Un equipo de escritores para un equipo de ladrones
El año 2012 fue uno muy atractivo para Image Comics, quizás uno de los mejores años de toda su historia. Era su 20º aniversario, lanzaron las Image Expo (su propia convención), grandes autores se sumaban con sus ideas para el sello independiente por excelencia del mercado estadounidense, títulos llamativos, libertad autoral, propuestas innovadoras… Ese 2012 significó el pistoletazo de salida para mucho de lo que hemos visto publicado en los años posteriores, la consolidación de un plan de renovación que comenzó con The Walking Dead. En aquel año se inició la publicación original de Thief of Thieves (tal su título en inglés), y la mención al famoso cómic de zombies no es casual ni accidental.
En primer lugar porque fue uno de los primeros anuncios del sello Skybound de Robert Kirkman. Y en segundo lugar, Ladrón de Ladrones (como la conocemos en nuestro idioma), se presentó como una de esas tantas innovaciones provenientes de la editorial de la I, postulando la incorporación de la manera de escribir series televisivas con la que se había familiarizado Kirkman durante el desarrollo de la adaptación de Los Muertos Vivientes. En la práctica, esto significaba el desarrollo de una historia general creada y planteada por él junto a otros guionistas, quienes luego se ocuparían de escribir cada tomo siguiendo esos lineamientos. En su momento fue realmente una propuesta interesante pero se demostró difícil de sostener en el tiempo, al menos para este proyecto.
El comienzo de la serie fue muy bueno, con Nick Spencer en un gran momento (Morning Glories, Bedlam, numerosos créditos en Marvel) ocupándose del guión del primer volumen que sentó las bases para todo lo que vendría luego. La sucesión de escritores continuó con James Asmus quien igualmente estaba en una buena época (justo antes de Quantum & Woody para Valiant), y luego con Andy Diggle quien se quedaría a cargo de la colección por mucho tiempo. Con él se pierde el concepto de “sala de escritores” a partir del cuarto volumen, siendo responsable de la escritura de Ladrón de Ladrones por completo durante tres tomos. Luego de ello la serie quedaría inconclusa por un año y medio, lo cual sería saldado con la llegada de Brett Lewis para un séptimo y último arco argumental y darle un final a la historia de estos personajes.
La edición española había quedado en ese mismo sexto y penúltimo libro bajo la publicación de Planeta Cómic, hasta que ECC Ediciones se hizo cargo de los derechos de la obra reeditándola ahora en formato de integrales en tres tomos tapa dura. El primero de ellos abarca los dos primeros volúmenes, el segundo ya anunciado en su sitio recopilará los dos siguientes, y podemos asumir que el tercero será algo más extenso incluyendo los tres finales. Ante esta oportunidad de la publicación completa, nos abocamos a una relectura de Ladrón de Ladrones.
«Un último trabajo y estoy fuera”, ¿cuántas veces has escuchado eso antes?»
Comenzando por el principio, la premisa del cómic es la historia de un ladrón internacionalmente famoso (principalmente de valiosas obras de arte) quien se hace llamar Redmond ocultando su verdadera identidad (Conrad Paulson), que decide renunciar a su vida criminal para intentar recuperar a su familia. Por supuesto que eso no sería fácil de hacer realidad, ni demasiado posible en verdad, por una sucesión de motivos que se sostienen a lo largo de toda la serie. En el inicio, sus problemas giran en torno a su hijo que quiere seguir los pasos de la carrera del padre pero con mucha menos preparación y talento, haciéndolo caer en manos de las fuerzas de la ley (más precisamente, de una insistente agente del FBI que sigue la pista de Redmond) y poniendo en riesgo a su padre y el secreto profesional de todo su legajo criminal.
