Posiblemente haya pocas cosas menos debatibles que el hecho de considerar a
Sôichi Tsujii es el protagonista principal de este manga, una colección de relatos cortos que tienen como figura central a este misterioso niño de aspecto siniestro y que continuamente anda masticando clavos en su boca. El manga, publicado originalmente en 1997, es un compendio de relatos cortos y autoconclusivos en los que todo gira alrededor de Sôichi, su familia y la extraña relación que mantiene con el vudú y las maldiciones. En este sentido es una obra algo diferente a lo que Ito acostumbra a realizar cuando trabaja con historias procedimentales, ya que si bien cada una de las historias que forma parte de este primer volumen tiene un cierre y pueden leerse de manera independiente, hay mucho elementos que vinculan unos capítulos con otros, de tal manera que al mismo tiempo se establece una línea narrativa por debajo de los hechos principales que anima a leer todos juntos y en el orden establecido en el índice. Este primer tomo, de los dos que componen la serie de Sôichi, contiene los primeros 7 relatos de este macabro niño travieso, a saber:
Lo fundamental a la hora de analizar estos relatos es hacer mención a que en la ambientación y en el tono tampoco siguen los cánones habituales de puro terror malsano y mundano del que suele hacer gala Ito. En las historias de Sôichi encontramos sobre todo mucho suspense y toneladas de humor negro, lo cual hace que el tono general de las historias sea mucho menos opresivo y terrorífico que en otras series del autor. Con sus diferencias elementales, cada relato sigue la misma estructura narrativa, con algún familiar o persona relacionada de algún modo con la familia de Sôichi o con el propio niño visitando la ciudad de Fukazawa y terminando por motivos diversos en la residencia familiar de los Tsujii. Una vez allí se pondrán en contacto con el terrible muchacho, que de una manera u otra terminará echándoles algún tipo de maldición que deberán contrarrestar en el final del capítulo. Una estructura muy convencional que termina pasando factura al ritmo del tomo, que empieza muy fuerte con una gran ambientación y todo el halo de misterio que rodea al protagonista, pero que termina perdiendo fuelle en los últimos relatos, por la insistencia en el mismo proceso, llegando a ser algo denso al final. Quizá lo mejor que tiene cada historia es el hecho de mostrar una gran imaginación y derrochar carisma, tanto en la familia Tsujii como en su intrahistoria, así como las diversas maldiciones que maneja Sôichi, y también el diferente estilo de narración que Ito aplica en mayor o menor medida en cada uno de los capítulos, variando los protagonistas, los puntos de vista, pero manteniendo el mismo hilo conductor.
Otro de los aspectos que más destaca en este manga es el hecho de la gran presencia, carisma y diseño del que hace gala Sôichi, personaje que se come las viñetas en cada aparición y que posee un trasfondo muy interesante. Sôichi es el pilar principal sobre el que se asienta todo el tomo y el que hace que las historias sean interesantes y merezcan la pena, lo cual es algo que choca frontalmente con el estilo habitual de Ito, en cuyos trabajos suele restar importancia a los personajes a favor de darle entidad al ambiente. Si en otras historias de Ito puntualizábamos que podrían ser protagonizadas por cualquiera sin verse resentida su calidad, en Las caprichosas maldiciones de Sôichi, la presencia de este (y en parte de su familia) es capital para conseguir mantener al lector enganchado y permanecer en el recuerdo. Es evidente que el niño es un personaje muy bien construido y por el que el autor tiene un cariño especial, algo que se ve en el hecho de no solo acaparar todos los focos en esta obra, sino también por aparecer, ya más crecido, en varios relatos autoconclusivos de Ito que han sido recopilados en diversas colecciones (entre ellas en los tomos de
Sin embargo, el hecho de dar tanta visibilidad y peso a Sôichi y el apostar por un tono más humorístico y misterioso pasa factura en otros aspectos de la obra. Este tomo es muchísimo menos opresivo y terrorífico de lo que se espera de Ito. Es una ambientación habitual del mangaka, con escenarios, personajes y relatos mundanos y realistas, pero que carecen de esa capacidad de provocar reacciones en el lector simplemente viendo una perspectiva del fondo de un pasillo o la fachada de un edificio. En este sentido, es un buen tomo de iniciación al mundo del horror de Ito, ya que tiene suficientes elementos del autor como para enganchar a un neófito e incluso sorprenderle con el desarrollo y desenlace de algunas tramas, pero para el lector habitual es un tomo en general algo descafeinado, que aunque empieza arriba y hace buen uso del impacto inicial de Sôichi, acaba palideciendo en comparación con otras historias de estructura similar del autor, como
En el aspecto artístico pasa algo similar, aunque en este caso la calidad está fuera de toda duda. El dibujo de Ito es como siempre muy artesanal, con un exquisito uso de la tinta y con unos fondos realmente espectaculares en diversos tramos del tomo. Los personajes son del corte habitual al que nos tiene acostumbrado el autor, con rostros alargados y figuras espigadas, pero este diseño va un paso más allá en Sôichi y todos los aspectos que tienen relación con su mundo, mucho más conseguidos y con una gran demostración de imaginación y creatividad, aparte de aportar todo el mal rollo que puede haber. Como siempre no debemos esperar grandes alardes en la composición de las páginas, muy tradicional y sin riesgos. En general es un gran trabajo visual de Ito, incluso con algo más de personalidad que en otras ocasiones. En cuanto a la edición de ECC, hay que decir que se encuentra más cerca de la colección de
Las caprichosas maldiciones de Sôichi es un compendio de historias muy Ito, y a la vez algo separadas de lo que el autor suele ofrecernos. Es una obra que podríamos calificar como la manera de introducir Ito a un público menos acostumbrado al carrusel de opresión al que nos tiene acostumbrados, y que pese a tener menos terror como tal, posee un mejor uso del misterio, una gran dosis de humor negro y el enorme placer de conocer a un personaje tan grande y carismático como es Sôichi. A la espera de la salida al mercado del segundo y último tomo de esta obra, este primer volumen es una buena manera de pasar un rato tenebroso y divertido con ITO Junji, aunque algo por debajo de otros trabajos de este.
Valoración Final
Guión - 6
Dibujo - 7.5
Interés - 6
6.5
Las caprichosas maldiciones de Sôichi forma un sólido conjunto de relatos cortos cargados de humor negro y misterio, que entretienen pero que quedan algo lejos del nivel al que nos tiene acostumbrados Ito. Pese a todo, la calidad general y el personaje de Sôichi logran salvar los muebles de esta obra.