Edición original: Wolverine & Nick Fury: The Scorpio Connection (1989), Wolverine: Bloody Choices (1991), Wolverine & Nick Fury: Scorpio Rising (1994).
Edición nacional/ España: Junio 2013.
Guión: Archie Goodwin, Tom DeFalco, Howard Chaykin.
Dibujo: Howard Chaykin, John Buscema, Shawn McManus.
Entintado: Howard Chaykin, John Buscema, Shawn McManus.
Color: Richard Ory, Gregory Wright, Gloria Vasquez.
Formato: Libro con solapas. 176 págs.
Precio: 17,95€.
Dentro del brillante mundo de los pijamas superheroicos Lobezno y Nick Furia siempre han sido representantes destacados de un sector un tanto más realista, gris y canalla. Veteranos de mil guerras (abiertas o encubiertas), supervivientes del sórdido mundo del espionaje, cínicos, malhablados y, con todo, las personas a las que cualquiera con dos dedos de frente querría tener guardándole las espaldas. En el mismo bando o frente a frente, estos compulsivos consumidores de puros han mantenido desde siempre una relación basada en el mutuo respeto y en la amistad. Cuando se han enfrentado bien podrían haberse dicho aquello de “no es nada personal pues son solamente negocios”. Ésta es la historia de tres de sus encuentros.
La Conexión Escorpio
Conexión: Escorpio es una historia de espías en la que sus autores homenajean claramente uno de los comics más importantes de la Marvel de los años sesenta: las aventuras de un agente de SHIELD llamado Nick Furia realizadas por Jim Steranko. Aquellos tebeos llevaron a la edad de plata la imaginería del cine de espías que, desde 007 contra el Doctor No, pasaba por ser uno de los géneros de referencia de la década. El propio título indica que vamos a encontrarnos con una historia que debe mucho al pasado de Nick Furia. Escorpio fue un villano de esa etapa memorable e irrepetible en la vida y milagros del veterano tuerto. La participación de Lobezno, en cambio, obedece a un socorrido truco narrativo empleado profusamente en las participaciones del garras que, en esta ocasión, le embarcará en una incómoda alianza con Furia para enfrentarse a la amenaza que representa este nuevo Escorpio. No contento con tomar uno de los enemigos emblemáticos de la época de Steranko, el guionista Archie Goodwin decide contar una historia de espionaje al más puro estilo James Bond: escenarios repartidos a lo largo y ancho del globo terráqueo; cacharros manufacturados por inventores de tipo “Q”; secretos sobre secretos y un fin de fiesta trepidante. Nick y Logan serán los que ocupen el lugar destinado al endomingado agente de caballerosos modales.
Goodwin aprovecha la historia para hacer una interesante reflexión sobre el transcurso del tiempo, tanto desde la perspectiva de los lectores como desde la de los personajes. Como ya se ha dicho, los elementos principales de la historia están tomados directamente de la que podría considerarse la mejor etapa de las aventuras de Nick Furia como, pero en el momento en que la novela gráfica vio la luz a finales de los ochenta veinte años contemplaban los números que la componían. Muchos de elementos introducidos en los mismos serían empleados posteriormente por otros autores en diversas colecciones, pero una gran parte de la afición parecía desconocer el origen último de los mismos. Tampoco Nick Furia (que curiosamente, entraba en ese momento al principio de una etapa especialmente fructífera) había conseguido consolidar una posición en la primera división de la escudería marveliana. Don Archie presenta a un Nick Furia que parece sufrir cada vez más los embates del tiempo. Puede que la química de saldo de Stan Lee y Jack Kirby le haya mantenido vigoroso, pero también el espíritu puede envejecer. Mientras él ha dedicado su vida a la consolidación de SHIELD y a convertirla en un arma bien afilada con la que combatir toda suerte de amenazas globales, algunos de sus camaradas han encontrado espacio y tiempo para formar una familia y ver crecer a la descendencia. Conforme pasan los años y las oportunidades (como la de cierta condesa que al principio de la novela da por terminada la larga historia de amor que le unía a Nicholas) el coronel se pregunta hasta qué punto su decisión fue la adecuada. Puede que de cara al exterior siga mostrando el mismo gesto adusto y echando el mismo aliento a cigarro, pero en su interior algo se remueve. Ralentizado, el tiempo sigue transcurriendo de forma inexorable y Furia siente cómo el mundo, aún aquél que ha construido, le está dejando atrás. Una nueva generación de agentes –presumiblemente surgida de las cenizas de la miniserie Nick Furia contra SHIELD- desconoce el glorioso y ominoso pasado de la organización. Cuando el nombre de Escorpio sale a la luz el jefe de la organización se siente todavía más desplazado. Sigue siendo aquel sargento chusquero que dirigía un comando de operaciones durante la II Guerra Mundial y sus métodos de acción directa parecen desfasados en comparación con las nuevas técnicas que implican el uso de sofisticadas computadoras. Asumir la misión de descubrir quién lleva el manto del escorpión supone para él la doble misión de probar su temple y descubrir si aún es posible tener algo parecido a una familia.
