Como comprobamos en esta misma web cada siete días, que Marvel lance un número uno de manera semanal no es algo que sorprenda a nadie. Lo que sí puede seres más llamativo es la variedad que puede existir en una semana como esta, con tres flamantes lanzamientos. El relanzamiento del cómic de autor más aplaudido de los últimos años, la primera miniserie limitada de la saga de fantasía más famosa de la historia y el enésimo título de los superhéroes del famoso verano, ahora reunidos con los héroes del próximo. All-New Hawkeye #1 se enfrenta a la jamás cerrada resaca del Ojo de Halcón de Matt Fraction y David Aja para dar paso a Jeff Lemire y Ramon Perez; tras el éxito de Star Wars y Darth Vader, Mark Waid y Terry Dodson lanzan Princess Leia #1, y, por último, y además menos importante, Brian Michael Bendis se encarga de lanzar Guardians Team-Up #1, con la excusa perfecta de hacer dibujar interiores al veterano Arthur Adams.
Edición original: Marvel Comics.
Guión: Jeff Lemire.
Dibujo: Ramon K. Perez.
Color: Ramon K. Perez.
Formato: comic-book.
Precio: $3.99.
La mayoría de las reseñas que veréis durante los próximos días del recién estrenado Ojo de Halcón, de Jeff Lemire y Ramón Pérez, harán referencia antes o después al gran desafio al que se enfrentaban los autores al intentar tomar las riendas de la serie tras la etapa de Matt Fraction y David Aja. Incluso, el propio equipo creativo hace referencia a ello en la última página del cómic. «El listón está muy alto», lo llaman. También veréis muchas reseñas que insistirán en comparar esta nueva aventura «arquera» de Jeff Lemire tras una excelente y revitalizadora etapa en Green Arrow para la competencia. Entiendo el sentimiento y las referencias a estos dos aspectos. Pero para mí, esta nueva serie, es otra cosa. No tiene nada qué ver, más allá de sus protagonistas. Y el producto que nos ofrece el tandem Lemire/Pérez, apela a otra parte de nuestro cerebro. Nunca pensé que mi guionista favorito iba a encargarse de las aventuras de personaje de cómic favorito. Y aquí estoy, disfrutándolo al máximo. Gracias a ellos.
¿El cómic? El cómic es puro Jeff Lemire. Si de entrada no supiéramos quién firma los guiones, al acabar estas 24 páginas no tendríamos ninguna duda de a quién tendríamos que darle las gracias por ello. El guionista canadiense siente una predilección irremediable hacia las temáticas granjeras, los pequeños pueblos rodeados de extensos campos de trigo y la infancia en esos ambientes. No hay que ser un lince para darse cuenta, tan solo hace falta haber podido leer (y degustar) sus muchas obras ubicadas en esa atmósfera. Desde su Essex County (publicada en España, hace ya unos años, por Astiberri) hasta su inédita por estos lares (ECC, ánimo) Sweet Tooth, pasando por su Superboy y en menor medida su Descender o su Animal Man. Sencillamente, no puede evitarlo. Pero es que además se le da de puñetera madre. Y claro, Clint Barton y su pasado se ajustan como anillo al dedo para ello. Narrado en torno a dos líneas temporales (algo muy propio de Lemire, todo sea dicho de paso), nos propone una historia río de los jóvenes hermanos, Clint y Barney, por las distintas casas de acogida durante su infancia, tomando como punto de partida algunos de los flashbacks que Matt Fraction incluyó en su reciente etapa haciéndonos ver la relación entre estos dos personajes bajo un nuevo prisma. Con un tono adulto, serio, nostálgico y duro, esa relación tiene sus ecos en la narrativa del presente, donde Clint y su “protegida” Kate continúan sus aventuras como si nada. Es en esta parte del relato, menos rompedora con el estilo del volumen anterior, donde Jeff Lemire emula el tono jocoso que tan marca de la casa han hecho Fraction y Aja de Ojo de Halcón. Los tiras y aflojas continuos entre ambos Ojos de Halcón están presentes, para delicia de los aficionados, y suponen un contraste perfecto con la tonalidad de las historias anteriores.
