El horror de lo desconocido
«La oscuridad había aumentado considerablemente,
y lo único que la atenuaba era el brillo del agua
que reflejaba la cortina blanca que había ante nosotros.
Numerosos pájaros gigantes, de pálida blancura,
volaban ahora sin cesar al otro lado del velo,
y recitaban con su graznido el eterno Tekeli-li
mientras desaparecían de nuestra visiónLa aventura de Arthur Gordon Pym, Edgar Allan Poe»
Antes de entrar en lo desconocido, y en el más desolador y terrorífico mundo creado por el autor H.P. Lovecraft, es de rigor saber quién es el autor de esta obra. TANABE Gou (1975) es un autor japonés. Su obra se ha centrado, por lo menos en los últimos años, en el relato de suspense o de horror. Pasó al primer plano en su país al ganar el premio Shiki en 2003, premio que otorga la revista Afternoon. La obra premiada fue Sunakichi. Sus obras más reconocidas han sido Kasane, Maken (adaptando a H. P. Lovecraft) y Mr. Nobody. Maken o tal y como la conocemos en España El Sabueso y otras historias de H. P. Lovecraft se trata de un conjunto de relatos cortos salidos de la compleja mente del autor de Providence. TANABE Gou comenzó allá por 2007 su idilio con la obra de H.P. Lovecraft con una serie de historias bajo el título Outsider, en la Comic Beam de Enterbrain. Posteriormente, ha adaptado otras historias al manga obras como The Colour Out of Space siendo la que tenemos entre manos En las montañas de la locura. Algunas de sus recientes obras inspiradas en mundo ideado por H.P. Lovecraft han estado nominadas a premios como el Osamu Tezuka Award o los premios Eisner, como es el caso de Toki o koeru kage, adaptación de La sombra fuera del tiempo.
No es fácil trabajar o desarrollar una obra del calado de la que tenemos entre manos si es un derivado o una adaptación de la bibliografía de H.P. Lovecraft. Recientemente obras maravillosas como Providence de Alan Moore ponen en la mesa un extenso trabajo de documentación, comprensión y traslación al medio, que enriquecen el complejo mundo de los mitos ideados por este peculiar autor.
Afortunadamente, y sin ser lector de manga, cayó en mis manos En las Montañas de la Locura. Con la lectura de esta obra seremos testigos de una historia absorbente, con momentos terroríficos, y sobretodo magníficamente desarrollada por Tanabe.
Kyouki no Sanmyaku Nite, título original de esta obra, es una adaptación de la novela At the Mountains of Madness de H. P. Lovecraft. La edición por parte de Planeta Cómics consta de dos volúmenes en formato cartoné, de 15 x 23 centímetros. La primera entrega consta de 288 páginas y la segunda de 330.
La obra empieza de manera pausada, con un ritmo que no hace más que abrir el apetito para lo que se irá cociendo poco a poco. La manera que el autor relata la historia congenia a las mil maravillas con esa intranquilidad y temor a lo desconocido que impregnan las obras “lovecraftianas”. La introducción está perfectamente ejecutada, marcando el tono de la obra; y presenta los temas que la historia irá desarrollando. La escala es clave para la habilidad de Tanabe como narrador, tanto en el sentido físico como en la dimensión del tiempo.
Es esta singular visión espacio temporal, que une la historia con la presentación visual, hace de En las Montañas de la Locura posiblemente la mejor adaptación de H.P. Lovecraft al medio de los cómics y eso que ha habido bastantes y muy destacables, como Providence de Alan Moore y Jacen Burrows o Fall of Cthulhu de Michael Alan Nelson.
El trabajo de Tanabe tiene éxito puesto que se enfoca y se desarrolla magistralmente sobre el plano de ciencia ficción de la historia original: un grupo de exploradores que se aventuran en lo desconocido y se encuentran con “algo” que no es en puridad de este mundo. La película de John Carpenter The Thing (película inspirada claramente en Lovecraft y sus mitos) es el perfecto ejemplo de atmosfera y clímax que transfiere la historia en su conjunto.
