Portada La voz del oráculo, de Liv Strömquist

Edición original: Pythian pratar (Norstedts, 2024)
Edición nacional/España: La voz del oráculo (Reservoir Books, 2025)
Guion, Dibujo y Color: Liv Strömquist
Traducción:: Alba Nerea Borja Pagán
Formato: Cartoné. 248 páginas. 22,90€

Felices por obligación programada.

«Cualquier imbécil puede ver que hacer sentir a las personas que no son lo suficientemente guapas o que no disfrutan lo suficiente de la vida esconde un enorme interés económico.»

Hace unos pocos días hablaba con Igor y Sergio, dos queridos amigos que además son parte de esta santa casa, sobre como en los últimos años hemos visto como para poder ir a un concierto, celebrar una fecha señalada en un lugar de moda, hacer una escapada de fin de semana o incluso ir a un estreno cinematográfico se ha convertido en algo que no se puede hacer en el último momento porque resulta imposible encontrar un hueco si no lo has reservado con meses de antelación. Estuvimos un buen rato divagando sobre los motivos que han llevado a esta situación en la que algo tan libre como debería ser el ocio se ha convertido en algo planificado con meses de antelación, pasado de ser algo que nos hace felices por resultar una sorpresa inesperada en nuestra rutina diaria a una obligación. Esa obligación por parte de la sociedad neoliberal en la que vivimos de ser felices junto con la obsesión por priorizar nuestro propio bienestar son algunos de los temas centrales de La voz del oráculo, el nuevo cómic de la sueca Liv Strömquist (Lund, 1978) recién publicado por Reservoir Books en castellano y por Editorial Finestres en catalán. Una figura esencial del cómic mundial que sabe sacar un enorme provecho al medio como herramienta para analizar y criticar la sociedad actual. Un análisis pormenorizado que hemos podido ver en obras como El fruto prohibido, No siento nada, La sala de los espejos o Astrología liviana que han abordado desde una necesaria óptica feminista no exenta de humor, pero con una exhaustiva documentación, temas como el sexo femenino, el amor o la belleza. En esta ocasión sus lucidas críticas se centran en el excesivo culto al yo de las sociedades modernas que han hecho que mantener la salud a toda costa y pasarlo bien sean las obligaciones que dan sentido a toda nuestra existencia.

Gurús de redes sociales, libros de autoayuda, presentadores cuñados… todo el mundo parece tener una serie de consejos para garantizar el éxito y la felicidad aprovechándose de la obsesión de las sociedades contemporáneas por la felicidad, el bienestar y el desarrollo personal siempre desde una visión mercantilista producto de mundo ultra capitalista en el que vivimos. Como ya hemos visto en otros temas que ha abordado en sus anteriores obras Strömquist bucea en la historia de la humanidad para tratar de comprender las causas que provocan que haya personas que necesiten que alguien les diga qué hacer y esa sensación de tener que monitorizarlo todo abordando en el proceso temas existenciales como el miedo a la muerte o el sentido de la vida. Aunque lo hace desde la sátira siempre lo hace con una profusa documentación apoyándose en esta ocasión en figuras como Zygmunt Bauman, Slavoj Žižek, Eva Illouz, Byung Chul o Jacques Lacan, entre otros.

Como es habitual estamos ante una obra que sabe equilibrar con habilidad la mordaz sátira con una parte muy didáctica de forma que tenemos un ensayo en forma de cómic muy accesible y amena. Aunque a lo largo de sus páginas se exponen muchos argumentos para desmontar los discursos de muchos de esos supuestos gurús pasado y actuales que solo buscan alimentar su ego, pero Strömquist en ningún momento cae en la tentación de juzgarles o ridiculizarles dejando las respuestas a las preguntas que plantea para los lectores.

Aunque Strömquist no tiene un estilo gráfico preciosista y minucioso sí que resulta tremendamente efectivo y funcional a la hora de transmitir la información que precisa. Al tratarse de un ensayo en forma de cómic resulta menos árido que si fuera solo texto gracias al añadido a toda la parte teórica que suponen las imágenes y el muchas veces caustico sentido del humor que ya es parte de su personalidad como autora. Que el trazo y el estilo gráfico sean sencillos no significa que la obra no aproveche las posibilidades narrativas del medio ya que ha varios momentos realmente brillantes como la escena en la que se explica cómo las compras digitales no sirven para ahorrar tanto tiempo como creemos o las páginas mudas que cierran el libro.

Tras la relativa decepción que fue Astrología liviana en La voz del oráculo nos volvemos a reencontrar con la Liv Strömquist más brillante y mordaz en una obra que nos da las herramientas para mirar con otros ojos a los charlatanes que nos aconsejan sobre cómo conseguir el éxito y la felicidad, siempre a cambio de dinero claro. Cómo ya es habitual estamos ante una obra tan interesante como divertida que nos hace replantearnos muchas cosas sobre la sociedad en la que vivimos. Autoras como la sueca son las que hacen falta para que el cómic salga de ese gueto en el que muchos quieren meterlo y llegar a lectores que no son los habituales, algo realmente muy necesario para garantizar el futuro del medio ampliando la base de lectores.

Lo mejor

• El medido equilibrio entre el sentido del humor y la parte más teórica.
• La capacidad de la autora para retratar algunos de los males de nuestra sociedad.

Lo peor

• El dibujo no es el más llamativo del mundo y puede alejar a algunos lectores llenos de prejuicios.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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