Guión: Al Ewing
Dibujo: Lee Garbett
Edición España: Panini Cómics (2014)
Contiene: All-New Marvel Now! Point One-Shot USA y Loki Agent of Asgard Nº 1-5 USA (Marvel Comics, 2014)
Colección: 100% Marvel
Formato: Tomo rústica con solapas de 120 páginas
Precio: 11,50€
Tras su paso por Viaje al Misterio y Jóvenes Vengadores, nuestro no siempre de fiar dios de las mentiras Loki vuelve a las andadas, debutando con una serie regular en la que ejerce como arma secreta al servicio del trono de Asgard. Un nuevo equipo creativo formado por el guionista de 2000AD Al Ewing y el dibujante de Batgirl y X-O Manowar Lee Garbett toman las riendas de sus aventuras, con la intención de firmar el siguiente capítulo de la historia que sus predecesores han estado dando forma en torno al hermanastro de Thor, durante los últimos años.
Manteniendo vivo el legado de los relatos de Joseph Michale Straczynski, Matt Fraction y Kieron Gillen, Loki: Agente de Asgard mezcla el encanto de la mitología nórdica con la sofisticación del espionaje de diseño, para sazonarlo con el descaro sexy y provocador de su protagonista. Nacido en las páginas de Thor, Loki expande las fronteras del universo nórdico a través de Midgard, como afilada espada del trono de la triple diosa, que mediante su ingenio y su mordaz lengua resolverá los desafíos que pongan en peligro a Asgard, o sus planes para escapar de la predestinación.
Desenfada, mordas y repleta de juegos metatextuales que ahondan en las raices del mito, mientras Thor se enfrenta a las grandes amenazas físicas que acechan a los dos mundos en los que se desarrollan sus aventuras, Loki hará lo propio por medio de la astucia y su habilidad para gestas tan nobles como el engaño, el robo, la seducción y la estafa. Poniendo a prueba su reciente reciente reincersión como antihéroe y renovado dios de las mentiras, Loki se reinventa a si mismo como colofón de una progresión vital que le hizo pasar de hombre a mujer, y después a niño para llegar finalmente a su encarnación actual.
El hermanastro de Thor abandona su condición como villano para protagonizar esta nueva serie en la que viajará por todo el mundo, realizando las más insospechadas e insospechadas misiones, mientras trata de escapar de su propio pasado. Construido como un relato en seis actos, cada una de las historias incluidas en el tomo publicado por Panini es una historia autoconclusiva, cuya suma compone una historia global, mediante la que se inicia la entrada del nuevo Loki en el escenario de All-New Marvel Now!. Ni Vengadores, ni demonios, ni citas a ciegas, ni timbas de póquer intergalácticas son demasiado reto para Loki.
Es como una versión…
…en plan One Direction.»
por Jordi T. Pardo
El maestro de las mentiras. El timador de timadores. El rey de las trampas. El dios de las travesuras. Hay mil y un nombres por los que podemos conocer al astuto y ambiguo Loki, entidad fantástica que ha pasado de destacado personaje de la antigua mitología nórdica a ser uno de los más importantes supervillanos de la mitología superheroica moderna relacionada con la llamada Casa de las Ideas. Estamos hablando de un ser relacionado intrínsecamente con la misma idea de cambio, y su capacidad para llevarla a cabo, cosa que ya se puede observar en los mitos y leyendas escandinavos en los que Loki solía adaptar las más variadas y sorprendentes formas humanas y animales. En los cómics dicha característica se encuentra ya representada en sus orígenes porque a su primera aparición en 1949 en las páginas de la publicación Venus #6 de la editorial Timely Comics, por obra y gracia de Stan Lee y el dibujante Don Rico, le sucedería, ya en tiempos de Marvel Comics, una primera metamorfosis rediseñada gráficamente por Jack Kirby a principios de los años sesenta para el regreso del taimado y sagaz personaje en Journey into Mystery #85. El supervillano se presentaba en sociedad retando en la portada a su hermanastro Thor a utilizar sus poderes contra él y hacía gala del aspecto clásico por el que sería conocido durante las próximas décadas en los cómics de la editorial marvelita.
