Edición original: Marvel Comics – agosto 1995 Edición España: Comics Forum – marzo 1996 Guión: John Ostrander, Ian Edginton Dibujo: Jan Duursema Entintado: Rick Magyar Color: Tom Vincent Portada: Jan Duursema Precio: 695 pesetas (tomo en formato prestigio de sesenta y cuatro páginas)
La tercera entrega del tercer volumen de la colección prestigio de Forum albergó la secuela de una de las aventuras más destacadas del formato: Rahne de Terra. El reino de Geshem y sus versiones alternativas de los principales mutantes de la escudería Xavier volvían a pasearse por las páginas de un cómic, pocos años después de que Peter David y Andy Kubert presentaran al respetable ese mundo en el que los poderes otorgados por el factor-x se debían a la magia y una joven heredera al trono afrontaba una aciaga profecía.
El señor de Terra (curiosa y engañosa traducción de Knight of Terra) lleva a la parroquia lectora de vuelta a Geshem, a un duelo entre Lobezno (que en esos días lucía unas apañadas garras de hueso, tan duras como las de adamante) y un grotesco e hipertrofiado hombre animalesco que rápidamente se identifica como Dientes de Sable. Sin embargo, no se trata de Victor Creed, némesis recurrente de Logan, sino de un ser que personifica el poder místico del reino y está sembrando el terror entre sus gentes. La explicación popular parte de la premisa de que la ahora reina Rain (contrapartida de Rahne Sinclair, Loba Venenosa) es la responsable de esa maldición. Las leyes de la naturaleza terrana han sido vulneradas y el castigo ha llegado en la forma de una bestia de descomunales fauces e imposibles colmillos. Su majestad debe pagar o todo el reino perecerá. El chamán de la corte (contrapartida de Charles Xavier, como el mago de la primera parte lo fuera de Cable) tira de los hilos para intercambiar a su soberana con la pelirroja lupina de la Tierra 616 y reclutar nuevamente a Lobezno, aunque esta vez sin lavarle el cerebro.
El cómic en cuestión es una secuela con todas sus consecuencias. Sobre la premisa de recuperar un escenario y unos personajes poco explotados, se presenta una vuelta de tuerca para profundizar en esos aspectos tan caros a la ficción basada en realidades alternativas: las semejanzas y las diferencias. Un mundo parecido al nuestro y un mundo anclado en ese medievo cartón-pedrero de factura indudablemente estadounidense (y que lo mismo presenta elementos altomedievales que diseños claramente renacentistas). En esta ocasión, los autores presentan una nueva panoplia de versiones espadero-brujiles de caracteres bien conocidos en la franquicia mutante. Al citado Charles Xavier se añaden Cíclope, Jean Grey, Tormenta, Bishop (que en aquellos días era un refugiado temporal alistado en el equipo) y Magik (que en aquellos días criaba malvas en la continuidad oficial). Curiosamente, ninguno de los personajes que asomaba la nariz en la primera parte repite aquí (salvo a través de referencias indirectas) por lo que la secuela está más próxima a la Patrulla-X que su predecesora (que se presentaba como una historia de los Nuevos Mutantes, en sus últimos días previos a la conversión en Fuerza-X).
Por lo que respecta al equipo creativo de esta continuación, hay que indicar que ninguno de los autores originales repitió, dejando la secuela en manos de otras personas de nombre ciertamente ilustre. Así, en el apartado del guión tenemos a un escritor sumamente competente como John Ostrander (secundado por un guionista de números de relleno de la época, Ian Edginton). Este buen señor, salido del mundillo teatral, cuenta con una larga lista de buenos trabajos en las principales editoriales estadounidenses. Para DC realizaría labores literarias en Legends, Martian Manhunter o The Spectre (por citar sólo tres de las más memorables); en Marvel no tendría tanta fortuna en lo que a público y ventas se refiere, pero no me resisto a reivindicar Héroes de Alquiler, Mercurio o Blaze of Glory); en Dark Horse prestaría su cacumen a la franquicia Star Wars. Trasladando a la viñeta las creaciones de George Lucas colaboraría con la dibujante de este tebeo, la ilustradora Jan Duursema. Esta señora también pasearía sus lápices por las principales editoriales del género superheroico. En DC se encargaría de personajes como Warlord o Hawkman (donde coincidiría también con Ostrander); en Marvel la vería la parroquia que en los noventa leía con regularidad las aventuras del increíble Hulk o de Factor-X. Sin embargo, su singular estilo (tendente a la hipérbole de la figura humana) está más relacionado con franquicias llegadas al cómic desde otros páramos del entretenimiento como la literatura (Dragonlance), los juegos de rol (Advanced Dungeons and Dragons) o el ya mentado cine (con la ya mentada referencia a la Guerra de las Galaxias).
