La última historia de los Vengadores

 

Edición original: Marvel Comics – noviembre, diciembre 1995
Edición España: Comics Forum – octubre, noviembre 1996
Guión: Peter David
Dibujo: Ariel Olivetti
Entintado: Ariel Olivetti
Color: Ariel Olivetti
Portada: Ariel Olivetti
Precio: 625 pesetas (miniserie de dos números en formato prestigio de cuarenta y ocho páginas cada uno)

 

Los personajes de la industria superheroica viven envueltos en un constante ciclo de “disolución y renacimiento”. Ya sea en la forma del regreso a los orígenes, ya por obra y gracia de un reseteo (total o parcial) las principales marcas parecen vivir en una particular versión del día de la marmota, en la constante repetición de lugares comunes y en el mantenimiento de un statu quo conformado por determinados escenarios, secundarios, definiciones y motivaciones. Sólo la supeditación de la ficción “tebeística” al cine, la televisión o los videojuegos ha traído consigo cambios en las franquicias. Estas modificaciones han causado la desazón de una afición veterana que ve con malos ojos que los comics deban adaptarse a otros medios. Este sector crítico parece olvidar el hecho de que estamos ante un negocio y como tal, impera en él el ánimo de lucro, pero esto es debate para otro día. Centrándonos en el ámbito del papel impreso, baste decir que hasta ahora, las únicas posibilidades de ver un atisbo de evolución en estos personajes han sido bajo la socorrida fórmula de la historia alternativa o “imaginaria”. Los Elseworlds de DC o los What if? de Marvel servían para contar aventuras de difícil encaje en continuidades que requerían y exigen una presencia sin término en el mercado. Quizá por ello, muchas de las historias narradas bajo estos sellos planteaban finales permanentes y, a decir de los críticos, frecuentemente aciagos. La miniserie de la que toca hablar hoy es un buen ejemplo de ello

La última historia de los Vengadores es un producto que se explica perfectamente en el contexto del tiempo en el que vio la luz (formato de amplia implantación, ilustración pictórica) al tiempo que se anticipa a una serie de proyectos en los que la casa de las ideas presentaba las últimas historias de sus principales personajes (con la lapidaria etiqueta de El fin). Los responsables de la miniserie serían Peter David (en pleno auge de su popularidad, gracias a su labor en Hulk y Factor-X) y Ariel Olivetti, un ilustrador argentino que con este trabajo desembarcaba en el proceloso mercado estadounidense. Juntos dieron a luz un relato final de los héroes más poderosos de la Tierra que, hay que adelantarlo, es también una buena historia de la franquicia vengadora.

Pongámonos en situación: en un futuro más bien próximo, las sempiternas luchas entre superhéroes y supervillanos parecen finiquitadas. Los antiguos justicieros están retirados, desaparecidos o difuntos y sus adversarios no parecen estar en mejor estado. La justicia, la demencia o la muerte (sancionada oficialmente) han hecho presa en ellos. Sin embargo, no hay recompensa para quienes han militado en el bando de los justos; la madurez biológica ha hecho aflorar el coste de las habilidades superhumanas y algunas victorias se han obtenido a un alto precio. Física, psicológica, económica y anímicamente la parroquia empijamada en general –y la vengativa en particular- está pasando por horas bajas. Hay una nueva generación de personas poderosas, pero no todas tienen especial interés en seguir los pasos de sus predecesores: unos buscan la fama; otros sirven a la ley vistiendo el uniforme; otros han abjurado del uniforme. Por eso, cuando un retirado Henry Pym recibe la visita de la quincuagésimo novena iteración de su “hijo” Ultrón (con un nuevo desafío mortal) decide reluctantemente volver a reunir un equipo de Vengadores.

Cada tomo de la miniserie presenta dos momentos separados de la historia general. En el primero, se anuncia la batalla que habrá de desarrollarse en el segundo, presentando la amenaza y aportando la excusa para que la afición lectora recorra junto a Hank Pym esta nueva y envejecida versión del universo marveliano. La búsqueda de nuevos vengadores sirve para que conozcamos algo más del destino de los antiguos. Pocos, casi ninguno, han tenido un final feliz. Bien podría ser el momento ideal para que los viejos enemigos asesten el golpe de gracia, pero tampoco hay excesivas alegrías en ese lado del tablero. Las alianzas de Ultrón con otros antiguos (o quizá no tanto) enemigos del grupo como Kang o el Segador son, cuando menos, inestables. Las tensiones y planes ocultos de ambos bandos explotarán durante un combate bronco, sangriento y muy alejado de los coloridos intercambios de rayos propios del género.

Peter David vuelve a demostrar una vez más su versatilidad y su talento como escritor, demostrando un sobrado conocimiento de la franquicia vengadora. Con buen criterio, deja de lado a los pesos pesados –Capitán América, Hombre de Hierro, Thor- y se centra en los avatares de otros miembros ilustres, como el mentado Henry Pym (en aquellos días el Doctor Pym) o la Avispa. Su presencia protagónica es casi obligada, si tenemos en cuenta que Ultrón es uno de los oponentes principales. Este trío, a su vez, lanza puentes de parentesco hacia otros personajes fundamentales en la historia de los Vengadores: Visión, Mercurio, la Bruja Escarlata, el Hombre Maravilla… aquellos miembros que tenían o generaron un vínculo familiar y dieron pie a varias historias memorables en la serie regular. Un trabajo marca de casa Peter.

Por su parte, Ariel Olivetti aporta el estilo de dibujo que le ha hecho célebre durante estos veinte años: ilustración y figuras un tanto sobredimensionadas que, en esta ocasión, no presentan músculos hasta en el carnet de identidad, sino los efectos del inevitable paso de los años: sobrepeso, tripa cervecera, calvicies varias, arrugas diversas… Una auténtica visión crepuscular de quienes otrora fueran los héroes más poderosos de su Tierra.

En conclusión, tenemos una miniserie que contiene una historia que mantiene su fuerza a pesar de los años y de las lógicas evoluciones de la franquicia a la que daba un hipotético final en estas dos décadas.