Alejandro Jodorowsky y Jérémy continúan la serie de Los Caballeros de Heliópolis con este segundo tomo llamado Albedo, la obra en blanco, publicado por Norma Editorial. En esta ocasión la fraternidad de alquimistas tendrá que hacer frente a un peligroso enemigo aparentemente invencible: Napoleón Bonaparte.
El hijo de Luis XVI y María Antonieta prosigue su entrenamiento dentro de la fraternidad de alquimistas y deberá superar una dura prueba con la que demostrará si es digno de los dones de la resurrección que custodia la orden. A la vez, una nueva amenaza surge en Francia, el ascenso de Napoleón Bonaparte como Emperador. Napoléon había sido un candidato a entrar en la fraternidad alquimista pero su megalomanía demencial le llevó a convertirse en su enemigo. Ahora hay que detenerlo antes de que ostente poder suficiente para destruir la fraternidad.
Poco a poco Jodorowsky va avanzando en el desarrollo de sus ideas sobre la alquimia y las diferentes facetas del ser humano. En esta ocasión apela al lado femenino del personaje de Asiamar (recordemos que es intersexual) para mostrar la compasión que demuestra el protagonista a la hora de cumplir su misión. Cada uno de los colores escogidos para nombrar cada uno de los álbumes que compondrán la serie representa una de estas facetas.
A estas alturas de su carrera los intereses de Jodorowsky sobre espiritualidad, psicología y filosofía son bien conocidos y en esta serie no es precisamente sutil a la hora de abordarlos aunque sí puede ser bastante críptico en algunos pasajes. Como en el anterior álbum, la trama está dividida en tres actos bien diferenciados: el primero dedicado a la formación de Asiamar dentro de la fraternidad de alquimistas, el segundo a narrar en modo de flashback un pasaje de la historia de Francia con algún giro inesperado y un acto final donde se resuelve la misión encargada a Asiamar. Un esquema bastante obvio que da unos resultados irregulares. A pesar de ello Jodorowsky demuestra una vez más su talento en algunos pasajes especialmente interesantes como el que narra el paso de Napoleón por Egipto cuando todavía era un general del ejercito o con escenas bien logradas como la del asalto de Asiamar a los aposentos de Napoléon con al ayuda de Beto, el gorila inteligente miembro de la fraternidad.
En el apartado visual brilla el trabajo de Jéréremy, con la inestimable ayuda del color del español Felideus. El trabajo de Jérémy sigue recordando poderosamente al de Philippe Delaby y resulta ideal para la recreación del contexto histórico de la obra. Así, el acabado visual acaba convirtiéndose en uno de los elementos más destacados de esta propuesta.
Cómo ya mencioné en la reseña del anterior tomo, esta obra es uno de los trabajos más impersonales de su guionista aunque su mano sea más evidente en esta nueva entrega. Con todo, la parte más lúdica del relato, aquella en la que revisa personajes y sucesos de la historia de Francia, acaba siendo la más entretenida e interesante del conjunto.
Valoración
Guión - 7
Dibujo - 8.5
Interés - 7
7.5
Críptico
Jodorowsky se toma su tiempo y dedica esta segunda entrega a presentar al al que será el principal antagonista mientras aprovecha para dar una vuelta de tuerca a nuevos acontecimientos de la historia de Francia. Jérémy sigue brillando con su detallado arte.
Jeremy se sale, un poco de Delaby y cada vez más de Jeremy, dibujo de 9, en cuanto al guión me estoy divirtiendo y más con la ambientación que consigue el dibujante, veremos a donde nos lleva Jodo mi nota me la reservo cuando termine la trama.