Narcisismo cotidiano.
«Porque estoy poniendo de mi parte y dejando mi ego a un lado, rebajándome pidiendo disculpas, para que os sintáis especiales.»
Tras la buena acogida Rotunda (Andana Gràfica), aunque no tanta como se merecía ese brutal retrato de las miserias de la sociedad ultracapitalista en la que vivimos, quienes habíamos disfrutado de este primer trabajo teníamos curiosidad por saber si Candela Sierra (Ronda, 1990) confirmaba todo lo que había apuntado en su páginas, así que la reciente aparición en nuestras librerías de Lo sabes aunque no te lo he dicho (Astiberri) se tornaba en una suerte de revalida para ella. Un examen que ha superado con creces gracias a un cómic enorme que nos sitúa frente a un espejo en el vemos algunas muestras del egocentrismo y la absoluta falta de comunicación que marcan nuestra cotidianidad. Un problema que se asocia a los jóvenes y al entorno digital, pero que en las páginas de esta obra vemos que es algo mucho más transversal y tiene mucho más que ver con un culto al yo desmedido que provoca una falta de autocrítica y empatía que ha creado una sociedad enormemente narcisista.
A través de un montón de historias breves de carácter costumbrista que se van entrelazando gracias a cruces casuales entre los diferentes personajes o diversos elementos visuales, Candela Sierra nos propone una obra con la que inevitablemente nos vamos a ver reflejados nosotros o algún conocido, siempre que tengamos un mínimo de capacidad crítica. En las páginas del cómic nos encontramos con un catálogo completo de muchos de los males que aquejan a nuestra sociedad como el consumismo más desenfrenado, las relaciones superficiales tanto de amistad como sentimentales o sexuales, la incapacidad para escuchar a nuestros interlocutores, la necesidad imperiosa de conseguir la aprobación del resto, etc… Un muestreo de seres humanos vacuos y vacíos, únicamente preocupados por sí mismos que buscan diferenciarse del resto, pero que cada vez se parecen más entre sí, convertidos en satélites que orbitan sobre sí mismo ajenos a todo lo que sucede a su alrededor. Algo que puede hacer que algunos lectores se sientan incomodos al ver desde fuera alguna de sus actitudes diarias. La autora malagueña busca darnos una visión satírica de la realidad y en ningún momento se permite el lujo de juzgar a los protagonistas o tratar de explicarnos como debemos comportarnos dejando que seamos los lectores quienes saquemos las conclusiones pertinentes si queremos hacerlo.
El estilo gráfico que Candela Sierra ha empleado en Lo sabes aunque no te lo he dicho se caracteriza por una línea sencilla, muy limpia y tremendamente elegante que la emparenta con Olivier Schrawuen (Guy, retrato de un bebedor) junto con unos colores luminosos similares a los de Brecht Evens (Jolgorio). Esas influencias no solo se encuentran en la parte gráfica también en su capacidad para hacer una radiografía de la sociedad actual desde la experimentación visual de la misma manera que los dos autores belgas. Pero La autora malacitana tiene un estilo propio tanto en lo puramente visual como en lo narrativa, que aquí se traduce en una composición de página clásica formada sobre todo de tres tiras de viñetas, pero que abandona con frecuencia para emplear elementos propios del cómic que casan a la perfección con lo que necesita la historia. Algo que se repite en numerosas ocasiones y no solo con la composición de la página, también desenfocando y deformando imágenes, llenando las páginas de metáforas visuales y chistes metalingüísticos. Una serie de recursos que no están puestos únicamente para demostrar su dominio del lenguaje del medio sino para potenciar el mensaje y en cada uno de ellos se puede observar el porqué de su uso.
Como es habitual cuando estamos ante una obra compuesta por varias historias breves, estas tienen una cierta irregularidad y quizás se podría haber prescindido de alguna, pero el resultado global es notable y presentar tantas situaciones diferentes sirve para que veamos en su totalidad la superficialidad que abunda en las relaciones y la forma tan fría que tenemos de comunicarnos.
Aunque sea una obra que trata temas de fondo es imposible leerla sin que se te asome una sonrisa por las situaciones tan absurdas que refleja, aunque sean dolorosamente verosímiles. Con Lo sabes aunque no te lo he dicho Candela Sierra confirma que estamos ante una de las figuras a seguir del cómic actual gracias a su capacidad para hacer un afiladísimo análisis de la sociedad empleando con sabiduría los recursos propios del medio y conjugando esa visión satírica con la agilidad narrativa de forma que es imposible abandonar la lectura hasta haberla finalizado. Esperemos que pronto podamos leer un nuevo trabajo suyo.
Lo mejor
• El feroz y despiadado retrato que se hacer de la forma de relacionarnos.
• La forma en la que Candela Sierra va ligando las diferentes historias.
• Los diferentes recursos gráficos y narrativos empleados.
Lo peor
• Quizás se podría haber prescindido de alguna historia.