Lobezno nº 22 y 23: La Alianza

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Edición original: Marvel Comics – diciembre 2012 – febrero 2013
Edición España: Panini Comics – marzo – abril – 2013
Guión: Cullen Bunn
Dibujo: Paul Pelletier
Entintado: David Meikis
Color: Rain Beredo
Portada: S. D.
Precio: 3,25 euros (arco argumental de dos números de 48 páginas cada uno)

 

Después de la infumable saga perpetrada por Jeph Loeb y Simone Bianchi para traer de vuelta al olvidable Rómulo, Cullen Bunn y Paul Pelletier retornaron para un último trabajo –ojalá se pudiera añadir lo de “por el momento”- para retomar algunas cosillas que habían quedado pendientes de su presencia previa en las aventuras del garras. Si en su encuentro anterior guionista y dibujante habían tonteado con el género de los doctores chiflados y habían dejado a Logan en una curiosa –y un tanto selectiva- situación de amnesia, ahora toca profundizar en las consecuencias de esa historia y preguntarse si el caballero canadiense ha vuelto a tener el cacumen tan poco fiable como en los tiempos previos a Dinastía de M.

La historia presenta a un Lobezno que intenta recordar quién es Melita, su última pareja o, mejor dicho, expareja. El Doctor Rot ha jugado –literalmente- con su cerebro y ha borrado pasajes enteros de su existencia, pero aún recuerda grandes aspectos de su pasado (lo cual justifica que en otras series siga siendo el de siempre, por muy tonto que esto pueda llegar a sonar). Para desazón de su ex más reciente, Logan recuerda a Vanessa Baker, una especie de versión femenina de Sherlock Holmes cuya presencia –un tanto virtual- permitirá contar otra historia del cada vez más poblado-en-aventuras pasado del mutante peludo y descubrir que esta vez los autores han decidido tirar por el camino de las novelas de a duro.

El relato juega en dos tiempos: el pasado, para ir reconstruyendo qué es lo que ha acontecido para que Logan vuelva a encontrarse con esta vieja conocida y a ponerse en movimiento, y el presente, donde se reencuentra con la misión y los patronos de entonces. En el primer caso la mente del protagonista regresa (en compañía de los lectores) a la ciudad de Marrakech, en el año 1934. Lobezno es ya un avezado asesino que recibe el encargo de una misteriosa Alianza para eliminar a una joven aparentemente inocente. En el momento de ejecutar la misión Logan se echa atrás y oculta a su objetivo de los ojos de sus patronos, a los que miente descaradamente aunque no logra engañar del todo. De este primer momento queda patente que la chica es algo más, mucho más de lo que parece a simple vista (una bailarina de película arquetípica de Magreb inventado). El entorno, la ambientación y las pintas del canadiense permitirán a la afición evocar clásicos como Casablanca o la trilogía de Indiana Jones (no, no hay una cuarta parte de la saga; no insista; no chabemoch dónde echtá Alechia).

Lobezno y Elsa Bloodstone
Portada del recopilatorio estadounidense

En el presente, los antiguos miembros de esa misteriosa Alianza vuelven a la actividad, conscientes de que Lobezno les ha engañado. Sin embargo, sus vínculos ya no existen y cada uno tiene sus propios intereses y objetivo para con la joven que han dado en llamar dama soñadora. El hecho de que siga viva es otro apunte de que aquí hay más de lo que parece y el homenaje a los pulp nos lleva desde el equipo modelo “Doc Savage y sus amigos” a los relatos de H. P. Lovecraft, pasando por los homenajes que autores como Warren Ellis hicieron a los grandes personajes del género en Planetary. La Alianza tiene a una cazadora (Elsa Bloodstone, la hija del ubicuo-aunque-un-poco-difunto Ulysses Bloodstone), un artista marcial, un científico con las tuercas sueltas, la mentada detective, un par de parientes de la Sombra y un personaje de orígenes tirando a mágicos. Su unión en este caso pasa por hacer frente a una amenaza diseñada según los patrones del horror cósmico, aderezada con unos toques de familia world newton.

Portada de la edición original
Portada de la edición yanqui

El resultado final es una saga en cuatro partes que presenta a Lobezno vistiendo su(s) pijama(s) amarillos, a un divertido consorcio de sus exparejas y a detalles que recuerdan los primeros tiempos, ya bien lejanos, del serial de Marvel Comics Presents que dio origen a su primera serie regular, cuando paseaba por aquel Madripur sacado de los Cuentos del Mono de Oro. Acción, misterio, aventura, steampunk… ya es difícil que a estas alturas uno se sorprenda divirtiéndose de lo lindo con un personaje más que explotado y choteado, pero Bunn lo consigue bien secundado por el notable Pelletier. Personalmente, me hubiera encantado verles al frente de una etapa larga, porque han dado más de lo que podían haber prometido al principio. Quizá porque su trabajo era de transición (entre la etapa de Aaron y la llegada de Frank Cho) y de hecho ni siquiera ha sido continuado porque ha habido que soportar la castaña pilonga de Loeb y Bianchi, que ignoró y fue ignorada en los números previos y posteriores de don Cullen y don Paul. Es una auténtica lástima que por no tener la vitola de “artistas de primera línea” guionista y dibujante no tengan una oportunidad en colecciones de primera fila. El primero ha demostrado que maneja bien al personaje y el segundo lleva años resolviendo de forma notable sus encargos. Mucho tendrán que demostrar Frank Cho y Paul Cornell en cuanto a las historias que presenten para demostrar que el cambio merece la pena.

Lobezno vol. 5 nº 23 (Portada)
Portada del nº 23 de la edición española (vol. 5)

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New_Rodro
New_Rodro
Lector
30 abril, 2013 20:55

¿Lobezno a lo «Indiana Jones»? Eso ya existe: se llama «La Joya de Gehena» de Peter David y John Buscema y es una historia cojonudisima. Podriais curraros un especial sobre ella.

Animal Man
Animal Man
Lector
30 abril, 2013 22:37

¡»Cuentos del mono de oro»!, fue mi serie favorita de crío. ¡A mis brazos, Luis! Me hace ilusión siempre que alguien la recuerda.

Sierra
Sierra
Lector
1 mayo, 2013 2:21

De lo que más me gustó sobre Lobezno últimamente; Una pena que Bunn no siga.

Elbertus
Elbertus
Lector
1 mayo, 2013 12:37

Después de esto dejo Lobezno con un buen sabor de boca, e intentando no recordar que he leído la parte de Loeb que es un dolor. Espero que a mi también me borre estos recuerdos el Dr. Rot.