Pero si hablamos de contraste, no podemos dejar pasar la oportunidad de elevar a los altares a Ramón K. Perez. Ya sabíamos de lo que era capaz desde que el canadiense encandilo a público y jurado con su Tale of Sand. De eso ya hace unos años, en los que principalmente se ha paseado por Marvel Comics en distintas cabeceras como Wolverine & X-Men o Amazing Spiderman. En estas etapas había apostado por la rama más superheróica, abandonando de momento los experimentos con acuarelas o distintas técnicas que incorporó en Tale of Sand. Quizá, por ello no haya sobresalido tanto como cabía esperar de él. Pero aquí, animado por la propuesta de líneas temporales del guión de Jeff Lemire, se ha animado a cambiar su estilo de dibujo de forma radical. Acuarelas para los flashbacks y un estilo más evocador del de David Aja para las secuencias del presente, todo ello con un manejo impresionante de la paleta de colores. Una propuesta arriesgada pero en completa sintonía con el guión que se maximiza cuando incorpora ambos estilos en una misma página, jugando además con las siluetas. Una versatilidad acompañada de un nivel de calidad imposible de encontrar en las páginas de un cómic hoy en día (salvo que el dibujante sea J.H. Williams). Sencillamente impresionante.
En definitiva, un debut impresionante con un continuo cambio de registro en las tramas que engancha desde el principio hasta el final. No estamos ante un nuevo relato de la infancia de Clint Barton, como se podía llegar a temer. No estamos ante una copia de lo visto en el anterior volumen, como también se podía temer. Estamos ante lo mejor de ambas cosas, visto desde un prisma mucho más interesante y con un dibujo de primer nivel. Sencillamente impresionante. Ojo de Halcón está en las mejores manos. Esperemos que las Secret Wars no lo estropeen.
Como comentario adicional, me es irresistible enumerar la cantidad de títulos en los que está metido Jeff Lemire en este momento. Y por «este momento» me refiero a este mismo mes de Marzo. Porque mientras que su nombre aparece en los créditos de los últimos números de la serie semanal de DC «The New 52: Futures End» (además de la inadvertida Justice League United), también podemos descubrir su mano en la frenética y divertida The Valiant, de la propia Valiant, donde ha acompañado durante cuatro meses a Matt Kindt y a Paolo Rivera, en la antesala de lo que supondrá el relanzamiento inmediato de Bloodshot. Por si Valiant y DC fueran poco, ayer mismo simultaneando su estreno en Marvel Comics apareció la primera entrega de su serie independiente Descender, para Image Comics, con Dustin Nguyen. Así pues, en Marzo, Jeff Lemire toma el protagonismo en Marvel, Image, DC y Valiant. ¿Le darán algún tipo de premio por ello? Yo, por el momento, estoy más que contento con este Ojo de Halcón.
Reconozcámoslo. La Guerra de las Galaxias nunca ha sido una saga conocida por lo ricamente que están tratados sus personajes femeninos. Carrie Fisher y Natalie Portman han comentado en no pocas ocasiones que sus Leia y Amidala no son precisamente los más redondos e independientes de la saga. Y, aun así, Leia es todo un icono cultura (aunque se deba posiblemente por su peinado de ensaimada). Por eso dedicar una miniserie a la famosa hija de Darth Vader en plena estrategia de reinvención de Star Wars en el cómic es algo bastante inteligente: un personaje suficientemente reconocible para vender pero sin un fondo del armario que impida cualquier trama o giro. El número de su lanzamiento es como toda su historia de ficción, legible pero sin sobresaltos, emoción ni brío.
Hay nuevos personajes y una trama jamás contada, pero la serie de la Princesa Leia, de cinco números, sigue los parámetros impuestos por el relanzamiento en Marvel de Star Wars. Historias evidentemente clasicistas situadas después del Episodio IV: Una Nueva Esperanza, y cuyos fundamentos se sostienen en dar por hecho que el lector conoce las películas.
El siempre cumplidor Mark Waid -que puede demostrar la grandeza con las historias más simple, cuando le dejan libertad- envía a su protagonista a un viaje rebelde por la galaxia a buscar a los últimos herederos de su estirpe al lado de una soldado desconocido y anónima (sí, tiene muchas papeletas de morir). La trama parece una que ya hemos visto en numerosas ocasiones. Una mujer rebelde, sobreprotegida por ser la heredera al otro y a la que nadie toma en serio, se pasa por delante a los altos mandos para escaparse e ir a buscar las aventuras de primera mano. Con solo cinco números por delante, parece demasiado que uno sea tomado expresamente para contar una introducción.
