¿Puedes leer?
Gian-Alfonso Pacinotti es un historietista y director de cine italiano nacido en Pisa en el año 1963. Firma sus cómics como Gipi. Su debut en el mundo del cómic se produce en el año 2003 con la obra Exterior noche (Sins Entido). Casi toda su obra se encuentra publicada en nuestro país, destacan obras como El local (Sins Entido), Apuntes para una historia de guerra (Sins Entido), S. (Sins Entido), Mi vida mal dibujada (Sins Entido) y unahistoria (Salamandra Graphic). Durante su trayectoria ha sido premiado entre otros con el Goscinny y el Fauve d’Or al Mejor Álbum en el Festival de Angulema. Ha dirigido la película L’ultimo terrestre.
El planeta parece haber sido arrasado por los elementos y por la locura de los pocos hombres que quedan. En un ambiente hostil, un padre cría a sus dos hijos a su manera, mediante una pedagogía dura, sin una pizca de ternura, transmitiendo lo que él cree que es esencial: la capacidad de sobrevivir, incluso aplastando a los demás si es necesario.
La tierra de los hijos es una historia de supervivencia en un futuro cercano en una tierra pos-apocalíptica. Un género y un planteamiento visto en infinidad de ocasiones, pero Gipi consigue ir un paso más allá de las típicas historias que surgen de estos planteamientos, sobre todo en la primera parte de la novela gráfica. Estamos ante un libro sin concesiones, duro, honesto y terrible, de esos que tras su lectura tienes que tomarte un tiempo para volver a respirar porque te ha golpeado en el estomago. Algo que es marca de autor, sus historias siempre nos muestran la realidad de manera cruda sin ningún edulcorante. La ventaja de ésta sobre el resto es que estamos ante una historia más redonda y mejor estructurada, que no avanza a trompicones como sucede con otras obras suyas. Y sin embargo no consigue ser redonda del todo, sobre todo porque no se atreve a romper con las convenciones del género.
Es una historia de género, y como tal, respeta los lugares comunes que tienen este tipo de historias: no se sabe el porqué del apocalipsis, hay tribus de humanos que han descendido hasta convertirse en salvajes, los protagonistas son solitarios y duros hasta que alguien les hace mostrar sus sentimientos, aparecen mutantes, etc… Todo eso lo encontramos en muchas historias, sin embargo lo que hace distinta a esta es la relación paterno-filial, lo duro de la historia y la reflexión sobre la sociedad en la que habitamos pero sobre todo el dominio del lenguaje del cómic del que hace gala Gipi. Es una obra en la que no hay textos de apoyo, ya que todo se cuenta mediante el dibujo.
Como en casi todas sus obras los protagonistas son adolescentes que viven en un entorno hostil, en este caso el más hostil posible. Otra de las características que comparte con el resto de su obra es que básicamente es una historia masculina, que mira al pasado y donde se produce la pérdida de la inocencia de sus protagonistas obligándolos a crecer y a completar su proceso de madurez en las condiciones que les ha tocado vivir.
La presencia de la religión es una constante en La tierra de los hijos, no solo por el título y la frases extraídas de la Biblia, sino que el padre de algún modo es como la figura de Dios, que lega un libro con reglas pero que los hijos no pueden leer. El libro se convertirá en la pieza básica de la historia y en la forma que el padre tutela el paso a la madurez de sus hijos. Incluso se acaba convirtiendo en una especie de Biblia que dará comienzo a nueva religión trasformando el Apocalisis en Génesis. El libro, por otra parte, también simboliza la importancia de la lectura y la cultura para poder elegir por uno mismo y no dejarse tutelar por otras personas de intereses ocultos.
En el apartado gráfico, Gipi se aleja del color de otras de sus obras, dejándonos un dibujo puro y desnudo de todo artificio, ya que estamos ante una historia que pide blanco y negro. Narrativamente es soberbia dejando todo el peso de la narración en el dibujo prescindiendo de casi todos los textos, demostrando un perfecto control del tempo de la historia sabiendo cuándo acelerar y cuándo parar. La composición de página es muy sencilla con tres tiras por página y nunca superando la seis viñetas en cada una. Sus personajes son muy expresivos y están muy bien caracterizados. Gipi dibuja toda la novela gráfica con un trazo nervioso y con líneas muy finas, jugando con las luces y sombras y brillando sobre todo en las escenas nocturnas. Gráficamente es una novela gráfica que parece una mezcla entre un manga y los autores más renombrados del fumetto.
La edición de Salamandra Graphic es de calidad, con un papel de buen gramaje que impide que se transparente aunque la reproducción no es todo lo buena que debería. Es una suerte que hayan cogido el testigo de Sins Entido y continúen publicando los autores que nos traía esa editorial.
La tierra de los hijos es para mi gusto la mejor obra de Gipi hasta la fecha, pero con él siempre me queda la sensación de que podría dar un poco más si se soltara del todo. Una historia que trasciende el género para hablarnos del proceso de madurez que a todos nos toca experimentar y además de una reflexión sobre la sociedad en la que vivimos.
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Dura
Gipi nos trae una historia de esas que te agarran y te dejan sin palabras.
Me recordó un poco a «La carretera» de Cormac McCarthy. Gipi intenta que sea muy conciso, muy crudo, sin ningún adorno ni nada gratuito, pero me resultó, quizá por eso mismo, algo pobretón. Quizá su dibujo no sea lo bastante rotundo para el estilo seco y contundente que parecía buscar. A mi juicio, salva los muebles por ese montaje y planificación que tan bien se le dan al italiano, pero me sigo quedando con trabajos anteriores suyos, como «Local» o «Apuntes par una historia de guerra».
Le falta algo para ser redonda. Pero no sabría decir que.