Las aventuras de Cíclope y Fénix

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Edición original: Marvel Comics –mayo-agosto 1994
Edición España: Comics Forum – diciembre 1994
Guión: Scott Lobdell
Dibujo: Gene Ha
Entintado: Al Vey, Terry Austin, Mark Pennington, Joe Rubinstein, Bill Anderson, Al Milgrom
Color: Kevin Sommers
Portada: Gene Ha
Precio: 1295 pesetas (tomo de la colección One shot de 104 páginas)

 

El sexto número de la colección One shot recoge una de tantas miniseries que poblaron la franquicia mutante durante los tormentosos años noventa del siglo pasado. En aquellos días, la Patrulla-X y Spider-Man multiplicaban su presencia en el mercado, dando el salto a la pequeña pantalla (en la forma de series de animación). Marvel luchaba para contrarrestar los efectos de la competencia con Image y multiplicaba sus series para desplazar de las estanterías las revistas de la competencia. La escudería-X era dirigida con mano de hierro por Bob Harras, en una especie de línea estratégica que parecía querer indicar que la importancia del negocio radicaba en los personajes (propiedad de la empresas) y en la línea editorial (llevada por la oficina mutante). Podía prescindirse de Chris Claremont y podía asumirse el abandono de Jim Lee. Los efectos de este tipo de política no tardaron en reflejarse en el desarrollo cotidiano del trabajo. Las colecciones mutantes conocieron en esos tiempos una combinación entre etapas memorables y olvidables. No hay que olvidar que de esa época han quedado los trabajos de Peter David, en Factor-X; de Alan Davis, en Excalibur; de Larry Hama, en Lobezno. Fabian Nicieza hacía, como se ha comentado ya en reseñas precedentes de esta colección, un trabajo encomiable en series como X-Force y Cable pero ¿qué pasaba con el grupo principal? La Patrulla-X compartía sus aventuras en dos colecciones, asignadas a Scott Lobdell (la serie clásica) y al citado Nicieza (la que inauguraran Claremont y Lee). Durante cinco años, estas colecciones reflejaron una larga sucesión de historias mediocres donde los personajes fueron perdiendo el bagaje construido previamente por el patriarca mutante, hasta convertirse en burdos remedos de sí mismos. Una de las posibles explicaciones a esta situación viene de la mano del citado control editorial y al hecho de que la ejecución de sus dictados fuera llevada a cabo por el propio Lobdell, cuyas virtudes para el puesto parecían ser su lealtad hacia Harras (y el hecho de haber puesto los diálogos a un cómic en un tiempo récord). Las aventuras de Cíclope y Fénix constituye un buen ejemplo del funcionamiento de la escudería mutante hace veinte años.

A mediados de los noventa, la tantas veces mencionada burbuja especuladora del tebeo estadounidense empezaba a convulsionarse. La guerra sin cuartel entre editoriales se traducía en la citada estrategia de multiplicar las colecciones, a la que habría que añadir trucos tan conocidos como los eventos que se desarrollaban en múltiples cabeceras, las portadas alternativas, los hologramas o las historias especiales. En este último apartado entraría la largamente aplazada boda entre Scott Summers y Jean Grey. La complicada relación entre Cíclope y Fénix (clones incluidos) se había visto modificada por cambios de toda índole. Como en la metáfora de la mariposa y el huracán, el cambio exigido por Jim Shooter respecto del destino de la versión oscura de Jean deshilachó el tapiz tejido por Claremont, en base al cual, Jean y Scott habían de casarse poco después de la batalla en la zona azul de la Luna y traer al mundo una niña, pelirroja como mamá y flacucha como papá, de nombre Rachel. No es menester recordar aquí todos los giros argumentales de culebrón de esta relación (cuyo siguiente capítulo siempre estará por escribir) pero los amantes mutantes retomarían su relación cuando los Simonson dirigían Factor-X. Sería la propia Louise la que sentaría las bases para la celebración del bodorrio, pero todo se tradujo en una negativa por parte de Jean. Las causas de este connubio interruptus venían de la mano de Tom DeFalco, editor en jefe marveliano de esos años, que opinaba que el matrimonio debía celebrarse en las páginas de la colección principal de la franquicia. Entre vueltas y revueltas, tampoco sería la serie madre la que acogiera la ceremonia, sino X-Men. La proposición de Jean a Scott sí se realizaría en la veterana colección, con dibujos de John Romita JR (que había retornado a la franquicia) y guiones de Lobdell (en uno de sus escasos trabajos potables). La boda sería realizada por Nicieza y Andy Kubert, convirtiéndose en la excusa para una gran reunión familiar. Como si de habitantes la prensa del corazón se tratara, la empresa que había vendido el enlace y el álbum de fotos se dispuso a hacer negocio con la luna de miel de la feliz pareja. ¿Luna de miel? ¿Feliz? Son Cíclope y Fénix, así que no podía tratarse de algo al uso.

