Con un argumento muy bien construido, original y sorprendente hasta el final, nos llega Las luces del Amalou, una apasionante aventura con guión de Christophe Gibelin e ilustraciones de Claire Wendling, que da forma y diseña un entorno de fantasía y unos personajes muy carismáticos, en la que es su más conocida obra.
Wendling también ha participado en el making of de Sky Doll: Doll´s Factory, en el desarrollo de la película La espada mágica, y en la concepción gráfica del videojuego Alone In The Dark.
Me acerqué a esta serie por las buenas referencias que tenía acerca de su dibujante, Claire Wendling. Con los dos primeros volúmenes ya en mis manos y sin haberles prestado aún demasiada atención, uno de los ilustradores que me la recomendó aclaraba que la eclosión gráfica de esta artista se producía a partir del segundo número de la colección, tras su noviazgo con Benoit Springer, dibujante especialmente dotado que en Tierras Sombrías acercaba las maneras de Mike Mignola al cuidado dibujo europeo.
Ahora que ya he leído estas dos primeras entregas se hace evidente dicha progresión de Wendling y sólo cabe esperar aún mejores muestras de ello en el futuro. Pero es, mayormente, del argumento de esta obra de lo que hablaremos hoy.
Las Luces del Amalou es una historia extraña. Quizás en extremo ambiciosa aunque en su primer episodio no lo parezca en absoluto. Puesto que busca fundir dos tradiciones literarias muy distintas en un solo relato y no lo logra sin perder algo de su integridad y de su coherencia en la empresa.
Lo que en el primer número es una simpática aventurilla fantástica con bichejos extraños como protagonistas, en un registro cercano al de los cuentos, se funde a partir del segundo volumen con una trama que a todas luces recuerda a los mitos del origen. Aquellos relatos con los que las civilizaciones primitivas pretendían entender la génesis del mundo y la particular condición de la humanidad. En Las Luces del Amalou, concretamente, esta subtrama mítica aparenta familiar a los relatos babilónicos y judíos. Un árbol dador de vida y unos hermanos de cuyo enfrentamiento derivan posteriores conflictos; mancha que en ellos se inicia y que se extiende a sus “parientes” cual pecado original.
Y por lo que se ha visto a la altura de este segundo volumen, podemos decir que dicha fusión resulta un tanto chocante. La transición de la ingenuidad inicial al enfrentamiento y la conspiración fraticida, de un trasfondo argumental al otro, no genera tan solo sorpresa sino cierta desorientación. El tono de la historia, la melodía ambiental, se transforma rozando la distorsión.
Ahora bien, estos problemas no le restan interés al relato. Ambas líneas argumentales están desarrolladas de manera atractiva y su prevista imbricación ofrece no pocos interrogantes que, sin duda, despiertan la curiosidad. Es por esto que Las Luces del Amalou merece ser seguida, entendiendo que sus imperfecciones derivan de la voluntad que demuestra de llevarnos lejos. Algo que, a pesar de sus lastres, consigue.
¿¿¿Alguien sabe si ha salido Terre d’Ombres en España??? Me encanta Springer!!!!!!!
Salió sólo la primera entrega en la colección Europa de Planeta… y ciertamente, Springer es un dibujante sobresaliente.
Sí, es una pena que no continuasen la serie aquí. Tengo el integral francés y mejora a cada álbum.
Quizás se animen a retomarlo.
En Angoulême 2006 mi amigo Jesús se compró el último que tenían en Delcourt y me quedé muy mucho con las ganas… Estaría muy bien tenerla entera y entenderla bien (mi francés tira a nulo :P)