En el cómic superheroico, la evolución y el cambio constante de sus personajes es algo casi unido indisolublemente al género. Y es que, resulta muy difícil y casi imposible que un personaje siga siendo atractivo para sus lectores si se limita a contar las mismas historias que ya contaba hace décadas, cuando su público objetivo era otro muy distinto. Sin embargo, a veces existen evoluciones en los personajes que quizás no habrían sido previstas de ese modo si nos las hubieran contado, o que para los que leemos cómics desde hace más tiempo nos resultan un tanto extrañas.
Ocurrió hace poco con el Doctor Octopus de Dan Slott, hace varios años ocurrió con el Daredevil y el Batman de Frank Miller, y hoy en día, y a través de autores como Matt Fraction, Jason Aaron, Al Ewing y el monologuista y escritor Daniel Kibblesmith, le ha ocurrido a Loki.
Loki, Dios asgardiano del engaño ha sido siempre en Marvel cómics la némesis absoluta de Thor y en muchas ocasiones de Los Vengadores, llegando a ser el culpable de la formación y existencia de la alianza de los Héroes Más Poderosos de la Tierra. Hablar de Loki hasta hace unos pocos años, era hablar de un dios pérfido, lamentable y envidioso, de aspecto envejecido y desdentado que hacía todo lo posible por oponerse a su hermano Thor, tratando de sobreponerse a éste costara lo que costase, trazando para ello los planes que fueran necesarios.
Sin embargo, desde que el personaje apareció en el año 2011 dentro del Universo Cinematográfico Marvel en la primera cinta de Thor, en la que estaba interpretado por Tom Hiddelston, a Loki le ocurrió lo mismo que a Lobezno tras la llegada a las pantallas de Hugh Jackman o a Tony Stark, tras la reescritura del personaje que provocó la irrupción en el celuloide de Robert Downey Junior: Fue absorbido por el actor que le daba vida, y ello llegó a cambiar su aspecto y forma de comportarse en los cómics, como suele ocurrir en estas ocasiones.
Y es que, no olvidemos que aunque la constante adaptación de cómics superheroicos y de otro tipo en cine y televisión es la que está dirigiendo en muchas ocasiones los cambios que los personajes sufren en las viñetas, ello no es si no una clara muestra de lo que siempre ha sido el cómic superheroico: Una lectura hija de su tiempo influenciada por las modas y eventos de su alrededor que hacían que cambiara y se adaptara constantemente al mundo que la rodeaba, hasta el punto de que no existe lectura más contemporánea y más ejemplificativa de lo que ocurre en cada época que un cómic de superhéroes.
De este modo, hace ya unos años que Loki es identificado dentro y fuera del cómic con el aspecto que le ha dado Tom Hiddleston, el de un dios que si bien es traicionero y pronto a hacer el mal, es más bien travieso y propenso a las fechorías, sin ser un villano al uso, con un aspecto juvenil y jovial que hace que a veces pueda llegar incluso a ser un aliado interesante, siempre y cuando todo convenga a sus intereses, claro está. Así es como poco a poco se ha ido cambiando al personaje, a la par que haciéndolo más complejo con la labor de autores como Al Ewing (Loki, Agente de Asgard) y Matt Fraction (creador de la versión infantil de Loki que luchaba por no convertirse en su yo futuro) y por supuesto, de Jason Aaron, que en su larga etapa al frente de Thor ha ido poco a poco adaptando a Loki a su estatus actual.
Así, llegamos a la situación actual de Loki, en la que el personaje tiene lo que ansiaba: Un reino que comandar, solo que éste no es Asgard si no Jotunheim, patria de Laufey, su padre biológico que perdió la vida durante la Guerra de los Reinos por obra de su pérfido y traicionero vástago.
De este modo, y tal y como el hábil Daniel Kibblesmith nos hace ver en esta serie, Loki se siente realizado por primera vez frente a su hermano, al poder mirar de igual a igual a Thor, ahora Rey de Asgard, siendo Loki también Rey, un Rey al que su hermano tiene que pedir consejo y con el que tiene que contar diplomáticamente para emprender según qué acciones dentro de los diez reinos.
Sin embargo, todos sabemos que Loki es un Dios de mal asiento, un agente del caos inquieto que ansía el poder, pero que disfruta más del camino que recorre para lograrlo que de la gobernanza en sí misma, que se le antoja aburrida y no supone un reto a la altura de su intelecto.
Por eso, tras un primer número en el que vemos como Loki trata sin éxito de adaptarse a su nuevo estatus regio, surge un conflicto que le hará ir hasta Midgar, donde quizás, pueda por primera vez convertirse en el héroe que nunca fue, pero que quizás llegue a ser.
Kibblesmith es un autor con poco recorrido en cómics por el momento (Harley Quinn, Quantum and Woody) pero que ya ha demostrado tener un gran talento para la comedia (lo que no es si no su profesión principal) y que le sienta al personaje como anillo al dedo.
Y es que, le otorgar al traicionero dios un punto de vista más humorístico del que estamos acostumbrados con Loki, y a la par más similar a lo que hemos visto del personaje en cines, y que seguramente veamos en televisión cuando su serie aterrice en Disney+, con una colección que si bien no es perfecta, ni lo mejor que podemos encontrar en Marvel, es distinta a aquello a lo que estamos acostumbrados en el género, y muy apta para quienes se consideren fans del Loki del UCM.
En cuanto al dibujo, éste es llevado a cabo por Oscar Bazaldua, un ilustrador mexicano que ha trabajado en colecciones recientes como X-Force, Sr. y Sra. X, o Vengadores, y que sin llamar mucho la atención, se está convirtiendo poco a poco en un constante de Marvel, en un dibujante que quizás no sea muy destacable, pero que trabaja con oficio y que puede que presagie una mayor presencia en el futuro en la editorial y en el medio, sin encuentra una colección que le permita nadar con más libertad que las emprendidas hasta ahora.
Un cómic divertido y sin pretensiones, que quizás debamos incluir en nuestra biblioteca.
Guión - 5.7
Dibujo - 6
Interés - 6
5.9
Interesante
Daniel Kibblesmith y Oscar Bazaldua se encargan de narrar las aventuras más actuales del Dios asgardiano del engaño.
Pues sinceramente, como ya ha pasado otras veces, este Loki 2.0 no es una evolución del personaje clásico, sino uno totalmente nuevo.
Al menos con Furia tuvieron la decencia de sacarse a otro Furia de la manga, aunque solo fuera porque quedaba mal darle una mano de pintura al viejo Nick.
Gillen tiene una etapa excelente con el Loki niño, pero sus creadores fueron Fraction y Ferry. Raúl, que te lo corrigieron hace tan sólo unos días en otra reseña.
Ouch! Toda la razón. Corregido.
Todo estaba inventado antes del Cine. JMS le quitó su típico aspecto, luego vino Fraction y le hizo niño para representar su renacimiento, después, a la vez que la peli, vino Gillen e hizo con el Loki de Fraction de lo poco bueno que ha publicado Marvel en el XXI, y para la 2ª peli lo hizo adulto; entonces es cuando pasó el testigo a Ewing. A leer más macho.