Conexión: Escorpio fue la quincuagésima novela gráfica publicada por Marvel y, curiosidades de la vida, la primera de la segunda oportunidad que Forum otorgó en España al formato. Editada a este lado de la charca en el año 1990, su ilustrador, el dibujante Howard Chaykin, era presentado como el nuevo enfant terrible de la industria estadounidense. Aunque llevaba desde los setenta trabajando para Marvel y DC, fue en la segunda mitad de los ochenta cuando vieron la luz algunas de sus obras más recordadas y polémicas como American Flagg! o Black Kiss. Su estilo de dibujo, que entonces se podía considerar original parece actualmente estancado en la repetición de unos patrones cada vez más superados. Mismas caras, mismas poses, mismos diseños… desde el punto de vista gráfico Chaykin no es ni sombra de lo que fue, pero en este trabajo se puede disfrutar de su mejor versión, así como de las buenas artes del siempre competente Archie Goodwin.
Decisiones Sangrientas
La línea de novelas gráficas que publicó Marvel desde mediados de los años 80 tenía dos clases de títulos: los que correspondían a proyectos únicos con protagonistas ajenos al Universo Marvel y proyectos especiales protagonizados por personajes Marvel cuya naturaleza impedía encajarlos en las series regulares de dichos personajes. Elecciones Sangrientas (1991) es un caso típico de este segundo tipo de historias, ya que su temática y su nivel de violencia no la hacían adecuada para una serie regular sometida a las regulaciones del Comics Code.
Esta novela gráfica nos presenta a Lobezno y Nick Furia envueltos en una trama en la que el director de S.H.I.E.L.D. debe proteger a un traficante de drogas que quiere entregarse a la justicia y delatar al cartel para el que trabaja y al que Lobezno quiere matar para vengar los abominables crímenes que cometió. Las obligaciones morales de cada uno de ellos harán que se enfrenten para determinar el destino del delincuente.
Tom DeFalco, que por aquel entonces ocupaba el cargo de editor jefe de Marvel, apuesta por un guión bastante directo en el que los protagonistas deben enfrentar sus códigos éticos y sentidos del deber a unas circunstancias donde nada es blanco o negro y todo queda en una indeterminada zona gris. Nick Furia ha de proteger a un criminal que desprecia porque sabe que así puede salvar la vida de muchos y como miembro de un organismo oficial su deber está del lado del bien mayor. Lobezno va tras el mismo criminal porque su sentido ético le dicta que un monstruo como Bullfinch no puede andar suelto y porque debe pagar por sus crímenes. Lobezno no se mueve por un bien mayor sino por saldar una deuda de sangre. Ambos personajes deben afrontar a lo largo de la historia múltiples decisiones donde se pondrá en la balanza lo «correcto» con lo que les dicta su particular sentido del deber, y teniendo en cuenta el mundo en el que se mueven Furia y Lobezno, estas decisiones acaban teniendo un precio que se paga en sangre.
La historia que presenta la obra toca temas, como el abuso de menores, que en l991 eran impensables desarrollar en la serie regular de Lobezno por lo que el formato de novela gráfica era ideal para una historia como esta. Esto también permitió que la violencia mostrada estuviera por encima de lo que era habitual, algo que queda perfectamente patente en la crudeza de las luchas y en el lastimoso final de Bullfinch. Por suerte, DeFalco no aprovecha la circunstancia para abusar de la violencia y toda la que muestra está justificada por la trama y el carácter de sus protagonistas. Aunque el relato esté narrado desde el punto de vista de Lobezno, ambos personajes quedan bien retratados y da gusto leer una historia donde se muestre tan bien a Nick Furia y Lobezno como los tipos duros con código ético que son, y donde más destaca este apartado es en las escenas que comparten los dos tanto las de pelea como las conversaciones donde el guionista nos deja perlas como: «-¿Quién se supone qué eres… una imitación barata del tipo murciélago ese? -¡Qué va!¡Sólo soy una versión malota del Conejo de Pascua!¡Aquí tienes un huevo!«. Impagable.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de esta novela gráfica es su dibujante, el gran John Buscema el cual hace honor a su apodo y a su fama con un trabajo excelente. Hay que tener en cuenta que cuando Buscema realizó esta obra ya tenía más de 60 años y que llevaba más de 30 años dibujando cómics pero aún así dejó claro que podía demostrar un par de cosas a las nuevas generaciones. Para empezar decidió entintarse a si mismo lo que hace que el resultado final sea obra 100% del dibujante y se pueda apreciar mejor la técnica de este maestro del noveno arte. Gracias a esta decisión se puede comprobar cómo el trazo clásico de Buscema está emparentado con el estilo de Will Eisner, con sus figuras en poses dinámicas y fluidas, expresiones faciales marcadas, una narrativa clara y una composición de página al servicio de la historia. También encontramos un excelente trabajo de entintado donde se hace un muy buen uso de las sombras y los contrastes entre la luz y la oscuridad.
