Gilead. Baronía con un sistema político medieval pero de costumbres propias del Western estadounidense que gobernaba con justicia gran parte del amenazante Mundo Medio. Mucho nos ha dicho
Pero ¿Qué sabemos realmente de Gilead? Más bien nada. Como siempre ocurría en las novelas de La Torre Oscura, éstas se preocupaban más por narrarnos el presente en el que discurría la trama principal, viajando al pasado única y exclusivamente cuando esa trama lo pedía a gritos (como en la Cuarta Novela, Mago y Cristal, que transcurre casi toda en el pasado) pero apenas revelando destalles del mismo. Y es que, estábamos ante una historia, la que conformaba Mundo Medio, tan rica e importante para los sucesos que transcurrían en el presente que, cuanto menos supiéramos de ella mejor.
Afortunadamente, los cómics de La Torre Oscura, contados siempre en orden cronológico, subsanaron ese defecto que no era tal, y en su tercer volumen decidieron dejarnos ver Gilead por primera vez, enseñándonos de paso un poquito de su sistema político.
El tomo comienza con el regreso a casa de Roland Deschain, Cuthbert Allgood y Alain Jones tras su peligrosa misión en Hambry y su aún más peligrosa huida de dicho pueblo infectado por traidores y seguidores de John Farson, el Hombre Bueno.
Se les recibe como héroes sí, pero en un contexto de ciudad que se prepara para la guerra, por lo que dicha medalla es más bien una ominosa carga que un regalo, pues pronto tendrán nuestros protagonistas que volver a demostrar por qué son merecedores de sus condecoraciones, sin apenas tiempo para descansar.
Seremos testigos de la reunión de Roland con su madre, a quien éste desprecia por haberte caído en los brazos de Marten, hechicero consejero del trono de Gilead ya revelado como traidor y huido de la baronía, y del estoico sufrimiento de Steven, padre de Roland que a pesar de darlo todo por su pueblo y su gente, ve como cada día que pasa, la felicidad suya y de los suyos se le escapa de los dedos como arena del desierto.
Por otro lado, por fin pondremos cara a Vanay, filósofo de la corte, y conoceremos un poquito más de Cort, instructor de tantos pistoleros de la última era de estos, mostrándosenos una cara más dulce de este personaje que la que vimos en el primer volumen, en el que tan sólo pudimos ver lo que supone retarle para ganarse los revólveres de madera de sándalo.
Conoceremos también a un personaje que nunca apareció en las novelas, pero que a partir de aquí será de gran importancia en su adaptación a las viñetas. Me refiero a
Por último, dentro de este volumen encontramos un número especial, titulado “El Hechicero” en el que nos adentraremos un poquito más en
Afortunadamente, estos cómics aportan detalles nuevos sobre Marten, sobre La Torre Oscura, Gilead y otros aspectos de la obra que nunca conocimos, pero sin que esos añadidos destripen la novela o aquello que King nunca nos quiso contar.
Isanove y Lee, hacen como siempre unas labores de coloreado (Isanove) e ilustración (Isanove y Lee) que sólo puedo calificar de excelsas, mostrándonos una Gilead oscura y deprimente, lejana de lo que fue en otros tiempos, pues su caída se avecina, y es inminente, y nada podremos hacer para pararla.
Esta obra es más de transición, llegando el plato fuerte en lo que se avecina en los dos volúmenes siguientes, pero no por ello es menos recomendable.
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Excelso
Richard Isanove, Jae Lee y Peter David narran la funesta llegada a casa de Roland Deschain y su Ka-Tet.