#ZNSeries – Loki. Temporada 2. Episodio 2 – De Brad en peor

I’m lokin’it, por Jordi T. Pardo

No hemos avanzado mucho desde el punto en el que dejamos el final del primer episodio de Loki la semana pasada. Esa es la primera conclusión que podemos tener en cuenta después de terminado este segundo episodio de su nueva temporada (con un título a la altura de nuestra sección de seguimiento). El reencuentro con Loki la semana pasada había sido prometedor, pero toca seguir siendo cautelosos porque esta semana ya tenemos nuevamente – en la tradición de muchas de las series de Disney Plus– un episodio bastante estirado y parco en acción para una miniserie de tan solo seis episodios. Lo mostrado no es malo, pero más allá del reencuentro de Loki y Sylvie lo que hemos visto esta semana no es más que una trama de relleno para precisamente llegar hasta esta última.

Lo mejor de todo sigue siendo Tom Hiddleston porque hace tiempo que nos tiene conquistados -más allá de que su Loki difiera mucho de su homólogo en los cómics- y se nota que se lo pasa en grande interpretando al Dios de las Mentiras. Para muestra la escena de la tortura a Brad y algunas otras de este episodio. También contribuye a nuestro enganche la comentada química del bueno de Hiddleston con su ‘companion’ Owen Wilson que ha sabido construir con su Mobius un personaje realmente entrañable, a la altura probablemente del agente Coulson. Esto es lo que seguramente como espectadores nos permita mantener el interés en esta temporada que viene con ínfulas de ser un punto y a parte para al universo cinemático de Marvel Studios… Aunque teniendo presentes casos similares en el pasado, eso tendrá que ganárselo con hechos y, a ser posible, con mucha más (y mejor) diversión.

Hay que reconocer que el concepto de Loki sigue siendo de los más frescos que nos han presentado las series de Disney Plus junto a la fantástica (y, a veces, añorada) Wandavisión. Y lo es porque al contrario que otras propuestas de la plataforma, ni es una historia de orígenes (no lo era tampoco en su primera temporada), ni una historia de legado… Al menos no al modo más convencional ni con Jóvenes Vengadores de por medio. El carisma del hermanastro de Thor y sus aventuras siguen atesorando muchas posibilidades, pero falta que realmente sus responsables se atrevan a arriesgar y, por desgracia, esa una cualidad que la Casa de las Ideas hace tiempo que no práctica en los cómics y que también le cuesta en sus adaptaciones a la pequeña y gran pantalla.

Dicho esto, seguimos en el barco de Loki y a la espera de ser recompensados. Ya no buscamos como en la temporada pasada una historia que nos sorprenda con sus continuos saltos a localizaciones increíbles, sus efectos especiales y con conexiones de fliparlo con el pasado y futuro del universo cinemático de Marvel Studios. No tuvimos eso la temporada pasada y no lo tendremos en esta así que no tiene sentido pedírselo a estas alturas pues aquí todos hemos venido ya sabiendo lo que tocaba. Pero si podemos pedirle a esta serie que sea una aventura entretenida y que nos deje cierto poso. Por ahora, lo primero -con algún que otro pero- lo tenemos, ahora vamos a la búsqueda de lo segundo.

McDonalds: La serie, por Juan Luis Daza

Episodio dos de esta segunda temporada de Loki, titulado Breaking Brad y De Brad en peor en España compitiendo Disney Plus y Marvel Studios con el ingenio de la redacción de cine y series de Zona Negativa para poner nombres a nuestras reseñas. Después del prometedor arranque las sensaciones con esta nueva entrega no disienten demasiado de las del primer capítulo. Eric Martin, Michael Waldron y Katharyn Blair al guion o Dan DeLeeuw a la dirección se muestran una vez más continuistas no solo con la hora previa del show que pudimos ver la semana pasada, sino con la primera temporada que disfrutamos, unos más que otros, en 2021.