La relevancia de Loki en el Universo Marvel pronto adquiriría un papel trascendental al convertirse también en la primera gran amenaza y motivación para la alineación fundacional de Los Vengadores formada por Hulk, Thor, Iron Man, la Avispa y el Hombre Hormiga como nos narrarían en 1963 nuevamente el tándem de sospechosos habituales compactado por Stan Lee y Jack Kirby. En los últimos años la comentada capacidad de cambio y adaptación del personaje, propia de un auténtico superviviente, ha sido puesta a prueba y utilizada por los diferentes autores que se han atrevido a acercarse a su correosa y compleja persona. De esta manera, nombres como J.M. Straczynski, Jason Aaron y Kieron Gillen a través de cabeceras como Thor, Jóvenes Vengadores o Thor: Dios del Trueno han explorado la faceta femenina del astuto lengua de plata, lo han rejuvenecido hasta la adolescencia o, como en la presente Loki: Agente de Asgard de Al Ewing y Lee Garbett, lo han transformado en el (anti)héroe de la película, «más fuerte, más inteligente, más sexy y más sigiloso que nunca». No perdamos la perspectiva, Loki ha logrado también en este tiempo su cuota de pantalla como el más carismático de los villanos de las adaptaciones de Marvel Studios y el británico Tom Hiddleston ha sabido engatusar a los aficionados con sus apariciones en la franquicia de Thor y en Los Vengadores de Joss Whedon.
Estaba claro que todo esto debía que tener tarde o temprano una correspondencia e influencia directa sobre su homólogo de papel porque, para disgusto de muchos seguidores, hoy los cómics y el cine acostumbran a intimar con demasiada frecuencia y facilidad. En el caso de Loki todo esto ha ido incluso más allá de la previsible clonación de rasgos y gestos de Tom Hiddleston en las cabeceras y series en las que aparece el dios de las mentiras. Para el personaje su éxito mediático ha supuesto un cambio de orientación y personalidad, un auténtico lavado de cara para conectarlo y presentarlo a la «generación del smartphone». El resultado lo pudimos ver ya en los citados Jóvenes Vengadores de Kieron Guillen pero el concepto llega a su máxima expresión en la presente Loki: Agente de Asgard, un cómic en el que su protagonista, haciendo gala de una renovada y encantadora actitud y un cuerpo más concebido para el pecado, se ha convertido en un espía al servicio de la Madre de Todos y el reino de Asgard llevando a cabo las misiones que sólo un ser con sus increíbles dotes para la manipulación, la seducción y el engaño podría completar con plenas garantías. El antagonista por excelencia del Dios del Trueno consigue a cambio borrar partes de su pasado, de sus fechorías y delitos, aunque el verdadero Loki siga al acecho con sus propios planes para intentar recuperar el control de la situación a la mínima oportunidad.
En base a este simple argumento, siviéndose del manido pero siempre atractivo arquetipo clásico de «las pruebas del héroe», Al Ewing y Lee Garbett construyen una historia con una sugerente narrativa moderna, con guiños a las producciones cinematográficas de Marvel Studios (ese Bruce Banner parafraseando a Mark Ruffalo) o filmes de culto como La princesa prometida de Rob Reiner y, en general, multitud de referencias a la cultura popular y a los cómics de los primeros años de la historia de Marvel Comics. La propuesta, salvando las distancias y diferencias, se relaciona con el tono planteado anteriormente para cabeceras como el Ojo de Halcón de Matt Fraction y David Aja, el Daredevil de Mark Waid, la Elektra de W. Haden Blackman y Mike del Mundo o la Hulka de Charles Soule. Es decir, cómics de última hornada de la Casa de las Ideas con plantemientos ligeros distanciados prudencialmente del concepto prototípico de fantasía superheroica (o colindantes con otros géneros), con cierta tendencia a la experimentación y a relativizar la importancia de la continuidad y/o la coherencia con el resto de series de la editorial. La particularidad en Loki: Agente de Asgard estriba en ese plástico sabor a celuloide que impregna todo el trabajo de Al Ewing y Lee Garbett como si fuese una propuesta de adaptación a la gran pantalla o el guión para el episodio piloto de una serie de televisión.
