Edición original: Worlds’ Finest núms. 11 a 18 USA, Earth 2 núm. 15.1 USA, Annual núm. 1 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Paul Levitz
Dibujo: Barry Kitson, Emanuela Lupacchino, Geraldo Borges, Ken Lashley, Kevin Maguire, R.B. Silva, Robson Rocha, Scott McDaniel, Yildiray Cinar
Entintado: Guillermo Ortego, Wayne Faucher, Ryan Winn, Joe Weems
Color: Jason Wright, Matt Yackey, Rosemary Cheetham, HIFI, Carlos M. Mangual
Formato: Rústica, 232 págs. A color.
Precio: 20,50 euros
Esta es una de esas reseñas que son difíciles de escribir la enfoques como la enfoques. No se trata de un cómic complejo que permita varias lecturas o redefina la manera de hacer y contar historia. Tampoco es un cómic que haya reventado el mercado en cuanto a ventas se refiere. Ni sus protagonistas son grandes personajes. Ni es aclamado por la crítica… ¿Y dónde está la complicación? Pues que en los diez números que aglutina el tomo se dan cita en las labores gráficas nada más y nada menos que nueve dibujantes.
La enorme falta de un estilo uniforme lastra la lectura y por consiguiente la correspondiente reseña. Para no eternizarla y hacerla insufriblemente aburrida tan solo voy a centrarme en comentar la labor de cuatro de los nueve dibujantes: Scott McDaniel, Barry Kitson, Emanuela Lupacchino y Kevin Maguire.
No quiero desmerecer el esfuerzo de los demás dibujantes, pero es necesario cortar por algún sitio si queremos que esto tenga un mínimo de interés.
Aclarado esto nos ponemos manos a la obra.
El director de esta orquesta es el veterano Paul Levitz, viejo conocido por todos nosotros como un guionista solvente y un editor de renombre dentro de DC Comics, incapaz de volver a emocionarnos con esta colección como lo hizo durante los años ochenta. Que conste que haber escrito esto me causa un profundo malestar porque soy un gran defensor de Levitz y un enamorado acérrimo de su trabajo en La Legión de Superhéroes por lo que podéis haceros una idea de lo que me cuesta ser objetivo.
Paul Levitz no solo es un buen escritor, también ha sido el director editorial y presidente de DC Comics siendo responsabilidad suya todo cuanto pudimos leer entre los años 1989 y el 2009, por lo que no es de extrañar que fuera el encargado de escribir los libros que publicó Taschen con motivo del 75 aniversario de la editorial americana. Con semejante currículo es difícil pensar que estemos ante uno de sus trabajos más flojos.
Siempre cumplidor y profesional donde los haya sus historias se mueven entre el clasicismo y la modernidad, lo que lo hace el candidato ideal a escribir esta serie, pero algo falla. Falla porque estamos ante una historia superficial, excesivamente larga y sin concreción alguna, cambiando abruptamente de una trama a otra, mientras deseamos que haya más páginas que profundicen en la personalidad de Kara y Helena.
El villano de Apokolips se desvela en este tomo y persigue una y otra vez, por el simple placer de hacerlo, a nuestras protagonistas con el fin de lograr dos cosas: hacerlas sufrir y conseguir la tecnología necesaria que le permita volver a su mundo. Kara y Helena son meras comparsas reactivas de las acciones del villano que, tras torturar a Helena, escapa a través de un portal dimensional. Inmediatamente, mientras se recuperan del enfrentamiento, aparece una activista metahumana que está empeñada en acabar con la superficialidad de nuestra sociedad atacando desfiles de moda… Uff.
Ni siquiera la inclusión en el tomo del primer anual de la colección es capaz de remontar la sensación de que todo se queda a medias. Siempre es interesante ver a Helena como Robin y Kara como Supergirl en Tierra 2 pero la sensación de escozor en las neuronas no desaparece cuando seguimos pasando por encima de conceptos que merecen la pena ser explorados en profundidad.
Hago un inciso para comentar que ECC ha incluido también en este tomo el número 15.1 USA correspondiente al mes de los villanos en el que Paul Levitz, además del consabido capítulo del pasado del villano en cuestión, hace emotivo homenaje a la figura de Jack Kirby. Todo un detalle que ECC haya buscado incluir este número de difícil inserción en la colección donde debería estar y que no desentona en el conjunto del tomo.
En cuanto a los lápices vamos a empezar por comentar la labor de Kevin Maguire en la serie. Su trabajo es tan atractivo como breve. Nos podemos deleitar con sus trazos tan solo en uno de los números, pero nos encanta ese número. Aporta esa expresividad y humor que tanto le caracterizan y que lo convierten en todo un maestro en este campo. Sus dibujos son redondeados, sin curvas ni estridencias, sencillos que no simples, con dibujos amables que acarician nuestras retinas y nos enamoran por completo.
Sobre Barry Kitson solo podemos decir que su estilo sigue siendo muy reconocible, de trazo limpio, algo menos rígido que en sus anteriores trabajos, pero en esencia capaz de aportar a la serie el tono y el ritmo que precisa la historia. Lástima que parece seguir estancado en cuanto a expresividad facial se refiere, porque podría dar más de sí con dos personajes que necesitan transmitir más emociones de las que el guionista puede sugerirnos en los textos.
Nos detenemos ahora en el trabajo de Emanuela Lupacchino. Tras dejar Marvel y su trabajo en Factor-X aterriza en la serie para hacerla suya. Dotada del mismo talento que Maguire, pero sin llegar a su maestría, imprime la fuerza expresiva a los rostros que, volviendo a lo de antes, tan bien le sienta a la serie. ¿Os dais cuenta de que estamos dando vueltas sobre lo mismo? Dibujantes capaces de dibujar sentimientos y emociones en los rostros de los personajes.
Y por último he dejado a Scott McDaniel del que me declaro ferviente admirador por tener el estilo más original y marcado de todos los anteriores… pero puede que fuera antes de dibujar este serie. No sé muy bien si la culpa la tiene el propio McDaniel o el entintador pero sea de quien sea la culpa, su estilo, marca de la casa, se ha perdido por completo. Sus dibujos carecen de la fuerza de antaño y quedan lejos de tener esa frescura con la que pudimos disfrutarlo en Nightwing o en Batman. Tanto ha mutado que está totalmente irreconocible. Una verdadera lástima que también me recuerda el extraño caso de involución sufrido por Larry Stroman. De todos modos si nos fijamos mucho podemos intuir algún pequeño detalle que nos deja entrever que detrás de ese cambio sigue estado el Scott McDaniel que un día nos emocionó.
En definitiva estamos frente a un cómic que podría darnos más en manos de tan experto guionista pero que parece estar ya viviendo sus horas bajas. Espero, sinceramente, que la siguiente saga recupere conceptos abandonados apresuradamente y pueda reflotar una serie que arrancó con más fuerza y garra de la que ahora mismo hace gala. Power Girl es un personaje que está mucho más definido que en su encarnación anterior, donde sus orígenes se aglutinaban uno encima de otro sin mucho sentido, por lo que esperamos grandes cosas de ella y el tándem que hace con La Cazadora a modo de un Batman y Superman femenino.
De esta serie sólo leí los dos primeros números y la deseché; y luego, por el cruce con Batman/Superman lei un par mal igual de nefastos.
No he leído su legión de superhéroes, que creo que todo el mundo considera su gran obra, pero creo que al Sr Levitz se le acabó la chispa hace tiempo. Así que casi mejor que se haya retirado, como creo que leí, de la serie semanal de Tierra 2.
No me dan ganas de leerlo ni porque está relacionada con mi serie favrita de DC, Earth 2.