Aunque no podemos acusar de una bajada de calidad con respecto al episodio pilioto, si es cierto que este segundo me transmite la extraña sensación de que pese a acontecer en el mismo varias situaciones interesantes que impulsan la trama pareciera como que cierto estatismo narrativo recorriera toda la trama dando una sensación de peculiar estancamiento. La aparición de los personajes de Brad y Sylvie se antoja necesaria y atractiva, pero en comparación con el prematuro y meritorio clímax final de la anterior entrega queda en poco, y más si nos referimos al personaje interperetado por Sophia Di Martino, uno de los mejores de la primera tanda de episodios y del que más podemos esperar en la presente.

Pese a ligero bajón de nivel y mis reticencias con respecto a la versión de Loki que se da en esta producción del Universo Cinematográfico Marvel no pierdo la esperanza, ya que con la conversación de los roles interpretados por Tom Hiddleston y Rafael Casal se van dando pistas, corroboradas por algunas escenas vistas en los tráilers, que posiblemente recuperemos al verdadero Loki que nos deleitó en cintas previas del UCM como Thor, o Los vengadores. ese Dios del engaño al que echo de menos y que espero vuelva por sus fueros antes de que esta segunda temporada finalice. En el proceso solo queda difrutar, en la medida de lo posible, de una serie cada vez más Doctor Who y menos superheróica.

Loki: God of McCheese, por Samuel Secades

Hay una escena en este segundo episodio de Loki, una serie que sigue ofreciendo mucho más de lo que parece, en la que el guionista Eric Martin abraza de manera entusiasta el estar ante una serie única y, a su modo, mucho más liberada que muchas de sus compañeras televisivas de las cadenas del MCU más impersonal y que, por suerte, han comenzado a pasar factura con las nuevas condiciones acordadas tras la huelga de guionistas y que se han cobrado su primera víctima con la serie de Daredevil: la escena en cuestión es una conversación entre Loki y Mobius a través de un pasillo, con la cámara siguiéndoles en plano secuencia, mientras ellos no dejan de hablar hasta que se paran y se dan cuenta de que no saben hacia dónde van, y todo lo que hacían era seguirse el uno al otro; un pequeño gag que resultará muy familiar a los que, como un servidor, adoramos a El Ala Oeste de la Casa Blanca, que autoparodiaba su estilo de rápidas conversaciones en interminables pasillos en una escena calcada a esta de Loki, que da una idea de las ganas de cachondeo y diversión que impera en esta nueva tanda de episodios que, menos mal, parece que han venido a pasárselo bien.

Además, como ya comentábamos la semana pasada, sigue siendo una serie muy por encima en el apartado visual dentro del MCU televisivo, y en este segundo episodio, a pesar de la ausencia de Justin Benson y Aaron Moorhead (que volverán para dirigir los tres últimos episodios de la temporada), tenemos escenas tan potentes como la pelea entre Loki y X-5, donde después de muchos vapuleos y humillaciones (dioses a mí…), Loki recupera su porte regio, mágico y amenazante, que tan bien le sienta a un irresistible Tom Hiddleston. Y es precisamente en Tom Hiddleston y en su química con Mobius (un también extraordinario Owen Wilson) en la que se apoya este segundo episodio, de interrogatorios fallidos, incómodos reencuentros y deliciosas confesiones en torno a un trozo de tarta, como esa que le da una vuelta de tuerca a la mismísima Los Vengadores, explicando la invasión a Nueva York a través de una rabieta propia de Succession.

A todo ello le sumamos el esperado regreso de Sylvie (una enfurecida y aún enigmática Sophia Di Martino), un personaje que nos fue conquistando en la primera temporada y que sigue manteniendo una entidad propia como personaje, a través incluso del perverso onanismo de su relación con Loki, con un extraño autoexilio a esa Arcadia feliz tan estadounidense de un McDonald’s anacrónico y casi una filial del estilo visual de la TVA. Esta segunda temporada de Loki es, de momento, a veces aburrida en sus sobreexplicaciones de aparatos, manuales y amenazas temporales, como de repente ocurrente y graciosísima en sus punchlines, como ese Ouroboros saludando efusivamente a la vez que confiesa que vamos a morir todos, o Mobius y X-5 cotilleando sobre la relación entre Loki y Sylvie entre hamburguesa y batido. Puede que Loki, en el gigantesco marco del MCU, no sea más que otra comida rápida de esas de pillar con el coche en marcha, pero no deja de ser una tan especial y extraña que, como te pille con hambre, te va a parecer que estás en un estrella Michelín.