Pero para poder disfrutar con plenitud de una propuesta como esta el lector debe hacer un esfuerzo por desterrar todo concepto peyorativo que podamos derivar de sus influencias porque Loki: Agente de Asgard, como su propio protagonista, tiene una naturaleza realmente compleja en el que se mezclan todo tipo de conceptos, ideas y géneros. Las aventuras espaciales, el relato de espías, la comedia romántica, la fantasía épica y el cuento mitológico (véase el magnífico capítulo Tu vida es una historia que ya he escrito yo), todo tiene cabida en este cómic de guiones ágiles y rápidos, diálogos ingeniosos, con una narrativa resuelta a no caer en convencionalismos favorecida por el cálido dibujo de Lee Garbett y, sobre todo, con un sentido del humor lleno de ironía y chispa que inunda y acabar por definir todo el conjunto. La cabecera se enmarca de lleno en el Universo Marvel, con la presencia habitual de personajes de la editorial marvelita desfilando por sus tramas para arropar a las nuevas incorporaciones a la historia personal de este Loki que está deseoso de ganarse nuestra confianza, conquistarnos y redimir sus pecados. La ausencia de molde predefinido, más allá del esquema de misiones a superar por esta «versión en plan One Direction» de Loki, supone un aliciente para adentrarse en una serie fresca, divertida y entretenida en la que Al Ewing y Lee Garbett ponen mucho entusiasmo y ganas.
El punto de inflexión a partir del que comenzó a cobrar forma el Loki actual fue el relanzamiento de la cabecera de Thor, con el que Joseph Michael Straczynski tomó las riendas de sus aventuras en un nuevo punto de partida. Marvel aprovechó el concepto del Ragnarok como ciclo de eterno retorno, para reimaginar el universo del dios del trueno en una suerte de pseudo-retcon sin necesidad de desechar la continuidad anterior.
En su aproximación del dios de las mentiras, Straczynski potenció su lado sibilino y manipulador, como una suerte de híbrido ocultista entre el Yago de Otelo y Maquiavelo. La faceta de Loki como enemigo directo de Thor, los Vengadores y otros héroes del universo Marvel se dejaba de lado, para abordarlo como un conspirador que movía los hilos alrededor de dioses y humanos.
Sin embargo, este no fue el único cambio que Straczynski brindó a un dios de las mentiras que se presentaba con un aspecto completamente reinventado. En su más retorcida venganza contra su hermano, Loki usurpaba la imagen de su antiguo amor -Lady Sif-, atormentándole mientras esta continuaba desaparecida. Aquel fue el nacimiento de la forma femenina de Loki, quien por dentro continuaba siendo el mismo dios de las mentiras de siempre, y que perduró hasta el regreso de la hermana de Heimdall poco antes de la caída de Asgard.
Como una manzana podrida dentro de La Cábala de Norman Osborn, Loki manipuló al inestable comandante en jefe de HAMMER, para lanzar un brutal ataque contra la ciudad de los dioses, con la que aspiraba devolver a Asgard a su antigua grandeza. Pero aquel no era mas que un paso más en el alámbicado juego de muñecas rusas orquestado por ese enigma hecho carne que es Loki. Preparando su propia muerte, el dios de las mentiras se eliminó a si mismo de los libros de la creación, para renacer en una nueva forma infante libre de las ataduras de su pasado, escapando a la predestinación.
Una gran mentira que acabó de forma dramática, conduciendo a Loki hasta su actual forma juvenil, enclaustrada entre el dios que fue y el dios que pudo ser. Con la naturaleza perversa de su antiguo yo amenazando con volver a aflorar, y el sentimiento de culpa por el ese terrible pecado que atormenta su consciencia, el nuevo Loki trata de buscar su lugar en el nuevo orden de las cosas, mientras emplea sus talentos como agente al servicio del trono de Asgard.
Ewing mantiene muy presente toda esta trayectoria del personaje, retomando elementos de diferentes etapas de sus predecesores, presentándolos de forma accesible para construir sus propias historias de cara tanto a nuevos lectores como para los que han estado disfrutando de las andanzas del personaje durante los últimos años. El resultado es la sensación de estar ante una progresión continua y orgánica en la que la presente versión de Loki que nos ha acompañado durante la última década, continúa creciendo mientras se convierte en un valioso efectivo del universo Marvel.
En pleno siglo XXI, en el que las barreras que nos definen cada vez están más difusas, la identidad del individuo es un concepto mucho más dúctil y fluido, con el que no dejan de ponerse en duda los límites preconcebidos. Renunciando a que nuestra forma física y las conductas o sendas vitales asociadas a la misma nos definan, el sexo se presenta como un amplio abanico más allá de la variable dicotómica. Hombre, mujer, homosexualidad, heterosexualidad… meras etiquetas que pretenden restringirnos, como obstáculos que nos impiden que nos manifestemos como la persona que somos en cada momento concreto de nuestras vidas.
