«¿CUÁNDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE SE HA DEDICADO ALGO DE TIEMPO A USTED MISMA?»
Aunque el tomo de Lady Killer sobre el que vamos a hablar ha salido este año, lo cierto es que su contenido ya se publicó en el mercado español entre 2016 y 2017. Un servidor tiene que hacer cierto esfuerzo por tratar de mantener en mente que esas fechas se encuentran ya a 6 o 7 años de distancia.
Dejando los pensamientos existenciales a un lado, el caso es que parece que en su día estos dos tomos pasaron muy desapercibidos entre los lectores. La impresión general es la de que no se habló mucho de ellos, y una visita rápida a Whakoom nos muestra estadísticas ciertamente poco concurridas para lo que uno podría esperar de una serie así tras tantos años desde su salida. Por todo ello, me inclino a pensar que desde Panini Cómics no han decidido reeditar esta serie debido a su enorme y contrastado tirón comercial, sino porque saben que vale la pena y han querido darle otra oportunidad.
En Lady Killer seguiremos la historia de Josie Schuller, una mujer que proyecta la imagen ideal de esposa, ama de casa y madre de los Estados Unidos en plenos años sesenta. Lo único de su vida que se sale de ese molde idílico es que trabaja en secreto como asesina en serie profesional. Aun así, Josie es capaz de lograr un equilibrio prácticamente perfecto entre la parte más cotidiana de su rutina y las cadenas de homicidios brutales que tanto le apasionan. Pero una nunca puede bajar la guardia cuando cada día está a un solo desliz de desmoronar su vida por completo.
Los dos volúmenes que se recopilan en este tomo ómnibus de Lady Killer constan de un total de 10 números que se publicaron originalmente entre el 2015 y el 2017 para el mercado norteamericano de la mano de la editorial Dark Horse. Este nuevo tomo recopilatorio, que Panini Cómics publicó en marzo de este año para el mercado español, vio la luz en su mercado original en 2020. Aparte de recopilar todos los números de la serie hasta la fecha, incluye diversos extras como bocetos e ilustraciones inéditas, acompañados en muchos casos de comentarios de la autora.
LA OBRA INSIGNIA DE JONES
Una autora, Joëlle Jones, que lleva ya un tiempo haciéndose un nombre propio en el mundillo del cómic. Entre sus trabajos más recientes encontramos su estupenda etapa en Catwoman para DC. Sin embargo, es posible que ninguna obra haya elevado tanto su nombre como lo hizo Lady Killer. Con ella consiguió ganar un prestigio en la industria que se vio reflejado en las tres nominaciones a los Eisner que recibió el año de su lanzamiento. Las categorías en cuestión eran las de «mejor serie limitada», «mejor dibujante» y «mejor portadista». Aunque al final no ganó ninguna de ellas (debido principalmente a la durísima competencia), el simple hecho de haber recibido esas tres nominaciones como guionista y dibujante de su propia serie es un mérito difícil de ignorar.
Digo lo de «como guionista y dibujante» en vez de «como autora completa» porque Jones no es ni mucho menos la única implicada en la creación de Lady Killer. Para el primer volumen de la serie, Jones forma equipo con Jamie S. Rich a la hora de entretejer la historia. También colabora con la mismísima Laura Allred, colaboradora habitual suya que se hace cargo del color. En el segundo volumen desaparece la figura de Jamie S. Rich, cuya probable labor de supervisor de guion seguramente dejó de ser necesaria al adquirir Jones más experiencia como escritora. En cuanto al color, Michelle Madsen aparece para cubrir el puesto de Allred.
CARISMÁTICA Y LETAL DUALIDAD
Ya que estoy soltando todos los nombres, aprovecho para mencionar que este tomo ómnibus incluye una introducción firmada por Chelsea Cain. Se trata de un texto tan breve como interesante, pues Cain es capaz de destilar en él algunos de los principales motivos por los que la historia de Lady Killer tiene tanto gancho.
Entre ellos, Cain se plantea la pregunta de por qué parece que todos los asesinos en serie que han trascendido en la historia son hombres blancos de mediana edad. Desde luego, existen muchos motivos que podrían explicar esta tendencia a un nivel sociológico. Sin embargo, Cain nos pide que vayamos un poco más allá e invita a la reflexión con un comentario de lo más audaz: los únicos asesinos en serie que conocemos son aquellos a los que han pillado.
Esta idea, por sí sola, abre multitud de posibilidades ante nosotros. Siguiendo la lógica de Cain, el hecho de que la gran mayoría de asesinos en serie que conocemos se corresponda a un perfil muy concreto también nos condiciona, como sociedad, a centrar nuestras sospechas en personas de esas características. Así, estas ideas preconcebidas servirían, en cierto modo, para allanar el camino de aquellos que se alejen de dicha descripción.