Lo que Brad empieza, Brad acaba, por Sergio Fernández

Con el título del capítulo de esta semana, De Brad en peor (Breaking Brad en su versión original), los miembros de la sección de cine llegamos a la conclusión de que espías de Disney o Marvel Studios nos acechan. Como mencionaba SuperManuMolina en los comentarios del arranque de la presente temporada, tenemos lectores que únicamente entran para ver los jugosos títulos con que bautizamos nuestras reseñas. Un mundo nos vigila. Sin embargo, este seguidor de Zona Negativa llevaba razón como demuestra que la factoría de Mickey Mouse nos haya tomado la matrícula para continuar expandiendo universo. Sabedores que somos una web sin ánimo de lucro no vamos a reclamar nada. Al contrario. Nos sentimos dichosos de que nuestro particular humor haya traspasado fronteras como bien demuestra la citada plataforma streaming.

Bromas al margen, De Brad en peor no ha contado en sus filas con el coprotagonista de Érase una vez en Hollywood (de quien utilicé su nombre para crear un alias -Brad Pitt O`Chiquitto- en una carta enviada a la revista Fotogramas). Brad Wolfe (Rafael Casal) es un integrante de la AVT que lejos de realizar sus funciones, se lucra como actor famoso en la década de los setenta. Como no podía ser de otra forma, Mobius y Loki se trasladan a la capital inglesa para dar un bofetón de realidad al bueno de Brad. El hermanastro de Thor ansía con todas sus fuerzas reencontrarse con Sylvie e incluso se permite fardar de poderes, como si llevara puesta la corona de sombras de Locke & Key, con tal de conseguir información. De mientras, los figurantes realizan un flashmob en la calle adyacente simulando estar congelados en el tiempo. Un clásico del MCU.

De vuelta a la AVT, una vez arrestado Brad, vuelve a alegrarnos el día OB. Definitivamente, Loki podría ser un crossover de Todo a la vez en todas partes y Ouroboros una variante del personaje interpretado por Ke Huy Quan en la cinta dirigida por los Daniels. Quién sabe. Quizá la versión de Jamie Lee Curtis que vimos en The Bear se trataba de una dimensión en la cual para trabajar en un restaurante se exigía un consumo elevado de benzodiazepinas. Volviendo a la serie que nos toca, uno de los momentos más interesantes de este capítulo ha sido cuando Brad ha tratado de poner en su sitio a Loki. El eterno carisma que derrocha Tom Hiddleston, así como el giro del personaje tiempo atrás parecía ser suficiente para redimir al Dios del engaño. ¿Héroe o villano? ¿Tal vez pueda ser las dos cosas? ¿Todo a la vez en todas partes? Loki siempre se ha movido entre dos aguas y lo cierto es que funciona mejor con esos contrastes. En un universo plagado de blancos, el verdeoscurocasigris que propone el hijo adoptivo de Odín es como beber hidromiel en el Valhalla.

Por si no nos había quedado claro, la AVT es una especie de caverna platoniana en la cual sus feroces burócratas continúan siendo leales a la causa pese a haber tomado la pastilla azul de Morfeo. A pesar de que la organización ha tomado medidas más que cuestionables y de que Mobius y compañía son conscientes del asunto, el trabajo sigue esclavizando más allá de la sagrada línea temporal. ¡Proletarios del multiverso, uníos!

Finalmente consiguen descubrir la guarida de Sylvie. El año del Mundial de Naranjito, el personaje encarnado por Sophia Di Martino decidió trabajar en un McDonald’s para conseguir su libertad. Houston, tenemos un problema. Por su parte, Loki se ha quedado con el corazón partío. El reencuentro con su homóloga no ha sido como le hubiese gustado, aunque es más que probable que se arregle en próximas semanas. Las variantes que se pelean, se desean. La vuelta a la AVT ha sido desoladora. La otrora Lisa Arryn (Kate Dickie), aquí como General Dox, siempre tuvo poco apego por la vida y aquí lo demuestra borrando a diestro y siniestro cada línea que se sale de los márgenes establecidos. Eraserhead.