Como ser puramente conceptual, que se adapta y muta dependiendo de las circunstancias, el nuevo Loki se presenta como uno de los primeros -sino el primer- superhéroe plenamente pansexual de Marvel Comics en tener colección propia. Una forma de vida cada vez más presente entre la juventud actual, y que en la casa de las ideas ya había tenido cierta representación mediante la metamorfa Mística, el lacerante Daken, Estrella Rota y Rictor o el semidios Hércules.
De entre ellos, únicamente la enemiga de la Patrulla-X y el propio Loki vienen definidos por esta condición, dentro de su naturaleza maleable que les permite adaptarse al cambio como el Orlando de Virginia Woolf. Siempre andrógino, como una base que se moldea según el impulso, el Loki de Ewing ejerce la mayor parte del tiempo en su forma masculina, pero presenta la habilidad de permutar libremente entre sus formas de varón y mujer e incluso animal.
Consciente de su bagaje mitológico -y de lo divertido que puede ser asumir forma equina-, continúa la línea marcada por Kieron Gillen, donde sus intereses y sentimientos resultan cuando menos ambiguos. Ambiguos, pero siempre activos, mostrándose como un personje con placer por el juego, abierto a emplear sus encantos tanto con hombres como mujeres (independiéntemente de la forma que tenga en ese momento).
Pero mientras con otros personajes esta ambigüedad formal suele venir acompañada por una ambigüedad moral en la que difícilmente se les puede catalogar como héroes, en el caso de Loki: Agente de Asgard tenemos un protagonista que en todo momento busca liberarse de su pasado como villano para redefinirse a si mismo construyendo algo por lo que merezca la pena luchar.
Siempre desde la zona de grises y mediante la astucia y el engaño como lo haría Loki, por supuesto. Pero siempre con la intencionalidad de convertirse en el héroe que el guión que le correspondió en el momento de su nacimiento parece querer negarle ser.
Entre los grandes aciertos de transformar a Loki en una suerte de anti-héroe, está la forma tan orgánica en la que el dios de las mentiras encaja en dicho rol, con una identidad muy diferenciada al resto del panteón asgardiano y la mayoría de los héroes del universo Marvel. Mientras Thor se enfrenta a sus retos mediante la fuerza sobrehumana y su coraje y otros personajes como Iron Man y el Capitán América lo hacen mediante lo último en tecnología o una férrea fibra moral, el Loki de Ewing se presenta como una suerte de Lazarillo que se desenvuelve por medio de la picaresca.
El contraste con su hermano resulta muy patente a través de la presencia del Dios del Trueno en la colección, funcionando ambos como un combo perfecto en el que encarnan la figura del héroe estoico e imbatible en combate, junto al mago hábil y ingenioso, siempre con un as bajo la manga para salvar la salvar la cara a ambos. Héroe y ladrón. Paladín y trilero. Aquiles y Ulises. Bud Spencer y Terence Hill.
El martillo y la daga unidos, con la afilada lengua del dios de las mentiras ejerciendo como su principal arma, y cuyas verdaderas intenciones son un misterio hasta para sus propios compañeros. Con la astucia y su pericia para improvisar una solución oportuna en el último segundo, este no es todo el arsenal con el que le arma Ewing, disponiendo además de valiosos artefactos como la espada de la verdad Gram, botas de siete leguas que le permiten caminar sobre el aire o una capa de invisibilidad en forma de abrigo para ocultar su presencia.
Pero al final es la habilidad de ficcionar, de crear mentiras con las que manipular la percepción de la realidad de sus adversarios lo que realmente le definen, convirtiéndose en su seña así como principal arma.
Ningún hombre es una isla. Y como tal, Loki presenta un entorno propio con sus correspondientes personajes, que va más allá de los muros de Asgard. Afincado entre los mortales, si Thor tuvo su Jane Foster y la Valquiria Brunilda a su Anabelle Riggs, Loki se ve irremediablemente ligado por las circunstancias a la persona de Verity Willis. Personaje de nuevo cuño creada por Al Ewing y Lee Garbett, Verity dista de ser una muchacha corriente, dada a la habilidad de ser inmune a las mentiras que le ha acompañado más como una condena que un don a lo largo de toda su vida.
