La Voz Personal

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    Hace dos semanas veíamos como cualquier tipo de dibujo contiene, desprende y transmite contenidos emocionales desde su trazo y por su trazo. Desde su particular manera de representar la realidad.

    Auladell/Ponent

    A la semana siguiente nos deteníamos en una escenas de 52 para ver hasta qué punto esos contenidos emocionales podían contravenir a los sugeridos por el argumento en un momento dado y, así, neutralizar el impacto de una determinada secuencia.

    A raíz de eso, Josep Rom apuntaba lo siguiente:

    “Cuando hablamos de estética en relación a los cómics nos referimos al resultado de la suma de: argumento, narración, registro escrito, puesta en escena y calidad del trazo.

    La armonía entre estos elementos produce una obra “redonda”. Pero la calidad del trazo no siempre coincide con el resto de los elementos de un cómic. Por ejemplo, ¿podría Hergé dibujar historietas de amor? Lo dudo. ¿Podría Kirby dibujar Tintín? También lo dudo. ¿Podría cualquiera de los dos dibujar la escena comentada de “52″? Poder, podrían, pero el resultado no nos parecería mejor que el de Nauck.

    La significación del trazo no es gratuita. El dibujo “configura” una “realidad”, una realidad que nos fascina por la capacidad del dibujante de (re)presentar lo que no existe, pero esa realidad –en el caso de los grandes dibujantes como Hergé o Kirby– nos fascina porque en ese cómic las “normas” y las “leyes” que rigen ese mundo de ficción nacen del trazo. Por eso estos autores sólo podían realizar un tipo de relatos.

    En una industria como el cómic americano la habilidad del editor se mide por la capacidad de elegir un dibujante en función de su adecuación al relato.”

    Sírvanos esto de introducción al tema que hoy nos ocupará: el trabajo del autor de cómics completo como emanación de una “voz personal”.

    Decía Carlos Giménez que el “estilo” de un dibujante era como el amaneramiento de la caligrafía. Al aprender a escribir, todos partimos de unos mismos modelos. Pero luego, cada uno, acaba desarrollando “su” letra. Un tipo de letra que habla de nosotros. De nuestra personalidad. De nuestra forma de ver las cosas.

    Tomando parcialmente como buena la premisa de Giménez, resulta fácil suponer que aquellas obras en las cuales habrá mayor consonancia, entre los contenidos emocionales que sugiere el argumento y los que desprende el trazo, serán las realizadas por un único autor.

    En industrias como la norteamericana, donde el trabajo de producción de un cómic se halla muy fragmentado, esa consonancia surge por dos vías:

    O bien es fruto de un estilo polivalente que se ajusta con flexibilidad a los diversos registros que permite el género de superhéroes, un plantel de registros hasta cierto punto limitado como en todas las obras de género.

    DC/Alan Davis/ Another Nail

    O bien es resultado de simbiosis casi perfectas entre dibujantes y guionistas, formando parejas autorales estables que trabajan como un solo hombre. Steven Seagle decía en referencia a Teddy Kristiansen, dibujante de sus obras “It’s a Bird” y “La Casa de los Secretos”, que éste era como un hermano para él debido al grado de entendimiento y empatía que se daba entre los dos.

    Kritiansen/It's a Bird/DC- Planeta

    Pero, cuando se trata de un solo autor, nada de eso parece necesario a no ser que, permítanme la broma, uno no se entienda demasiado bien consigo mismo.

    En el autor completo, a pesar de que a veces haya una evidente limitación en el manejo de registros gráficos diversos, guión y dibujo suelen avanzar en la misma dirección. Deviniendo, ambos, emanación de la particular personalidad del creativo y de la concepción que tenga éste del mundo. Ambos, guión y dibujo, burdos, matizados, infantiles, cansados, hirientes, amables, presuntuosos, sencillos. Configurando una sola y única voz, hacedora de las más dispares armonías. De tal manera que, posiblemente, cuando veíamos que Seth defendía un determinado estilo de dibujo como más adecuado para el cómic, en parte no hacía otra cosa que racionalizar su forma de ver las cosas y, por tanto, su manera de dibujarlas.

