En el año 1857
Oshimi (
Las Flores del Mal llegó a España hace tres años de la mano de
Pese a esa enorme pasión, algo impropia para un muchacho de su edad, la vida de Kasuga es bastante normal y anodina hasta el fatal día en el que se deja el libro en clase. Al volver a recogerlo se encuentra con que la chica por la que suspira,
Al día siguiente, en clase el tutor les da una charla acerca del robo de la ropa de su compañera y Takao hace de tripas corazón para no explotar por el sentimiento de culpa que le hace sentirse sucio, un vulgar pervertido, pero se contiene y el trago pasa. La trama se complica cuando en la vuelta a casa se encuentra con
La historia sigue así durante unos días y Kasuga comienza a ver como su vida se resiente al verse obligado a quedar con Nakamura. Deja de salir con sus amigos, llega tarde a casa y desobedece a sus padres y vive en un estado de permanente tensión. No obstante llega una mañana en la que los compañeros de clase comienzan a acosar a Nakamura acusándola de robar el dinero del almuerzo de una de las chicas, a lo que Takao reacciona dando la cara por ella. Este acto se convierte en una espada de doble filo, ya que por un lado la mayoría de sus amigos y otros alumnos comienzan a tratarle como un apestado, pero por el contrario Saeki aprecia el gesto que ha tenido, lo considera valiente y acepta quedar con él para ir a una librería.
Parece que todo va por fin bien para Kasuga, que incluso precinta en una caja la ropa de la infamia y promete ante su retrato de Baudelaire no volver siquiera a verla. Pero el karma le tiene reservado un mal trago y Nakamura se entera de la cita. Justo al final del tomo la chica le desvela el último juego perverso que se le ha ocurrido: Takao irá a la cita, pero antes quedara con ella para que se ponga la ropa de Saeki debajo de la suya y pase así todo el rato que esté con ella.
Como podemos ver, y como el propio Oshimi anota al principio de este primer tomo, el principal pilar sobre el que gira la historia de Las Flores del Mal (o al menos de estos primeros arcos argumentales), es el acoso, el aislamiento, la incapacidad de encajar. El autor vuelca en esta obra bastante de sí mismo, ya que también sufrió de este acoso escolar en su juventud y tanto el pueblo, como la escuela, como muchos de los personajes están basados, total o parcialmente, en personas reales que pasaron por su vida. Por otro lado, si bien el aislamiento y la soledad es el tema que ayuda a vertebrar la obra, el elemento que hace mover los hilos es sin duda la perversión y el sentimiento humano. En este sentido Oshimi realiza un buen paralelismo con la obra de Baudelaire de la que toma el nombre y basa muchos aspectos de la historia en la búsqueda de la belleza y la comprensión de lo perverso, el tabú, las pasiones desatadas. Considera al ser humano como un animal de instintos y que solo consigue reprimirlos por obligación social, haciendo al lector reflexionar sobre hasta qué punto la soledad no provocaría que todos fuésemos en nuestro interior unos pervertidos.
Es un tema interesante este, que además articula la mayoría de los mangas de este autor, ya que incluso con un mínimo acercamiento a sus historias podemos ver esta reacción en la gente. La mayoría de lectores considerarían a Oshimi como un mangaka excéntrico, que toca temas muy raros, muy sucios, muy amorales, porque socialmente son temas que no suelen tocarse, aunque sean inherentes a todas las personas. Sin embargo muchos lectores consiguen superar este tabú y disfrutar de este pequeño placer culpable, de estas obras de culto que difícilmente proclamarías a pleno pulmón que son tus favoritas, pero que sin embargo te hacen disfrutar más que muchas otras.
Por otro lado hay que destacar que Shuzo Oshimi es uno de los autores con mayor intelectualidad del momento, vertebrando sus obras con una gran diversidad artística y bebiendo de fuentes como la literatura, el arte, el cine… En este primer tomo de Las Flores del Mal hace varias referencias al fin de cada capítulo (del 1 al 6 en este caso) sobre como gestó la obra, haciendo mención a esas fuentes del arte, como por ejemplo la inspiración que le supusieron las ilustraciones de
Por último hay que mencionar algo del dibujo de este primer tomo, que destaca sobre todo por la genial recreación de las expresiones teniendo en cuenta las situaciones a las que somete a los personajes, así como la gran representación del mundo interior del protagonista. Oshimi se siente como pez en el agua a la hora de representar la soledad de sus creaciones, pero sin embargo flojea algo más en el momento de plasmar las situaciones cotidianas. Si bien el diseño de personajes es muy bueno, con rasgos diferenciados y diferentes arquetipos tanto físicos como de personalidad, la composición resulta algo simple, y hay algunos problemas de perspectivas que da lugar a efectos raros. Algo que compensa con la maquetación de las viñetas en un sentido aberrante y con bocadillos y fondos hechos a mano e irregulares que imprimen carácter a las páginas.
Un genial punto de partida para Las Flores del Mal, un tomo vibrante y muy adictivo que pide con ansia que leas el segundo y conocer más de la historia de Kasuga y Nakamura, dos personajes con una construcción excepcional, especialmente la segunda, que se quedaran durante mucho tiempo con el lector tras haberles conocido por primera vez. Un pequeño gran placer culpable y un manga al que todo el mundo debería dar una oportunidad.
Valoración Final
Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 9.5
9
Primer tomo de Las Flores del Mal, de Shuzo Oshimi, una genial introducción a la historia de Kasuga y Nakamura que gira en torno a la perversión y los instinstos.
Muy buena reseña, Rubén! Honestamente desconocía al autor y su obra, pero me has animado a conocerla.
¡Muchas gracias por leerla! Comentarios así animan a seguir en ello. Intenta leerla,pero cuidado,que engancha 😉