La historia de la miniserie arrastra a los recién casados dos mil años en el futuro, donde se convierten en Dellgado y Rojja (nada sutiles corrupciones de sus apodos tradicionales) dos luchadores que combatirán el reinado de Apocalipsis y criarán a un maltrecho niño, de nombre Nathan. La responsable de este inesperado viaje sería la Madre Askani, una versión muy envejecida de Rachel Summers. Durante doce años, Scott y Jean cuidarán de hijo reencontrado y le situarán en el camino para convertirse en Cable y ser el guerrero definitivo en la cruzada contra En Sabah Nur. Al final de la historia, cómo no, volverán al punto temporal de partida para seguir con sus vidas, pero Ciclo habrá tenido la oportunidad de vivir la infancia de su vástago. Un bonito final feliz ¿verdad? Sobre todo si la historia la dibujaba un artista como Gene Ha, pero no es oro todo lo que reluce.

El primer problema que aparece en esta miniserie es el hecho de que, más que una historia de Cíclope y Fénix, es un relato sobre los primeros años de vida de Nathan Dayspring, Cable. Este personaje estaba siendo escrito por Fabian Nicieza, el cual había dotado de contenido el vacío diseño de Rob Liefeld. El líder de X-Force era un poco más humano y, después de La canción del jabugo, contaba con una colección propia. Haciendo uso de su privilegiada posición en la editorial y en la franquicia, Lobdell se había metido en el corral de su colega, llevando de su mano a un artista de primer nivel. Según cuentan las crónicas –reflejadas en este caso en el libro El precio de un sueño- Nicieza no entendía por qué don Scott se metía en un personaje que no conocía, contradecía la información que él había ido incorporando al mismo y además, recibí el premio de trabajar con Gene Ha, mientras la cabecera principal del Cableado malvivía con los habituales clones “leefeldescos”. Privilegios de valido, se diría, que se tradujeron en un trabajo cuyo interés principal viene dado por la presencia de un ilustrador que, con los años, ha ido ganando en prestigio y consideración.

Lobdell presenta una historia que juega con una serie de referencias provenientes del pasado de Apocalipsis y de ese futuro constituye el ayer de Cable. Sabemos que existe una relación entre ambos y que la misma es antagónica. Conocemos que En Sabah Nur nació en el antiguo Egipto. Así pues, convertimos a Nathan en una especie de mesías llamado a liberar a la humanidad de la tiranía del longevo mutante y hacemos que Scott y Jean se conviertan en José y María. La ilustración que cierra esta reseña y que presenta al trío protagonista, evoca indubitablemente la huida a Egipto que cuenta el Nuevo Testamento. Por otra parte, y para que las enseñanzas de estos tutores-que-son-en-realidad-progenitores-pero-no calen profundamente en el juvenil cacumen de Nate, la historia abarca un período de doce años. Así pues, a su regreso al tiempo presente, Cíclope y Fénix son mentalmente más maduros. ¿Consecuencias de ello en el devenir posterior de los personajes? Ninguno. ¿Uso por parte del guionista en la serie regular de este detalle? Nada de nada. Pocas sorpresas, si tenemos en cuenta que Lobdell fue absolutamente incapaz de hacer otra cosa que usar cuatro tópicos de las caracterizaciones de Claremont, pero esto también indicaba que la franquicia estaba dejando que sus colecciones principales cayeran en el pernicioso inmovilismo.

El descubrimiento de que su padre no sólo no le había abandonado, sino que le había criado, sirvió para suavizar la relación de Cable con el resto de los grupos y personajes-X. Después llegarían La amenaza Falange, La era de Apocalipsis, Onslaught, Operación: Tolerancia Cero… Scott Lobdell continuaría un par de años más, haciendo de las suyas mientras que guionistas con mejor bagaje, talento e ideas como el citado Nicieza, Mark Waid o Jeph Loeb se iban sucediendo y sorprendiendo del singular funcionamiento de la oficina mutante. Los caminos de Cíclope, Fénix, Cable y Apocalipsis se cruzarían varias veces a lo largo de estos años. Ahora que se aproxima la tercera / sexta entrega de la versión fílmica de la Patrulla-X y que En Sabah Nur va a aparecer. Ahora que sabemos que la FOX está armando su propio universo compartido con la que fuera buque insignia de Marvel ¿veremos una historia semejante en la gran o en la pequeña pantallas? ¡Quién sabe!