    Seth/Ventiladores Clyde/Sins Entido

    Seth, Ware, Giménez, ¿han elegido realmente dibujar como lo hacen? ¿O más bien su estilo de dibujo, con toda la variedad de registros que les sea propia, es consecuencia necesaria de su comprensión del mundo?

    Giménez/Glenat

    Posdata: En la Spanish Version del Fanzine BD Banda hay una interesante historieta de «Manuel Pardo» titulada Ceci n’est pas… que versa sobre lo que hemos comentado en este post pero desde la perspectiva contraria, la del que se busca copiando y nunca llega a encontrarse a sí mismo. Si podéis, echadle un ojo que está muy bien 🙂

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    Jordi Ballera
    16 noviembre, 2006 13:25

    A la pregunta sobre si los autores eligen cómo dibujar, creo que hay dos dinámicas simultáneas. Por un lado existe una intención gráfica voluntaria y controlada; por otro hay un estilo propio incontrolado que emerge de manera casual. Creo que las dos dinámicas son importantes. Yo personalmente cuando analizo un texto intento no tener en cuenta la intención del autor (porque no la conozco ni creo que pueda adivinarla). Me centro más en la estructura del relato que es visible y por ello comprensible. Otro tema es el de los autores a sueldo, o de sesión, o como se les llame, que trabajan por encargo y se ven limitados por algunas condiciones. Un dibujante de Marvel no puede dibujar a un superhéroe como le dé la gana. Hay un marco rígido que le exige respetar ciertas normas.

    Jordi Ballera
    16 noviembre, 2006 13:27

    ah ! una cosa Toni. Aprendo muchas cosas leyéndote 🙂

    Jordi Ballera
    17 noviembre, 2006 11:29

    si noi… ens han deixat sols 😉

    kiko
    17 noviembre, 2006 20:56

    Hola a todos, y gracias Toni por estos debates tan interesantes que propone… veamos personalemte creo que para narrar una historieta NO ES NECESARIO TENER UN DIBUJO «PERSONAL», el cómic está lleno de ejemplos en los que nos parece reconocer a un autor pero resulta que no lo es, que es otro que se le parece. Pero eso no impide que lo que cuente, y cómo lo cuente nos interese o esté mal. En la época de Bruguera, los dibujantes se parecían mucho pero la verdadera escritura no estaba en la estética visual, si no en la narración. De hecho, realmente, lo que consideramos dibujo personal, no es más que una mezcla de influencias de otros dibujantes, de pintores, o animadores… que según el receptor los mezcle mejor o peor, creará algo distinto. Dististinto pero, deudor de estilos, estéticas y recursos de autores anteriores.

    El autor (la firma) a veces nos da la sensación de asegurarnos calidad, por eso existen las falsificaciones artísiticas, y la demostración es que si no llevasen la firma la gente no lo valoraría de la misma manera… Vivimos en un mundo lleno de contradiciones, admiramos a los genuinos, pero conumimos las copias, Por eso el éxito de los Todo a cien y los productos chinos o incluso el éxito de ZARA. Manuel Pardo, es falsificador sí, pero cuenta falsificando y eso demuestra que la caligrafía del cómic no está supeditada al estilo de dibujo tan sólo.

    La técnica es algo que se adquiere con el tiempo, pero para crear una manera de expresarse en cómic propia implica no sólo tener técnica…yo creo que es más importante el saber las limitaciones técnicas de cada uno, asumirlas e intentar mejorarlas…pero no supeditarlo todo a ella, ya que entonces no podríamos contar nada.

    Cuando un historietista se enfrenta a contar historias, tiene que cagarla muchas veces, tiene que hacer historias malas, historias, interesantes pero mal narradas o con problemas de dibujo o perspectiva. Y es en esa fase en la que verdaderamente el historietista (creo yo) empieza a conocer su caligrafía, a aprender de los errores y a descubrir por el camino, soluciones propias y mezclarlas con las prestadas.

    Pongo un ejemplo muy actual, los dibujantes de la Mazmorra… todos se parecen, tienen muchos puntos en común… incluso hay gente que los confunde, pero sinenbargo uando profundizamos en su lectura, descubrimos las diferencias abismales que hay de leer a Tronheim o leer a Blain.

    Pues eso un gustazo poder debatir con todos vosotros de estos temas tan interesantes que nos propone semana tras semana Toni.

    Saludos Kiko