Taylor reescribe el universo DC desde la Edad Media
«Eran como dioses»
Al releer el primer número de Los Caballeros Oscuros de Acero uno puede llegar a creer que la única diferencia entre esta tierra y Tierra Prima sea de unos pocos días. En ambas realidades ocurre lo mismo, solo que en esta “nuevo” universo ocurre antes. Esta vez, los pasajeros de la nave que se va a salvar de un Krypton que se asoma al abismo de la destrucción son el matrimonio El con Lara embarazada.
El tiempo no es lineal y menos si mezclamos viajes a hipervelocidad a través del cosmos. Quizás por ello los kryptonianos no llegan a la tierra del siglo veinte, si no que aterrizan en el medievo.
Quizás el cambio es que se trata de un Jor-El más previsor. Construye una nave más grande y pueden huir juntos de Krypton. Esa disrupción abre una nueva línea temporal y Tom Taylor nos describe un nuevo mundo, otra realidad.
El guionista nos explica esta nueva tierra ambientada en una época medieval mezclada con fantasía y ciencia ficción (Krypton). Es una tarea ardua ya que Taylor intenta meter los principales elementos del universo DC. La cantidad de conceptos e ideas que el guionista mezcla, recicla, recorta y proyecta es considerable. Cada número de la serie (son doce más un especial) introduce nuevas versiones de personajes clásicos.
Taylor lo hace con gracia. No se dedica a meter a los personajes como meros extras si no que les procura dar un sentido, una misión y un papel importante en la trama. No en vano, el guionista australiano ya ha demostrado su capacidad sobresaliente para escribir cómics trepidantes, emocionantes y emotivos con decenas de personajes a los que cambia en función de un hecho impactante sin perder su esencia (Injustice, DCsos). Taylor no solo sale airoso, si no que nos ofrece un cómic que se lee con placer, sin olvidar un subtexto potente, uno muy habitual en el guionista: los peligros del poder absoluto y del autoritarismo.
En el caso de Los Caballeros Oscuros de Acero tenemos las versiones medievales de los carismáticos personajes que tanto amamos pero también los tenemos en situaciones lo suficientemente complejas como para verlos como nuevos en su construcción y personalidad. Repetimos: Sin perder la esencia.
Pero volviendo a la historia, los El aterrizan en la Tierra. Gracias a sus poderes y a su amistad con la familia real Wayne, pasan a ocupar el trono hasta convertir su reino en preeminente y además, en una amenaza. Se mueven en el mundo como dioses, y al igual que algunas mitologías antiguas, Jor-El se permite alguna canita al aire con una humana (muy relevante).
Hay otros reinos como el que lidera el Rey Jefferson (Rayo Negro) o el de sus aliadas las amazonas. En la corte de los El tenemos al heredero Kal, a la princesa Zala (amante de la princesa Diana) y al bastardo Bruce (mitad humano, mitad kryptoniano). Tenemos también una red de espías a las órdenes del Caballero Murciélago, llamados los Robins, un mago al que le gusta fumar que ve el futuro (Constantine), un “mayordomo” discreto que conoce los jugosos secretos de la corte (Alfred), un villano que está detrás del asesinato de un rey (Joker+Luthor+Green Lantern), una bufona (Quinn), e incluso un Robin Hood (ya sabéis quien).
Esto y mucho más. Pero todo con sentido, con la idea de avanzar la trama. Porque esa es la habilidad de Taylor meter ideas sim descanso y conceptos nuevos o levemente distorsionados pero que no están por estar, si no que contribuyen a construir la historia (o a destruir un mundo en este caso). La capacidad del guionista para sintetizar conceptos pero hacerlos significativos aquí está puesta más a prueba que nunca. Y le sale de fábula.
Taylor aúna dos de sus puntos más fuertes: Conocer a los personajes y su capacidad de síntesis, lo que permite exponer muchas ideas, muy potentes, con agilidad y una gran capacidad para proyectarse en la mente del lector.
Y este punto fuerte es a su vez uno de los reversos del cómic.
La trama es trepidante, pasan muchas cosas y muy rápido… pero a veces no lo podemos leer a la velocidad para la que está pensada porque debemos detenernos para saborear y reflexionar cada novedad, cada personaje y entender los hilos de los que ha tirado Taylor para mostrárnoslo como lo ha hecho. Pero bueno, para eso están las relecturas ¿no?
Como hemos visto muchas veces en el guionista de Nightwing, los diálogos son ajustados y diamantinos, llenos de dobleces, guiños y referencias, haciendo a los personajes reconocibles y siendo respetuosos con la mitología de DC.
No en vano, no se dedica solo a jugar con los conceptos clásicos, también se embarra con ideas más modernas como algunas de las planteadas por Morrison en su JLA, por ejemplo. Taylor no se conforma en hacernos un paseo turístico por el/su DC Medieval, si no que hay una trama con su propia personalidad, una intriga, un misterio que tiene entidad por si mismo.
Le acompaña en la mayoría de números (ni aquí nos libramos del inevitable bailoteo de dibujantes) la ilustradora Yasmine Putri cuyo trabajo gráfico encaja con el dinamismo de la historia como un guante. Posee una capacidad narrativa trepidante con trazas de cómic japonés. Es un punto fuerte ya que le da la velocidad necesaria al guion de Taylor. Putri se ayuda con escorzos, planos y perspectivas ajustados a las necesidades de la historia.
La autora retrata a los personajes con gran belleza. Es inevitable no sentir el magnetismo y el cariño con el que son ilustrados unos personajes tan guapos, aunque a veces cueste distinguir a algunos como Bruce o Kal, Lois o Diana.
Pero claro, este es un cómic ambientado en el medievo. La falta suciedad, arrugas, manchas, barro y crudeza. Si no fuera por la violencia y la crueldad subyacente, estéticamente parecería un cuento de hadas.
Se trata pues de un Elseworld que va más allá de la simple versión estética de los personajes, y nos ofrece alternativas en las relaciones entre ellos. Es como si fuera una concentración de What If uno detrás de otro para no dejar descansar al lector.
Mención aparte merece el número especial, el 0, que no es el pistoletazo inicial. Transcurre a parte de la trama principal y sirve para ampliar la historia de los personajes. Son un conjunto de historias cortas que pretenden dar profundidad a este universo pero que quedan como material para completistas.
Existe la consideración entre el aficionado de que escribir un Elseworld es más fácil que la continuidad, el peso de la historia y la responsabilidad de lo que está por venir no se siente. Sin embargo, tampoco es sencillo salir de “lo fácil” en un Elseworld y ofrecer algo más, como tramas espesas, conceptos interesantes y subtextos potentes que lamentablemente pasan por debajo del lector que cree que el cómic de superhéroes no es más que peleas molonas.
ECC acaba de terminar la publicación en España del cómic. Han sido seis entregas (más un especial) de 48 páginas ya que en cada número agrupaba dos grapas USA. La frecuencia de la serie ha sido algo errática debido a la irregularidad de su publicación en Estados Unidos. Algo que siempre perjudica al seguimiento por parte del aficionado, y seguramente a las ventas. Flaco favor le hacen al defensor de la publicación en grapa.
Lo mejor
• La compenetración de ambos autores.
• El cariño con el que Taylor trata a los personajes.
• Se trata de un Elseworld bien escrito
Lo peor
• Al dibujo de Putri le falta la suciedad y el barro del medievo.
• La irregularidad con la que se ha publicado.
Entretenida
Guion - 8
Dibujo - 7.8
Interés - 8.5
8.1
Taylor y Putri juegan con los iconos de DC en un entorno de lucha por el poder, violencia, infidelidades y traición.