P. S. Como curiosidad final, hay que indicar que la versión española volvería a publicarse cinco años después, en el otoño de 1999.

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  Edición original: Marvel Comics –mayo-agosto 1994 Edición España: Comics Forum – diciembre 1994 Guión: Scott Lobdell Dibujo: Gene Ha Entintado: Al Vey, Terry Austin, Mark Pennington, Joe Rubinstein, Bill Anderson, Al Milgrom Color: Kevin Sommers Portada: Gene Ha Precio: 1295 pesetas (tomo de la colección One shot de 104…
Guión - 6
Dibujo - 8
Interés - 5

6.3

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Jack
Jack
Lector
11 enero, 2016 8:21

Gracias por la reseña, pero la obra que la tengo y la leí en su momento me gustó, no es una obra maestra pero tiene su interés. Ya sé que machacar a Lobdell es un deporte nacional pero la franquicia realmente entró en decadencia con Seagle y Kelly. Lobdell al menos cumplía y tuvo números mejores y peores. Pero los dos citados si que fueron realmente malos. ¿Y Loeb bueno? en muy escasas ocasiones, mas bien mediocre.

Alejandro Ugartondo
Autor
11 enero, 2016 11:12

Gracias una vez más por seguir con esta serie de reseñas.

Lobdell nunca fue santo de mi devoción pero esta obra en concreto es de los trabajos suyos que recuerdo con más cariño. La historia estaba bien y proponía una mitología para el personaje de Cable bastante interesante. Que después la supiera aprovechar ya es otro tema.

El que sí que está sobresaliente en Gene Ha que se marca un curro de cuidado. Siempre me ha parecido un gran dibujante aunque precisamente lo veo más para historías de ciencia ficción que para superheroes y eso que uno de sus trabajos que más me gusta es Top 10

Igor Álvarez Muñiz
Autor
11 enero, 2016 11:44

Pues , aunque me parece bien la puntuación que le das al dibujo/guión yo subiría la de interés por dos motivos, uno que nos cuenta la infancia de cable y dos que se lo debían a Cíclope, yo lo veo más como una deuda pagada hacia el personaje. Lobdell tuvo sus cosas malas, eso es indiscutible, pero no creo que esta sea de las peores, vista desde hoy quizás no sea una obra de gran mención en el entorno de los mutantes pero en su momento a mi me resulto importante (que es más de lo que se puede decir de muchas minis)

Ruben-x
Ruben-x
Lector
11 enero, 2016 12:23

Un buen comic sobre la vida de cable que le daba un toque de epicidad a su historia, de lo mejorcito de aquella época en el campo de los mutis.

Echo of a Scream
Echo of a Scream
Lector
11 enero, 2016 14:04
dhaldon
dhaldon
Lector
11 enero, 2016 14:14

Discrepo con el artículo, si bien Lobdell fue un cáncer para la franquicia mutante en esta serie en concreto creo que está al nivel más alto que ha tenido, eso combinado con los maravillosos dibujos de Ha y una historia que tenía que ser contada y que era un misterio en la época (la de la infancia de cable) da una obra muy buena y que creo que no debería bajar del siete y medio.

Por otro lado me gustaría que hicieras una reseña de la continuación de esta obra y también de otras dos:el origen de Mr siniestro y el origen de Apocalipsis.

j1n0u
j1n0u
Lector
12 enero, 2016 3:51

Aquí si estoy en completo desacuerdo contigo amigo Luis.
Yo adoro Las Aventuras de Cíclope y Fénix, de hecho es de los pocos productos que no importa en que versión la encuentre la compro sin ninguna duda, en español tengo además una variante publicada por Marvel directamente en el mercado mexicano.

alexanderlone
Lector
30 junio, 2016 15:59

muy buena reseña, como todas las que he leido por aca. Realmente esta historia no la he leido ya que nunca pude conseguirla, pero yo prefiero mil veces la «verdura» de los 90 a la nada absoluta que es ahora (en materia de mutantes, claro)