Al final del día, estamos más acostumbrados a sospechar de un hombre blanco de mediana edad y pintas extrañas que de la dulce ama de casa de Lady Killer o, por mencionar otros ejemplos notables en ficción, de una veinteañera en apariencia inofensiva (Killing Eve), o incluso de un joven empresario de aspecto y comportamiento a priori impecables (American Pyscho).
Por supuesto, cada caso es un mundo y las apariencia a menudo engañan. Sin embargo, lo que comparten estos tres perfiles es que la mayoría de la sociedad no identificará en ellos características inherentemente agresivas o de potencial peligrosidad. No los entendemos como figuras que se encuentran en una posición de poder autoheredada ni harían que nos invadieran pensamientos intrusivos de alerta si nos los cruzamos paseando por una callejuela oscura de noche. Siguiendo la reflexión de Cain, es justo ahí, en esa falta de sospecha, donde aparece una enorme oportunidad para esa otra clase de asesinos.
El arquetipo de los asesinos inesperados tiene algo que nos atrae mucho. Pensar en que ese anciano tan majo que va preparándole bizcochos a todo el mundo pueda ser un asesino en serie en secreto nos resulta desconcertante e interesante a partes iguales. Los ejemplos anteriormente citados de Killing Eve y American Psycho no son más que dos de los muchos casos en los que podemos ver el impacto potencial de estos personajes entre el público general.
Sin embargo, Lady Killer se atreve a ir un paso más allá en su propuesta, a enriquecerla de un modo único y un tanto excéntrico, aunque innegablemente efectivo. Si algo distingue al personaje de Josie Schuller respecto a la mayoría de asesinos en serie de ficción es que ella tiene absolutamente todo por perder. Puede que en un combate directo parezca no tener rival, pero es un personaje que se percibe siempre vulnerable debido a la existencia de esa otra vida casi idílica que experimenta con su familia. Una vida que se podría desmoronar en cualquiera momento. Gracias a esta idea, se establece una tensión constante a lo largo de los diez números de la serie, además de un contraste la mar de interesante. La contraposición de la faceta de ama de casa y madre perfecta con la de asesina despiadada dota a Josie de una carismática contradicción interna.
UN TRAZO AFILADO
Al carisma de Josie y la serie en general también contribuye en gran medida el dibujo de Joëlle Jones, cuyo trazo estilizado y dinámico contribuyen a una lectura llena de momentos y diseños memorables que prácticamente se leen solos. Más en concreto, en su labor de diseño de vestuario se puede percibir la experiencia que Jones tiene trabajando para firmas de moda como Prada.
A todo ello contribuye maravillosamente el color, cuya labor trata de ser siempre la de incrementar el contraste entre la vida idílica de Josie con su familia y la sangrienta labor a la que se dedica en secreto. En el primer volumen, Laura Allred opta por un estilo con colores de tonos pastel más suaves, mientras que en el segundo el trabajo de Michelle Madsen parece decantarse por tonos más planos e intensos. En cualquier caso, ambas artistas demuestran saber cómo complementar los trazos de Jones a la perfección.
Cabe destacar que, aunque este ómnibus recoge todo el material que se ha publicado de la serie hasta la fecha, no representa la totalidad de lo que parece que será la historia de Lady Killer. De hecho, el tomo concluye con un final más o menos abierto en el que Jones lleva años comentado que sigue trabajando. Esto significa que probablemente veremos un tercer volumen en algún momento. Aunque no apostaría por que ocurriera en un futuro demasiado cercano, dado el tiempo que Jones suele tomarse para dibujar y la carga de trabajo que la mantiene ocupada como consecuencia de su estatus creciente como autora dentro de la industria.
En conclusión, Lady Killer es una obra que desprende carisma a través de su protagonista y las grandes contradicciones de su vida. Un relato sobre una asesina en serie muy poco convencional al que Joëlle Jones sabe sacarle todo el partido gracias a un guion entretenidísimo y un dibujo que rebosa personalidad.
Lo mejor
• La marcada dualidad de la protagonista.
• El carisma general de la serie.
• El dibujo, estilizado y dinámico.
Lo peor
• Tiene un final abierto y no parece que vayamos a ver su continuación pronto.
• Puede que en el segundo volumen el ritmo se acelere algo más de la cuenta.
• Habría sido de agradecer alguna escena más que permitiera respirar a la trama.
Guion - 7.8
Dibujo - 8.7
Interés - 8.3
8.3
Cocretas asesinas
Lady Killer desprende carisma a través de su protagonista y las grandes contradicciones de su vida. Jones sabe cómo explotar al máximo este relato sobre una asesina en serie muy poco convencional a través de un guion y un dibujo que rebosan personalidad.
Gracias por tu reseña. Por las imágenes que ilustran el artículo, el dibujo de Joëlle Jones me parece muy interesante. La trama promete y la inclusión de extras es algo que siempre es de agradecer. Así que aquí hay un comprador asegurado para este omnibus.
Gracias a ti por tu comentario. ¡Espero que lo disfrutes!