icónica del número tres de Untold Legend of the Batman, por el incomparable José Luis García-López, miniserie de la misma época que los cómics que os contamos pero que no está incluida en el tomo. Lo cual también es extraño porque pegaba bastante por el tono y al ser de Wein y Aparo.
Movidas aparte, como comentábamos, entra Wolfman con una historia muy enrevesada pero bien llevada, con aspectos olvidados (otra vez más, de la Golden Age) hasta entonces de Dos Caras. Un Harvey Dent que se muestra más frágil que de costumbre y al que vemos por vez primera intentar volver a la cordura. Wolfman aprovecha los secundarios dejados por Wein y también mete alguno propio, aunque sin tanto éxito como el del subalterno Fox. También hay una historia de complemento con Newton en la que Wolfman escarba en el pasado de Gordon. Desde luego, entra pisando fuerte.
Volvamos sin embargo a Detective Comics, donde también se estrena Conway a la brava, homenajeando a nada menos que Will Eisner, para lo que contar con Newton sin duda ayuda. Es por tanto una historia cerrada, de perdedores, involucrados sin quererlo en una historia algo más grande de un gánster sin escrúpulos, que acaba sufriendo el peso de la ley… del murciélago.
El nuevo guionista le coge el gustillo y en los dos números siguientes despliega una historia con tintes reivindicativos para la vuelta de Blockbuster, al que dejamos ahogado en el final del primer tomo. Un muy bien llevado relato de abusones sin escrúpulos por ascender al poder y trabajadores humildes que aceptan cualquier mano amiga. Nuevo villano que se nos pasa al lado de los ángeles.
Y ya nos volvemos y quedamos para el resto en la cabecera Batman (del 330 al 335), donde Wolfman y Novick (entintado por Vince Colleta) nos llevarán a través de una larga saga (para entonces), la cual da nombre al tomo. Hay que aclarar que fuera de toma (en los complementos del DC 495 que no se incluyen en esta compilación), Robin había dejado los estudios, algo que se verá reflejado a lo largo de toda la historia y en otra colección que el guionista acaba de estrenar, una tal New Teen Titans.
Los dos primeros números no pertenecen oficialmente a ese “Asunto Lázaro” pero en ellos ya se despliegan los inicios de las tramas que nos llevarán de lleno a tal embrollo. En el primero se sigue indagando en los tejemanejes del hijo de Lucius, algo que se quedó colgado tras la marcha de Wein, y aparece sospechosamente por allí Talia, con veladas intenciones. En el segundo aparece por primera vez el Electrocutor, que posteriormente traería cola en la serie del Vigilante.
A partir del 332 sí que comienza la mentada saga en cuatro actos; tenemos a Lucius encamado tras el ataque de una banda de descarriados a la que parece pertenecer su propio infante, a Talia peleando contra Robin por el corazón del Hombre Murciélago, la vuelta de mi villano favorito Volstag Falstaff, y hasta se asoma por ahí el regreso de Catwoman (que se lleva un chasquete amoroso). Pero lo que se empieza a intuir y será incrementando toda la saga, es un Ra’s Al Ghul más cruel que nunca.
Como en toda buena aventura de la Cabeza del Demonio (y esta lo es), habrá cambios de localizaciones a nivel mundial (Suiza, China…), ejércitos temibles (en este caso de mutados gigantones), tecnología alucinante (demasiado) y traiciones de Talia para cada uno de los bandos. Además, se irán sumando a la contienda los mencionados Robin, Catwoman y de nuevo King Faraday se pasea por la colección.
El punto negativo es que, acudiendo a los originales en busca de más información, caí en el detalle de la omisión de historias clave para la trama. Es decir, si al leer la edición de ECC os sentís despistados porque aparecen personajes de la nada, no es culpa de Wolfman. Se nos han birlado un par de complementos de los números 332 y 333 del propio guionista, con Newton y Novick respectivamente, en los que se explica la implicación de Robin, Catwoman y Faraday en detalle.
En todo caso, el último capítulo de la saga es de infarto, cuando la Fosa de Lázaro cobra verdadera importancia y se convierte en la fuente de vida y sufrimiento para un Al Ghul literalmente en llamas. Tras un final bondiano, con estallidos de foso e isla secreta incluidos, nuestro héroe regresa a Gotham para reconciliarse con su pupilo.
Como espero haberos transmitido, un volumen muy entretenido. Con historias que dan ganas de terminar y empezar la siguiente. Con artistas entregados, comandados por un Newton imbatible. Con un Batman inteligente, preocupado de los suyos, que muestra cierta fragilidad y hasta simpatía. Con enemigos que comenzaban a mostrar que no eran sólo contrapartidas para la ocasión, sino también personas, y el Caballero Oscuro las podía salvar. Un tomo que, tal como está la cosa, poco va a durar en las estanterías… ¡corred insensatos!
En anteriores entregas:
La Sombra de Batman 1
La Sombra de Batman 2
Lo mejor
• Newton.
• Un Batman detective.
Lo peor
• La falta de ciertos complementos.
Gracias de nuevo por estas reseñas Enrique. Yo de momento voy por el segundo tomo y lo estoy gozando.
He conseguido todos los tomos (4 de librerías + 1 de Cf) a muy buen precio y estoy encantado.
Si continúas con el resto de la colección, iré comentando mis impresiones.
Un saludo y felices fiestas!
Gracias Xlin! El cuarto lo reseño seguro que también lo tengo. El quinto… recemos a Newton