Esta historia también permitió al dibujante quitarse una espinita que tenía clavada desde que se encargará de dibujar los primeros números de la serie regular del mutante canadiense, ya que le permitió dibujar al personaje enfundado en su habitual uniforme (en aquella época) marrón y negro y que él casi no pudo dibujar debido al tipo de historias que planteó Chris Claremont en aquella serie. El resultado no podía ser más espectacular.
Esta novela gráfica es un ejemplo estupendo de cómic de tipos duros con sabor clásico, realizado con talento y con protagonistas sobrados de carisma. Sin duda una excelente elección para complementar este tomo Marvel Gold.
La Rebelión de Escorpio
En la vida hay sorpresas del tipo agradable como encontrarse 20 euros en el bolsillo de una chaqueta que hacía tiempo que no te ponías y sorpresas menos agradables como encontrarse una mosca en la sopa cuando vas a tu restaurante favorito. La inclusión de este relato en este tomo sería una sorpresa del segundo tipo. La Rebelión de Escorpio se podría ver como una continuación del relato La Conexión Escorpio e incluso cuenta con la participación de Howard Chaykin, ahora en el guión, pero lo único que comparten son los personajes protagonistas y poco más. Este cómic es un ejemplo perfecto de esos cómics que hicieron nefastos los años 90 y reúne todos los vicios de la época: un guión sin pies ni cabeza que sólo sirve para justificar una sucesión de estampas pretendidamente espectaculares y un dibujo que asusta. El responsable del dibujo es Shawn McManus, un profesional que empezó su carrera en los años 80 y que en los 90 se contagió del estilo Image. A lo largo de las páginas de la historia podemos comprobar un catálogo de todo lo que se supone que tenía que aparecer en un cómic de los 90: tipos hipermusculados y desproporcionados de cabeza pequeña, pistolones y muchos dientes apretados. Todo un despropósito artístico si lo comparamos con las otras dos historias que aparecen en este tomo y un recordatorio de por qué se critica tanto aquella época.
En esta pretendida secuela de Conexión: Escorpio encontramos a un Howard Chaykin en horas realmente bajas que perpetra un guión tópico, patatero e infumable. Aparte de su persona lo único que tienen en común este tebeo y el anterior es la presencia de Lobezno, Nick Furia y la recuperación del atuendo y armas de Escorpio. Ambientada en el socorrido país europeo de cartón piedra que solamente los estadounidenses son capaces de parir (con versión “post-caída del telón de acero” pues estábamos en los noventa) y publicada en un formato en boga en aquellos tiempos como era el tomo prestigio, la historia es perfectamente encuadrable dentro del inabarcable saco de los tebeos olvidables que se publicaron durante la alocada década final del siglo veinte. Si ya en su momento resultaba mala no se imaginan ustedes lo malamente que ha envejecido con diecisiete años a sus espaldas. La pretendida relación con una publicación previa de mayor calidad no puede servir para intentar colar de rondón junto a las dos novelas gráficas este producto sacacuartos que solo engrosa el volumen y el precio de un recopilatorio que podía haber prescindido perfectamente de tan paupérrimo epílogo.
Conexion Escorpio es uno de los comics claves de mi infancia. Aun tengo la algo desgastada edición original a buen recaudo. Si alguien no se lo ha leido, que se haga un favor a si mismo.
Eso si, siempre me quede con la espinita de no tener aquella camiseta promocional que Forum editó en su momento con el dibujo de la portada. 🙁
Yo ando en un sin vivir…en su momento se me escaparon las dos primeras y les tengo muchas ganas. Pero el tener esta edición la tercera incorporada me echa para atrás cosa mala, porque si algo odio es tener que aguantar tebeos que no quiero. Por otra parte, veo que el precio no está mal…no sé qué hacer…
En todo caso, enhorabuena por la reseña, que más o menos ha confirmado mi impresión.