Star Wars tiene mucha vida por delante. Tiene incluso muchos personajes femeninos por desarrollar (Confiamos en el hombre que creó a Felicity, Olivia Dunham y Sydney Bristow), pero, pese a la buena acogida del clasicismo de este relanzamiento, la saga galáctica se verá obligada en poco tiempo a romper las cadenas y avanzar más allá de sus principales personajes, cuyas losa e historia limitan las posibilidades de desarrollar algo original. Al final todo se queda algo descafeinado, sin alma. Darth Vader ha dado los primeros pasos en esta dirección. Poco a poco, Lucasfilm tiene que dar permiso a Marvel para sacar un poco más de creatividad.
Guardianes de la Galaxia se ven en una misión imposible. Aterrizan Los Vengadores. Se dan algún tortazo. Llegan los verdaderos villanos sacados del universo cinematográfico. De todas las excusas que se han buscado para seguir publicando cómics de los Guardianes de la Galaxia, esta parece la más barata y torticera. Brian Michael Bendis se pone el piloto automático para lanzar el título de encargo por antonomasia, uno que si no estuviera centrado en el universo Marvel podría pasar perfectamente por un cómic de esos que ocupan la línea infantil de Marvel o de esos que sirven para rellenar el día del cómic gratis. Ni siquiera el gran Arthur Adams logra convencernos de la estrategia.
Hacer un cómic de team-ups es un reto ya de por sí notable, y al que muchos no se saben enfrentar. Hay que saber mezclar los números autocontenidos con previsiblemente una trama madre que lo conecte todo y unos personajes carismáticos cuya simple presencia nos tengan comprados. Y, claro, hay que encontrar una razón para explicar la reunión entre los héroes, que habitualmente cruzan sus caminos dándose de tortas por alguna imprevisible cuestión. Mark Waid lo está consiguiendo en cierta manera en SHIELD (aunque el que mejor lo ha hecho en los últimos años es Robert Kirkman en su personal y divertidísimo Marvel Team-Up), pero el guionista oficial de Guardianes de la Galaxia (cuyo enfoque allí también es muy discutible) no es conocido precisamente por su tino en este aspecto. En sus manos, en este primer número ningún personaje destaca, nada sobresale, y unos chistes baratos sirven de excusa para contar el resto de la acción. Todo es una gran excusa para no contar nada. Si a esto le sumamos la necesidad impuesta de sumar a villanos salidos directamente de la gran pantalla, el resultado no podía ser más intrascendente y forzado.
Y, sí, sin embargo, tenemos a Arthur Adams haciendo interiores. Bendis es capaz de traer al redil a lo más granado del mundo artístico, aunque el quincuagenario autor no brilla ya tanto en 22 páginas como en una espectacular portada. Es verdad que su narrativa sigue siendo inmejorable y que tiene momentos de brillantez, pero sus acabados no parecen del todo completos. Las prisas no ayudan a su gusto por el detalle.
Guardians team-up es un experimento fallido, cuya propuesta nunca nos convenció. Su único fin es hacer caja, pero hasta ahora casi todas las series de Guardianes de la Galaxia habían tenido más mimbres. Estaba menos claro ese interés descarado de querer sacarnos los cuartos. Casi todas, de hecho, lograron convencernos más allá del primer mes. Tan poco interés tienen en la serie en las oficinas Marvel que Bendis dejará el título tras dos números para ceder las riendas a un grupo rotativo de autores. En el tercero llegará Sam Humphreis con un cruce con Black Vortex; en el cuarto John Layman enfrenta a Gamora con Hulka y en el quinto Andy Lanning reúne a la fauna animal de Marvel. ‘nuff said
Gracias por vuestras reseñas, Pedro y Eneko!!
Entonces, Pedro… ¿Hawkeye te gustó? no me quedó claro… jejeje
Como estoy comprando los tomos en español de Fraction/Aja, pensé que era mejor esperarme también a con esta nueva etapa. Creo que se me van a hacer los dientes largos esperando!!!
Saludos!!