Hablar de la Legión de Superhéroes es hablar, inevitablemente, de Paul Levitz su guionista más relevante, con el permiso de Siegel, Swan o Shooter, que enriqueció el vasto elenco de personajes incluyendo subtramas que discurrían paralelamente a las aventuras centrales, potenció la interacción entre todos ellos y dejó tras de sí arcos argumentales tan míticos como La Saga de la Gran Oscuridad, Proyecto Universo o la que nos atañe, Las Guerras Mágicas.
La Legión se presentó en sociedad en el Adventure Comics #247 (1958), donde aparecían tres jóvenes venidos del siglo XXX que ofrecían a un sorprendido Superboy unirse a su grupo de héroes del futuro, la Legión de Superhéroes. El editor de aquel entonces, el siempre controvertido Mort Weisinger, no quería que aquellos nuevos personajes tuvieran continuidad, pero la insistencia de los lectores que quedaron atrapados por el concepto hizo que se fueran incorporando de forma progresiva como secundarios de las aventuras de Superboy.
Con su popularidad en aumento, no fue hasta 1962 que estrenaron su propio serial dentro de la colección que los vio nacer, Adventure Comics, en las que Jerry Siegel y Curt Swan apartaron a la Legión de Superboy, enriqueciendo su propio universo con secundarios tales como la Legión de Sustitutos. En 1968 llegó a la serie un precoz Jim Shooter, en plena adolescencia, que se encargó de añadir un buen elenco de villanos a la colección, entre los que destacan los Cinco Fatales, y personajes tan relevantes como Ferro Lad y Karate Kid.
Pero el éxito pronto abandonó al grupo y este desapareció editorialmente hasta que fue de nuevo recuperado en 1971 de la mano de Cary Bates y Dave Cockrum que fue el responsable de todo un rediseño de los legionarios a nivel de vestimenta. La popularidad del grupo aumentó de nuevo y en 1980 acabó por renombrarse su serie solo como Legión de Superhéroes, eliminando del título a Superboy. Algo que ocurrió en el número 259.
Dos años después de aquello fue cuando Paul Levitz llegó a la colección (anteriormente ya la había escrito de forma esporádica) en la que estaba destinado a hacer historia, acompañado de dibujantes tan importantes como Steve Lightle, Pat Broderick, Greg LaRocque y Keith Giffen (llamado a ser el digno sucesor de Levitz en la colección). El primer número de Levitz en la serie fue el 284 y el resto, como comúnmente se dice es historia.
Lo que empezó en 1982 llegó a su fin en 1989, en la que iba a ser la última gran saga de Levitz al frente de la serie, compuesta por cuatro números (#60-64) y cuyo título fue, acertadamente, Las Guerras Mágicas. Levitz llegaba al final de su etapa y lo hacía con un arco en el que quería mandar un mensaje a los lectores que de alguna forma habían estado ahí desde el principio. Se acababa la magia y llegaba la era de la tecnología.
Las Guerras Mágicas no es de las mejores historias de Levitz en la Legión, pues su concepto no deja de ser muy simple y el escritor desarrolla la trama ya con claros signos de desgaste, sin esa magia a la que alude la historia que nos cuenta en este arco final. Levitz ya estaba inmerso desde hacía tiempo en sus tareas ejecutivas dentro de DC y dedicaba su tiempo libre, es decir tres domingos al mes, a escribir la Legión. Una tarea que empezó al querer dedicarle más tiempo a su familia y tuvo que tomar la amarga decisión de dejar de escribir a la Legión. Tal vez por eso este último suspiro de Levitz en la serie resulta tan desconcertante en cuanto a su ejecución global, por contener altibajos en su planteamiento y destilar una especie de melancolía que bien puede ser entendida como la del propio Levitz al tener que dejar la serie.
Y es que todo empieza cuando tras una nueva elección de líder de la Legión, la tecnología comienza a fallar y la magia resurge con fuerza en el universo. Una inversión de roles para una serie en la que la tecnología era algo fundamental para narrar las aventuras de un grupo de héroes mil años más avanzados. Tecnología y ciencia, los pilares de la serie se ven amenazados por algo que llega del Mundo de los Hechiceros dispuesto a poner en jaque a todo el universo.
Levitz es fiel a su estilo y no deja de trabajar las subtramas que discurren en un segundo plano a la trama principal permitiendo mantener el interés por una historia que no acaba de estar bien resuelta en su ejecución, salvándose por su final cargado de emotividad. Un final que rezuma esperanza, tal y como reflejan las palabras de Sensor Girl mientras mira al lector directamente. Es el adiós de Levitz y la manera de despedirse de todos los aficionados.
La crisis universal que plantea Levitz en Las Guerras Mágicas pone en jaque a la Legión a muchos niveles, viéndose superada por una situación que excede a sus poderes, pues la magia se mueve por caminos inexplorados para legionarios como Fuego Solar, Lobo Gris o Ultra Boy. De nada sirve poder proyectar campos magnéticos, ni leer la mente, ni lanzar rayos eléctricos, cuando tu enemigo esta muy por encima de todo eso y desafía a las propias leyes físicas. La magia se vence con magia y es a ella a la que recurre Levitz para salvar la situación con Sensor Girl a la cabeza y la Bruja Blanca como la escudera resolutiva.