A mí me pasa lo mismo, o te ponen comics que no te interesan como este caso o te ponen pasta dura que triplica el precio como en Emperador Muerte…
Yo quiero la de Buscema, es la única que no tengo, y por lo que he visto, parece la mejor de las tres. La de Goodwin-Chaykin no me pareció nada del otro mundo, sin ser mala, la de McManus es más mala que el Doctor Muerte y Kang juntos.
Pillarme este tomo solo por una historia de las tres no me merece la pena.
Ah, y la inclusión de la tercera historia por mala que sea, no creo que sea por fastidiarnos, el tomo americano lleva las tres también.
Y por cierto, en bookdepository vale bastante menos (no me llevo comisión, solo miro por vuestros bolsillos 😛 )
La de Buscema es la mejor, de todas formas cuesta ya casi como el tomo entero, así que…
http://www.universal-comics.com/producte.php?P=21770&qt=NOVELAS%20GRAFICAS%20VOL%20III%20
Al final acabo comprando en el bookdepository ese ya verás.
Los 90 tienen la culpa de todo, hasta de que McMacnus fuera un mal dibujante desde antes de que llegara dicha década.Porque señores McManus era un mal dibujante desde siempre, lo que pasa es que como dibujó comics prestigiosos y gafa-pastas como Sandman pues queda feo decirlo, pero es que muchos comics Vertigo, sobre todo en sus inicios tuvieron dibujantes maliiiiisimos.
Sólo conocía la de Goodwin y Chaykin, que en su día me pareció muy entretenida. Ahora me entero que hay otra de Buscema, decís algunos que incluso mejor (y me sorprende, porque DeFalco no me gusta demasiado).
Decid lo que queráis de Shawn McManus, pero siempre lo considerare un buen dibujante, sobre todo en los 2 números que hizo en el Swamp Thing de Moore (el que homenajea a Pogo es uno de mis números preferidos de esa etapa 🙂 )
Sólo conocía la de DeFalco y Buscema, aunque sabía de la de Goodwin y Chaykin. Me lo he pillado (ha ayudado, además, el no saber a dónde narices fue a parar mi ejemplar de Decisiones Sangrientas), me lo he leído y de acuerdo con la reseña: podían haber prescindido totalmente de la tercera historia. Mira que me gusta Chaykin, pero esto debe ser lo más malo y desganado que le he leído; y eso que en la historia están presentes muchos de los fetiches de Chaykin: espionaje, trama política, una pizca de sexo (erotismo light en este caso), humor socarrón… pero ni por esas. Y el dibujo es tan malo que es, directamente, para ir a hostiar a McManus. Mira que hay autores a los que copiar… y elige a ROB!. En cierta forma, hizo que me acordase de Herb Trimpe, que tenía su propio estilo (mejor o peor, pero suyo) y que tras el boom de los Imagineros adoptó esa forma de dibujar.
La de Conexión Escorpio me ha gustado. Vale, no inventa la pólvora pero es un tebeo muy bien hecho. Pero yo también diría que Decisiones Sangrientas es la mejor del lote. Me gustó tanto como cuando la leí por primera vez; de hecho, lo único que no me gusta es lo mismo que no me gustó la primera vez.
El sicario de Bullfinch. Qué necesidad había de hacerle tan idéntico físicamente a Lobezno, e, incluso, llegar a insinuar que son hermanos. [
Me gusta el guión de DeFalco y me encanta el dibujo de John Buscema, que aquí está a su mejor nivel.
Me ha llamado la atención que en la reseña se diga que el estilo de Big John está emparentado con el de Eisner… Puede ser, no seré yo quién diga lo contrario. Es cierto que las figuras dibujadas por Buscema están llenas de dinamismo (y no sólo las figuras en movimiento; las que dibuja en poses estáticas o relajadas transmiten más dinamismo, más movimiento… más «vida»… que las figuras en plena acción dibujadas por… otros dibujantes. Y esto es mucho más patente cuando es el propio John el que se encarga del entintado. Y cuando hace lápiz y tinta (y a esto es a lo que iba, que me enrollo como una persiana, joder) se notan mucho más claramente sus influencias. Que son (al menos en mi opinión) Hal Foster, Alex Raymond, Howard Pyle y una pizca de Norman Rockwell (sobre todo en las escenas más cotidianas o humorísticas).
¡¡¡Pero mira que soy cazurro!!! Ya he vuelto a usar mal el botón de spoiler. Si no fuese porque no es la primera vez, diría que ha sido la canícula que me ha reblandecido los sesos. Pero a estas alturas ya no va a colar.