¡Una hora! ¡En trece días solo tuvimos derecho a una hora de sol!
Los tomos de
Zidrou (1962) y Jordi Lafebre (1979) son una de las parejas artística más sólidas del mercado franco-belga. Han colaborado en varios proyectos distintos como La anciana que nunca jugó al tenis, Lydie o La Mondaine todos de una calidad altísima, aunque es en Los buenos veranos donde se han consolidado.
Navidades del 1979. Mado sigue trabajando en la zapatería a pesar de que lo odia, Pierre tiene una gran oferta laboral, Julie-Jolie tiene que preparar sus exámenes, Louis tiene planeado un viaje a Londres para ver a Pink Floyd, Nicole está a dieta y Pépète sigue tan adorable como siempre. Son los Faldérault en estado puro que está vez deciden irse de vacaciones de Navidad.
Hasta este álbum las historias de los Faldérault siempre se habían desarrollado durante las vacaciones de verano de la familia, pero aquí la cosa cambia y nos traen una historia navideña. Se trata de un cambio que viene muy bien para que la serie no se vuelva repetitiva. Lo que no varía es que se trata de un número autoconclusivo aunque se disfruta más si se han leído los anteriores, puesto que la serie es muy autorreferencial. Siguen los saltos cronológicos y en está ocasión estamos a finales de 1979, en los álbumes anteriores hemos visto a la familia en los años 1962, 1969, 1973, 1980 y 1992, así que el puzle de sus vidas cada vez está más completo. La fuga no es el típico relato navideño edulcorado, como todas las entregas de la serie se nueve a la perfección entre el drama y la comedia, tal y como sucede en la vida. Es el tipo de relato en el que mejor se mueve Zidrou.
En los dos últimos álbumes hemos sido testigos de los cambios que se producen en las rutinas de las familias cuando los hijos llegan a la adolescencia. Es una edad en la que se vuelven más autónomos y comienzan a adquirir responsabilidades de manera que se van construyendo una vida propia que les acaba alejando de sus padres. Así que vemos como no todas las vacaciones son perfectas ya que casi todo sale de manera diferente a lo que tenían planeado, pero siempre merece la pena la lectura. Además, en La fuga vemos el choque generacional entre Louis y sus padres, que les acaba llevando a asimilar a regañadientes que ya no son unos jovencitos.
Sin embargo, el tema principal del álbum son las decisiones que deben tomar Mado y Pierre para conseguir vivir en función de sus creencias y convirtiendo la búsqueda de la felicidad en el centro de las mismas. Un momento por el que todos pasamos, aunque muchas veces no seamos plenamente conscientes de ello. En mayor o menor medida todos debemos elegir lo que va a convertirse en la prioridad en nuestras vidas.
No se me ocurre un dibujante mejor para este tipo de historias que Lefebre. Su toque caricaturesco hace que sus personajes sean muy reconocibles además de transmitir a la perfección las emociones que experimentan. El tipo de historia que le ofrece Zidrou no es espectacular ya que se trata de algo más íntimo, pero en este álbum destaca el gran trabajo de narrativa de las páginas 36 y 37 en las que demuestra un dominio del tempo y la elipsis soberbio. El trabajo de fondos es magnífico, aunque no es tan vistoso como en álbumes anteriores ya que la historia transcurre casi de manera íntegra en espacio cerrados y en el gris invierno belga. También hay que destacar gran trabajo de color que permite reflejar el clima y las distintas luces en función de la hora en la que transcurra la escena. En definitiva estamos ante un trabajo con la calidad a la que nos tienen acostumbrados Lefebre y Mado Peña.
Norma hace una edición que continua con la calidad y diseño de los cuatro tomos anteriores, la novedad es que esta ocasión se incluye un cuento ilustrado de seis páginas. Ojalá llegaran más productos de este tipo a nuestro país, ya que muchas veces parece que cuando hablamos de BD únicamente pensamos en las herederas de lo que se podía encontrar serializadas en revistas como Pilote, Spirou, Journal du Tintin, etcétera. Pero eso solamente es una pequeña parte de lo se publica.
Como siempre Zidrou y Lafebre nos regalan un relato tierno, pero sin ser empalagoso, que nos recuerda la magia de los pequeños momentos, aunque a veces sean tristes. Una de las mejores series que no ofrece el mercado franco-belga y que siempre te deja con ganas de saber más de los Faldérault.
¡Queremos Sol!
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Vida
Zidrou y Lafebre siguen desgranándonos la vida de esta familia belga tan particular. Una serie con espacio para la tragedia y para el humor como en la vida real.
Gracias por tu reseña, Diego. Esta serie es una delicia y, en líneas generales, es lo mismo que me provoca la obra de Zidrou en general. Coincido contigo en que faltan más obras como estas en el mercado español por lo espero que las ventas acompañen para que los editores descubran una parcela pendiente de explorar.
Que conste que he leido la reseña de puntillas, ya que aún tengo por leer este tomo. No obstante, es una obra más que recomendable, llena de buenas sensaciones, con un genial dibujo.
Que magnifica obra, si mantiene el nivel de los anteriores tomos, merecerá la pena hacerse con ella