Tenemos que hacer un ejercicio de comprensión. La obra literaria es hija de su tiempo. A principios de 1900, hasta casi mediados de siglo, la Antártida era esa frontera desconocida para el ser humano. Es una elección comprensible, por tanto, centrar la historia en esa inhóspita zona de la Tierra donde la imaginación puede volar libremente y donde los miedos pueden aflorar en cada sombra y cada fenómeno que no alcanzamos a comprender, es a todas luces una elección perfecta. Para el lector moderno, viajar a la Antártida no es más que una actividad lúdica, pero en 1931, fecha de publicación de la obra original, ese continente era un misterio. La vida en ese lugar de la Tierra es aparentemente inexistente. Las condiciones climáticas son extremas y la soledad es infinita. Es un lugar inhóspito no solo para la existencia humana sino para la vida tal como la conocemos. Por tanto, en la mente de Lovecraft, es un símil perfecto de lo que el universo es en su conjunto.
En la biografía del icono del terror (I Am Providence, 2013), S. T. Joshi dedica un capítulo completo a contarnos como Lovecraft era un gran admirador y amante de todo lo relativo a la exploración ártica: “Lovecraft informa que para 1902 (tenía por entonces 12 años) había leído todo hecho real que se había publicado o ficción sobre la Antártida esperando las noticias de la primera expedición de Scott (Robert Falcon Scott)”. Una de las primeras historias favoritas de Lovecraft, The Frozen Pirate (1877) de William Clark Russell, también se refiere a un horror de los viejos tiempos que se está descongelando en la época en la que se narran los hechos.
Tanabe consigue que, a pesar de las diferencias entre la repercusión de esta historia en la mentalidad de una persona de hace casi cien años, y la de un lector de la actualidad, el sentimiento sobrecogedor de la inmensidad de lo desconocido y de lo inhóspito del lugar cale en nuestro corazón de manera desoladora. El autor lo consigue calmadamente, con parsimonia podríamos decir, pero con una exquisitez que hace del primer tomo una lectura maravillosa.
La obra trasmite desde el minuto cero esa sensación propia de toda obra de ciencia ficción e intrínseca a Lovecraft, en la que el descubrimiento de una historia oculta, unos hechos desconocidos para el ser humano, conduce a una inevitable catástrofe. No se trata del conocimiento a través del descubrimiento, que aboque a un cambio en el mundo, sino una revelación de la verdad ya existente, una verdad que en el caso que nos ocupa supone que los pilares que sustentan nuestro conocimiento caigan cual piezas de ajedrez. Esta situación se transmite muy bien en el equipo que conforma la expedición. Son todo hombres de ciencia. Cada uno de ellos son expertos en una materia concreta necesaria para el estudio de campo, y todos ellos comienzan a perder ese punto de objetividad propia de las ciencias cuando los datos que van descubriendo escapan del raciocinio. El éxito de la obra en sí, y perfectamente reflejado por la maravillosa composición de cada viñeta y rostro de los personajes, es vivir la evolución de cada personaje, siendo sus rostros el espejo perfecto de sus sentimientos, del horror, de la pérdida de cordura, y por ende su adentramiento en las partes más oscuras de nuestra psique.
El segundo volumen, con la intriga en la que se desenvuelve el primer tomo, es ya diametralmente distinto. Si la parte que conforma la primera entrega transmite muy bien esa sensación de no saber qué ha pasado, qué ha ocurrido, y qué terrible secreto esconde la inmensidad del ártico, ahora estamos en la fase del descubrimiento. Si el atisbo de lo que venían a ser los Antiguos se expone con cuenta gotas en el principio de la obra, ahora con todo su esplendor y muy acorde con el trabajo de H.P. Lovecraft conoceremos el origen de esta seres ancestrales que estuvieron en la Tierra hace milenios. Su llegada, desarrollo, esplendor, enfrentamiento y caída son maravillosamente expuestos con páginas de una calidad incuestionable. Lovecraft se tomaba su tiempo en describir lo que su imaginación quería exponer. Si bien Tanabe es igual de detallista, y con un trazo de innegable calidad consigue poner imagen a unos seres de difícil traslado y conceptualización gráfica. El gran Cthulhu no aparece, solo es mencionado (brevemente vemos su imagen) y esa sensación, el autor consigue mantenerla. Hubiese sido más fácil darnos lo que queremos los seguidores de los Mitos, pero el primigenio solo puede percibirse, sentirse; siempre estuvo ahí, mucho antes que nosotros. Una vez que entendamos eso, entenderemos nuestro verdadero e insignificante lugar en el cosmos. El autor de esta obra gráfica lo sabe y lo transmite a la perfección.
