Los alzados de la madera

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Edición España: Ayuntamiento de Candelaria – 2014
Guión: Quique Ramos
Dibujo: Eduardo González
Entintado: Eduardo González, Ángel Marrero
Color: Eduardo González
Portada: Eduardo González
Precio: 19 € (tomo en tapa dura de sesenta y ocho páginas)

 

La colección Guanches constituye un interesante y magnífico ejemplo de las posibilidades del cómic como vehículo de difusión de la cultura y herramienta para la enseñanza de la historia. Esta serie es el resultado de un proyecto en el que el Ayuntamiento del municipio tinerfeño de Candelaria, en colaboración con diversas entidades públicas europeas, nacionales y regionales, se ha lanzado a usar la viñeta como mecanismo de divulgación de diversos aspectos de la historia insular macaronésica y especialmente canaria. No es la primera vez que el proceso de conquista e incorporación del archipiélago atlántico a la corona de Castilla es contado a través de los tebeos, pero en esta ocasión, junto a episodios notablemente conocidos por el público de las islas (como la primera batalla de Acentejo o la vida de Antón Guanche) encontramos otros que bien merecían desde hacía largo tiempo un tratamiento como éste (como el destino de los aborígenes esclavizados que fueron llevados al archipiélago de Madeira, objeto del álbum que toca reseñar hoy). Sólo con esto la iniciativa ya sería digna de todo tipo de elogios, pero no contentos con esto, sus responsables se han lanzado a la tarea de realizar ediciones multilingües con apoyo para personas invidentes. Para quitarse la gorra.

Los alzados de la madera cuenta la historia de un grupo de aborígenes que, provenientes de diversas islas, fueron capturados por esclavistas europeos a través de diversas razias. Su destino, como se indica en el párrafo anterior, es el archipiélago de Madeira, recién incorporado a la corona de Portugal. A través del relato de su desdicha, la audiencia recibe la información sobre las relaciones existentes entre los tres archipiélagos macaronésicos –Canarias, Madeira, Azores- e indirectamente, sobre la pugna entre los reinos peninsulares por el control de los océanos en la ruta hacia el recién descubierto nuevo mundo y hacia las riquezas de Oriente. El desarrollo y explotación de los territorios insulares se refleja por medio de los avatares que benahoritas, guanches, gomeros y canarios van viviendo desde su esclavización. La fuga de unos cuantos y su concentración en los montes madeirenses para recuperar la anhelada libertad, constituye el núcleo central del relato del álbum. Para quienes, como es mi caso, peinamos ya unas cuantas canas, esta historia evoca inevitablemente otras parecidas, como la de la novela y serie televisiva Raíces. La esclavitud constituye uno de esos capítulos incómodos de la Historia en los que se recuerda que hasta no hace tanto (y en ciertas partes del mundo todavía) muchas personas fueron cosificadas y convertidas en mercancía para ser incorporadas al desarrollo económico de todas las civilizaciones.

El álbum está estructurado de manera que se combinan aspectos de carácter didáctico con otros de corte novelesco. En el primer apartado podemos apreciar la presencia de mapas ilustrativos de las islas en los días de la conquista y de un glosario de términos con los que se acerquen a la lectura del cómic puedan conocer mejor el significado y origen de no pocas palabras de la historia y cultura archipielágicas. Hay también un espacio para la narración documental, a través de rápido relato con el que se contextualiza el hilo argumental principal. Por otra parte, en el segundo apartado tenemos la parte en la que se cuenta la captura, subasta y asentamiento de aborígenes de diversas islas en el territorio insular lusitano. La dispar suerte de cada uno, las reacciones frente a su forzado destino, la escapada y posterior enfrentamiento con sus perseguidores. El tebeo se lee rápidamente, aunque la existencia de un prólogo a guisa de introducción en el contexto histórico hace que la narración tarde un poco en despegar.

Centrándonos en la parte artística, hay que destacar una vez más la versatilidad de su ilustrador principal, Eduardo González. El tinerfeño ha demostrado a lo largo de los años una notable capacidad de adaptación a la obra de turno. Desde tiras de prensa a caricaturas y viñetas sueltas, pasando por historietas cortas y antologías como la recomendable Dentro de la noche. Su profesionalidad vuelve a quedar patente a la hora de abordar el desafío de recrear de forma fidedigna un lugar y un tiempo muy específicos de la Historia moderna. En esta ocasión, vuelve a hacer tándem con el también chicharrero Ángel Marrero, que presta su apoyo en labores de finalización y entintado. En la parte literaria hay que reseñar la presencia de Quique Ramos, cuyos esfuerzos para sacar adelante el proyecto se han visto coronados (después de no pocas dificultades) con el éxito que supone ver este y otros dos álbumes ya publicados (de los seis que compondrán la colección). Siendo éste –la serie- su primer trabajo como guionista, evidencia cierta bisoñez que queda reflejada en la mencionada tardanza para entrar en relato propiamente dicho. Junto a ellos ha trabajado un buen número de personas (más de un centenar) para desarrollar las labores de traducción y adaptación a otros idiomas, así como a la versión de apoyo para personas invidentes.

El principal “pero” que hay que ponerle a este álbum radica en el hecho de que, a la hora contar la historia central, se haya caído en la tentación de presentar a sus protagonistas en términos excesivamente heroicos y gallardos, casi majestuosos. Es muy difícil, por no decir imposible, que una obra de carácter histórico pueda ser plenamente objetiva, pero ello no significa que tal premisa pueda convertirse en justificación para decantarse por una manifiesta tendenciosidad. El riesgo de caer en los tópicos de buenos y malos está siempre presente a la hora de abordar una tarea de las características que presenta esta colección, pero en este álbum concreto contrasta con la magnífica labor documental realizada para construir el escenario de la historia. Si, como se indica en el prólogo, cómic y serie pretenden hacer divulgación histórica, debería evitarse el impulso de reflejar sesgos personales, so pena de redundar negativamente en el balance final del producto.

Pese a los reparos expresados en el párrafo anterior, quiero terminar destacando todos los aspectos positivos de la iniciativa: la reivindicación del cómic como vehículo para la difusión de la cultura; la implicación de diversas instituciones públicas; la elaboración de ediciones en diversos idiomas; la preocupación por personas con problemas de visión; la creación de empleo y, para terminar, el destino altruista de la recaudación: los beneficios obtenidos serán destinados a proyectos sociales gestionados por la Fundación Canaria Solidaridad.

"Guanches", una serie de seis álbumes
Imagen promocional de la serie, por Eduardo González

  Edición España: Ayuntamiento de Candelaria - 2014 Guión: Quique Ramos Dibujo: Eduardo González Entintado: Eduardo González, Ángel Marrero Color: Eduardo González Portada: Eduardo González Precio: 19 € (tomo en tapa dura de sesenta y ocho páginas)   La colección Guanches constituye un interesante y magnífico ejemplo de las posibilidades…

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