Llegando al extremo de que ni siquiera posee la suspención de la credulidad necesaria para ir al cine sin ver algo más que un grupo de tipos disfrazados corriendo por la pantalla, su particular capacidad atrae el interés de Loki, conectando con el dios de las mentiras de forma orgánica y natural. Ambos funcionan como polos opuestos, obligando a Loki a emplear a fondo su ingenio cuando está con ella, dada a la imposibilidad de usar su forma natural de comunicarse -es decir, la mentira- con Verity.
Esta vulnerabilidad que se generan ambos, en la que Loki se ve privado de su arma más valiosa y Verity ve en Loki a la única persona que ha conocido a lo largo de su vida capaz de mostrarse como un enigma difícil de descifrar, hace que se cree inmediatamente una fuerte química entre ambos. Hay una patente atracción física entre ambos, pero en general su relación es una amistad equitativa en la que el amor permanece como algo platónico, y simplemente disfrutan de la compañía del uno del otro.
Sirviendo además de ancla que hace que la presencia de Loki en Midgard resulte creíble más allá de un mero decorado, Ewing consigue crear con Verity un secundario atractivo e interesante, que mantiene la frescura contemporánea de la serie y permite pasar página al todavía reciente recuerdo de la añorada Leah. Pese a que su estética hipster puede no ser del gusto de todos, el personaje se deja querer rápidamente como compañera de vicisitudes y amiga de Loki, pese a la constante sensación de que tiene varias papeletas para no acabar demasiado bien.
En la mitología escandinava, Sigurd -también conocido como Sigfrido- es considerado el héroe fundacional en torno a cuya figura giran algunas de las más importantes sagas y eddas de la tradición nórdica. Protagonista de la Volsunga Saga y de El Cantar de los Nibelungos, esta suerte de Aquiles de las tierras germánicas tuvo entre sus principales gestas dar muerte al dragón Fafnir y rescatar a la valquiria Brunilda del cautiverio de Odín.
En el universo Marvel, Siegfried fue presentado originalmente como una de las formas de Thor durante su período mitológico, pero tras el renacimiento de los dioses nórdicos ambos fueron separados, convirtiendo al Dios del Trueno y Sigurd en personajes diferentes. La versión contemporánea de Sigurd es presentada por Kieron Gillen por Kieron Gillen durante cruce entre Viaje al Misterio y Nuevos Mutantes titulado Exilio, donde varios de los dioses nórdicos quedan atrapados en San Francisco a merced de un hechizo que les impide recordar su naturaleza divina.
Manteniendo su raíz mitológica, Sigurd es presentado como el primer héroe de Asgard, pero también como un despreciable sátiro de moral difusa que se valió de sus encantos para arrastrar a la condenación a las valquirias de Bor (las Dis… aquellas que no se pueden nombrar, y que prometieron atormentarle durante el resto de su existencia). En la serie de Ewing, Sigurd tiene una fuerte presencia, primero mediante su espada Gram, bañada en la sangre del dragón y con el poder de que todo el que sufra por su filo se verá enfrentado a las terribles verdades que se haya negado a si mismo.
Pero también lo tiene a través del propio Sigurd, quien desarrolla una suerte de rivalidad con Loki en un duelo de sables por la recuperación de su espada. Abordada con el descaro de dos personajes de moralidad más bien difusa, nuevamente la química entre ambos personajes resulta efectiva como dos contendientes que se sienten complacidos con la presencia de su contrincante, sin que ninguno de los dos este dispuesto a ceder ante el otro.
Equivalente a las sirenas helenas en la mitología nórdica, Lorelei fue presentada en el universo Marvel como una diosa asgardiana de suma codicia y ambición, capaz de arrastrar a los hombres a sus maliciosos deseos a través de sus encantos. Hermana de Amora la Encantadora, la versión Marvel de Lorelei fue creada por Walter Simonson, quien la haría seducir a la identidad civil de Thor bajo la apariencia de la humana Melodi. La relación se complicaría cuando su hermana la hizo prendarse de Loki, creando un triángulo amoroso que perduró hasta que a finales de los ochenta perdiese la vida en plena guerra contra Seth.
Lorelei regresó a la vida sin más explicación, cuando Kurt Busiek decidió usarla como rival de Valquiria, convirtiéndola en La Reina de Hielo en el segundo volumen de los Defensores. Desde entonces ha estado desaparecida del mapa hasta que, tras su reciente aparicion en la serie de televisión Agents of SHIELD, Marvel decide recuperarla y Ewing la incluye entre los secundarios de su historia.