Gráficamente estamos ante una maravilla. Composiciones de una calidad soberbia. La traslación del momento en el que los expedicionarios van percibiendo que hay algo en esas montañas, con momentos en los que los espejismos parecen dar a entender que existe una ciudad oculta, consiguen que el lector piense que es Tanabe el que ha obtenido una foto directamente desde esa avioneta que se introduce en lo desconocido. Las criaturas y seres ancestrales son puestos en papel de una manera muy fiel a lo que siempre se ha reflejado siguiendo los cánones establecidos por H.P. Lovecraft. Los seres humanos son pincelados en su infinita debilidad e insignificancia. La pérdida de raciocinio, introduciéndose cada vez más y más en la locura es magníficamente reflejado por el autor. Los claros oscuros son puestos en escena de manera perfecta creando un adecuado clímax que nos lleva directamente al terror, hacia lo que nuestros ojos no consiguen ver ni nuestros sentidos percibir.
En definitiva, una obra en dos volúmenes que no debe dejarse en el tintero. Una perfecta adaptación de unas de las obras de terror más importantes del siglo 20. Si no eres lector de manga como el que suscribe, no puedes esconderte en esa cómoda habitación de lo que conoces. Abrirse a otros géneros permite conocer joyas como la que nos ocupa. Si ya encima eres lector de obras de esta índole no dudes en adquirir lo que a todas luces es una de las obras a destacar en este 2021.
Lo mejor
• El fiel reflejo de la historia original.
• El climax.
• La hitoria de los antiguos.
Lo peor
• Que por tratarse de una obra manga haya lectores que no accedan a esta maravilla.
La belleza del horror
Guión - 9
Dibujo - 9.4
Interés - 9.1
9.2
Una fiel adaptación de una clásico imperecedero, magistralmente plasmado por TANABE GOU. Un imprescindible en toda regla que hará las delicias de los seguidores de H.P. Lovecraft, y de los que no lo son.
Excelente adaptación de la novela corta de Lovecraft, yo no soy tampoco de manga que digamos y aun asi suscribo que es una maravilla de obra. Mal no les ha funcionado a Planeta que ya han anunciado el Color que cayo del cielo. Por cierto también Tanabe a adaptado la inmortal «La llamada de Chtulu» , a ver si traen las obras que faltan de este hombre del universo lovecraftiano
El autor es un amante de la obra de H.P. Lovecraft y se nota. El resto de obras no las he leido pero en cuento las publiquen irán a la cesta de la compra.
No es fácil trasladar a Lovecraft al cómic con pericia (si no eres Breccia o Moore) o directamente hacer buen cómic de terror (del que produce escalofríos) tampoco es nada fácil. Con EL SABUESO Y OTRAS HISTORIAS Tanabe ya conseguía ambas cosas. Aquí todo pasa a mayores, en todos los sentidos. Si a caso me gustaría algo más de variedad en las expresiones de los rostros. Hay personajes que parecen la foto fija de Elijah Wood atravesando Mordor durante toda la obra. Pero es un detalle menor. Ojalá sigan publicando estas adaptaciones porque ya son una compra fija.
Esta obra es muy potente. Igual el problema es el trauma que nos quedó con la cara de Elijah, que yo siendo un incondicional de la trilogía sigo con espasmos esa parte en la que parece metido. Aunque si te das cuenta creo que el es así……………