Liga de la Justicia Oscura Núm. 7

 

Edición original:Justice League Dark núms. 24 y 25 USA, Trinity of Sin: The Phantom Stranger núm. 14 USA, Constantine núm. 9 USA y Trinity of Sin: Pandora núm. 6 USA
Edición nacional/ España:ECC Ediciones Liga de la Justicia Oscura Num. 7
Guión: J.M. DeMatteis, Ray Fawkes
Dibujo: Aco, Beni Lobel, Fernando Blanco, Francis Portela, Mikel Janin, Staz Johnson
Entintado: Jeromy Cox, Guillermo Ortego, Vicente Cifuentes
Color:HIFI, Brad Anderson
Formato: Rústica, 120 págs. A color.
Precio: 11,95 euros

 

No soy una gran fan de las historias donde demonios, espíritus y magia se dan la mano, por lo que la Liga de la Justicia Oscura parte ya en desventaja por mi poca afición a este tipo de cómics. Reconozco que hay grandes cómics en los que la magia aporta lo que precisamente hace grande a la historia como ocurre en Los Libros de Magia de Neil Gaiman o en el propio Sandman, por poner un par de ejemplos que si me han atrapado por completo. Pero normalmente las historias donde hay magia no me atraen porque me cansa el repetitivo uso que se hace de los conjuros y los diálogos interiores de los personajes. Parece que sin angustia y dolor interior no puede haber magia. El conflicto no solo es externo, sino también interno y aunque suena bien, dicho así, siempre termino por perder el interés por la cantidad de personajes estereotipados que abundan en este género.

En el caso de este número tengo que decir que hay dos partes bien diferenciadas y son los números correspondientes a la JLD y los de la serie de Constantine, El Fantasma Errante y Pandora. Mientras que los primeros son un claro ejemplo de lo anterior, con diálogos internos, su lectura se hace entretenida tanto por la labor de DeMatteis como por los exquisitos dibujos de Mikel Janin. En los siguientes números, necesarios por formar parte del crossover denominado La Plaga, siguen el mismo patrón pero su lectura se hace más pastosa y pesada por la reiteración que se hace una y otra vez de lo que está ocurriendo.

Todo empieza cuando Constantine despierta solo en la Casa de los Secretos tras el terrible enfrentamiento con el Sindicato del Crimen. Todo parece indicar que es el único superviviente de la masacre, pero se niega a creerlo y emprende la búsqueda de los que ya considera sus compañeros. En su recorrido descubre como el mal del mundo se aglutina en un ser de poder indescriptible. Como no podría ser de otra forma van apareciendo nuevos aliados que le permiten a Constantine acumular suficiente poder para enfrentarse al mal puro. El Fantasma Errante, La Cosa del Pantano, Pandora o la Enfermera Pesadilla son los que unen sus fuerzas en un ataque desesperado que no parece terminar muy bien.

El concepto en sí mismo de la JLD me parece muy interesante. Dar un toque más superheróico a unos personajes que, por separado, funcionan bien en medio de historias oscuras y llenas de demonios, para unirlos en un equipo y hacer que se enfrenten como una unidad de choque contra esas amenazas que escapan de las habilidades más físicas de Superman o Green Lantern. Me parece un punto de partida muy interesante. Más cuando en dicho equipo está Zatanna, Deadman u Orquídea Negra bajo la dirección de un grandísimo HdP como Constantine. Y aun así la serie está llena de agujeros de los que dio signos de recuperarse con la llegada de Jeff Lemire, para volver a caer de lleno con su marcha.

Eso no significa que J.M. DeMatteis no haga un buen trabajo, que lo hace, pero se ve inmerso en un crossover con unas series y unos personajes que aportan más como secundarios que en sus propias colecciones. La historia se alarga innecesariamente y cae en esa reiteración de conceptos que hace que todo se vuelva espeso y cansino. Un planteamiento más corto hubiera ayudado mucho, ya que lo que nos quieren contar no da para tantas páginas y tantas colecciones. Menos es más.

Tanto se alarga la cosa que no podremos leer en este número la conclusión de la historia y deberemos esperar a la publicación del número 8, en agosto, por parte de ECC para poder descubrir cómo termina con una nueva dosis del Fantasma, Pandora y Constantine. Una auténtica locura en cuanto a lo que extensión se refiere.

Ray Fawkes tiene en sus manos el destino de Pandora y de Constantine, dos patatas calientes que necesitan de un guionista más sólido y menos convencional, mientras que las cabeceras de la JLD y El Fantasma Errante se las reparte DeMatteis, siendo la primera la estrella y la segunda un intento incomprensible por darle serie a un personaje secundario que bien usado en esa labor puede, como ya hemos visto en otras ocasiones, aportar infinitas posibilidades.

De cómo manejan a La Cosa del Pantano casi ni hablamos porque denotan un desconocimiento del personaje tan grande que queda relegado a ser una mera comparsa en medio de la acción. Una verdadera lástima el mal uso que hace de él. Pero lo que ya parece absurdo es la inclusión de la Enfermera Pesadilla cuyo papel parece ser el de cruzarse frases picantes e ingeniosas, o eso creen los guionistas, con John Constatine. Si no sabes qué hacer con un personaje tal vez es mejor no ponerlo, porque se va a notar que esta para rellenar. Igual me tengo que comer mis palabras cuando salga la conclusión de la saga, pero me extrañaría mucho.

Resumiendo… Fawkes debe esforzarse más por buscar nuevos caminos y DeMatteis debe trabajar profundamente su labor en el Fantasma y evitar las fórmulas facilonas como recurrir a un crossover alargado que pueda reflotar las ventas.

De lo que me he enamorado es de los lápices de Mikel Janin. Su habilidad para situarnos en la acción, su elaborado trabajo con los fondos y lo expresivo de su trazo limpio y claro, hacen que los números de la JLD sean una delicia visual. No todos los dibujantes actuales se detienen a ambientar las escenas con unos fondos elaborados que permiten poder saber más sin necesidad de que se nos diga mediante texto.

Las demás colecciones están en manos de ACO (Constantine), Beni Lobel (Constatine, que podría ser discípulo aventajado de Janin), Francis Portela (Pandora) y Fernando Blanco (Fantasma Errante) cuyos estilos parecen los más adecuados para unas series que tienen un pie dentro y otro fuera del género superheróico. Me quedo de todos ellos con Francis Portela por su trazo recto y enérgico y lamento que su trabajo esté relegado a una serie que, bajo mi punto de vista, no debería ni estar siendo publicada. Espero que se den cuenta pronto en DC Comics de su potencial y le den una serie donde pueda lucirse mucho más.

Un cómic irregular que se estira innecesariamente en una historia que no lo merece, con personajes secundarios intentado ser lo que no son y unos guionistas que deben hacer los deberes si quieren ser capaces de darnos más que un conjunto de protagonistas enfrentándose al mal a golpe de conjuro.

P.D. Me encanta la portada del número 9 de Constantine dibujada por Howard Porter y el colorista de la serie Brad Anderson. Me gusta por sí misma, por ese Constantine reventado y postrado de rodillas, pero sobre todo porque me fascinan esos cómics cuya portada no tiene nada que ver con lo que hay en su interior.