Veleidosa y en busca de joyas y riquezas con las que deleitarse, Lorelei se presenta como una ladrona de guante blanco que usa sus poderes de seducción para vivir aventuras entre los humanos, tras haberse visto desterrada de Asgard. Su relación pasada con Loki continúa presente, haciendo patente la tensión en los encuentros entre ambos.
Pero como no puede haber un héroe sin un adversario con el que poner a prueba la madera de la que está hecho, Loki debe hacer frente a numerosos retos entre los que se destacan viejos enemigos que ya hicieron su vida imposible durante etapas anteriores. Rescatando tramas pendientes de la etapa de Kieron Gillen en Journey Into Mystery, entre ellos destaca cierta entidad malévola que funciona a la perfección como nemesis del dios de las mentiras.
Sin embargo, Ewing es muy consciente de que -al final- el verdadero enemigo de Loki es el propio Loki, y los pecados del pasado que penden sombre su cabeza amenazando con decapitar toda la evolución vivida durante estos últimos años, devolviéndolo a la casilla de salida en su rol como perverso villano. Es imposible no sentir esta idea como una guerra metatextual, en la que el dios de las mentiras debe luchar constantemente contra su propia sombra para no perder todo por lo que ha luchado en el ciclo de eterno retorno al que tantas veces se ven avocados los cómics.
El guionista se guarda varias ases en la manga en este aspecto, pero en general toda la serie tiene ese sabor de mito contemporáneo, en el que los personajes son conscientes de su propia naturaleza conceptual, y cómo responden -cómo astracciones- a los designios que marcan las reglas de la historia. Con la habilidad de moverse entre bambalinas para ponerse en la piel del guionista y dar forma a su propio contexto creando su propia historia, Loki se presenta como una herramienta narrativa convertida en personaje que sirve tanto para ahondar en su propia mitología como en las propiedades de la ficción.
Compaginando lo nuevo y lo antiguo, en sus páginas podemos pasar de relatos extraidos de la mitología clásica trasladados a entornos de telefonía móvil de última generación, o sortilegios por medio de videojuegos vintage. Una mezcla simpar que le da a la colección un sabor único, consiguiendo que en la perenne maldición del reformado Dios de las Mentiras, los lectores encontremos nuestra satisfacción.
Review Overview
Argumento y guión - 7.8
Apartado gráfico - 7
Interés - 7
7.3
Valoración Global
Entretenido pastiche lleno de aventuras ligeras y personajes entrañables que nos ofrecen una versión moderna y llena de humor del Dios de las Mentiras de Marvel Comics.
Mierda, voy a tener que ponerlo en la lista de compras.
Y yo igual. Otra de esas de las que tenía pensado pasar y que al final va a ser que no.
Es la heredera natural de Journey into Mystery, es DIVERTIDÍSIMA, y Ewing es una de las grandes promesas en Marvel. Hasta sus Mighty Avengers son decentes a pesar de Land. A ver qué nos trae en el futuro. De momento incluso la incursión de Loki en AXIS, con Doom de secundario (¡NUNCA! Doom SIEMPRE es protagonista), se ha producido de forma no sólo orgánica, sino brillante y continuista. Lo que dure esta serie, vamos a disfrutarla como enanos.
Me ha gustado mucho estos cinco primeros números, sobre todo lo que puede dar de juego los dos Lokis, «el bueno» y el de toda la vida.
#3
Reverend Dust
23 octubre, 2014 de 12:29
Es la heredera natural de Journey into Mystery, es DIVERTIDÍSIMA, y Ewing es una de las grandes promesas en Marvel. Hasta sus Mighty Avengers son decentes a pesar de Land. A ver qué nos trae en el futuro. De momento incluso la incursión de Loki en AXIS, con Doom de secundario (¡NUNCA! Doom SIEMPRE es protagonista), se ha producido de forma no sólo orgánica, sino brillante y continuista. Lo que dure esta serie, vamos a disfrutarla como enanos.
—-
A mi Mighty Avengers me parece un petardo de serie, pero en esta Ewing da la talla, es fresca y original.
yo diria que esta el bueno y el agente de asgard
el loki viejo es el loki de un futuro idílico gobernado por thor y que el decidio cumplir el papel del villano que mantiene unido ese mundo idílico cuya meta es llegar a ese paraiso a costa de los deseos del joven loki de no volverse ese villano, porque el es el agente de asgard y su meta es que el paraíso que es el futuro se cumpla