Levitz parece proyectar su propio estado de ánimo a Sensor Girl que, aun habiendo sido elegida para capitanear la Legión, no se siente a la altura del cargo que acaba de alcanzar. Es como si Levitz, que ya estaba subiendo puestos de forma interna en DC, se hiciera esa pregunta en voz alta a través de la Princesa Projecta. Por eso toda esta historia hay que verla más como la ejecución final de un Levitz que deja que se filtre demasiado de su estado anímico al conjunto de la historia y esta acaba por resultar algo vacua en cuanto a la forma, no así en el fondo. Un fondo que esconde un sinfín de emociones y experiencias personales que se dejan ver con claridad a poco que el lector esté familiarizado con la carrera de Levitz.
Acompañando a Levitz nos encontramos con Keith Giffen al dibujo, donde su estilo se simplifica más, perdiendo expresividad, a favor de una narrativa mucho más medida en una cuadrícula de tres por tres viñetas por página. Un estilo donde la línea recta impera, el detalle se pierde, pero se gana fuerza y dinamismo en una época en la que Giffen ya estaba destinado a heredar el control de la colección a la salida de Levitz. Un Giffen que acaba de pasar por un momento duro en su carrera cuando en 1986 se publicó un artículo en el Comics Journal donde se examinaban los radicales cambios de estilo que había experimentado y en el que se le acusaba abiertamente de estar copiando el trabajo del dibujante José Antonio Muñoz. Las consecuencias de esto no se hicieron esperar y la reputación del autor se vio perjudicada, siendo una víctima colateral de ello la desaparición de su personaje Ambush Bug de los cómics de DC por considerarlo una mala imagen.
Sin embargo, el trabajo gráfico es más que notable y se adapta a la perfección al tono de la historia, en la que los legionarios lucen un nuevo aspecto, con uniformes rediseñados, más modernos, más agresivos fruto del trabajo de Giffen en números anteriores.
Las Guerras Mágicas son el adiós de Levitz y el mensaje final que deja a los lectores para que no crean que tras su marcha no habrá más Legión posible. Una obra que es un punto final para Levitz y un punto y seguido para los aficionados, que destila cariño, pero que no acaba de funcionar como debería haberlo hecho en otras circunstancias. Un trabajo muy influenciado por las emociones de su escritor y que no destaca por encima de otros arcos, pero sí permite darle un digna despedida al que sin duda ha sido uno de los mejores guionistas de este peculiar grupo del siglo XXX.
Larga vida a la Legión.
Guion - 6
Dibujo - 7
Interés - 6.9
6.6
Final de ciclo.
Una saga final en la que Levitz es muy conesciente de que se ciera un ciclo y que llega otro muy distinto, con una Legión nueva, remasterizada para los nuevos tiempos, en los que era necesario cambiar el rumbo general de la serie.
Como ya comenté en la entrada de La Gran saga de la Oscuridad, conocí a la Legión gracias a las ediciones sueltas que llegaban a Argentina por parte de Zinco. Creo que tardé unos diez años en conseguir los primeros tres números de esta saga, y nunca conseguí el final. Con lo cual tardé algo así como otros diez años en leer el final de la historia. Si bien es cierto que la historia tiene cierta incoherencia en su desarrollo, también es cierto que es un final, particularmente emocionante para los lectores que seguiamos la serie en aquellos años. Tal vez, mi lectura está mellada por el tiempo que transcurrió hasta poder leer el final (bendito internet) pero me pareció particularmente emotivo como fin de una era. Aún guardo con cariño aquellos números de Zinco-los que logré juntar a lo largo del país, visitando toda tienda de segunda mano que me cruzara- y cada cierto tiempo los releo. Y a pesar de saber las tramas de memoria, y conocer hasta los personajes secundarios que circulan en la obra, sigue gustándome como el primer día. Me sigue pareciendo genial el tratamiento de los personajes (Si hubiese podido yo también votaba por Sensor Girl). En fin, probablemente, como todo habla desde la añoranza y el cariño, que todo embellece, pero Las Guerras Mágicas siempre contarán, para mí, como una de las grandes sagas de comics de todos los tiempos.
Y seguimos a las puertas del FIVE YEARS LATER, el tebeo maldito de Giffen, en lo que fácilmente podría ser prioridad UNO dentro de la línea Reediciones Imposibles ECDC presenta:
http://michelfiffe.com/wordpress/wp-content/uploads/2010/07/Legion-Cover.jpg
En el tomo 17 de Planeta donde se recopilo el trabajo de Levitz, anunciaban que continuarían con el trabajo de Giffen en Legión… una lástima que no se materializara. A ver si alguien se hace oídos al respecto. 🙂
Gracias por comentar y por compartir momentos tan intensos, como gusgus, respecto a la Legión. Unos secundarios que han sido capaces de levantar pasiones entre los aficionados.
Acabo de encontrar esto por internet, en inglés por supuesto, así que a leer. Y si, merece una edición en español
El run de Giffen posterior a las guerras mágicas, junto con Tom and Mary Bierbaum, siempre me parecieron geniales. Primero lo asombroso de cómo quedó todo luego de las guerras mágicas (5 years later), y luego lo absurdo pero igual divertido de la realidad cambiada al glorithverse. Absolutamente ignorada y subestimada, esta nueva etapa planteó una forma de contar aventuras de una nueva legión de superheroes por fuera de lo estandar de aquella época e incluso ahora. Lamentablemente debieron lidiar con las incongruencias post Crisis Tierras Infinitas (Valor, Legion SW6, clon de supergirl) y apenas pudieron llegar con cierta dignidad hasta Hora Cero. Este ciclo merece que algún día sea traducido y ser redescubierto por mucha gente.