Una segunda cuestión, presente en los tres primeros volúmenes y que es el principal logro de la “sala de escritores”, es la ejecución de un gran robo en Venecia que Conrad ha postergado y con su decisión ha decepcionado a todo un equipo de ladrones y su contratador, esperando las mieles del éxito con ese trabajo. La tensión y el misterio que genera la referencia constante a Venecia en esa primera mitad de la colección es atractiva y atrapante, conduciendo la lectura de una manera muy dinámica y con interés por resolver esa intriga. Asimismo, en esta porción de la historia se sostiene una vibra de Ocean’s Eleven que le brinda mayor entretenimiento: un equipo de ladrones con habilidades diferentes y complementarias preparan un gran golpe minuciosamente, se enfrentan a complicaciones inesperadas y se salen con la suya. Es interesante como experiencia de lectura la sucesión de guionistas a lo largo de los capítulos, siguiendo como cada uno aborda a los personajes y le aporta algún cariz a su personalidad y su trasfondo, así como llevando la historia de un punto a otro para luego ser relevado por el siguiente que debe conducirla hacia el próximo escritor.
«Pensé que era solo un ladrón pero de alguna manera parece que me he diversificado?»
Esto se rompe en la segunda mitad, cuando el guión de Ladrón de Ladrones queda en manos de Diggle y toma un rumbo más errático. En esta instancia se siente la falta de aquella guía previamente acordada y la historia va por caminos que se alejan de la temática original. Si bien intenta sostener la premisa de grandes robos, su preparación, acción, aventura, sorpresas y giros dramáticos, ya no son el foco principal girando hacia una trama de mafias internacionales en primer lugar y luego a una de terrorismo internacional. Sin embargo, la premisa inicial no deja de ser respetada y el hilo es constantemente la intención de Conrad de retirarse y tener una vida con su familia, y de la imposibilidad de concretarlo.
Durante este tramo, la serie es sostenida en gran medida por un reparto de personajes creados con una buena base y que mantienen el interés por sus devenires. Nombramos ya a Conrad Paulson alias Redmond, carismático protagonista siempre presente y en torno a quien gira todo. Otros que merecen especial mención son la agente del FBI Elisabeth Cohen obsesionada con su caso, Celia Kowalczyk eterna compañera de Conrad y constante a lo largo de toda la historia, y su hijo Augustus que tiene un camino de desarrollo interesante con el correr de los capítulos. Aparte de ellos hay muchísimos más personajes que entran y salen de la serie pero todos ellos dejan su marca; de hecho, un aspecto no explorado de este cómic y de su concepto de equipo de escritores fue el elaborar spin-offs con todos ellos. En este sentido, cabe notar que sí fue realizado un videojuego, y sigue latente la posibilidad de la serie televisiva. Es más, la adaptación audiovisual estuvo en los planes de manera simultánea al cómic pero no llegó a concretarse, aunque es evidente la intención de realizarlas en paralelo en la diagramación de páginas con un estilo cinemático y de fácil realización para la pantalla, sin dejar de tener particularidades propias del medio del cómic.
No obstante, el principal sostén de Ladrón de Ladrones es su dibujante Shawn Martinbrough quien mantuvo sus lápices firmes y en acción desde el principio hasta el final. Su notable tarea es fundamental para que la serie no pierda su esencia incluso con los cambios sustanciales que vive el guión, manteniendo la línea de todos los personajes, escenarios, dinamismo narrativo, acción y dramatismo. No sería errado afirmar que este cómic es mucho más de Martinbrough que del propio Kirkman, acreditado como creador.
También en gran medida por la tarea del dibujante, Ladrón de Ladrones se mantiene vigente como una lectura atractiva y entretenida a pesar de haber comenzado su publicación hace más de diez años. Esto dicho sin desmerecer el trabajo de los escritores, que llevan a buen puerto la difícil tarea de concretar una idea y tomar la historia escrita por otro, de manera coherente e interesante.
¡Conoce la historia del mejor criminal de #SkyboundECC en #LadrónDeLadrones! @RobertKirkman, @JamesAsmus, Nick Spencer y @smartinbrough nos traen este thriller cargado de drama y humor negro. Incluye extras inéditos: https://t.co/9iNd5Oi7Vm pic.twitter.com/d2Elct0qTM
— ECC Ediciones (@eccediciones) June 9, 2023
Con todo ello gana sentido la reedición de ECC para los lectores que no la obtuvieron en su momento, y también para poder tener el final de la historia para quienes sí la siguieron y quedaron con el final abierto que dejara Diggle. Y claro, la gran edición en tapa dura, con su material adicional, es un añadido de interés para coleccionarlo en su nuevo formato.
Lo mejor
• Una premisa entretenida con buenos personajes
Lo peor
• No sostener la «sala de escritores» hasta el final