El Señor de Terra es una continuación decente de una historia entretenida. Ostrander es un escritor tan bueno como David y aunque el ambiente oscuro y cuasi-terrorífico del reino de Geshem era más adecuado para el hermano Kubert, hay que reconocer que Duursema cumple sobradamente, pese a desplegar un estilo muy distinto al de don Andy. En estos veinte años, la Terra de la reina Rain no ha vuelto a ser visitada (salvo que en Secret Wars se hayan acordado de ella, que no parece). La ventaja de estos mundos alternativos es que siempre están a mano para que alguien decida recuperarlos.
Edición original: Marvel Comics – agosto 1995 Edición España: Comics Forum – marzo 1996 Guión: John Ostrander, Ian Edginton Dibujo: Jan Duursema Entintado: Rick Magyar Color: Tom Vincent Portada: Jan Duursema Precio: 695 pesetas (tomo en formato prestigio de sesenta y cuatro páginas) La tercera entrega del tercer…
Un tebeo entretenido que me pillé por tener mono del Escuadrón suicida de Ostrander (reedición ya), pero no llega ni a lo mejor de este escritor ni tampoco a lo que Ian Edginton puede dar de sí (un escritor bastante desconocido por estos lares, aunque ya con Brass Sun empieza a sonar, a ver si ECC trae alguna cosilla más de lo que ha hecho en 2000 AD). Mucho mejor lo que hizo Ostrander para Marvel en el lustro siguiente este tebeo o en DC y First en la década anterior.
En todo caso, todos y cada uno de los implicados en este tebeo son grandes profesionales a reivindicar a pesar de que éste no sea el mejor lugar en el que conocerlos.
Reconozco que Jan Duueresma nunca fue santa de mi devoción pero creo que tuvo la mala fortuna de tener que adaptar su estilo de dibujo a las tendencias de los años 90 y eso no le favoreció mucho. Cuando se pasó a Dark Horse para encargarse de algunas series de Star Wars mejoró bastante.
Ostraender es un guionista que merece ser rescatado del olvido porque hizo algunas cosas muy interesantes, sobre todo en DC. En Marvel recuerso su miniserie de Bishop y una que hizo con los X-Men y el Nido
Un tebeo entretenido que me pillé por tener mono del Escuadrón suicida de Ostrander (reedición ya), pero no llega ni a lo mejor de este escritor ni tampoco a lo que Ian Edginton puede dar de sí (un escritor bastante desconocido por estos lares, aunque ya con Brass Sun empieza a sonar, a ver si ECC trae alguna cosilla más de lo que ha hecho en 2000 AD). Mucho mejor lo que hizo Ostrander para Marvel en el lustro siguiente este tebeo o en DC y First en la década anterior.
En todo caso, todos y cada uno de los implicados en este tebeo son grandes profesionales a reivindicar a pesar de que éste no sea el mejor lugar en el que conocerlos.
Reconozco que Jan Duueresma nunca fue santa de mi devoción pero creo que tuvo la mala fortuna de tener que adaptar su estilo de dibujo a las tendencias de los años 90 y eso no le favoreció mucho. Cuando se pasó a Dark Horse para encargarse de algunas series de Star Wars mejoró bastante.
Ostraender es un guionista que merece ser rescatado del olvido porque hizo algunas cosas muy interesantes, sobre todo en DC. En Marvel recuerso su miniserie de Bishop y una que hizo con los X-Men y el Nido